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09 marzo 2021

Protagonismo argentino

El último campeón argentino en el ATP de Buenos Aires había sido David Nalbandian, allá por el lejano 2008. El torneo más tradicional de Latinoamérica sobre polvo de ladrillo se tornaba cada vez más esquivo para los argentinos. Trece años después de la última alegría argentina en Argentina, valga la redundancia, casi sin público por las restricciones pandémicas, Diego Schwartzman pudo contra la presión de ser campeón en el Buenos Aires Lawn Tennis Club. El número nueve del mundo superó el tropiezo de Córdoba y fue el mejor en el torneo que todo argentino sueña con ganar y que lo tenía como máximo favorito al título.

El año de Schwartzman no había empezado como él hubiese querido. Cuatro victorias y tres derrotas en los dos meses de competencia, una baja de rendimiento en comparación con el fantástico 2020. Buenos Aires siempre fue una de sus prioridades en el calendario pero sus rendimiento en el BALTC a lo largo de los años nunca había sido lo suficientemente bueno como para adjudicarse el título. La magra imagen dejada en la final de 2019 ante Marco Cecchinato rondaba en la cabeza del argentino que no tenía pensado repetir en la edición 2021. Sin fisuras de principio a fin, su nivel durante la semana fue de menor a mayor para terminar exhibiendo un tenis excelso en la final.


El trofeo que inició siendo un Obelisco (monumento icónico de la ciudad) y que se transformó en un mate (bebida nacional), había pasado por las manos de ocho jugadores diferentes de cinco nacionalidades desde el último grito albiceleste. "El Peque" vino a romper con esa tendencia extranjera para que la copa se quedara en Argentina. Bombilla en boca y mate en mano (conmemorativo), el campeón se mostró muy feliz en conferencia de prensa: "Es un sueño cumplido. Este es el primer torneo que vi en mi vida, me colaba, no pagaba entradas para entrar. Aquí empecé a copiar e imitar a los mejores del mundo. Ganar Buenos Aires es haber llegado a un punto alto en mi carrera. Fue muy emocionante ver a amigos y familiares en las gradas y poder compartir con ellos mi felicidad".
El bonaerense sigue cumpliendo objetivos. Campeón ATP250, campeón ATP500, finalista Masters1000, semifinalista de Grand Slam, participante del Masters, Top10 (8°) y ahora campeón en su país. La vara cada vez es más alta y mantenerse en la elite del tenis mundial es la tarea más difícil que tienen los tenistas. El surgido en el Club Náutico Hacoaj seguirá tachando los objetivos cumplidos de su 'check list' personal, una lista que se actualiza luego de cada nuevo logro. Mantenerse como Top10 será el principal objetivo de 2021 con la intención de ganar títulos, alcanzar las rondas finales de los torneos importantes y volver a clasificar al Torneo de Maestros en Turín (Italia).



Pero Schwartzman no estuvo solo en Buenos Aires ni tampoco en Córdoba. Los hermanos Juan Manuel y Francisco Cerúndolo fueron la noticia de estas dos semanas de tenis en Argentina. Juan Manuel debutó en un cuadro principal ATP en Córdoba y ¡fue campeón! Francisco, el mayor, fue finalista en Buenos Aires tras haber ganado su primer partido ATP en el Córdoba Open siete días atrás. La irrupción de ambos en el circuito principal corrobora por enésima vez el potencial de Argentina en este deporte desde que Guillermo Vilas en los años setenta y ochenta popularizara la actividad. Tal fue la masificación del tenis que Argentina se ubica hoy como el quinto país con más títulos ATP del mundo.

Lejos de los centros neurálgicos tenísticos como lo son Europa (12000km) y Estados Unidos (10000km), crisis económicas constantes, apenas un puñado de torneos ITF, Challengers o ATP, fundamentales para el crecimiento de los jugadores que atraviesan las primeras etapas del profesionalismo, y sin un presupuesto acorde a las necesidades de los tenistas, la bandera argentina flamea, con o sin viento que sople, en cada rincón del planeta donde se golpee una pelotita amarilla. "Todo lo que facilita en exceso, debilita", es una de las frases de Toni Nadal que bien puede utilizarse a la inversa revés para describir a los tenistas argentinos: "Todo lo que dificulta en exceso, fortalece".

Daniel Vitale Pizarro

10 noviembre 2020

Festejar pasó de moda

El Masters1000 de París suele ser el escenario ideal de las sorpresas, las victorias inéditas o las hazañas para ingresar al Masters. Por su posición en el calendario, al último torneo de la temporada puntuable para el Torneo de Maestros, los jugadores más regulares no llegan en las mejores condiciones físicas ni mentales por lo exigente que se ha vuelto el circuito ATP. Enfocados en Londres, en muchas ocasiones varios Top10 evitan jugar en Francia para preservarse de cara al certamen más selecto del año. De ahí la lista más aleatoria de campeones de todos los M1000 en los últimos veinte años: Grosjean, Henman, Soderling, Berdych, Ferrer, Sock o Khachanov. Todos ellos ganaron su único título de esta categoría en la capital francesa.

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Pero el atípico 2020, sin 'Carrera a Londres' por decisión equivocada de la ATP, no fue así. El ranking de veinticuatro meses permitió que los jugadores elijan que torneo disputar y cual no, sin penalizaciones, según sus actuaciones en 2019, dosificando energías y priorizando rendir mejor en sus torneos 'malos' de la temporada anterior. En medio de esta compleja realidad mundial, París organizó un Masters1000 en pleno auge de contagios, sin la presencia de Novak Djokovic (campeón 2019, sin puntos para sumar) pero con siete Top10 y la intriga de saber quien sería el octavo clasificado al torneo de fin de año. 

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La semana inició con ocho jugadores con posibilidades matemáticas de obtener un lugar en la Copa de Maestros, con el argentino Diego Schwartzman como mejor posicionado para quedarse con el último billete a Londres. El principal rival del "Peque" era el italiano Matteo Berrettini, que debería acceder a la final en París para quitarle ese lugar de privilegio. Los otros seis contendientes estaban obligados a ser finalistas o ganar en Francia para tener alguna chance, calculadora en mano, de ingresar al Masters. El italiano perdió rápido y ninguno de los rivales directos de Schwartzman alcanzaron las rondas finales por lo que los cuartos de final del argentino sirvieron para convertirse en el octavo mejor tenista del año.

La temporada de Diego pospandemia está siendo brutal: final de Roma (triunfo ante Nadal), semifinal de Roland Garros (victoria contra Thiem), final en Colonia, Top10 (8°) y clasificación al Masters. Ni en sus mejores sueños hubiese imaginado este presente el bonaerense, sobre todo luego del magro inicio de año para un aspirante al Top10. Noveno argentino Top8 ATP, octavo que disputará las finales ATP y séptimo con más victorias en Grand Slams, Diego Schwartzman apunta a seguir rompiendo marcas para su país. Veintiocho años y en el mejor momento de su carrera, no sería extraño verlo en el Top10 por mucho tiempo, su objetivo principal de cara a la temporada 2021.

Definidos los ocho 'Maestros', el torneo siguió su curso y Daniil Medvedev fue el mejor de la semana. El ruso venció a Alexander Zverev en la final, un contrincante con el que acumulaba un curioso número de enfrentamientos personales. De las siete veces que jugaron entre sí, las únicas dos victorias de Medvedev fueron en las dos finales que disputaron: Shanghai 2019 y París 2020. Sin haberse desarrollado seis Masters1000 en 2020, tres de los últimos seis eventos de mil puntos fueron ganados por Daniil, números que reflejan el presente de este curioso jugador que se destaca por su tenis poco ortodoxo y sus NO festejos cada vez que gana un título, sea de la categoría que fuere.

"Estoy muy contento por salir de París como campeón. Mi nivel de juego a lo largo de la semana ha sido muy alto. Creo que no es fácil para los tenistas jugar contra mí cuando estoy a este nivel. Ha sido un partido muy reñido y tengo que decir que tuve algunas dudas sobre si remontaría o no el partido. Sascha jugó muy bien y se sintió muy sólido con el servicio. Me las arreglé para meterme en el partido después de perder el primer set y finalmente lo conseguí. Ha sido un partido totalmente diferente al que tuve contra él en la final de Shanghái del año pasado, donde en ese partido sí estuve por encima en todo momento", expresaba sus sensaciones tras su octavo trofeo ATP el quinto ruso más laureado de la Era Abierta.

Nuevamente número cuatro del mundo gracias a este certamen, Medvedev será preclasificado número tres en Londres, torneo del que no tuvo buenos resultados pero del que extrajo una gran experiencia: "Mi partido ante Nadal en Londres 2019 fue horrible. Cuando pierdes un partido así (5-1 en el tercer set) solo puedes decir que fue terrible. Me vine abajo mentalmente y Rafa comenzó a creerse que podía darle la vuelta al partido. Si quieres estar en la cima del tenis mundial, no puedes hacer partidos de ese tipo. Desde ese encuentro, he mejorado muchísimo en el aspecto mental. Creo que he progresado mucho, porque incluso cuando algunas veces me entran colapsos, siempre he conseguido escapar. Esa derrota me ha ayudado mucho, sin lugar a dudas".


Daniel Vitale Pizarro

26 octubre 2020

El 'nuevo' Zverev

"Pienso en ese quinto set del US Open todos los días unas veinte o veinticinco veces. Durante las noches también. Y en mis sueños". Así respondía Alexander Zverev apenas llegado a Colonia hace dos semanas ante la pregunta sobre la final del Abierto de los Estados Unidos. El alemán estuvo muy cerca de ganar su primer Grand Slam y no es de extrañar que las imágenes del momento cúlmine en Nueva York se le aparezcan hasta cuando duerme. Pero la vida y el tenis siguen. Recuperado de un resfriado con síntomas similares al coronavirus, "Sascha" aprovechó para volver al ruedo en Alemania, en la ciudad de Colonia, a cuatrocientos kilómetros de su Hamburgo natal.

Alemania no organizó los torneos de Munich, Stuttgart ni Halle por la pandemia pero sí, post pandemia, pudo albergar en Colonia, dos torneos ATP250 sobre superficie dura bajo techo en semanas consecutivas. El campeón de ambos certámenes fue Alexander Zverev, clasificado al Masters pero con la intención de retomar el ritmo competitivo sobre superficies rápidas tras caer en cuarta ronda de Roland Garros. Nadie hubiera imaginado quince días atrás que el teutón, tras superar una gripe estacional, sin entrenar desde su derrota en París y con molestias en su cadera luego de una semana de competencia, ganaría Colonia I y II. Nada de eso frenó a Alexander.

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Más allá de sus altibajos con el segundo servicio, cometiendo dobles faltas en momentos importantes o sacando a velocidades por debajo de los 150km/h, el nivel de juego de Zverev en 2020 es altísimo. Y los resultados lo demuestran: semifinal del Australian Open, final del US Open y bicampeón en Colonia. Su unión con David Ferrer parece estar dando sus frutos, al menos en la parte mental, ese punto tan crucial en la vida del deportista individual. Su actitud dentro de la pista ha cambiado mucho y la mejora mental la pudimos apreciar durante el Abierto de los Estados Unidos. Ya no vemos al jugador que revienta raquetas contra el suelo, lanza insultos al aire o dialoga de mala manera con su equipo de trabajo.

El 'nuevo' Alexander Zverev es una versión más madura del niño prodigio que irrumpió en el circuito tres temporadas atrás y que parecía que se comía el mundo. Ese carácter explosivo y efusivo pudo canalizarlo internamente y transformarlo en espíritu de lucha. No hace falta apretar el puño en cada punto, darse ánimo continuamente o festejar cada juego como si fuera el último para demostrar que quieres ganar el partido. Cada jugador arma su estrategia mental para rendir mejor dentro de la cancha y Zverev, con la ayuda de Ferrer, ha logrado convertir esas emociones negativas en positivas y los resultados están a la vista de todos.

“Estoy mejorando y creo que seré el mejor de este deporte muy pronto. Hace dos días no sabía ni si podía finalizar el torneo por mis dolores en la cadera y ahora estoy aquí con el título en la mano. Estoy contento de no haberme retirado”, reflexionaba un joven que aspira a todo y que no tiene vergüenza en decirlo en voz alta. El modesto trofeo que recibió en Colonia fue el número trece a nivel ATP en veintiuna finales disputadas con veintitrés años de edad, al menos un trofeo de cada categoría que ofrece el circuito ATP, a falta del Grand Slam con el que sueña desde pequeño y que ahora le provoca pesadillas.

Pero no nos olvidemos de Diego Schwartzman (9°). El nuevo Top10 ATP alcanzó su décima final ATP (3-7) en el mejor momento de su carrera. Ocho del mundo hace dos semanas, el argentino vive un presente de ensueño. Final en Roma, semifinal de Roland Garros y final en Colonia. Virtualmente clasificado al Masters, solo una hazaña de Matteo Berrettini o algún Top20 en París le quitaría la posibilidad de disputar el Torneo de Maestros, cincuenta años después de su edición debut en Tokio 1970 y siete años después del último argentino presente en el torneo de final de temporada (Juan Martín Del Potro 2013).

Daniel Vitale Pizarro

23 septiembre 2020

El serbio más italiano

Ni la pandemia, ni el bochornoso Adria Tour, ni las críticas por la PTPA ni tampoco el pelotazo involuntario a una jueza de línea en el US Open que le provocó la descalificación del Grand Slam... nada desenfoca a Novak Djokovic. Pareciera que mientras más negativo sea el entorno, mejores resultados obtiene. Ya lo demostró por enésima vez el año pasado en Wimbledon tras levantar dos puntos de partido ante Roger Federer: "Si no tienes el público a favor, hay que crearlo. Me imaginaba que todo el estadio gritaba 'Novak, Novak' en vez de 'Roger, Roger' ". La capacidad mental del serbio para sobreponerse a sus rivales y a situaciones totalmente adversas, no deja de sorprender.

Roma es el Masters1000 en el que mejor se ha desenvuelto a lo largo de su carrera. Campeón en cuatro ocasiones y segundo en otras cinco oportunidades, aterrizaba en Italia luego de perder un invicto de veintiséis partidos en Nueva York y criticado hasta el hartazgo por la prensa y los fanáticos, no solo por el pelotazo indebido sino por una acumulación de errores tanto dentro como fuera de la cancha que fueron generando rechazo en el público. Las rondas pasaban y Novak avanzaba. Sin derrotas antes de cuartos de final en sus catorce participaciones en suelo romano, el único set que perdió fue en esa instancia ante Dominik Koepfer. Semifinalista por séptimo año consecutivo, Djokovic se quitó de encima a Casper Ruud para enfrentarse a Diego Schwartzman en la final.

El argentino venía de ganar el mejor partido de su carrera ante Rafael Nadal y el encuentro más emocionante del torneo frente a Denis Shapovalov. Lo motivación para Diego era inmensa: primera final de Masters1000 ante el N°1 del mundo por un lugar en el Top10. Pero enfrentar a Djokovic en una final de M1000 no es para nada sencillo, sobre todo luego de dos batallas tanto físicas como emocionales en las rondas previas. El empuje del argentino al inicio de ambos sets no fue suficiente y el serbio se recuperó de roturas de servicio iniciales para adjudicarse el torneo. Quinto Roma, treinta y seis trofeos de la categoría y ochenta y un títulos ATP totales, apenas cuatro menos que Nadal...

"El peque" había perdido con "Nole" en semifinales de Roma 2019 en dos horas y media de partido. La final entre ambos de Roma 2020 duró casi dos horas pero a pesar de la derrota, no borró la sonrisa de la cara de Schwartzman: "Rompí una barrera más de esas que uno anota en el libro. Llegar a una final de Masters1000 es una alegría para mi equipo y para mí. Siento que crecí. Para seguir ascendiendo en el ranking tengo que ganar en cuartos y semifinales de estos torneos. Si quiero dar otro paso tengo que repetir semanas como estas y sentirme capaz de hacerlo. El cariño que recibí y la repercusión que hubo no deja de sorprenderme. No es por humildad, pero soy un simple jugador de tenis y es una alegría inmensa que a tanta gente le guste lo que hago".

El campeón reflexionó sobre su presente tenístico y mental en Roma, luego del 'default' en el US Open que tantos dolores de cabeza le provocó: “Tuve muchos altos y bajos durante días, estuve en shock pero creo que tuve una gran semana. Tener un torneo a la semana de que ocurra algo como esto ayuda mucho, te ayuda a olvidar. Sé que no jugué mi mejor tenis pero estoy muy satisfecho y feliz de ganar este título. Lo más positivo es que serví muy bien y encontré mi mejor juego en los momentos decisivos. Cuando necesitaba jugar lo mejor posible, lo hice. Sé que quedan más días en los que puedo seguir elevando mi nivel para Roland Garros porque quiero avanzar lejos en el torneo. Este título me da aún más confianza que es absolutamente necesaria para un Grand Slam”.

287 semanas como N°1 ATP acumula el balcánico, una más que Pete Sampras (286), récord en la cúspide del ranking hasta la llegada de Roger Federer (310): "Sampras fue mi ídolo de la infancia, superar su récord es muy especial para mí. Siempre lo admiré, deseaba ser mentalmente fuerte y resistente como él, especialmente en los grandes torneos y en los grandes momentos. También soy consciente del dato y el récord de Federer como N°1 ATP, sé que puedo superarlo en los primeros meses de 2021. Estoy muy cerca, en una gran posición, sano y jugando bien. Los dos objetivos que tengo como profesional son superar a Roger en Grand Slams y en semanas como N°1. Voy a intentarlo, enfocándome sobre todo en los Majors pero también en Masters1000. Puedo ir más allá".

Párrafo aparte para el tenis italiano. Ocho italianos disputaron la segunda ronda del Masters1000 por primera vez en la Era Abierta, confirmando el gran presente que atraviesa el deporte en este país y el mejor futuro que se augura con tenistas como Gianluca Mager (25 años), Lorenzo Sonego (25 años), Matteo Berrettini (24 años), Jannik Sinner (19 años) o Lorenzo Musetti (18 años). Tradición tenística, materia prima, apoyo de la Federación a jugadores y entrenadores, y torneos Futures y Challengers cada semana dentro del territorio han convertido a Italia en potencia mundial. Nada es casualidad. Y queda demostrado incluso en este 2020 pandémico. Ni lerda ni perezosa, la Federación Italiana de Tenis organizará un segundo torneo puntuable ATP este año en Sardegna, reafirmando la política que adoptó el país transalpino en la última década, apostando por el tenis a mediano y largo plazo.

Daniel Vitale Pizarro

02 mayo 2016

Pequeño gigante



La alegría de debutar como campeón ATP

Houston 2016. Diego Shwartzman perdía 6/0 6/0 en primera ronda contra Marcos Baghdatis. Minutos más tarde el argentino expresaba sus sentimientos en Twitter: "Tocando fondo". Tres partidos ganados en el año, ocho victorias a nivel ATP y cinco triunfos a nivel Challenger. Sin confianza, estuvo a punto de abandonar por unas semanas la gira europea de arcilla: "Antes de este torneo pensé en no venir y descansar en casa. Finalmente, junto a mi equipo, decidí venir". Apostó al tenis, a recuperar nivel y confianza jugando y acertó. Acompañado por un grupo de argentinos en Estambul (Turquía), fue la semana casi perfecta.

Inscripto en el ATP250 de Estambul en singles y en dobles junto a Andrés Molteni, Diego despachó al N°1 del torneo Bernard Tomic 6/2 6/2 en octavos de final y al campeón de Marrakech, Federico Delbonis, en semifinales. El rival en la final era Grigor Dimitrov (29°). El búlgaro (ex 8° ATP) no está en su mejor momento pero es un rival de respeto, que busca reencontrarse con su mejor tenis de la mano de Franco Davin. Para Schwartzman era su primera final ATP en el torneo en el cual un año atrás había alcanzado su primera semifinal ATP. Para Grigor era su octava final como profesional (4-3), segunda del año tras la perdida en Sydney.
El poco profesionalismo en carne propia

Un reñido primer set para Dimitrov volcó el partido para el búlgaro que llegó a liderar 7/6 5-2. Pero el partido recién empezaba para Schwartzman. Desde ese momento, el argentino ganó once games contra uno solo de su rival. Diego llegó al tiebreak y no perdió ningún game más. Aparentes problemas físicos de Grigor, enfados y roturas de raqueta, terminaron en la descalificación del mismo cuando iban 7/6 6/7 0-5 40-40 tras romper dos raquetas en un ataque de furia. Saludó al arbitro, a su rival y pidió disculpas en conferencia de prensa, pero nada hará olvidar el papelón que hizo el día de más público dentro y fuera de la cancha.

Ni tiempo de festejar tuvo el campeón porque junto a Molteni tenían que disputar la final del dobles frente a Dudi Sela y Flavio Cipolla. 2h 47m duró la final del singles y 1h 28m la del dobles. Casi cuatro horas y media estuvo en cancha el domingo. La derrota en la final de duplas 6/3 5/7 10/7 no impidió que sea una semana perfecta, histórica para el "Peque". Fue su tercera final ATP entre singles y dobles (1-2) luego de la perdida en 2015 junto a Paolo Lorenzi en San Pablo. Para Molteni fue el debut en una final ATP de la especialidad, puntos que le permitieron igualar su mejor posición histórica en el ranking de dobles (75°).
El título de Schwartzman en Estambul significó el 214° para el tenis argentino, el tercero del año tras los conseguidos por Juan Mónaco en Houston y Federico Delbonis en Marrakech hace unas semanas. La sequía de títulos argentinos ATP de 2015 no tiene nada que ver con lo que está sucediendo esta temporada, y recién pasó un tercio del calendario ATP... Diego es el 35° jugador argentino en alcanzar una definición ATP y el 30° campeón en la Era Abierta, una parte de la rica historia del tenis argentino. Entre singles y dobles, Argentina acumula en 2016 seis títulos ATP, solo detrás de España y Francia (7).

"Los calambres comenzaron al final del segundo set, pero desde el 5-2, todo el crédito de la remontada es de Diego. Nunca quise terminar así pero no pude controlar mis emociones por lo que le pedí perdón", fueron las palabras del subcampeón en conferencia de prensa. El campeón, emocionado y diplomático luego de lo sucedido, dijo estas palabras: "Perdón Grigor por lo de hoy, eres un gran jugador y jugaras muchas finales más, mis respetos hacia vos. Estoy muy contento, fue una semana asombrosa, no se lo que pasó, es un sueño. Gracias a todos por venir todos los días, seguro nos veremos el año que viene".

Imágenes del primer set y del tercer set...

Dimitrov, inestable e irregular desde hace dos temporadas, rompió relaciones con Roger Rasheed, quien lo había llevado al Top10, y contrató esta temporada al argentino Franco Davin para rearmar su carrera y volver al selecto grupo de los diez mejores del mundo. Finalista en dos ATP250, los resultados llegaron a medias. El potencial del nacido en Haskovo no condice con su nivel actual y la tarea de Davin no es para nada fácil. La presión nunca dejó en paz a Grigor que cargó y carga en sus espaldas con el mote de "futuro gran campeón". Física y tenísticamente lo tiene todo, pero su mentalidad, lo más importante entre los mejores, no está a la altura de las circunstancias.

Daniel Vitale Pizarro

01 diciembre 2014

Poderoso el chiquitín

Los ocho elegidos son...

Cuarta edición del Masters Challenger. Torneo creado en 2011 que se disputa en San Pablo (Brasil) y que reúne a los siete mejores jugadores del circuito Challenger del año, que hayan disputado al menos ocho torneos en la categoría, más un invitado por el país organizador. En 2011 y 2012 el certamen se disputó en cemento indoor y uno de los campeones fue el argentino Guido Pella (2012). Esta temporada, al igual que la 2013, el evento se trasladó a arcilla, más acorde a las aspiraciones locales y tuvo por primera vez a dos argentinos entre los clasificados: Diego Schwartzman y Máximo Gonzalez. Diego, luego de su mejor año como profesional, y Máximo, un exponente del circuito Challenger que volvió al Top100.

Schwartzman ganó cuatro Challengers en 2014, perdió dos finales e ingresó al Top100 por primera vez en su carrera a los 22 años. Gonzalez se adjudicó tres trofeos y cayó en una final, aunque acumula en su carrera 14 coronas, octavo en la historia. "Peque" clasificó a semifinales tras salvar dos match points ante Joao Souza mientras que "Machi" solo ganó un partido en la fase de grupos y quedó eliminado. El argentino sobreviviente debía enfrentar al italiano Simone Bolelli, preclasificado número uno.
Los argentinos presentes en Brasil

Diego derrotó al italiano 7/5 6/4 para acceder a otra final más en su mejor año como profesional y en el partido por el trofeo tenía que enfrentar al invitado y local Guilherme Clezar 331° ATP que venía de disputar el mejor partido del torneo en su victoria 7/6 6/7 7/6 (12) ante Victor Estrella Burgos, luego de salvar tres match points. El preclasificado número dos no tuvo problemas en la final y se coronó por quinta vez en la temporada, en el torneo más importante de su corta carrera. Los 110 puntos conseguidos le permitieron finalizar el año 61° ATP (mejor ranking histórico) y arrancar 2015 sin la necesidad de disputar la clasificación en la primera parte del año. Un lujo.

Schwartzman dijo tras coronarse campeón: "Fue una semana increíble. El torneo fue genial, bien organizado. Estoy muy contento. Desde la primera jornada me las arreglé para jugar un buen nivel de tenis. Me metí en la final con mucha confianza. Clezar estaba un poco nervioso y me aproveché de eso", y agregó sobre su casi eliminación en la zona de grupos: "Cuando Souza sirvió para partido y tuvo un match point, yo ya estaba pensando en mis vacaciones en Buenos Aires. Pero eso sucede en el tenis. Estaba cerca de perder y ahora yo soy el campeón". Sinceridad ante todo.
Platos bien arriba. Schwartzman (campeón) y Clezar (finalista)

Su debut en el tenis profesional fue en 2009 cuando cayó en la primera ronda del Future F5 en Argentina. Su primer punto ATP lo consiguió en el Future Argentina F15 en el mismo año de su debut. Exactamente un año más tarde Diego obtuvo su primer Future en Bolivia. En diciembre de 2012 el bonaerense es campeón del Challenger de Buenos Aires, primer torneo en la categoría que le habilitó combinar algunas clasificaciones de los torneos ATP con el circuito Challenger. Y la primera victoria ATP apareció en el ATP de Buenos Aires ante el brasileño Thomaz Bellucci, en ese momento 38° en el ranking.

Pero esa victoria promisoria no significó un envión anímico para Schwartzman que no pudo seguir con esa racha en el circuito ATP pero si se estabilizó en el circuito Challenger. En 2014 llegó la consolidación en esa categoría. Alcanzó dos finales (Itajai y Porto Alegre) y se consagró en cuatro torneos (Aix-en-Provence, Praga II, Campinas y San Juan), lo que le permitió clasificarse como número dos de cara al Masters de fin de año de la categoría. Y no desaprovechó la oportunidad. En Brasil obtuvo su quinto Challenger del año en siete finales y 48 partidos ganados, nueve menos que Carlos Berlocq, el récord en este escalón del tenis.
Diego y su derecha

Sus 170 centímetros (el jugador más bajo del Top100) no le impiden dominar desde el fondo a sus rivales y suple su falta de potencia con profundidad en sus tiros y una buena cobertura de la cancha gracias a su velocidad de piernas. Parejo con sus golpes de fondo, su saque no es su mejor golpe pero no por eso es su talón de aquiles. Prefiere la arcilla antes que el cemento o el césped por características de juego y resultados obtenidos. Su jugador espejo es David Ferrer y su ídolo tenístico Rafael Nadal. Y digo tenístico porque su ídolo por sobre cualquier deporte es el futbolista Juan Roman Riquelme, por su gran fanatismo por Boca Juniors. En sus tiempos libres en Argentina trata de ir a "La Bombonera" a ver a su amado club.

Daniel Vitale Pizarro