25 marzo 2022

La tenista íntegra

Ashleigh Barty es (era) de esas deportistas que no abundan. En un mundo vanidoso, egoísta e inescrupuloso de estrellas deportivas, la australiana destacó por su perfil bajo pero no por eso estuvo alejada de la realidad. Siempre sonriente en sus redes sociales pero sin hacer ruido en ellas, Ash nunca fue noticia por su presente fuera del deporte, hasta hoy. Barty llamaba la atención por hacer las cosas bien en un contexto donde la mayoría las hace mal. Raquetas rotas, gritos constantes, discusiones con el árbitro y el público o vaivenes emocionales, eran acciones desconocidas para ella, conductas que le hubieran hecho perder el enfoque en su trabajo diario para ser la mejor en el deporte que ama (amó).

Y si además tiene mucha facilidad para pegarle a la pelotita amarilla, se mueve por la pista casi sin hacer ruido y utiliza cada centímetro de la cancha con ángulos imposibles para las pegadoras actuales, tenemos una jugadora versátil, inteligente, veloz, con una templanza de otras épocas y una actitud competitiva arrolladora. En resumen, Ash Barty nació en 1996 pero su juego recuerda al de los años ochenta con la potencia de los años dos mil, una mezcla explosiva que la catapultó en unos años a ser N°1 WTA, ganar el Masters, una medalla olímpica y las tres finales de Grand Slam que disputó, siendo el Australian Open 2022 su último título y partido como profesional.

"Fue la manera perfecta de decir adiós. No conozco un público tan espectacular como el que me animó durante el torneo y aunque no era definitivo, sospechaba que ese iba a ser mi último torneo. Mi triunfo en Wimbledon cambió totalmente mi punto de vista y me animó a preparar bien el Open de Australia, que siempre fue otro de mis grandes sueños. Fue una sensación increíble ganarlo ante unos aficionados que siempre me han permitido ser yo misma, cometer errores, entender mi personalidad", explicaba en la entrevista que dio a conocer su retiro, muy segura de si misma pero a la vez con cierta nostalgia por abandonar el deporte que practicó toda su vida y que le permitió ser quién es.

Ayudar al otro fue el motivo principal de su anuncio, para muchos drástico, para ella necesario y mejor para la sociedad: "No estoy ocultando nada extraño. Carezco de planes fijos en otros deportes, no voy a ser madre por el momento... No hay secretos. Voy a seguir conectada al tenis. Hace 10 días estaba entrenando y seguiré haciéndolo, nunca voy a dejar de jugar a este deporte. Simplemente no lo haré de un modo egoísta buscando progresar en una carrera profesional. Me encantaría contribuir a la sociedad de diferentes maneras y una de ellas es asesorando tenísticamente a niñas y niños. También seguiré implicándome con las comunidades aborígenes y tratando de ampliar sus oportunidades de futuro".

Barty era de esas jugadoras que daba gusto verla jugar. En un circuito femenino tan volátil y exacerbado, plagado de jugadoras altas, rubias, potentes y gritonas, Ashleigh era una bocanada de aire fresco en la WTA. Aunque nos sorprendían sus cortados que parecían detener el tiempo o sus cambios de ritmo desde el fondo de la pista, su regularidad estaba basada en su fortaleza mental. Esa tranquilidad mental fue forjada por su familia, tradiciones y descansos a la largo de su carrera. Su fugaz paso por el cricket profesional australiano en 2014 o el parate obligado pandémico en 2020 fueron fundamentales para aclarar ideas, estar con los suyos, cargar energías y volver mejor de lo que estaba.

Una muestra de que los principios de Barty están por encima de todo fue su pedido de exclusión del ranking WTA a partir del cuatro de abril, al término del Miami Open. Su nombre del ranking será retirado tras haber reinado durante ciento veintiuna semanas como N°1 WTA en dos etapas, la segunda racha será de ciento catorce, cuarto récord histórico en la Era Abierta. La actual monarca del tenis femenino decidió no seguir aumentando semanas en la cima ya que considera que no es justo al estar fuera de la competición, una muestra de altruismo que refleja el porqué del título del artículo.

La sucesora en el primer puesto del escalafón mundial será la polaca Iga Swiatek, que solo tiene palabras de agradecimiento y admiración hacia la aussie: “Cuando entrenaba con Barty sentía que todavía no estaba en su lugar. Es curioso que me marcara ser N°1 como gran objetivo tras ganar en Indian Wells y unos días después se cumpla. Han sido muchas emociones las que he vivido tras su anuncio. Soy una persona muy sensible y estuve llorando un buen rato. Es un ejemplo para todas por anteponer su propia felicidad a cualquier otra cosa. La admiro y respeto mucho, ha sido una gran motivación para mí, la vamos a echar de menos. Escuchar halagos suyos hacia mi persona es muy gratificante. No sé cómo describirlo, estoy muy agradecida”.

El circuito no pierde a una jugadora más, se va una referente en la cual la WTA, empresas y demás actores involucrados en el tenis femenino podrían haber sentado las bases sobre "una jugadora modelo". Quizás el retiro prematuro de Barty diga más del deporte femenino profesional que de la propia jugadora y que si nada cambia, veremos muchos más casos como el de la australiana. Los cambios no suelen verse de un día para el otro pero el plantearse modificar el circuito, el marketing y todo lo que lo rodea para que las jugadoras no sientan tanta presión ni se vean obligadas a crear su propia marca fuera del tenis para obtener reconocimiento sería un primer paso para que el tenis sea más amigable para con las deportistas, actrices principales de todo esto.

Daniel Vitale Pizarro

10 marzo 2022

El vendaval Alcaraz

Carlos Alcaraz llegó a la elite para quedarse. El español implosionó en el inicio de 2022 por lo que sus objetivos a corto y mediano plazo tuvieron que cambiar. Desde que cumplió dieciocho años en mayo de 2021 no ha parado de evolucionar: título Challenger en Oeiras; título ATP250 en Umag; cuartos de final del US Open con victoria ante Stefanos Tsitsipas (3°); campeón del Masters #NextGen en Milán; campeón del ATP500 Rio de Janeiro con triunfo ante Matteo Berrettini (6°); y debut victorioso en Copa Davis en Marbella. Actual diecinueve del mundo, el murciano no "será" una de las atracciones principales del circuito esta temporada, ya lo es.

Desde muy pequeño ya apuntaba maneras. Subcampeón por equipos de España 2015 (U12), campeón mundial con España 2017 en Prostejov (U14), campeón de España 2017 (U14) y 2018 (U16), campeón europeo en Moscú 2018 (U16) y campeón de la Copa Davis Junior 2018 (U18). Solo o acompañado, Alcaraz estaba destinado al éxito. Facilidad para generar potencia, intensidad, competitividad y actitud son las cuatro características principales del baluarte español, presente y futuro del país ibérico. Rodeado desde 2018 por Juan Carlos FerreroKiko Navarro y Álex Sánchez entre otros, un equipo de trabajo serio y que lo mantiene con los pies sobre la tierra, Carlos no tiene techo.

A partir de que el tándem Ferrero-Alcaraz empezara a trabajar en el verano de 2018, el camino a seguir estaba claro: "Hemos trabajado en el orden fuera de pista. Cuando entramos en el equipo, Carlos era un pelín desordenado. Ayudarle fuera de pista ha servido para que sea más ordenado dentro. Cuando le conocí ya jugaba muy bien, pero jugaba como se mostraba fuera, esto es algo que hemos mejorado mucho. Se ha profesionalizado fuera de la pista y eso se está viendo en los resultados. Es muy importante que mantenga los pies en el suelo, para eso está su familia y el entorno que trabaja con él desde pequeño. Y también nosotros. Entre todos tenemos la experiencia para llevarle por el buen camino y que no ocurra ninguna tontería".
Y es que llama la atención del mundo tenístico como un joven de dieciséis años (406° ATP) ganaba su primer partido ATP en el ATP500 Rio y dos años después ganaba ese mismo torneo. Atención que invita a verlo jugar. Su intensidad, el querer proponer y no especular frente a cualquier rival, su transparencia emocional en pista y su humildad fuera de la misma son factores que contagian a los fanáticos. Así lo describe su entrenador: "Desde el principio, Carlos ha tenido esa luz que atrae a la gente. No sé si es por su forma de jugar, que es muy carismática, con ese poderío, esa fuerza y esa forma de moverse. También es muy expresivo y eso a la gente le llena y se siente identificada. Muestra mucho lo que está viviendo por dentro. La gente prefiere eso a que sea un bloque de hielo", 
La confianza en uno mismo es quizás lo que diferencia a los mejores deportistas del mundo y Carlos Alcaraz no es la excepción a la regla: "El título en Brasil me da mucha confianza en lo que estoy haciendo porque considero que estoy en el camino correcto para ser número uno del mundo. Ese es uno de mis objetivos porque soy un chico que sueña a lo grande y ojalá pudiera ganar medallas olímpicas y conseguir títulos de Grand Slam. Si no me desvío de este camino sé que tendré oportunidades para conseguirlo, pero sé lo difícil que es y tengo claro que lo que he hecho hasta el momento no me garantiza nada".


Carlitos, como lo llama su circulo íntimo, no tuvo problemas en desvelar sus puntos fuertes y los débiles: "No me gusta alardear de mis habilidades, pero sí es verdad que me considero bastante bueno en lo que a consistencia se refiere. Mecanizo muy bien todos mis golpes. Pero sé que debo trabajar mucho el tema mental. Necesito mejorar mi concentración durante los partidos, evitar los bajones, no tener altibajos constantemente en mis partidos. Considero el tenis como un deporte netamente mental. Estás tú solo en la pista y eres tú el único capaz realmente de superar los problemas y salir victorioso. Todo esto lo vengo trabajando con mi psicóloga Isabel Balaguer desde hace ya tres años".


Curiosa al menos es la anécdota de su abuelo. Carlos (88 años) fue quién le introdujo en el tenis y en el ajedrez y es el primer y mayor fanático de 'Carlitos'. Apasionado del tenis y seguidor de su nieto desde que disputara sus primeros torneos como tenista en el club de tenis de la 'Real Sociedad Club de Campo de Murcia' (primer socio), colecciona de manera obsesiva todo lo relacionado con Alcaraz que se publique en algún medio de comunicación. A día de hoy, su colección de recortes, fotos e información sobre su nieto relacionada al tenis tiene tintes enciclopédicos, un material de un valor incalculable para toda la familia Alcaraz.

Daniel Vitale Pizarro