19 noviembre 2017

Principio y final

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La temporada 2017 de Grigor Dimitrov fue un sube y baja de emociones que terminó de la mejor manera posible: campeón del Masters y N°3 ATP. El búlgaro fue un jugador temible durante enero-febrero, mediocre en el período marzo-julio, efectivo en agosto, protagonista en septiembre-octubre e intimidante en noviembre. Campeón en Brisbane, semifinalista del Australian Open y campeón en Sofía en el primer bimestre del año, no volvió a ser el mismo hasta Cincinnati, el torneo que definitivamente le cambió la perspectiva de la temporada y le devolvió la confianza a un talento innato con un físico privilegiado, que su principal rival era él mismo.

Desde su debut como campeón de Masters1000 y su tropiezo en segunda ronda del US Open, Dimitrov mantuvo un nivel alto, solo frenado por Nadal en Beijing (SF) y Shanghai (CF), Del Potro en Estocolmo (final) e Isner en París. Las tremendas temporadas de Federer y Nadal sumado a las ausencias en la segunda parte del año de Murray, Djokovic y Wawrinka, dejaron abierta la pelea dentro del Top10, todos a pocos puntos de diferencia, algo atípico si miramos el último lustro. Grigor llegó al Masters de Londres como el seis del mundo y sin participaciones previas, debut absoluto en el torneo y en esa posición de privilegio en el ranking.
Partido reñido y luchado ante Thiem que se decidió por dos doble faltas del austríaco 5-5 15-30 en el set decisivo, en los siguientes duelos Dimitrov solo cedió cuatro juegos. 6/0 6/2 a Goffin y 6/1 6/1 a Carreño Busta, reemplazante de Nadal por abandono por su maltrecha rodilla derecha. El búlgaro se soltó y pasó por arriba a sus rivales de turno con un tenis excelso, como pocos pueden ofrecer en el circuito. En semifinales los esperaba Jack Sock que sorprendió a todos ingresando al Masters siendo campeón de París contra todos los pronósticos y luego clasificando a SF tras derrotar al favorito Zverev, que dejó de ser avasallante tras el US Open.

Superados los nervios del primer set, "Dimi" apretó el acelerador y accedió a la final del Masters de Londres 4/6 6/0 6/3. En el partido por el título el rival era David Goffin, el vapuleado por Grigor en el round robin, el mismo que hizo el trabajo sucio eliminando del certamen a Nadal y Federer, los dos mejores del año por lejos. La final no iba a ser como a principio de semana por una cuestión lógica del momento de ambos y de la instancia, nueva para los dos. Entretenida, luchada, de buen nivel y con los nervios lógicos de jugadores no acostumbrados a instancias de esta envergadura, el nacido en Haskovo dio el golpe 7/5 4/6 6/3 y se coronó como Maestro.
"Éste no es un resultado del fruto de una semana o dos de trabajo, sino de lo trabajado desde la pretemporada pasada hasta final de este año. Para 2018 todo será interesante con la vuelta de varios lesionados. Yo intentaré ser constante en cada partido de cada torneo. Lo importante es estar con los pies en la tierra, trabajar duro y seguir por el camino correcto", decía Grigor en conferencia de prensa, analizando su trabajo para llegar a donde está hoy y agrega un sueño, el de muchos de quedar en la historia grande de este deporte: "Ahora quiero ganar en un Grand Slam, que siempre ha sido uno de mis sueños. Siento que cada vez, lo tengo más cerca".

Dimitrov venció ocho Top10 a lo largo del año en trece enfrentamientos. A cinco Top10 los derrotó en el Masters para ser campeón invicto y a tres en Brisbane en enero. Los otros cinco partido ante ese grupo selecto entre febrero-octubre, los perdió todos. Este título significó el cuarto del año para el nuevo N°3 ATP en cinco finales disputadas, octavo de su carrera en catorce definiciones totales. Campeón de ATP250, ATP500, M1000 y del Masters (M1500), su única cuenta pendiente son los Grand Slams, a los que accedió dos veces a semifinales (Wimbledon 2014 y Australian Open 2017), el objetivo principal para 2018.

Daniel Vitale Pizarro

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