14 abril 2020

Los niveles del juego


(Ashe) lleva viviendo en el barracón para solteros de la Academia Militar de Estados Unidos. Bajo la cama descansa un libro, en una silla junto a la almohada otros dos y en las estanterías una veintena. Un compañero de piso limpió la habitación una vez - recogió la ropa, guardó todas las raquetas y ordenó los libros - y Ashe le dijo: 'Esta habitación está tan limpia que no la soporto'. 
El apartamento de los Graebner, en la calle 86 Este, está recogido y ordenado, con un mobiliario moderno y cómodo y una televisión con ruedas. Es un piso situado en una de las plantas superiores de un edificio residencial. El corredor es estrecho y está plagado de puertas blindadas con mirillas. Graebner es menos articulado que Arthur Ashe, su lenguaje es más relajado y contiene más frases hechas (...) Arthur es muy cuidadoso con algunas cosas y el lenguaje es una de ellas.

Extracto del libro "Los niveles del juego". John McPhee, 1969 (reedición 2015). Editorial Dioiptrías.

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1968 fue uno de los años más convulsos de la historia moderna. Durante sus doce meses sucedieron infinidad de eventos que marcaron un antes y un después. La primavera de Praga, el asesinato de Martin Luther King, la Guerra de Vietnam en su punto crítico, el Mayo francés o el Movimiento estudiantil en México cambiaron el curso de la historia. En medio de todo eso, el tenis Amateur y el Profesional llegaban a un acuerdo para fusionarse en abril. El primer Grand Slam de la Era Abierta fue Roland Garros en mayo, luego Wimbledon en junio y el US Open en septiembre. John McPhee trabajaba para The New Yorker y presenció el primer US Open abierto a todos en las gradas de Forest Hills, desde las que decidió plasmar, a través de la semifinal entre Arthur Ashe y Clark Graebner, una analogía de la realidad estadounidense de los años sesenta.
En un lado de la red estaba Arthur Ashe: afroamericano, clase trabajadora, huérfano de madre y demócrata; del otro Clark Graebner: blanco, clase alta, hijo de un dentista y republicano. McPhee describe todo con meticulosidad. A medida que pasan los games del partido, los saltos constantes en el tiempo para contar las vivencias de los protagonistas aparecen tras cada 'punto y aparte'. El antagonismo del tipo de juego de ambos es tan claro como la vida que tuvieron hasta llegar a ese partido. Solo los unía el tenis y el respeto mutuo por ser tenistas de elite. Saques, derechas, reveses, voleas y dejadas se mezclan con la niñez, adolescencia y madurez de los tenistas, siempre marcadas por las diferencias notorias entre ambos.
McPhee plantea que "el estilo de un tenista nace de su naturaleza y de su historia y sale a la luz a través de sus mecánicas motoras, concretándose en ciertos patrones de tiro y perfiles de juego". Clarke era ordenado y conservador en la pista, no arriesgaba con sus tiros mientras que Arthur era imprevisible y desordenado, buscando siempre el tiro ganador o el golpe espectacular. Graebner nunca entrenó lo suficiente porque creía que no era necesario, Ashe no solo era 'teniente militar' sino que le dedicó muchas horas al entrenamiento desde su etapa con el Doctor Johnson, su mentor. Clark Graebner demostraba sus sentimientos en el estadio con gritos, enojos y alguna que otra raqueta rota; Arthur Ashe permanecía siempre inmutable tanto ante un gran tiro como frente a un error absurdo, producto de la educación estricta de su padre y luego del Dr. Johnson.
La descripción golpe por golpe durante gran parte del libro sitúa al lector en una de las butacas del West Side Tennis Club en Forest Hills. Incluso poder 'escuchar' las frases de Ashe y Graebner luego de cada punto importante nos ubican como privilegiados en primera fila del Estadio. Los minuciosos detalles en su narración nos recuerdan a David Foster Wallace en sus relatos sobre tenis aunque como John McPhee es anterior, sería al contrario. Siguiendo la tónica propuesta por el escritor y habiendo leído y reseñado "El tenis como experiencia religiosa", concuerdo con Francisco Camero del Diario de Sevilla: "El libro puede parecer algo frío o excesivamente formalista, poco que ver con las aproximaciones al tenis de David Foster Wallace. Digamos que McPhee sería más Graebner que Foster Wallace y Foster Wallace más Ashe que McPhee".
Recomiendo leer "Los niveles del juego" (1969), escrito por el premio Pulitzer 1999 John McPhee, editado por Dioptrías en 2015. Ciento setenta y dos páginas sin prólogo ni índice ni capítulos comprenden esta obra del estadounidense nacido y graduado en Princeton, profesor de dicha Universidad. Uno de los mejores escritores de no ficción con vida, le regaló al mundo del tenis un análisis detallado de un partido de instancias finales de un Grand Slam pero que va mucho más allá de la raqueta y la pelota, porque una magnífica dejada de Ashe o un gran saque directo de Graebner tienen un porqué. McPhee te invita a conocer el costado humano de estos brillantes tenistas, por algo el estadio de tenis más grande del mundo se llama 'Arthur Ashe Stadium'...

Daniel Vitale Pizarro

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