Winston Salem se disputa desde 2011 en el Estado norteamericano de Carolina del Norte durante la semana previa al US Open, perteneciente a la US Open Series. Entre 2005-2010 se celebró en New Heaven y entre 1990-2004 el torneo se jugaba en Long Island. Único ATP250 del calendario ATP con cuadro de 48 jugadores (16 preclasificados adelantados), es la oportunidad para jugadores de bajo ranking de poder ingresar al cuadro principal de un torneo ATP por el tamaño del cuadro y por la ubicación del certamen, como decimos siempre, pegado a un Grand Slam.
El calor del verano en el hemisferio norte siempre se hace sentir durante la gira norteamericana y Winston Salem no iba a ser la excepción. El ruso Daniil Medvedev fue el campeón de la edición 2018 sin perder sets, líder en aces y el más efectivo al resto. "Desde principio de semana me vi muy afectado por el calor y la humedad. Pensé que sería imposible ganar el torneo en esas condiciones, comencé muy lento pero conseguí ir entrando en ritmo y he ganado. Es increíble, una locura", se manifestaba Daniil en conferencia de prensa, sorprendido por como se desenvolvió bajo condiciones incómodas para practicar cualquier deporte al aire libre.
13° ITF como junior, no tuvo una destacada carrera como menor de edad sin grandes resultados en los Grand Slams. En el profesionalismo ingresó al Top100 a fines de 2016 gracias a sus destacadas actuaciones en los Challengers. Finalista ATP en 2017 y campeón por duplicado en 2018 (Sidney y Winston Salem) será por primera vez en su carrera Top40 (36°) a la edad de 22 años. Ex #NextGen, bronce en el Masters de su edad, no encadenaba tres triunfos consecutivos desde la gira previa al Australian Open y en Estados Unidos consiguió el doble de victorias en fila para ser campeón del ATP250 más largo de todos.
El finalista Steve Johnson, campeón esta temporada en Houston (arcilla) y Newport (césped), no pudo en Winston Salem ganar sobre la superficie que le faltaba. El mejor universitario de los últimos años atraviesa un gran momento como profesional a pesar de estar diez puestos debajo de su mejor marca (21°). Tres de sus seis finales ATP las disputó en 2018 lo que indica que es su año más prolífico desde que dejó el tenis Universitario para dedicarse por completo al circuito ATP. “Antes del torneo pensaba en si debería jugar o practicar una semana para el US Open. Ahora claro que no me arrepiento de mi decisión", decía entre risas el nacido en Orange, California.
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Novak Djokovic irrumpió en el circuito en 2007. Finalista en Indian Wells y campeón en Miami, indumentaria Sergio Tacchini y raqueta Wilson, el serbio de diecinueve años era campeón de Masters1000. Once años después, también en Estados Unidos pero en Cincinnati, logró lo que nadie pudo desde que se crearon los nueve torneos más importantes del circuito ATP luego de los tradicionales Grand Slams y el Masters. Super9, Masters Series, Masters1000 o comos e llamen en un futuro no tan lejano, nunca en 28 años de existencia un tenista había ganado todos. Eso es lo que consiguió Djokovic en Ohio, en su sexta final en el certamen. Nueve de nueve.
Novak #Djokovic:
Los 4 Grand Slams (13), los 9 M1000 (31), el Masters (5), la medalla de bronce en JJOO, la Copa Davis (1), el N°1 ATP (221 semanas), 70 títulos ATP y H2H positivo ante #Nadal (27-25) y #Federer (24-22). ¿Algo más?
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Los nueve elegidos en 1990 eran los torneos más importantes de la época que la ATP igualó en puntaje y aproximó en dinero para darle la misma jerarquía y la "obligatoriedad" de participación. A lo largo de los casi treinta años de existencia dos plazas sufrieron cambios de ciudad: la cuarta y la octava. El actual Shanghai, octavo M1000, es el más cambiante de todos: pasó por Suecia, Alemania, España y China. El otro cambiante fue Hamburgo que cedió ante Madrid en 2008. Lo que nunca cambió fue la cantidad. La categoría Masters1000 fue asentándose como tal hasta tener la importancia que la ATP buscaba, categoría a la que acuden los mejores tenistas del momento, siempre.
Djokovic entendió el mensaje de la ATP y se tomó en serio lo de la importancia que tienen los Masters1000 para la historia del tenis y luego de ganar los cuatro Grand Slams (al hilo), fue por más. Federer y Nadal, campeones de los cuatro Grand Slams al igual que el serbio, ostentan siete M1000 diferentes y a Novak solo le faltaba uno, Cincinnati, tierra en la que había caído cinco veces en la final. Campeón impensado de Wimbledon por la tortuosa vuelta al circuito luego de estar seis meses parado, y eliminado rápidamente en Toronto días atrás, el de Belgrado (10° ATP) no era el máximo favorito al título, aunque nadie quiera enfrentarlo tenga el ranking que tenga.
Inestable en las rondas previas, en la final no titubeó. Competidor como pocos, único en dominar mentalmente a Nadal (la mejor mente de la historia), en el partido por el título hizo lo que mejor sabe hacer... ganar. En frente estaba Roger Federer (2°) con el que mantiene un H2H por demás parejo (23-22) aunque desparejo en finales (18-6). No le pesó el poder quedar en la historia y la sexta fue la vencida. Saltando de alegría como un niño en el festejo, derrotó a un Federer siete veces campeón en Cincinnati y que lo había derrotado en las finales de 2009, 2012 y 2015. Se dio el lujo de quitarle el invicto en finales allí.
Campeón de todo, el serbio hizo historia pero se lo tomó con calma: "Es un placer compartir la cancha con Federer, con el gran jugador de todos los tiempos. Realmente lo digo. Él y Nadal han sido una parte tan integral e importante de mi vida y mi carrera y de mi evolución como tenista. Me hacen jugar mi mejor tenis. Me hacen mejorar. Me hicieron pensar en lo que tengo que hacer para tratar de ser el mejor jugador del mundo. Definitivamente, se trata de uno de los momentos más especiales de mi carrera. Ser el único hombre de la historia en ganar todos los Masters1000 y todos los Grand Slams me hace sentir tremendamente orgulloso para el resto de mi vida”.
Embed from Getty Images Federer inició 2018 de manera impecable aunque le costó mantener el nivel de 2017 y del Australian Open 2018. Volvió al N°1 pero no pudo mantenerlo por la gran cantidad de puntos que defendía y por el fenomenal nivel de Rafael Nadal. N°2 ATP, le restó importancia a su bajo nivel en la final y halagó al campeón sin tapujos: "Esta conferencia de prensa. No se debería tratar de que fallé devoluciones de segundo servicio. Si no de que él ha hecho historia. Esa es mi opinión. Podemos profundizar en cualquier punto que deseen, pero creo que el titular es sobre el logro increíble de Djokovic. Espero que esté extremadamente orgulloso y feliz por este momento”.
Ambos ganaron 25 peloteos de un impacto. PERO...
Djokovic ➡️ 4 aces, 21 restos fallidos de Federer.
Federer ➡️ 11 aces, 14 restos fallidos de Djokovic
A sus 37 años recién cumplidos, Federer alcanzó su 150° final ATP (98-52), 48° de Masters1000 (27-21). En lo que va de temporada el helvético suma tres títulos en seis finales sobre ocho torneos disputados, un porcentaje alucinante de victorias/derrotas. Más selectivo que nunca para rendir al 100% en cada torneo al que se presenta, producto de la edad y los años de vigencia en el circuito, Roger está obligado a tener buenos resultados para no caer en el ranking. Y de momento le está saliendo casi a la perfección. El US Open, próxima cita, puede decantar quien terminará como N°1 en 2018 y Nadal lleva la ventaja.
Montreal 2005 fue el primer Masters1000 que conquistó Rafael Nadal sobre superficie dura. Su rival fue Andre Agassi, 16 años y 35 días mayor que el español, diferencia de edad récord para una final de M1000 desde la creación de este tipo de certámenes en 1990. Trece años después, en Toronto (torneo canadiense con sedes rotativas), Nadal obtuvo su noveno Masters1000 sobre cemento ante un rival 12 años y 70 días menor que él, Stefanos Tsitsipas. El tenis del español tomó vuelo a partir de ese 2005 y el 2018 del griego parece que será el año del puntapié para pelear por los puestos de vanguardia del circuito ATP.
Stefanos nació en Atenas (Grecia) hace exactamente veinte años. Campeón de Wimbledon junior en dobles y número uno de la categoría en 2016, el griego dueño de un tenis clásico con empuñaduras de otra época se abrió camino en el tenis profesional ese mismo año, pero las victorias a nivel ATP no llegaron hasta un año después. Su rápida adaptación al tenis profesional lo depositó en semifinales de un ATP250 (Sofía) en su segundo torneo en el cual había obtenido victorias ATP. Esos cuatro triunfos ATP más buenos resultados en Challengers permitieron que terminase el año Top100, lo necesario para evitar las clasificaciones durante los primero torneos de la temporada siguiente.
En su primer año como Top100, con 19 años Tsitsipas alcanzó su primera final ATP en el ATP500 Barcelona con victorias resonantes ante Dominic Thiem (7°) y Pablo Carreño Busta (11°) antes de caer frente a Rafael Nadal (1°). Su nombre apareció en las portadas deportivas de todo el mundo. ¿Quién era el joven griego que le plantó cara a Nadal en su país? Los aficionados aprendieron rápido a pronunciar su complicado apellido. Una semana más tarde, en Estoril (Portugal), logró su segunda victoria ante un Top10 contra Anderson (8°) antes de caer en semifinales versus el local Joao Sousa, a la postre campeón del torneo.
Semifinalista en Washington con triunfo ante David Goffin (11°), llegó a Toronto con buenas sensaciones tenísticas. Sin ser preclasificado, el sorteo no lo benefició en absoluto pero eso no impidió que avanzara hasta la final eliminando a cuatro Top10 en fila. Sí, a cuatro: Thiem (8°), Djokovic (10°), Zverev (3°) y Anderson (6°). El límite fue el mismo de Barcelona, Rafael Nadal (1°). Tsitsipas perdió el título pero se adjudicó el récord del jugador más joven en vencer a cuatro Top10 de manera consecutiva, marca que le pertenecía al propio Nadal. El día de su cumpleaños número veinte no pudo regalarse el trofeo pero sí una semana para el recuerdo de él y de todos.
"He tenido la mejor semana de mi vida. Estoy viviendo un sueño, jugando en un nivel asombroso y lo estoy disfrutando más que nunca. Vencer a cuatro Top10... nunca me hubiera imaginado que iba a hacerlo en un solo torneo. Solo necesitaba creer en mí mismo y sentirme confiado para jugar contra ellos. Es un gran logro para mi, pero a la vez sigo hambriento. Creo que puedo conseguir muchas más cosas este año. Aunque haya perdido hoy, siento que con mi juego puedo ganarle a buenos jugadores. Soy agresivo pero agresivo con seguridad. Siento que nunca estoy perdiendo y que siempre estoy ahí", eran las sensaciones del subcampeón de Toronto posderrota, caída que lo ubicará 15° ATP.
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La sensación del torneo fue Tsitsipas pero el campeón fue Nadal. Qué decir de 'Rafa' que no se haya dicho. De menos a más, como nos tiene acostumbrados en las citas importantes, el español toma ritmo a medida que pasan las rondas y se vuelve invencible. Físicamente al 100% es muy difícil verlo perder. La intensidad que impone dentro del rectángulo de juego es infernal e impresiona como disputa los puntos importantes. Lidia con la presión como nadie, parece no afectarle. Aunque por dentro dice sentirla, por fuera no se nota y los rivales lo sienten. Nadal es mentalmente único e irrepetible, el mejor de todos, y la prueba está en su actitud en las derrotas, videos que en todas las escuelitas de tenis del mundo deberían repetir hasta el cansancio.
Nadal no concibe la frustración, o al menos la procesa en segundos. El tenis es un deporte de porcentajes y quien menos falla es el ganador. El 80% de los puntos ganados son por errores del rival, forzados o no forzados, pero errores al fin. El autocontrol, eso que Nadal domina a la perfección, es lo que le permite no regalar puntos, games y sets a su rival. La dureza mental hace que rinda bajo presión y por ende, asfixia a sus rivales, que no encuentran explicación a su alto nivel en los momentos claves de un partido. El de manacor domina mentalmente a sus contrincantes, "se les mete en su cabeza" e inconscientemente los obliga a fallar. Tan increíble como real.
"Rafa" lo tiene muy claro: "Cuando pierdes los nervios, el otro te ve mucho más débil. Con el autocontrol dejas de regalar partidos. En mi cabeza hay dudas siempre, ese es mi sentimiento. No soy una persona segura de sí misma en ninguna cosa de la vida. No soy una persona decidida en casi nada. Me cuesta mucho tomar decisiones… pero cuando juego, en los momentos importantes, tengo la determinación de hacer algo. Mi cabeza, en los momentos de presión, en los momentos importantes, me ha respondido bien la mayoría de las veces. Hablemos claro. Mi cabeza me ha permitido jugar de la manera que yo creía que tenía que jugar y no me ha impedido hacer lo que yo creía que tenía que hacer: eso es lo que pasa cuando tienes nervios, cuando te supera la situación".
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Martin Klizan es un caso atípico en el circuito ATP. Campeón en Kitzbuhel esta semana, volverá al Top100 tras un año Top200, pero su carrera está marcada por las grandes irregularidades y la alta efectividad. En Austria ganó el título desde la clasificación por lo que disputó siete partidos para poder alzar el trofeo. Entre ellos tuvo la ardua tarea de derrotar en octavos de final a Dominic Thiem, después de Nadal el mejor en polvo de ladrillo. El torneo tampoco fue un certamen convencional ya que la final la disputaron dos jugadores provenientes de la clasificación Klizan-Istomin, la tercera vez que sucede desde 1990 (Clavet-Masso en Hilversum 1990 y Troicki-Kukushkin en Sydney 2015).
El eslovaco jamás perdió una final ATP. Acumula seis títulos en seis definiciones en singles y cuatro trofeos en cuatro finales en dobles. A esto hay que sumarle que en toda su carrera su balance de victorias/derrotas es apenas positivo 132-128, lo que hubiera sido normal que perdiera algún partido por el título. Incluso en dobles tiene récord negativo (36-53) a pesar de ser campeón en un ATP500 (Rio de Janeiro) y ser 73° ATP en la especialidad en 2015, su mejor año tanto en singles como en dobles en cuanto a ranking. Y otra vez volvemos a las rarezas en la carrera tenística de Klizan.
En 2015 fue 24° ATP en singles (récord) y campeón en el ATP250 Casablanca, pero en 2016 fue campeón en Rotterdam y Hamburgo, ambos ATP500 y su ranking fue apenas una semana Top30 (29°), el resto del año fue Top50. ¿Por qué? Porque así es Martin Klizan. Ese año ganó solo cuatro partidos fuera de los títulos en Holanda y Alemania. 14-15 fue el récord de 2016. Algo verdaderamente inusual y que por consiguiente significó la caída estrepitosa en el ranking en 2017 (144°) y peor aun en 2018 (181°). Pero precisamente esa semana que tocó fondo en el escalafón mundial fue campeón de un importante Challenger en Indian Wells.
Esta temporada, su mejor actuación hasta el título en Kitzbuhel, también desde la clasificación, eran los cuartos de final del ATP500 Barcelona con victorias ante Novak Djokovic (12°) y Feliciano Lopez, antes de caer frente a Rafael Nadal. El exnúmero uno del mundo junior y campeón de Roland Garros había recuperado su nivel en España: "He tenido mucha mala suerte con las lesiones. El año pasado casi no podía ni caminar después de operarme de la pierna. Gran parte de mi regreso se lo debo al tratamiento que realicé con el gurú checo Michal Novotny en su clínica en el hotel Bahía del Duque en Tenerife donde realizo mis pretemporadas".
"Tenía mal un músculo. Fue una lesión muy grave. Estuve fuera cinco meses. Siempre es duro volver. No podía estar en mi ranking ni jugar al 100%, por eso acabé dos meses antes la temporada. Superé mi operación, que era uno de mis objetivos. He tenido mucho tiempo para prepararme y ponerme más fuerte físicamente para esta temporada. El año pasado estuve cinco meses fuera, el año anterior, otro medio año. He tenido muchas lesiones a lo largo de los años, pero ahora parece que estoy más en forma que antes. Estoy contento de estar en la pista y competir", le contaba a Marca y a Vavel su calvario con las lesiones en su muñeca, fascia plantar, tendón de Aquiles, y la última, el gemelo.
"Klizco" fue campeón en San Petersburgo 2012, Munich 2014, Casablanca 2015, Rotterdam y Hamburgo 2016 y Kitzbuhel 2018 en singles más los cuatro títulos en dobles que los ganó junto a David Marrero (Umag 2013 y 2016) y a Philipp Oswald (Niza 2014 y Rio de Janeiro 2015). Sus victorias ante miembros del Top10 son cuatro: Jo-Wilfried Tsonga (6°) en el US Open 2012, Kei Nishikori (10°) en Roland Garros 2014, Rafael Nadal (2°) en Beijing 2014 y Dominic Thiem (8°) en Kitzbuhel 2018.
Martin #Klizan y Ernests #Gulbis comparten el curioso récord de no haber perdido nunca una final ATP. El eslovaco acumula 6 títulos en singles y 4 en dobles y el letón 6 títulos en singles y 2 en dobles, únicos en la Era Abierta con 100% de efectividad con 6+ finales jugadas pic.twitter.com/1DRAvGxyy1
"Mi rendimiento en la final ha sido el mejor del torneo. Jugué muy sólido, eludí la presión y, honestamente, creo que merecí ganar. En mis otras finales en las que salí victorioso, a veces he tenido suerte en momentos puntuales pero también influye el trabajo duro. Nunca sabes qué puede ocurrir en este tipo de partidos, pero estoy feliz de presentar una estadística tan increíble. Es algo genial, estoy muy orgulloso de haberlo conseguido", las sensaciones de Klizan, el invicto. Este particular récord lo comparte con Ernests Gulbis, ambos ganaron todas las finales ATP que disputaron. El letón ganó seis títulos en singles y dos en dobles, únicos en la Era Abierta con 100% de efectividad.