27 noviembre 2017

"Todos para uno, uno para todos"

La Federación Francesa de Tenis invierte millones de dólares en la materia tenis, como pocos países en el mundo. Quizás solo Estados Unidos desembolse más dinero en el deporte que Francia. Su circuito de interclubes es junto con Alemania el más fuerte y mejor remunerado del planeta. El circuito de torneos internos, al que acuden tenistas de todo el globo terráqueo a probar suerte, es el más concurrido y desarrollado de todos con sus ya conocidas nomenclaturas para clasificar el nivel de los torneos y los jugadores (negativos y positivos). A su vez es el país que coloca mayor cantidad de jugadores en el circuito ATP cada año (10 Top100 en 2017).

A lo largo de la historia Francia ha tenido y tiene grandes jugadores, leyendas del deporte. Los "mosqueteros" franceses Jean Borotra, Henri Cochet, René LocosteJacques Brugnon dominaron el tenis en los años '20 y principios del '30. Entre ellos ganaron veinte Grand Slams desde 1922 a 1936 en singles, veintisiete en dobles y siete en dobles mixtos, una bestialidad teniendo en cuenta que no solo ganaban en Roland Garros, sino también en Gran Bretaña y Estados Unidos (una sola vez en Australia). Luego de los Mosqueteros y durante la Era Amateur, Francia solo tuvo a dos campeones de Grand Slam: Marcel Bernard en Roland Garros e Yvon Petra en Wimbledon, ambos en 1946.

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En la Era Abierta también proliferaron los grandes jugadores franceses pero ninguno llegó a dominar el circuito ni un torneo en particular, a excepción de Yannick Noah, único campeón de Grand Slam francés entre 1969-2017. El excéntrico jugador de saque y volea logró ser el mejor en Roland Garros 1983 para ser el primero y por ahora el último en coronarse en un "Major". Varios finalistas tuvo Francia a lo largo de los años pero ninguno pudo alzarse con el trofeo de campeón, entre ellos Patrick Proisy, Henri Leconte, Cedric Pioline (2), Arnaud Clement y Jo Wilfried Tsonga. Tampoco tuvo a un N°1 ATP siendo Noah el que más cerca estuvo (3°).

Y acá queríamos llegar. Potencia mundial sin N°1 o grandes campeones de Grand Slam, en la Copa Davis Francia es diferente. Diez son las ensaladeras que acumula desde que inició la competición, misma cantidad que Gran Bretaña, terceros en la historia detrás de las inalcanzables Australia (28) y Estados Unidos (32). Los Mosqueteros se encargaron de ganar seis Ensaladeras tras disputar nueve finales consecutivas. Las cuatro restantes se lograron en 1991, 1996, 2001 y 2017 bajo la capitanía de Yannick Noah (3) y Guy Forget (1), además de otras cinco finales perdidas para un total de dieciocho finales de Copa Davis, cuartos en la historia total.

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Y la décima llegó. Dieciséis años después de la hazaña en Melbourne ante Lleyton Hewitt y Patrick Rafter sobre césped. En Lille, sobre superficie dura indoor, el equipo comandado por Yannick Noah y escoltado por Tsonga, Pouille, Gasquet y Herbet derrotaron a una dura Bélgica que tuvo en David Goffin al mejor jugador de la serie, pero que no alcanzó. A estadio colmado, la afición francesa se hizo sentir y disfrutó de un fin de semana vibrante que se extendió hasta el último partido de la serie en el que un brillante Pouille dejó sin chances al copero Steve Darcis (5-0 en quintos puntos vivos) que poco pudo hacer ante el vendaval de tiros ganadores del joven Lucas (23 años), diez años menor.

Mención especial para David Goffin. Finalista del Masters y finalista de la Copa Davis, ganó sus dos partidos sin ceder sets ante Pouille y Tsonga continuando con el gran nivel de tenis que exhibió en Londres. Segunda final en tres años para Bélgica y para Goffin, que sin otro Top50 se la rebuscó para sortear rivales y quedar al borde de ganar su primera Ensaladera de Plata. "Tarde o temprano ganaremos la Davis", fueron las palabras de su capitán Johan Van Herck , una historia que Argentina vivió durante mucho tiempo, aunque es cierto, con otra historia tenística detrás y una cantidad de jugadores de élite que Bélgica nunca tuvo, al menos en simultáneo.
Un equipo con todas las letras. Sin rencores ni aires de divismo, los no convocados para esta final estuvieron presentes en Lille como parte del equipo, no como espectadores. Nicolas Mahut, Gilles Simon, Julien Benneteau, Jeremy Chardy y Gael Monfils alentaron, acompañaron y entrenaron junto al equipo durante la semana previa. Parte de un todo, a excepción de Monfils, todos aportaron al menos un punto a lo largo de 2017, un 'equipo largo' en una competencia corta. Apodados los "nuevos mosqueteros" (L'Equipe), no serán los de hace noventa años pero el lema del libro de Alejandro Dumas del Siglo XIX "Los tres Mosqueteros", lo mantienen intacto: "Todos para uno, uno para todos".

Daniel Vitale Pizarro

19 noviembre 2017

Principio y final

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La temporada 2017 de Grigor Dimitrov fue un sube y baja de emociones que terminó de la mejor manera posible: campeón del Masters y N°3 ATP. El búlgaro fue un jugador temible durante enero-febrero, mediocre en el período marzo-julio, efectivo en agosto, protagonista en septiembre-octubre e intimidante en noviembre. Campeón en Brisbane, semifinalista del Australian Open y campeón en Sofía en el primer bimestre del año, no volvió a ser el mismo hasta Cincinnati, el torneo que definitivamente le cambió la perspectiva de la temporada y le devolvió la confianza a un talento innato con un físico privilegiado, que su principal rival era él mismo.

Desde su debut como campeón de Masters1000 y su tropiezo en segunda ronda del US Open, Dimitrov mantuvo un nivel alto, solo frenado por Nadal en Beijing (SF) y Shanghai (CF), Del Potro en Estocolmo (final) e Isner en París. Las tremendas temporadas de Federer y Nadal sumado a las ausencias en la segunda parte del año de Murray, Djokovic y Wawrinka, dejaron abierta la pelea dentro del Top10, todos a pocos puntos de diferencia, algo atípico si miramos el último lustro. Grigor llegó al Masters de Londres como el seis del mundo y sin participaciones previas, debut absoluto en el torneo y en esa posición de privilegio en el ranking.
Partido reñido y luchado ante Thiem que se decidió por dos doble faltas del austríaco 5-5 15-30 en el set decisivo, en los siguientes duelos Dimitrov solo cedió cuatro juegos. 6/0 6/2 a Goffin y 6/1 6/1 a Carreño Busta, reemplazante de Nadal por abandono por su maltrecha rodilla derecha. El búlgaro se soltó y pasó por arriba a sus rivales de turno con un tenis excelso, como pocos pueden ofrecer en el circuito. En semifinales los esperaba Jack Sock que sorprendió a todos ingresando al Masters siendo campeón de París contra todos los pronósticos y luego clasificando a SF tras derrotar al favorito Zverev, que dejó de ser avasallante tras el US Open.

Superados los nervios del primer set, "Dimi" apretó el acelerador y accedió a la final del Masters de Londres 4/6 6/0 6/3. En el partido por el título el rival era David Goffin, el vapuleado por Grigor en el round robin, el mismo que hizo el trabajo sucio eliminando del certamen a Nadal y Federer, los dos mejores del año por lejos. La final no iba a ser como a principio de semana por una cuestión lógica del momento de ambos y de la instancia, nueva para los dos. Entretenida, luchada, de buen nivel y con los nervios lógicos de jugadores no acostumbrados a instancias de esta envergadura, el nacido en Haskovo dio el golpe 7/5 4/6 6/3 y se coronó como Maestro.
"Éste no es un resultado del fruto de una semana o dos de trabajo, sino de lo trabajado desde la pretemporada pasada hasta final de este año. Para 2018 todo será interesante con la vuelta de varios lesionados. Yo intentaré ser constante en cada partido de cada torneo. Lo importante es estar con los pies en la tierra, trabajar duro y seguir por el camino correcto", decía Grigor en conferencia de prensa, analizando su trabajo para llegar a donde está hoy y agrega un sueño, el de muchos de quedar en la historia grande de este deporte: "Ahora quiero ganar en un Grand Slam, que siempre ha sido uno de mis sueños. Siento que cada vez, lo tengo más cerca".

Dimitrov venció ocho Top10 a lo largo del año en trece enfrentamientos. A cinco Top10 los derrotó en el Masters para ser campeón invicto y a tres en Brisbane en enero. Los otros cinco partido ante ese grupo selecto entre febrero-octubre, los perdió todos. Este título significó el cuarto del año para el nuevo N°3 ATP en cinco finales disputadas, octavo de su carrera en catorce definiciones totales. Campeón de ATP250, ATP500, M1000 y del Masters (M1500), su única cuenta pendiente son los Grand Slams, a los que accedió dos veces a semifinales (Wimbledon 2014 y Australian Open 2017), el objetivo principal para 2018.

Daniel Vitale Pizarro

13 noviembre 2017

¿El nuevo tenis?

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El tenis está en pleno proceso de cambios. Cambios en la Copa Davis, cambios en el circuito, cambios... Esta temporada empezaron a esbozarse innovaciones al reglamento y al calendario. La eliminación del quinto set largo en Copa Davis, la creación de la Copa Laver y del Masters #NextGen para menores de veintiún años, fueron las principales modificaciones que afrontó ATP e ITF para evolucionar como deporte, mantener a sus aficionados y atraer a nuevos, especialmente a sus distintas plataformas digitales. El tenis siempre fue reacio a los cambios bruscos, por eso es que las instituciones madre del deporte tienen que tener mucho cuidado.

Esta semana se disputó la Next Gen ATP Finals en Milán (Italia), en la que participaron los siete mejores tenistas menores de veintiún años más un invitado por la organización. Hasta ahí todo normal. Pero el torneo fue una novedad total para el tenis actual. Prototipo del "tenis del futuro", Milán ofreció muchas modificaciones como torneo oficial del calendario ATP (¡U$ 8 000 000!), a pesar de no repartir puntos para el ranking profesional. Sin Sasha Zverev (N°3 ATP) por prepararse para el Masters de Londres, el norte de Italia recibió a siete Top65 del ranking mundial, más el invitado Gianluigi Quinzi (306°). Un torneo de mucha calidad tenística.
Pero volvamos a los cambios. Los partidos eran al mejor de cinco sets a cuatro games, con tiebreak en el tres iguales. Los games se disputaban sin ventaja, lo que implicaba que al llegar al 40-40, el siguiente punto definía el juego y el receptor elegía el lado donde devolver el servicio. A eso se le sumaba la eliminación del "let" en los servicios, como en el voleibol. Tampoco hubo jueces de línea, todos los piques eran monitoreados por un "Ojo de Halcón" omnipresente y una voz robótica que cantaba los fallos. A un costado de la cancha (sin la calle del dobles) se utilizó un reloj cronómetro de veinticinco segundos para controlar que los jugadores no se extienden con el "tiempo razonable" entre punto y punto.
Prohibido y sancionado el "coaching" en ATP, permitido cada vez que finalizan los sets en WTA, este certamen probó con el coaching desde la grada, comunicando a jugador y entrenador por micrófono y auriculares, con el audio disponible para los espectadores en vivo. Novedoso. Otro cambio con respecto al circuito fue la libre circulación de los espectadores durante el desarrollo del partido, acostumbrados los jugadores a la quietud de los aficionados y al silencio para poder concentrarse al máximo, molestó a varios de los jóvenes presentes en Milán. Bajo todas esas modificaciones se desarrolló el Masters #NextGen, una apuesta hacia un futuro no tan lejano.

El torneo se desarrolló con normalidad, y a pesar de no otorgar puntos la afluencia de público y la seriedad con la que los jugadores lo afrontaron fue algo para destacar. El campeón invicto fue el surcoreano Hyeon Chung (21 años) que derrotó en la final al ruso Andrey Rublev (20 años) 3/4 4/3 4/2 4/2. Nacido en Suwon, es su primer título ATP en la temporada que alcanzó su mejor ranking (44°). Actualmente 59° ATP, Hyeon fue semifinalista en el ATP250 Munich, su mejor resultado como profesional. El jugador que empezó a jugar al tenis por recomendación de su médico por su visión débil porque "mirar el color amarillo ayudaría a su vista débil", hoy es el mejor de la nueva camada de jugadores que promete mucho.
Párrafo aparte para la bochornosa fiesta de ceremonia en la cual se desarrolló el sorteo. En la capital de la moda quisieron innovar también con el sorteo y no le salió muy bien a la organización. Utilizaron a los jugadores como falsos modelos, y en una pasarela desfilaron junto a verdaderas modelos, que al llegar al final de la pasarela descubrían la letra A o B que estaba debajo de alguna prenda que tenían puesta. Los protagonistas (Sub21), nerviosos e incómodos, con risas cómplices pero sin entender el porqué de la situación, se acomodaban a la izquierda o a la derecha, según el grupo que les tocaba. El video explica mejor como se desarrolló el evento. Vergüenza total.

Daniel Vitale Pizarro

06 noviembre 2017

Inolvidable

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Jack Sock empezó esta temporada como el 23° ATP. Finalista en tres ATP250 en 2016 y primera segunda semana en Grand Slams en US Open, 2017 debía el año del despegue como tenista de elite. Las expectativas eran altas y más aun al ser campeón en Auckland, primer torneo del año, y un mes después, nuevamente campeón en el ATP250 de Delray Beach. La semifinal de Indian Wells (Federer) y los cuartos de final en Miami (Nadal) confirmaron que el norteamericano transitaba el mejor momento de su carrera, y eso quedaba reflejado en su ranking al aparecer como 14° ATP antes del inicio de la gira de arcilla. El siguiente paso era el Top10...

Durante los siguientes cinco meses la performance del próximo estadounidense Top10 cambió considerablemente. Entre mayo y octubre apenas alcanzó una semifinal ATP en los trece torneos que disputó antes del Masters1000 de París. Sin lesiones pero menos aun confianza, llegó al último torneo de la temporada con el colchón de puntos del fantástico comienzo de año y con la remota posibilidad de ingresar al Masters solo si era campeón del certamen, pero sin depender de él mismo. Delante suyo en el ranking tenía a nueve contendientes para ocupar una plaza en Londres, sin contar las bajas por lesiones, omnipresentes en 2017, que también tenían mejor presente que el nacido en Nebraska.
Los rivales perdían y Sock avanzaba. En silencio y muy cerca de despedirse en primera ronda ante Edmund luego de estar 1-5 en el trecer set, se abrió camino en un cuadro despoblado de preclasificados. Sin Roger Federer en la parte baja ni Dominic Thiem en cuartos de final, el duelo ante Marin Cilic en semifinales era inminente. De esa inminencia se encargó Julien Benneteau, el veterano francés que nunca fue campeón ATP con el récord histórico de finales perdidas (0-10), que no permitió que ni Cilic ni Goffin ni Tsonga accedan a las instancias finales de París. Pero hasta ahí llegó su tenis. Dos Top10 en el camino fueron demasiado para su mente y su físico. Torneazo.

Sin siquiera ser finalista de un ATP500 a sus 25 años, Sock alcanzó su primera final de M1000 y ahora sí con serias chances de clasificar al torneo de Maestros. La opción dejó de ser remota para ser real y posible. Del otro lado de la red, la sorpresa del año, Filip Krajinovic. Misma edad que Jack, Filip transitó todo el año en el circuito Challenger con grandes resultados (cinco títulos) pero con apenas un solo torneo ATP disputado en Moscú hacía una semana con victoria ante Rublev en primera ronda. Ayudado por la no presentación de Rafael Nadal, Krajinovic fue sorteando rivales desde la qualy para meterse en su primera definición ATP y nada menos que en un Masters1000.
La final fue cambiante pero el ganador resultó ser el favorito, distinto al transcurso de todo del torneo en el cual los favoritos se quedaron en el camino. El resultado fue 5/7 6/4 6/1 en favor del decimosexto preclasificado del torneo. Jack Sock no solo ganó su primer Masters1000 sino que se dará el lujo de disputar por primera vez el Masters y de ingresar por primera vez en su carrera al selecto grupo de los diez mejores del mundo. Desde el lunes será el noveno mejor jugador del año, algo impensado hace algunas semanas atrás: “Tenía un viaje de golf con Isner la próxima semana en Augusta, habría sido muy especial. Pero ya le veré en su boda en un par de meses, me disculpará”.

Jack Sock, entre asombrado y orgulloso de si mismo luego de ser campeón: “En primera ronda no me sentí nada bien en términos de tenis, no tuve buenas vibraciones, pero aun así fue uno de mis mejores partidos porque logré permanecer en el partido y finalmente gané. Hoy estuve realmente emocionado, tuve problemas para dormir anoche. Cuando realmente quieres algo sacas la energía de donde sea y eso es lo que hice en el segundo set para revertir la situación. Voy a recordar esta semana para el resto de mi vida, con el tiempo me daré cuenta del impacto que llegó a tener ese partido de primera ronda, justo ahí pensé que mis vacaciones estaban a la vuelta de la esquina. Ha sido una semana perfecta".

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El finalista Krajinovic así se explayaba tras perder la final en París, incrédulo por su presente que nunca imaginó ni en sueños: "Esta ha sido una semana inolvidable para mí, con muchas victorias importantes desde la fase previa, derrotando a jugadores con mejor ranking que el mío. Pero esto es tenis y alguien tiene que ganar, hoy no me tocó a mí. Cuando llegue a casa todo sera positivo. El camino ha sido muy duro, perdí todos mis sponsors debido a mis lesiones, le agradezco a mi familia por estar siempre ahí. También a Djokovic y a todo el equipo de Copa Davis". Deberá replantear su carrera durante la pretemporada porque los objetivos para 2018 han cambiado rotundamente.

Quizás algunos memoriosos se acuerden de la semifinal de Belgrado 2010 en arcilla a la que accedió un joven  de dieciocho años  llamado Filip Krajinovic (319°) tras ganarle a Novak Djokovic (2°) 6/4 y retiro de Novak; o más cerca en el tiempo en 2015 , cuando en Tecnópolis representó a serbia por los cuartos de final de la Copa Davis, sin pena ni gloria. Ese era Krajinovic, que no es un desconocido para el amante del tenis pero sí para el aficionado de los grandes torneos. En mayo de este año, aquejado por una lesión, tocó el puesto 294° ATP y llegó a perder todos sus sponsors. Hoy, luego de la final de París, finalizará la temporada como el 33° del ranking mundial. ¿Que tal?

Daniel Vitale Pizarro