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23 noviembre 2021

Maestro de los maestros

La edición número cincuenta y dos de la Copa de Maestros cambiaba de sede. Luego de doce años en Londres, Italia tomaba la posta dejada por Gran Bretaña para albergar el torneo durante al menos cinco temporadas en Turín, en el lujoso Pala Alpitour. La Federación Italiana de Tenis no podrá reprocharse nada cuando finalice 2021 tras haber organizado once M15/M25, veinticinco Challengers, dos ATP250, un M1000, ambos Masters y las Finales de Copa Davis, con las cuentas pendientes de poder tener un ATP500 y de reflotar la serie de ITF M15/25 en Santa Margherita di Pula, sede que en 2019 organizó once eventos.
De los cuarenta eventos en suelo italiano, el más importante de todos era el Masters en Turín. Exclusivo para los ocho mejores jugadores de la temporada, el gran presente del tenis italiano en lo organizacional también se vio reflejado en las pista con Matteo Berrettini clasificando como siete del mundo, sexto en los últimos doce meses de competencia debido al desfasaje por el congelamiento de puntos pospandemia. Tener un representante local que se ha ganado su lugar por resultados y no por invitación es un privilegio y que el primer suplente también sea italiano y que pudiera debutar, era demasiado pedir para el país organizador.

Las lesiones de Matteo Berrettini y Stefanos Tsitsipas permitieron que debutaran dos jugadores más además de Hubert Hurkacz y Casper Ruud: Jannik Sinner y Cameron Norrie. Una de las sensaciones de la temporada tuvo su recompensa en su país natal. Sinner, predestinado a ganarlo todo en el mediano plazo, hizo delirar a la grada ganando un partido y teniendo dos 'match points' ante Daniil Medvedev. El fervoroso público italiano, agradecido de recibir a las mejores raquetas del tenis mundial con el agregado de que dos nacieron en su territorio, le puso color y calor a los diferentes encuentros durante los ocho días de competición, una experiencia diferente tanto para jugadores como para aficionados.


Llegaban las semifinales y con ellas el favoritismo de Novak Djokovic para llevarse el trofeo que ganó cinco veces pero que no levanta desde 2015. El serbio, como en los Juegos Olímpicos, no pudo derrotar a Alexander Zverev que lo privó, como en Tokio, de disputar una final importante. Del otro lado del cuadro, la sorpresa Casper Ruud enfrentaba a Daniil Medvedev. El ruso sorteó al noruego con facilidad en un torneo al que llegó como vigente campeón y con un invicto de 9-0 antes de la final. La definición por el título sería entre el número dos y el número tres del mundo.


Zverev acumulaba cinco derrotas consecutivas ante Medvedev, incluyendo la sufrida días atrás en la fase de grupos del Masters. Sin margen de error, el alemán salió a pista con un plan diferente y su estrategia funcionó a la perfección: "Se vio que había un plan de juego, ¿verdad? Creo que, cuando te mides a Daniil, si le dejas entrar en pista en muchos intercambios, lo vas a tener muy difícil, porque es uno de los mejores jugadores del mundo desde el fondo de la pista. Cuando te enfrentas contra él necesitas tomar el control de los puntos. Hoy lo conseguí, y está claro que por eso todo funcionó muy bien para mí". ¿El premio? Ser campeón de las Finales ATP por segunda vez en su carrera.
Líder en títulos (6) y victorias (59) en 2021, Zverev concluyó una temporada fantástica. Campeón en Acapulco, Madrid, Juegos Olímpicos, Cincinnati, Viena y el Masters (invicto en finales), "Sascha" terminará el año como número tres del mundo con un solo objetivo por delante para 2022: ganar un Grand Slam. A un puñado de puntos estuvo de ganar el US Open 2020 y a dos partidos ésta temporada en Roland Garros y el US Open, Alexander tiene claro en lo que enfocarse la temporada siguiente: "En cierto modo he triunfado en prácticamente cada nivel en el circuito. Solo me falta uno. Espero que pueda triunfar en él el próximo año".

Daniel Vitale Pizarro

02 agosto 2021

El tenis olímpico

La primera edición de los Juegos Olímpicos modernos se desarrolló en Atenas en 1896 y el tenis fue uno de los nueve deportes elegidos. En el certamen inaugural solo participaron hombres por lo que las mujeres tuvieron que esperar hasta las Olimpíadas de París 1900 para ser parte del evento en individuales y dobles mixto. Tanto en Grecia como en Francia, las parejas podían no ser del mismo país. En San Luis 1904, el tenis dio un paso atrás: mujeres no. Londres 1908 significó la vuelta de las damas a la competición pero solo en individuales. En Estocolmo 1912, las chicas pudieron jugar en individuales y dobles mixto. La particularidad de los Juegos en Gran Bretaña y Suecia fueron las dos competiciones paralelas por medallas: outdoor e indoor.

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Los Juegos Olímpicos de Amberes 1920 y París 1924 fueron los primeros en los cuales las mujeres disputaron las mismas pruebas que los hombres: individuales, dobles y dobles mixtos. Esa fue la última vez que los tenistas tuvieron la oportunidad de luchar por una medalla para su país porque a partir de Amsterdam 1928 y hasta Seúl 1988, el tenis desapareció del programa olímpico oficial. Las luchas internas entre el Comité Olímpico Internacional, la Federación Internacional de Tenis y Wimbledon (obligado a no disputarse en año olímpico), provocaron la ausencia del deporte durante unos largos sesenta años. En medio de eso, en México 1968 el tenis volvió al cronograma olímpico de actividades pero en modo exhibición.

El tenis en la capital mexicana fue un espejismo con escasa participación internacional por no permitir a jugadores profesionales. La década del '80 fue clave para la vuelta del tenis al olimpismo. En 1981 el COI y la ITF acordaron incluir el tenis en Los Angeles 1984 como exhibición, a modo de prueba. El debate ahora pasaba por dejar participar a los profesionales o no. En 1983 se determinó que podían participar profesionales pero solo si eran menores de veinte años. En 1987, con la experiencia del exito de los Juegos pasados, el Comité Olímpico Internacional aceptó por primera vez en la historia la participación de tenistas profesionales en un Juego Olímpico a partir de Seúl 1988.

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La vuelta del tenis olímpico en Corea del Sur 1988 fue a lo grande. Steffi Graf ganó la medalla de oro en individuales lo que le permitió unos meses después ser la única tenista (hombre o mujer) en la historia en ganar el Golden Slam (ganar los cuatro Grand Slams más el oro olímpico en el mismo año). En Seúl 1988 y Barcelona 1992, como lo fue en Atenas 1896, París 1900 y San Luis 1904, llegar a semifinales era suficiente para ganar la medalla de bronce. En las restantes ediciones, se debía ganar un partido por el tercer puesto. Pero volviendo a las modalidades, no sería hasta Londres 2012 que el tenis volvería a tener las tres variantes posibles: individuales, dobles y dobles mixto.

Llegamos a Tokio 2020 (2021). La cita japonesa será recordada por ser una edición diferente a todas las anteriores. La Pandemia obligó a Japón a reprogramar los Juegos una temporada, rompiendo con una tradición de ciento veinte años. Sin público en las gradas y con la mitad de los jugadores clasificados fuera del evento por lesiones o decisiones personales producto de la lejanía del país, la cuarentena y demás protocolos estrictos a cumplir, la pelea por las medallas inició con Novak Djokovic como favorito absoluto. Sorpresivamente el serbio cayó en semifinales ante Alexander Zverev y luego ante Pablo Carreño por la medalla de bronce. Finalmente el campeón olímpico el alemán Zverev tras derrotar en la final a Karen Khachanov.

Zverev se mostró orgulloso y feliz en cantidades iguales, poniendo a esta medalla dorada por encima de todo lo vivido desde que es profesional: "Tengo una cosa dorada sobre mi cuello que no se parece en nada a las cadenas que suelo llevar. Ha sido muy difícil conseguirla, pero muy satisfactoria. Mi equipo y todos los deportistas que estamos aquí nos hemos apoyado los unos a los otros, somos una verdadera familia. He ganado el oro no para mí, sino para toda Alemania. Esta medalla le pertenece a toda Alemania, ha sido la mejor semana de mi vida. No he jugado ni un solo segundo para mí mismo: he jugado por todos los que estaban en la Villa Olímpica, mis padres, mi familia, mi hija y todos los que se emocionaron en sus casas. Estoy sintiendo algo increíble ahora mismo".

En total se diputaron dieciséis ediciones de los Juegos Olímpicos en las que incluyeron al tenis como disciplina de un total de treinta y dos posibles. Siete veces el país organizador eligió la superficie dura para jugar, seis veces la tierra batida y tres veces el césped. Francia será la anfitriona de los próximos Juegos Olímpicos y eligió el polvo de ladrillo parisino de Roland Garros para albergar la cita por lo que será la segunda vez que se pongan en juego medallas olímpicas en la sede de un Grand Slam como en Londres 2012 (Wimbledon). En cuanto a las preseas, el país más ganador de oros es Estados Unidos (21) pero el que más acumula es Gran Bretaña (43). Francia completa el podio tanto en oros (5) como en platas y bronces sumadas (19).

Daniel Vitale Pizarro

26 octubre 2020

El 'nuevo' Zverev

"Pienso en ese quinto set del US Open todos los días unas veinte o veinticinco veces. Durante las noches también. Y en mis sueños". Así respondía Alexander Zverev apenas llegado a Colonia hace dos semanas ante la pregunta sobre la final del Abierto de los Estados Unidos. El alemán estuvo muy cerca de ganar su primer Grand Slam y no es de extrañar que las imágenes del momento cúlmine en Nueva York se le aparezcan hasta cuando duerme. Pero la vida y el tenis siguen. Recuperado de un resfriado con síntomas similares al coronavirus, "Sascha" aprovechó para volver al ruedo en Alemania, en la ciudad de Colonia, a cuatrocientos kilómetros de su Hamburgo natal.

Alemania no organizó los torneos de Munich, Stuttgart ni Halle por la pandemia pero sí, post pandemia, pudo albergar en Colonia, dos torneos ATP250 sobre superficie dura bajo techo en semanas consecutivas. El campeón de ambos certámenes fue Alexander Zverev, clasificado al Masters pero con la intención de retomar el ritmo competitivo sobre superficies rápidas tras caer en cuarta ronda de Roland Garros. Nadie hubiera imaginado quince días atrás que el teutón, tras superar una gripe estacional, sin entrenar desde su derrota en París y con molestias en su cadera luego de una semana de competencia, ganaría Colonia I y II. Nada de eso frenó a Alexander.

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Más allá de sus altibajos con el segundo servicio, cometiendo dobles faltas en momentos importantes o sacando a velocidades por debajo de los 150km/h, el nivel de juego de Zverev en 2020 es altísimo. Y los resultados lo demuestran: semifinal del Australian Open, final del US Open y bicampeón en Colonia. Su unión con David Ferrer parece estar dando sus frutos, al menos en la parte mental, ese punto tan crucial en la vida del deportista individual. Su actitud dentro de la pista ha cambiado mucho y la mejora mental la pudimos apreciar durante el Abierto de los Estados Unidos. Ya no vemos al jugador que revienta raquetas contra el suelo, lanza insultos al aire o dialoga de mala manera con su equipo de trabajo.

El 'nuevo' Alexander Zverev es una versión más madura del niño prodigio que irrumpió en el circuito tres temporadas atrás y que parecía que se comía el mundo. Ese carácter explosivo y efusivo pudo canalizarlo internamente y transformarlo en espíritu de lucha. No hace falta apretar el puño en cada punto, darse ánimo continuamente o festejar cada juego como si fuera el último para demostrar que quieres ganar el partido. Cada jugador arma su estrategia mental para rendir mejor dentro de la cancha y Zverev, con la ayuda de Ferrer, ha logrado convertir esas emociones negativas en positivas y los resultados están a la vista de todos.

“Estoy mejorando y creo que seré el mejor de este deporte muy pronto. Hace dos días no sabía ni si podía finalizar el torneo por mis dolores en la cadera y ahora estoy aquí con el título en la mano. Estoy contento de no haberme retirado”, reflexionaba un joven que aspira a todo y que no tiene vergüenza en decirlo en voz alta. El modesto trofeo que recibió en Colonia fue el número trece a nivel ATP en veintiuna finales disputadas con veintitrés años de edad, al menos un trofeo de cada categoría que ofrece el circuito ATP, a falta del Grand Slam con el que sueña desde pequeño y que ahora le provoca pesadillas.

Pero no nos olvidemos de Diego Schwartzman (9°). El nuevo Top10 ATP alcanzó su décima final ATP (3-7) en el mejor momento de su carrera. Ocho del mundo hace dos semanas, el argentino vive un presente de ensueño. Final en Roma, semifinal de Roland Garros y final en Colonia. Virtualmente clasificado al Masters, solo una hazaña de Matteo Berrettini o algún Top20 en París le quitaría la posibilidad de disputar el Torneo de Maestros, cincuenta años después de su edición debut en Tokio 1970 y siete años después del último argentino presente en el torneo de final de temporada (Juan Martín Del Potro 2013).

Daniel Vitale Pizarro

27 mayo 2019

Prueba mental superada


Es raro ver a jugadores Top10 que disputen torneos la semana previa a un Grand Slam. La exigencia de un certamen a cinco sets durante dos semanas invita a que los mejores del mundo descansen los días previos para rendir al máximo en las citas más importantes del año, que más puntos otorgan y que más dinero reparten. Pero muchas veces eso no sucede y para tomar ritmo de competencia o recuperar confianza, solicitan un 'wild card', la organización gustosamente se lo concede y todos contentos. En esta oportunidad, Alexander Zverev (5°) aceptó la invitación de último momento que le pidió a Ginebra (Suiza) tras sus tropiezos en las rondas iniciales de la gira sobre arcilla.
Falto de confianza, sin buenos resultados en 2019 salvo la final de Acapulco perdida ante Nick Kyrgios, el número cinco del mundo es un caso curioso del circuito ATP. Zverev es llamado a ser N°1 ATP en el corto o mediano plazo por su nivel de juego, sus resultados y su juventud (22 años). Tres del mundo, campeón del Masters de fin de año, tres Masters1000, dos ATP500 y cinco ATP250 ante rivales de fuste como Federer, Djokovic, Wawrinka o Thiem, no pudo todavía rendir en los Grand Slams como lo hace en el circuito ATP hace tres temporadas. Apenas un cuartos de final y dos segundas semanas son sus tres mejores resultados en los Majors, poco para el jugador que es.
En ese contexto, el alemán llegó a Suiza con la esperanza de modificar su presente de cara a Roland Garros. El ATP250 Ginebra no presentaba grandes rivales para "Sascha" si tenemos en cuenta que Wawrinka, único Top30 del cuadro principal, está en proceso de recuperación de su mejor tenis. Pero resultó ser un torneo harto complicado. Salvo el sencillo debut contra Gulbis (6/2 6/1), los siguientes tres partidos se definieron en el tercer set (Dellien, Delbonis y Jarry), incluso tuvo que levantar dos match points en el tiebreak del último set de la final. Más que un festejo fue un desahogo el ganar un título ATP con más lucha que nivel de juego. Prueba mental superada.


“Quiero felicitar a Nico (Jarry) por una gran semana. Incluso hoy mereciste ganar este título más que yo. Sé que es un momento duro para ti hoy, pero sé que tendrás muchas más oportunidades y esta no será la última vez que juguemos una final. Serás un gran campeón, no tengo dudas”, decía Zverev en el estadio, en alusión a uno de los match points que perdió el chileno, dejando en la red una aparente volea sencilla de revés y augurando un futuro prometedor para Jarry. Lo de gran campeón es más un halago de compromiso que una realidad, pero que Nicolás Jarry tiene todo para hacer ruido en el circuito, eso sí es 100% real.

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El tenis chileno vive una especie de renacer desde la temporada pasada gracias a Nicolás Jarry y a Cristian Garin, campeón en Houston y Munich en 2019. Nacido en la capital chilena, Jarry golpea la pelota con mucha facilidad y casi sin hacer esfuerzo. Potente por naturaleza gracias a su físico privilegiado para el tenis moderno (198cm) y sus empuñaduras no tan cerradas como la mayoría de los jugadores ATP, durante esta semana demostró que está preparado mentalmente para rendir a un buen nivel durante varios partidos consecutivos y ante uno de los rivales más difíciles de la actualidad, una faceta que no era común en sus años como profesional.
Lágrimas en los ojos y la voz entrecortada durante la entrega de premios, Nicolás Jarry elogió a su rival y felicitó a los suyos: "Sé que no ha sido un año fácil para tí (Zverev), te felicito por ganar esta final justo antes de Roland Garros. Ojalá nos volvamos a enfrentar. Fue una gran batalla, de verdad que lo sentí así por lo difícil que fue el partido. Fue un gran campeonato, quiero agradecer a mi equipo, no fue un año fácil para mí tampoco, pero tendré más oportunidades e intentaré aprovecharlas al máximo. Gracias también a los chilenos que vinieron al torneo, no hubiera sido posible esto sin el aliento que me dieron durante toda la semana".


Para el menor de los Zverev, Ginebra significó su quinto título ATP en polvo de ladrillo sobre siete finales disputadas en la superficie. Top100 por primera vez en 2015 a los dieciocho años recién cumplidos, desde 2016 acumula al menos dos definiciones ATP y un título por temporada con apenas veintidós años. La presión que recae sobre él es inmensa. En Alemania y en todo el mundo se hacen apuestas sobre qué Grand Slam ganará primero o cuando alcanzará el N°1 ATP, como si fueran cosas sencillas al alcance de todos. Lo que no se dan cuenta los fanáticos y los medios de comunicación es que nada de eso ayuda, sino todo lo contrario. Y ejemplos sobran. 

Daniel Vitale Pizarro

19 noviembre 2018

El efecto Lendl


Miami, julio de 2018. Alexander Zverev es N°3 del mundo, tres veces campeón de Masters1000 y dueño de ocho títulos ATP, todo eso con apenas 21 años. Instalado en el Top10 desde mediados de 2017, solo en Roland Garros había alcanzado los cuartos de final en un Grand Slam, curioso por el par de años exitosos. Entrenado por su padre, el alemán no se conforma con el Top3 sino que apunta a más. Sabe de su potencial y no quiere perder tiempo. En la Florida se lo vio entrenando junto a Iván Lendl, el supercoah que ayudó a Andy Murray a ganar tres Grand Slams y dos medallas de oro olímpicas luego de perder sus primeras cuatro definiciones en los Majors.

Un mes después de esa "prueba" en Miami y de negar un trabajo mancomunado entre el checo y el alemán, Zverev anunció que Ivan Lendl se unirá a su equipo de trabajo. El inexpresivo pero efectivo Iván había rechazado una propuesta de Tomas Berdych en 2014 por una agenda "muy ocupada", agenda que "desocupó" en 2016 para volver a entrenar a Andy Murray. Lendl es selectivo y por algo aceptó trabajar con Alexander. Edad, proyección, tenis, potencial, todo eso y más es "Sascha" e Iván se dio cuenta de esos atributos y decidió involucrarse en el proyecto. En agosto, previo al US Open, la noticia era oficial y Zverev-Lendl era una realidad.
La ansiedad de los fans y de los medios hegemónicos por ver triunfar al tándem checoalemán ponían más presión sobre los hombros del jugador que pedía tiempo para ver resultados positivos. Nada es inmediato en la vida y menos cuando dos personas tienen que congeniar por un rendimiento en común. El último tramo de la temporada no estaba siendo acorde al 2018 con derrotas inesperadas ante Philipp Kohlschreiber (34°), Malek Jaziri (61°), Marius Copil (93°) y Karen Khachanov (18°). Número cinco del mundo en noviembre, el Masters era el último torneo de la temporada ya que la final de la Copa Davis era Francia vs Croacia.
Triunfo sobre Cilic, derrota contra Djokovic y victoria versus Isner lo depositaron en semifinales de Londres por primera vez en dos participaciones. Su rival en semifinales era Roger Federer. Zverev jugó un gran partido ante uno de sus ídolos y lo despachó 7/5 7/6 sin antes ser abucheado por el público en la entrevista posterior al partido por un episodio confuso que le podría haber dado un mini quiebre muy importante a Federer en el tiebreak, situación que el suizo minimizó aunque declaró que él hubiera hecho lo contrario. Más allá del pequeño altercado, el joven alemán pudo con el favorito del mundo y se instalaba en la final del Masters.


Novak Djokovic era el finalista. Un segundo semestre de locos le permitió finalizar el 2018 como N°1 ATP y en el torneo más difícil de la temporada estaba afirmando que era el verdadero N°1. Al partido final llegaba sin ceder sets ni su servicio, con apenas dos bolas de break (Zverev en RR), demoliendo a sus rivales. El candidato era el serbio por el pasado y sobretodo por el presente. Cinco veces campeón aquí y 39-4 desde Queen's, nadie pensaba que perdería en la final del Masters en sets corridos ante Zverev, luego de vencerlo en sets corridos en en round robin. Pero el tenis no es una ciencia exacta y la oportunidad de revancha, el Masters, se la proveyó cuatro días después.
Y no la desaprovechó. Alexander Zverev no le permitió a Novak Djokovic en ningún momento tomar las riendas del partido. "Nole" sufrió el partido y "Sascha" lo disfrutó. El resultado lo refleja: 6/4 6/3. Asediado el serbio, nunca encontró la solución para dar vuelta el partido. El alemán se paró unos centímetros más adentro de la cancha, fue más agresivo aun y cambió el porcentaje de servicios a la "T", en relación al partido perdido días atrás ante el mismo rival. Ahí se notó la mano de Iván Lendl en la táctica y la mentalidad. Concentrado y enfocado en lo que debía hacer para ganarle al mejor del mundo, nunca abandonó el plan y todo salió como fue planeado. Campeón del Masters de Londres.


Acostumbrado a los flashes a pesar de sus cortos veintiún años, entre bromas y análisis entró a la sala de prensa en medio de los aplausos: "Este es el peor aplauso que he recibido tras ganar un torneo, pero gracias (risas). No estoy preocupado por nada. Así que pueden preguntarme lo que quieran. Hoy traté de salir y disfrutar del partido, disfrutar del ambiente, disfrutar el momento. Eso fue lo que hice. Y mi servicio estuvo funcionando bien toda la semana. Tuve mucha confianza en ello. Todo funcionó bien. Solo perdí mi servicio una vez contra él hoy. Creo que esta es una muy buena estadística, especialmente considerando que es el mejor restador de nuestro juego”.

Daniel Vitale Pizarro