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15 octubre 2012

El UNO entre ceja y ceja

Al acecho

El serbio empañó la fiesta del suizo. La semana en la cual Roger Federer alcanzó las 300 semanas como número uno del mundo (un MONSTRUO), el actual número dos fue el encargado de levantar el trofeo del Masters 1000 asiático, en Shanghai, para quedar a tan solo 195 puntos en el ranking ATP. Federer debía alcanzar los cuartos de final para mantener el liderazgo del ranking. Lo hizo y llegó hasta semifinales, ronda que no iba a sobrepasar porque se topó ante un Murray mucho más sólido y agresivo que "Su Majestad". 

Andy tenía la oportunidad de ser tricampeón en suelo chino, mantener la diferencia con los dos de arriba y permitir que Federer llegase a París como número uno, sin importar su resultado en Basilea (defiende 500 puntos del título). Y vaya si estuvo cerca. 7/5 5/4 y 30/0 con su servicio. ¿Algo más? Sí, una raqueta destrozada al finalizar el primer set por parte de Novak. Pero sucedió algo que cambió la actitud del serbio durante el set y le permitió levantar luego cinco match points. Mejor dejo que lo vean.
El momento clave del partido

Sonrisa, ánimo, aplausos y de vuelta al partido. En ese game "Nole" tuvo que enfrentar un match point y luego cuatro más en el tie break antes de igualar en sets. Ahora era el turno de su rival de despedazar su raqueta contra el cemento chino. Ya en el tercero, con más resto físico (producto del envión anímico de semejante remontada), quebró el saque del escocés en el 2-2 y solo fue cuestión de mantener el suyo para sellar un 5/7 7/6 6/4 y cerrar un partido intenso, con momentos de gran despliegue físico y técnico.

HEAD no debe estar muy contenta...

El mejor tenista de la temporada (ver "Carrera a Londres") consiguió su Masters 1000 número trece, en su 23° final. Vale aclarar que solo ha perdido ante Federer, Nadal o Murray en esa instancia. Este año, el serbio llega a esta parte del calendario con mayor resto físico que en su inolvidable 2011. A pesar de que sus números son similares, la diferencia fue no haber tenido la misma efectividad, pero sí casi la misma continuidad y regularidad. Repasemos.

Repitió ganando Australian Open, Miami y Toronto y perdiendo la final en Cinncinnati. Fue finalista de Monte Carlo (no había jugado en 2011), Roma, Roland Garros y US Open. Además sumó Beijing y Shanghai para completar sus cinco ATP del año. La diferencia no estuvo en la cantidad de partidos (llegó a las 70 victorias), sino en la efectividad en finales (está 5-5 contra el 10-1 del año pasado). Djokovic descansó tras el US Open (el año pasado disputó semifinales de Copa Davis), no disputó ningún ATP250 y no participará en Basilea para encarar París y el Masters entero fisicamente. De no tener complicaciones con su físico o sorpresas ante algún rival, terminará como número uno al final de la temporada. Pero... ¿por qué?

Un "approach" a la cima del ranking

El año pasado, Federer triunfó en Basilea, París y el Masters, entonces ¿por qué no debería poder hacerlo este año también, con el aliciente de terminar como número uno del mundo? Por dos cosas. Primero: el serbio necesita 760 puntos para terminar en la cima del ranking, sin importar los resultados de Federer. Significa que si "Nole" gana París Bercy, automáticamente se transformaría en número uno, sin necesidad de jugar el Masters porque solo defiende 180 de Basilea, 180 de París y 200 de Londres. Segundo: Federer defiende 500 de Basilea, 1000 de París y 1500 de Londres. El "Maestro suizo" ya no depende de si mismo para terminar como monarca en 2012. Deberá emular lo conseguido en 2011 y esperar algún tropiezo de su perseguidor para empatar a Pete Sampras y terminar por sexta vez al tope del ranking a fin de año, aunque el norteamericano lo haya hecho de forma consecutiva. Si, de otro planeta.

La semana siguiente Roger comenzará Basilea, torneo el cual ganó cinco veces, como número uno tras 301 semanas no consecutivas, que extenderá una más si alcanza las semifinales del certamen, de lo contrario, cederá su lugar a Djokovic. Igualmente, en París partirá como primer preclasificado a pesar de que el ranking diga otra cosa*. Si "RF" gana Basilea y París Bercy, llegará al Masters como número dos del planeta, porque por más que revalide lo conseguido en 2011, los puntos de Londres vencen antes de comenzar el certamen. En ese caso se definiría el liderazgo durante el "Torneo de Maestros", aunque llegaría Djokovic como número uno real y Federer uno en la preclasificación, como ya explicamos.
Más allá de las especulaciones y prediccones, de cualquier manera estas tres semanas que quedan serán apasionantes. Se definirán los tres puestos que permanecen vacantes para ingresar a Londres (cuatro si se confirma la baja de Nadal) y la lucha por el número uno del mundo. Calculadora en mano y a disfrutar de la temporada Indoor.

*La pre-clasificación de los torneos se hace una semana antes y como esta temporada Basilea-París no tienen semanas de distancia, se toma el ranking de Basilea

Daniel Vitale Pizarro

10 septiembre 2012

La quinta fue la vencida

"Ser número uno es mi siguiente meta"

Andrew Murray, conocido popularmente como "Andy", nació el 15 de mayo de 1987 en Dunblane, Escocia, a los siete meses de embarazo de Judy Erskine. Empuñó por primera vez una raqueta a los tres años. A los ocho junto a su hermano Jamie (tenista profesional, jugó varios torneos con Andy en dobles) vivieron en su colegio, un hecho trascendente en toda Gran Bretaña. En 1996, Thomas Watts Hamilton, excoordinador de los Boys Scouts del club al que los hermanos Murray asistían, entró al gimnasio, comenzó a disparar y asesinó a 16 chicos de primer grado, a una maestra y luego se suicidó. Andy cuenta en su biografía como vivió ese día: "Solo tengo pequeños recuerdos pero se que podríamos haber sido nosotros las victimas. Íbamos para el gimnasio cuando escuchamos disparos, salimos corriendo hacia el despacho del jefe de estudio y nos escondimos debajo de la mesa de jefe". Judy contaba que era conocido en el barrio y que varias veces lo había llevado a la estación porque no tenía vehículo. ¿Suerte de campeón? Al fin y al cabo, fue suerte.

A los catorce años, con un talento innato para golpear la pelotita amarilla y también para jugar al fútbol, al punto de ser convocado por el Glasgow Rangers para probar suerte en el club escocés. Sin poder sobreponerse psicológicamente al trauma de aquella tragedia, declinó la oportunidad futbolística para enfocarse 100% en el tenis. Judy decidió enviarlo a España para que se dedicara de lleno al deporte blanco, a la academia de Emilio Sanchez Vicario y Sergio Casal, donde se formó tenísticamente. Allí, a los 16 años, le diagnosticaron que había nacido con la rótula bífida, hueso que consta de dos estructuras en vez de una, proceso que no desarrolló entre los tres y siete años y que a causa de sus entrenamientos de alto rendimiento, le provocaba dolores a lo largo de la temporada (aun hoy). En ese país también hizo su incursión al circuito junior (ganó el US Open 2004 con 17 años) y a sus primeros torneos ATP.

No podía creerlo

Al año siguiente alcanzó la semifinal de Roland Garros junior y llegó a su primera final a nivel ATP en Bangkok. En 2006 obtuvo su primer título como profesional en San José. Dos títulos en 2007 desembocó en un 2008 instalado en el Top5, puesto que no abandona aun hoy. Ese 2008 fue el año del despegue tenistico del británico. Cinco títulos, incluidos los Masters1000 de Cincinnati y Madrid sobre cemento, más la final del US Open, forjaron de confianza ese tenis dúctil y sensible que derrochaba en cada partido, para lanzarse los siguientes años a la caza de su primer Grand Slam, logro que se hizo desear. En 2009 se coronó nuevamente en dos Masters1000 (Miami y Toronto) más otra final en Indian Wells y semifinal en Wimbledon. Además triunfó también en otros tres torneos ATP. Fue por tres semanas número dos del mundo.

2010 y 2011 fueron años parecidos. En ambos logró una vez más dos Masters1000, la final de Australia y la semifinal de Wimbledon, aunque el año anterior había gritado campeón en tres torneos más (Tokio, Bangkok y Queen's) y fuera semifinalista de Roland Garros y US Open. Pero aun lo mejor estaba por llegar. En 2012 contrató a Ivan Lendl como coach para intentar ganar ese bendito Grand Slam que tanto se le negaba. ¡Y vaya si le dio resultado! Luego de la semifinal en Australia (7-5 en el quinto ante Djokovic, luego campeón) y cuartos de final en Roland Garros, el verano europeo fue prácticamente suyo. Final de Wimbledon ante Federer por primera vez y campeón de los Juegos Olímpicos también en el All England y frente a Roger. Eso fue la antesala perfecta para llegar al US Open de la mejor manera, a pesar de los traspiés sufridos en Toronto y Cincinnati, torneos en los que tiene los mejores resultados de su carrera.

Abrazo de campeones

Llegó el US Open. Sin Nadal en el cuadro, sus rivales en los papeles serían Federer en semifinales y Djokovic en la final. El "Maestro" sucumbió ante el poder ofensivo de Berdych pero Novak sí se iba a hacer presente en la finalísima. Casi cinco horas de juego (4h 54m), emociones durante todo el encuentro, dos sets a cero, sets iguales, el viento que molestó durante todo el partido y un Murray que se mostró más entero, levantó su primer Major en el lugar donde incursionó por primera vez a una final, allá por 2008. Y lo hizo en el US Open, certamen donde Fred Perry en 1936 había gritado campeón por última vez para un británico en un Grand Slam.

El chico fanático del sushi, que odia el alcohol, que escucha "50 cents" en sus ratos libres y se pasa horas y horas frente a una TV con su PlayStation, un lunes 10 de septiembre de 2012 (mismo día que Fred Perry ganara su primer US Open), con 25 años, 5 meses y 25 días, se convirtió en el campeón del Abierto de los Estados Unidos, al igual que en el 2004 con 17 años en junior. Emuló lo conseguido por Edberg, Davenport y Roddick, al lograr el doblete (junior y profesional). Cuando levantó la copa, Murray dijo: "Realmente no se como lo hice"

Algunos datos curiosos de la final: Australia fue ganado por el N°1 del mundo (Djokovic), Roland Garros por el N°2 (Nadal), Wimbledon por el N°3 (Federer) y el US Open por el N°4 (Murray).
Al igual que Ivan Lendl (su entrenador), Andy Murray logró su primer Grand Slam luego de perder cuatro finales al hilo. Hasta 2004 hubo siete campeones diferentes (Rafter, Agassi, Safin, Hewitt, Sampras, Rodick y Federer) y desde 2009 ya van cuatro (Del Potro, Nadal, Djokovic y Murray).

Serena siempre Serena

Otra vez Serena Williams, si. Al igual que en Wimbledon y los Juegos Olímpicos, es la campeona también en Flushing Meadows. Se coronó frente a la actual número uno del mundo, Victoria Azarenka, en la final del US Open. La menor de las Williams levantó su décimo quinto Grand Slam sobre diecinueve finales disputadas (cuarto en Nueva York), acercándose a la plusmarca de Chris Evert y Martina Navratilova (18), aunque aun lejos de los 22 de Sttefi Graf.

Serena estuvo casi un año fuera de las canchas (346 días exactamente) por una embolia pulmonar, producto de un corte en el pie que luego le perjudicó la zona pulmonar, corriendo serio peligro de no poder volver al circuito profesional. Luchadora, Serena volvió en el US Open 2011 y cayó ante la polaca Radwanska en la final. 2012 no empezó bien para Williams: octavos en Australia y malos resultados en la WTA. Pero era solo cuestión tiempo. Pasaron los torneos y encadenó títulos en Charleston, Madrid, semifinal de Roma y primera ronda en Roland Garros (primera vez que cayó en esa instancia en un Grand Slam). Luego de la rareza en París, el presente: campeona en Wimbledon, Stanford, Juegos Olimpicos y el US Open. Sin lugar a dudas la mejor jugadora del momento.

Daniel Vitale Pizarro

06 agosto 2012

Medallas históricas



Medalla, bandera y sonrisa británica.

Andy Murray lo hizo. Pudo derrotar a Roger Federer en una final de un torneo importante, no en puntos porque da 750 ni en dinero porque esta competición no premia con plata, pero si en prestigio. Se sacó la "mufa", venció a su verdugo de tres finales de Grand Slam, el rival que le había ganado unas semanas antes en el mismo escenario y que quería llevarse el oro, señalado por él como uno de los objetivos principales a comienzo de año. Sin dudas el escocés, en su segunda casa (Wimbledon), el mismo estadio que lo vio llorar días atrás, esta vez lo vio disfrutar cuando se colgó la presea dorada. Lo logró.

La consagración en el All England no fue casualidad. El cambio comenzó exactamente el 31 de diciembre del 2011 cuando Murray decidió dar un salto de calidad y contrató como coach a Ivan Lendl. ¡Vaya jugador! Con el objetivo de enfocarse más en los Grand Slams, mejorar la parte mental y sobre todo, que le aporte la experiencia necesaria de un ganador de ocho Grand Slams sobre 19 finales disputadas. A menos de un mes de trabajar juntos, Andy levantó el trofeo en Brisbane (Australia)
 en la antesala del primer "Major" del año. Todo iba, aunque con muy poco trabajo, viento en popa. En el Australian Open el escocés perdió la semifinal contra Novak Djokovic, torneo en el que el año pasado había perdido la final, justamente frente al serbio. En Dubai, Federer fue su rival en la final, obstáculo que no pudo sortear. Luego cayó derrotado sorpresivamente en la segunda ronda de Indian Wells ante García Lopez y perdió la final de Miami otra vez ante Djokovic.

El podio en Wimbledon...

La gira sobre polvo de ladrillo nunca fue su fuerte. Disputó cuatro torneos y en ninguno pasó los cuartos de final. Para colmo, debut y despedida en Queen´s frente a Nicolás Mahut, torneo que lo vio ganador en 2009 y 2011. A esta altura de la temporada, el balance con Lendl en el banco, no era muy diferente a años anteriores, con resultados aún peores que la temporada pasada en cuanto a Grand Slams y Masters 1000. El mundo del tenis se preguntaba si fue acertada la contratación del 94 veces ganador a nivel ATP, si podrían convivir dos estrellas, teniendo que ser solo una la protagonista.

Pero llegó Wimbledon, torneo que se le negó dos veces en su carrera al actual entrenador del británico. Con la prematura derrota de Nadal en segunda ronda, Murray no podía desaprovechar la oportunidad de ubicar a un británico en una final, algo que no sucedía desde 1938. En la final estaba Federer, que lo venció en cuatro sets, luego de que Andy dominara el primer set y gran parte del segundo (post sobre Wimbledon pasado). Ese día, Murray supo que ya no quería pasar otra vez por esa situación de angustia, llanto, desilusión, etc.,etc., etc.
Espíritu Amateur

El próximo objetivo eran los Juegos Olímpicos, que por primera vez se jugarían en Wimbledon, sin obligación de vestir de blanco, un detalle menor pero llamativo por lo que representa la institución. Para Andy Murray, la deserción de Nadal por lesión no le afectó, porque cayó del lado de Djokovic, en una supuesta semifinal con su verdugo de Australia y Miami este año y al que superó en Dubai. Y se dio la lógica. Pero como en los Emiratos Arabes, lo venció y llegó a otra final en el All England, más local que nunca, por ser británico y por defender a su país nada más ni nada menos que en un juego olímpico. Del otro lado, el mismo rival de semanas atrás, el mismo que lo venció en Dubai y el que además lo derrotó en tres finales de Grand Slam, Roger Federer.

Pero esta vez todo iba a ser diferente. Prácticamente sin errores, jugó como tenía que jugar. Firme, agresivo, aprovechó las oportunidades en los momentos importantes y se llevó el partido por un abultado 6/2 6/1 6/4 para colgarse la medalla dorada. Es verdad que Federer (31 años el ocho de agosto), el favorito, venía de disputar "el partido" del torneo ante Del Potro, por lo emotivo, por las más de cuatro horas y por el nivel de juego demostrado por ambos. Junto con la final de Australia, lo mejor del año. Juan Martín, que no pudo acceder a la disputa por el oro, obtuvo la medalla de bronce al derrotar a Novak Djokovic en un partidazo, con todos los condimentos.
El abrazo sentido con su novia en el box de su equipo de trabajo

"Este es el triunfo más importante de mi vida", manifestó a la cadena BBC. "Es la mejor manera de recuperarme tras la final en Wimbledon (...) Me siento renovado", agregó el escocés luego de recibir la medalla de oro. Este triunfo le permite a Murray acercarse a Nadal en el ranking, sumar su título número 23, adelantarse en los enfrentamientos personales a Federer 9-8 y sobre todo, creer que está capacitado para vencer a los tres de arriba, incluso en torneos importantes y cumplir con su objetivo de levantar un Grand Slam. El viaje junto a Lendl recién empieza y este es el camino a seguir. El US Open tiene ahora no solo un candidato al título, sino una amenaza.
Las hermanas Williams, leyendas.

Serena Williams sigue haciendo historia y completando los espacios vacíos de su palmarés. No solo "barrió" literalmente de la cancha en la final femenina a María Sharapova 6/1 6/0 para lograr el oro que tiene en sus vitrinas Venus Williams, sino que logró junto a Venus el tricampeonato 2000, 2008 y 2012 (2004 no jugaron por lesión de Serena). Con la victoria, iguala a la pareja fuera del circuito Agassi-Graf al lograr el Golden Slam, los cuatro Grand Slams y la medalla de oro, aunque Steffi lo haya logrado todos en una misma temporada. Además, Serena viene de consagrarse también en Wimbledon en singles y junto a su hermana en dobles. Las Williams se suman a la lista de las mejores tenistas de la historia y aun siguen dando batalla. Fantástico.

Daniel Vitale Pizarro

09 julio 2012

Roger Federer se escribe peRFect


Sole él y Sampras sintieron esa sensación siete veces...

Hace nueve años, en Wimbledon 2003, un tal Roger Federer, con un talento proporcional a la cantidad de raquetas que rompía, vencía en la final a Mark Phillippousis y se quedaba con su primer Grand Slam. Comenzaba un nuevo reinado. Sampras dejaba vacante su trono al nuevo dominador del césped londinense, que se adueñaría de siete títulos en diez presentaciones, incluida una final perdida ante Nadal en 2008. Por aquellos años, nadie imaginaba lo que vendría después. Aquel chico de pelo largo, colita y vincha, se convertiría en el máximo ganador de Grand Slam (17) de toda la historia, y contando...

"Su Majestad" comenzó el torneo con expectativas más que ambiciosas. Si se coronaba en la Catedral, superaría a Sampras en semanas como número uno al alcanzar ese puesto por tercera vez en su carrera, levantaría su copa número 75 (McEnroe 77, tercero en la lista de los más ganadores de la historia) e igualaría a Pete Sampras con siete Wimbledon en su haber. Semejantes números en la previa del partido hubieran asustado a cualquier mortal, algo que al suizo no le sucedió. Tardó poco más de un set y medio para ajustar su juego y dar vuelta un partido que parecía que se le iba de las manos. Tomó el control y venció en cuatro sets al británico Andy Murray, ante la mirada de sus mellizas, que aplaudieron y sonrieron el logro de su papá durante la ceremonia de premiación. "He jugado, probablemente, mi mejor tenis del torneo. Siempre dije que rendía mejor en semifinales y finales. Es impresionante volver a ganar aquí después de tres años, el sentimiento es familiar. Nunca dejé de creer. Es un momento mágico para mí", declaraba el "expreso suizo" luego de la victoria.

El emotivo momento de los 17

Roger Federer sigue haciendo historia, como dijo él mismo: "Todavía no lo creo". Ganar un Major con casi 31 años, después de tres temporadas, siendo padre, desplegando el tenis que desplegó y con dolores en la zona baja de su espalda, no es poca cosa, es sencillamente único. Único como su revés a una mano en una época en la cual está "en peligro de extinción"; único por su estilo de juego clásico, "a la antigua"; único como la raqueta que utiliza (muy pesada, rígida y de aro chico -90-) y tantas otras cosas más, que lo convierten en un jugador que despierta admiración en cada estadio donde se presenta. Un "señor" dentro y fuera de la cancha. Federer no gesticula al golpear la pelota y pareciera que no transpira, ideal para los fotógrafos. Atributos que enaltecen aun más su figura de "caballero". Impecable.

Durante el año, de los once torneos que disputó, ganó cinco, perdió una final, cuatro semifinales y solo una vez cayó antes de esa instancia, ante Andy Roddick en segunda ronda de Miami luego de ser campeón en Indian Wells. Su siguiente torneo serán los Juegos Olímpicos y conservará el primer lugar del ranking si termina por delante de Djokovic y Nadal en el certamen. Si termina el año en esa posición, igualaría a Sampras al concluir seis años como número uno del mundo, pero para eso falta mucho. En Wimbledon, obtuvo 66 victorias y 244 partidos ganados en torneos de Grand Slam, este último es récord. Además, cuenta con 54 victorias o más en cada Grand Slam. Nadie logró 50. Un desubicado.

Para enmarcar...

Obtuvo 17 Grand Slams -  4 Australian Open, 1 Roland Garros, 7 Wimbledon y 5 US Open en 24 finales, ambos récords. Para dimensionar lo que representa, debería hacer un post interminable, solo de halagos para Rogelio. El "increíble" le queda muy chico.

"¿De qué me enorgullezco más? De mi carrera, porque nunca pensé que sería tan bueno", reconoció ayer Roger.

Los mejores, de gala.

Serena Williams también hizo historia en el All England, al conseguir su quinto título tanto en singles como en dobles, llegando a la suma de 14 Grand Slams en 18 finales disputadas. Tiene 30 años como Roger. La menor de las Williams, que fue derrotada en Roland Garros en primera ronda, a fuerza de aces (superó dos veces el récord de cantidad en Wimbledon al concretar 23 en tercera ronda y 24 en semifinales) conquistó el trofeo en su séptima final. Y si hablamos de saques directos, realizó en sus siete partidos, la suma de... lea bien: 102 aces. Para agregarle más merito a lo conseguido por la norteamericana, superó al alemán Kohlschreiber, que logró 98. Impresionante. En la entrega de premios dijo: "Mi servicio me ayudó mucho para ganar el torneo. No se realmente por qué me salió tan bien".

Serena subió dos puestos en el ranking WTA para ubicarse cuarta y consolidarse como la máxima favorita para obtener los Juegos Olímpicos en Londres. La menor de las Williams amenaza una vez más los récords del circuito femenino.

Daniel Vitale Pizarro