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21 agosto 2017

Todo llega

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Brisbane fue el anuncio de que 2017 era el año de su vuelta a los primeros planos. Las victorias en el ATP250 australiano ante Thiem (8°), Raonic (3°) y Nishikori (5°) no pasaron desapercibidas. Su gran presente siguió en el Abierto de Australia, frenado por Nadal en una maratón a cinco sets en semifinales. Luego fue campeón del ATP250 en Sofía (Bulgaria), su país natal. Los mejores dos meses de su carrera. Era el momento perfecto para dar el salto de calidad en los Masters1000 norteamericanos y volver al Top10. Pero los fantasmas del pasado volvieron. La prensa hizo de las suyas una vez más y Grigor Dimitrov volvió a chapotear en el agua como en 2015-2016.

Nueve torneos pasaron para que pudiera encadenar tres victorias consecutivas en un mismo certamen (Queen's y Wimbledon). Pero la mala racha volvió en Washington y Montreal con sendos octavos de final ante rivales muy inferiores a él. Sin siquiera un cuartos de final en los seis Masters1000 del año, llegó a Cincinnati con dudas sobre su nivel, muy distante del mostrado en enero-febrero. El cuadro se abrió por las baja de siete Top10 y el búlgaro no iba a dejar pasar esa oportunidad. Sin perder sets, pero no por eso partidos accesibles, se abrió camino hasta semifinales, instancia a la que había accedido el año pasado, la cuarta en esta categoría.
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John Isner era un escollo durísimo. Campeón en Newport y Atlanta en 2017 y local en Ohio (USA), iba a vender cara su derrota. 7/6 7/6 para Dimitrov, según el propio jugador uno de sus mejores partidos por todo lo que rodeaba al encuentro. Primera final de M1000 tras caer en semifinales de Roma y Toronto 2014, y Cincinnati 2016. El rival en la definición era Nick Kyrgios, debutante también en final, tan peligroso como talentoso y volátil. Pero Grigor, concentrado y enfocado con su plan de juego y sin distraerse, aguantó los embates del rival y sorteó al australiano en sets corridos para ser campeón de Cincinnati. A los 26 años logró lo que todos esperaban de él a los 20. Todo llega.

Franco Davin, único coach argentino campeón de Grand Slam con dos jugadores diferentes, fue entrenador del búlgaro durante nueve meses en 2015-2016. La dupla empezó con elogios entre ellos, pero los resultados no llegaron. Según allegados, Franco habló mucho con Grigor durante su trabajo mancomunado: "El entorno que tiene es un caos, hay mucho para ordenar. Él es un superdotado física y técnicamente. Al potencial que tiene hay que agregarle trabajo y orden". Y eso es lo que hizo de un tiempo a esta parte. El trabajo no da resultados de un día para otro y cada jugador reacciona diferente a los cambios en su vida personal y profesional. Hoy "Dimi" parece haber encontrado el camino correcto.

El mental tanto personal como profesional se nota en la cancha. Atrás quedó el mote de "Baby Federer" que tanto daño psicológico le hizo, y los romances con Serena Williams y luego con María Sharapova, lo que le significó salir en más revistas del corazón que deportivas y de tenis, al fin y al cabo lo más importante, su trabajo, el cual se destaca desde junior. Campeón del US Open en singles, de Wimbledon en dobles y N°1 del mundo en junior, todo en 2008, estaba destinado a ser el futuro del tenis por sus resultados y su estilo de juego, completo y vistoso. El combo perfecto lo completaba su apariencia física, muchas veces tildado como 'el más guapo del circuito'.

Feliz como pocos tenistas campeones, el 9° ATP desde el lunes (ex 8°) expresó su alegría ante los medios: "Estoy muy feliz. Muy feliz. Esto es increíble. Ganar un Masters1000, mi primero, no hay nada más que pueda decir. Feliz y abrumado de tener este trofeo en mis manos- Ganar aquí mi primer Masters1000 es increíble. Siempre me gustó este torneo. He jugado aquí varias veces y siempre pensé que éste podría ser uno de los primeros y ha sido el primero. Ahora lo más importante es mantener los pies en el suelo y seguir haciendo el mismo trabajo, creer en mí mismo y prepararme de la mejor manera que pueda para Nueva York".
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Nick Kyrgios es único e irrepetible. Sin títulos en la temporada pero con victorias y derrotas tan rutilantes como sorpresivas, el australiano de 22 años se plantó en la final de Cincinnati luego de tres retiros consecutivos y un octavos de final en Montreal. El triunfo sobre Nadal (N°1 el lunes) en cuartos de final dejó a todos con la boca abierta. Pero no es nada diferente a sus victorias ante Djokovic en Acapulco e Indian Wells o contra Zverev en Indian Wells y Miami, a ambos en semanas consecutivas. Kyrgios es dinamita. La otra cara son sus derrotas contra Jan Satral (157°) en Copa Davis o Nicolas Kicker (92°) en Lyon, por citar solo ejemplos de este año.

Kyrgios juega al tenis como pocos jugadores en el circuito. A veces sin ganas, a veces irrespetuoso, a veces soberbio, a veces genial. Su talento le permite golpear la pelota incómodo y lastimar; sin flexionarse y generar potencia igual. Su servicio es uno de los mejores del mundo, sino el mejor, con velocidad y variantes excepcionales. Fuerte físicamente pero a la vez débil en cuanto a las lesiones, su mente juega muchas veces en su contra. A excepción de los jugadores con los que tuvo problemas, sus colegas dicen que es una buena persona. Lo cierto es que "Nick" le hace bien al tenis, es una bocanada de aire fresco para un tenis acartonado, lleno de caballeros que solo se felicitan entre sí.

Daniel Vitale Pizarro

15 agosto 2017

Zverev va en serio


"Estoy jugando el mejor tenis de mi vida". 20 años, siete del mundo, seis títulos ATP, cinco esta temporada, dos de ellos Masters1000 en las finales a Djokovic y a Federer. Sí Sascha, estás jugando el mejor tenis de tu vida. Montepellier, Munich, Roma, Washington y Montreal, la serie de trofeos que levantó el más chico de los Zverev en 2017 para demostrarle al mundo tenístico que no es futuro, que no es promesa, sino que es presente, y presente del bueno. El joven alemán llegó para quedarse. El líder del relevo generacional, virtual cinco ATP por las deserciones de Djokovic y Wawrinka hasta 2018, se dará el lujo de clasificar al Masters de Milán (Sub21) y al de Londres. ¿Tiene techo?

Alexander Zverev llegó a Montreal casi sin descanso luego de ser campeón en el ATP500 de Washington. El debut no fue el más afortunado ni el mejor. Richard Gasquet lo tuvo contra las cuerdas, incluso levantó tres match points. Pasó el susto y el nivel del alemán fue creciendo. Kyrgios era una amenaza latente, pero quedó en eso. Anderson lo exigió pero flaqueó en los momentos importantes de ambos sets. Shapovalov, la revelación del torneo, lo intimidó pero al igual que el sudafricano, titubeó cuando no debía y le sirvió la victoria al ocho del mundo, que por las ausencias era el cuarto preclasificado del certamen.
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La final fue diferente al resto del torneo. Ambos llegaban a su sexta definición ATP del año con el suizo invicto en Masters1000 y también en finales. Pero a pesar del año casi sin fisuras de Federer, durante las rondas previas no había sido el mismo de 2017. Sin su familia en las gradas, casi sin días de entrenamiento ni adaptación al cemento desde la obtención de Wimbledon, incómodo con su juego y con dolores aparentes en su cuerpo, alcanzó la final gracias a su jerarquía y al cuadro que se fue abriendo a medida que avanzaba de ronda. Lento en los desplazamientos y con molestias en la zona lumbar, no fue rival para Zverev que lo derrotó 6/3 6/4.

"Siento que estoy jugando el tenis correcto, el necesario para estar ahí. No siento que las cosas estén llegando de forma antinatural, todo lo contrario. Por supuesto, ganar dos Masters1000 es algo que nadie hubiera imaginado pero todo el mundo estaría orgulloso de ello. Estoy feliz de que haya ocurrido así. Estoy súper feliz por la forma en la que está todo actualmente, me siento muy bien", declaración postriunfo de Zverev, que acumula diez victorias consecutivas y que disputará Cincinnati a partir de esta semana a pesar de estar "un poco cansado pero a tope de confianza y a un buen nivel de juego", según sus propias palabras.
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El nivel de Zverev, los resultados y la edad lo ubican como el jugador a seguir. Sus golpes de fondo son letales, casi sin diferencias entre drive y revés. Su movilidad, a pesar de medir 198cm, no tiene nada tiene que envidiarle a jugadores de 180cm. El servicio, su principal arma, potente y con variantes. Su mentalidad ganadora es envidiable aunque la cabeza aun no sea su fuerte. Quizás su punto más flojo sea la volea y la aproximación a la red para terminar los puntos, algo normal en los jugadores actuales que priorizan la regularidad y potencia desde el fondo de la cancha descuidando el juego de la línea de saque hacia adelante. Anoten entrenadores...

El mejor jugador del año no estuvo a la altura en Montreal, pero eso no le quita favoritismo para el US Open. Invicto en Grand Slams y Masters1000 hasta Canadá, Federer no podrá ser N°1 del mundo hasta finalizado el US Open, puesto que quedará en manos de Rafael Nadal. Roger cambió su calendario a último momento para forzar el N°1 pero lo que forzó fue su físico. Fuera de Cincinnati para recuperarse, su nueva hoja de ruta ATP será Flushing Meadows, Shanghai, Basilea y el Masters, lugar donde se definirá si él o "Rafa" terminará como el mejor jugador del año, algo histórico para cualquiera que lo logre, algo que ni el más optimista o fanático presagiaba meses atrás.

Daniel Vitale Pizarro

22 mayo 2017

Relevo generacional



Alexander Zverev. ¿Se acuerdan de ese nombre? Semifinal de Halle 2016, triunfo ante Roger Federer. San Petersburgo 2016, con 19 años era por primera vez campeón ATP con victorias ante Berdych y Wawrinka (11-0 en finales). Hoy es cuatro veces campeón ATP y Top10 a los 20 años de edad. ¿Que tal? El líder del relevo generacional, el prodigio que marca el camino de la #NextGen se da el gusto de dar pelea en la "Carrera a Milán" y la "Carrera a Londres". Semifinalista por primera vez en un Masters1000, "Sascha" superó esa instancia y se consagró campeón en Roma ante Novak Djokovic, cuatro veces ganador en el Foro Itálico en ocho finales disputadas. Chapeaux.

Zverev dominó desde el comienzo a Djokovic propiciando quiebres de servicio oportunos al inicio de cada set. Administrados en base a su consistencia desde el fondo de la cancha pudo sacar adelante un partido complicado en los papeles, por la historia de su rival y por el pequeño renacer tenístico que vivió en Italia con triunfos sólidos y convincentes ante Del Potro y Thiem en rondas anteriores. Concentrado al 100% y disciplinado tácticamente, Alexander mantuvo lejos de la base a su rival con tiros profundos que no dejaron que Novak tome posición ofensiva. Sus golpes letales de fondo y la distribución de los mismos hicieron mella en Djokovic hasta que claudicó.

“Estoy muy feliz por la manera en que he jugado. Me enorgullecen mis actuaciones durante toda la semana, y hoy he jugado uno de los mejores partidos de mi carrera. Tenía que ser agresivo desde el primer punto hasta el último. Era muy importante para mí mantener esa intensidad y no dejarle controlar el juego”, analizaba la final Alexander Zverev tras la victoria 6/4 6/3 ante Djokovic en Roma. El nacido en Hamburgo no se imaginaba Top10 con 20 años ni ganador de Masters1000 pero su nivel tenístico, físico y mental se complementaron para que se convirtiera en el jugador más joven en ganar un M1000 desde Miami 2007 (Djokovic - 19 años).

Desde que los Masters1000 son nueve y en las fechas similares a las de hoy (1990), Alexander Zverev se convirtió en el cuarto alemán en ser campeón de esta categoría junto a Michael Stich, Boris Becker y Tommy Haas. Su rival en la final, campeón defensor, acumula ocho M1000 sin ser campeón, algo que no le pasaba desde 2010, único año en el cual no levantó ninguna copa de la categoría que le sigue a los Grand Slams en importancia. Dueño de 30 Masters1000 en 44 finales, Novak tiene el mejor récord en finales ya que Nadal también ganó 30 pero disputó una final más, ambos por encima de Federer (26-44).
La precocidad del alemán hace inevitable la comparación con el 'Big4', que desde jóvenes dominan el circuito. El español Rafael Nadal es el más joven en levantar un Masters1000 al hacerlo en su segunda final alcanzada a los 18 años de edad. Novak Djokovic también cayó en su primera definición de M1000 y obtuvo su primero con 19 años. Ahí aparece Zverev al consagrarse campeón de Roma con 20 años y en su primera final. Roger Federer tardó unos días más en debutar como el mejor en esta categoría al conseguirlo en su segunda final, también con 20 años. El último fue Andy Murray que con 21 años ganó Cincinnati y al igual que Alexander, debutó en final como campeón.

En una época donde los 30 años son la nueva juventud, "Sascha" se abre camino en la elite del tenis mundial con 20 años. El Top5 está ocupado por primera vez por jugadores con 30 años o más y los restantes cinco miembros ninguno supera los 28. Así de partido está el ranking ATP con los "viejitos" dominando y los "jovencitos" a la espera de que el tiempo merme el físico de los experimentados para dar ese salto de calidad hacia el Olimpo del tenis mundial, custodiado por el 'Big4' más Stan Wawrinka. Varias generaciones no pudieron destronar a los guardianes de los puestos de vanguardia pero pareciera que la #NextGen está decidida a romper esa hegemonía reinante.

Daniel Vitale Pizarro

15 mayo 2017

Volver al futuro



Quédate con quien mire un trofeo como mira Nadal a su N°72

Los grandes jugadores de la historia, independientemente del deporte, son diferentes al resto. La vigencia es lo más difícil de lograr en la alta competencia. Muchos son los que tienen torneos espectaculares, años fantásticos o incluso varias temporadas en la elite. Pero pocos, poquísimos son los que desarrollan una carrera extensa y exitosa siempre en la más alto. Mentalidad y salud física son los primeros atributos que se necesitan para mantenerse junto o los jóvenes, o por encima. Rafael Nadal es eso y más. Al nivel de Roger Federer, el para muchos más grande de la historia. Esperemos a que se retiren para vaticinar sus porvenires. Si, lamentablemente en algún momento se van a retirar.

En 2006 el campeón de los tres torneos más importantes fue Roger Federer (Australian Open, Indian Wells y Miami) y el ganador de los siguientes dos fue Rafael Nadal (Monte Carlo y Roma). En 2017, once años después, es importante aclarar los años en un deporte en el cual muchos ni siquiera logran disputar once veces un mismo torneo, los que levantaron dichos trofeos son los mismos, Federer y Nadal (años atrás Roma se disputada antes que Hamburgo, ahora Madrid). Además en 2006 como en 2017 "Rafa" le agregó Barcelona, el certamen más importante sobre arcilla luego de Roland Garros y los tres Masters1000.

Su tenis evolucionó, el aspecto de ambos ya no es tan juvenil, la cantidad de pelo es menor, Rafael dejó los "pescadores" y la musculosa, marca distintiva 'rebelde' de sus primeros años en el circuito, Roger abandonó la raqueta de aro 90, una rareza incluso diez años atrás. Los tiempos cambiaron, los rivales, también, pero los mejores siguen siendo los mismos. En 2006 el N°1 del mundo era Federer y el N°2 era Nadal; hoy el número uno de la 'Race' es el español y el dos el suizo. Siempre se dice que tiempo pasado fue mejor, disculpen, yo prefiero este tiempo con los mismos protagonistas pero con la historia en cada uno de sus raqueteros, la historia de dos de los mejores exponentes del deporte.

En Madrid hay altura (600 metros sobre el nivel del mar), eso hace que la pelota tengo menos resistencia al aire y viaje más rápido, por ende también los tiros generan más altura luego de cada pique. Esa fue la razón para cambiar de lugar en el calendario al torneo ya que históricamente Roma se disputaba luego de Monte Carlo y Hamburgo la parada previa a Roland Garros (hoy Hamburgo ATP500 reemplazado por Madrid). "Rafa" sufrió en primera ronda contra Fognini y en la final ante Thiem. El italiano lo exigió al máximo y el mallorquín respondió, aguantó y se llevó el encuentro. Las siguientes rondas las superó con relativa comodidad, hasta el domingo, la final.

Dominic Thiem era el rival de turno. 45° final de Masters1000 de Nadal, 1° de Thiem. 30 años uno, 23 el otro. Las diferencias era abismales pero no así en el juego. el austriaco ya lo había derrotado en la semifinal de Buenos Aires 2016 aunque la más reciente había sido victoria del balear en la final de Barcelona, dos semanas atrás. El primer set fue un partido en si mismo. 1h 18m de pura intensidad, desgaste físico y gran nivel de tenis. Como suele suceder en polvo de ladrillo, las defensas de Nadal y la transición de defensa a ataque prevalecieron ante la constante presión de Thiem que cedió en el tiebreak. El segundo set empezó con un quiebre para el español que nunca pudo recuperar Dominic.

Tuvo opciones para estirar el encuentro "Dominator" pero del otro lado no lo dejaron. 7/6 6/4 fue el resultado final con los dos mejores jugadores sobre arcilla en lo que va de 2017. Nadal campeón en Monte Carlo, Barcelona y Madrid, Thiem campeón en Rio de Janeiro, finalista en Barcelona y Madrid. El destino dirá si se cruzarán en Roland Garros y no sería ilógico pensar en otro duelo por el premio mayor. "Rafa" subió una posición en el ranking (4°) y lidera la 'Carrera de Campeones' mientras que Dominic ascendió dos puestos, su mejor posición histórica (7°), y está tercero en la 'Race'. Roma y Roland Garros figuran en el calendario de ambos.

Daniel Vitale Pizarro

24 abril 2017

Rafael Mónaco Nadal



Equipo completo, la base del campeón

Un año calendario tuvo que pasar para que Rafael Nadal vuelva a levantar un título ATP. Barcelona 2016 había sido su última consagración en el circuito y también su última final en 2016. Resultados magros para su excelsa trayectoria. Pero 2017 sería diferente al binomio 2015-2016, los primeros sin ganar un Grand Slam desde que lograra en 2005 el primero de catorce. Es más, en esos años no pudo acceder a ninguna semifinal en los Majors, un bajón notorio en relación a su laureada y regular historia en estos eventos. No faltaron los detractores (en todos los deportes los hay) que presagiaron que no volvería a luchar por cosas importantes. Que equivocados estaban...

Inició el año en Brisbane y lo frenó Milos Raonic (5°) en semifinales. Pero las sensaciones eran distintas. Tan diferentes a las de sus últimas temporadas que alcanzó la final del Australian open, la 21° de Gran Slam. Solo pudo con él la versión renovada y mejorada de Roger Federer. Siguiente parada, Acapulco. Y no decepcionó. Llegó hasta la final en donde se encontró con un Sam Querrey iluminado, similar al de Wimbledon 2016 cuando eliminó a Djokovic en segunda ronda. Los resultados no llegaban pero el nivel si. La paliza de Federer en octavos de final de Indian Wells no opacó lo muy bueno demostrado por el español en los torneos anteriores.

La cuarta fue la vencida, alivio...

Llegó Miami, lugar en el cual nunca pudo ser campeón con cuatro finales perdidas en su haber. Pero el destino no quería que saldara esa cuenta pendiente porque Roger lo derrotó por tercera vez en el año, cuarta consecutiva. Otra final más en el año en la cual el mallorquín quedaba en las puertas de la victoria. Positivo el primer trimestre de 2017. Cinco torneos, tres finales, su mejor inicio de temporada desde 2013. El polvo de ladrillo esperaba a su máxima figura con los brazos abiertos. Primera parada, Monte Carlo, el lugar donde todo comenzó, donde forjó esa imbatibilidad que hoy mantiene, el sitio que en el que siempre eligió para empezar con la faena naranja.

Durísima primera ronda ante Kyle Edmund. 2h 18m de batalla que terminaron siendo por lejos el partido más complicado del torneo. El de menor ranking que enfrentó fue el que más lo hizo transpirar. El cuadro se abrió y el español lo aprovechó. No perdió más sets ni tuvo que esforzarse hasta un 5-5, todo lo contrario, supo resolver los partidos con relativa comodidad. La final ante la sorpresa Albert Ramos fue similar a las rondas anteriores, rivales sin respuestas. En sus seis partidos perdió un set y 28 games (14 games cedió en Monte Carlo 2010, catorce...). Miren con sus propios ojos los abultados resultados de Nadal en Monte Carlo.
Contento y asombrado por la cantidad de copas ganadas aquí, Nadal mostró sus sensaciones luego de un par de temporadas difíciles: “Es increíble, ganar diez veces un evento tan importante es difícil de describir. Cada año es diferente, pero al mismo tiempo es un momento único. Me siento afortunado de volver a jugar así después de estos años, me siento bien, estoy feliz. Mi motivación es jugar cada vez mejor, por ahora me veo en un buen nivel”. A la pregunta sobre cual disfrutó más de los diez, "Rafa" respondió sin dudarlo: "El primero fue muy especial, mi primer Masters1000. Es un evento que siempre ha sido especial, desde que era un niño siempre quise jugar en España y Montecarlo".

Mucho número redondo dejó el paso por Mónaco este año de Rafael Nadal. 30 años, 70 títulos ATP (quinto en la historia), 50 en arcilla (uno más que Vilas), 29° Masters1000 (uno menos que Djokovic) y 10° Monte Carlo. El trofeo significó un año más consecutivo en el cual Nadal es al menos una vez campeón ATP, igualando los 14 años de Ivan Lendl, un año menos que Federer, dueño de ese récord. Seis de esos catorce años levantando trofeos los inició siendo campeón en Monte Carlo, lugar donde logró su primer M1000. Su récord en arcilla es descomunal: 370-32, 92% de efectividad en la superficie. Atroz. El mejor de la historia en ladrillo, por escándalo.
La historia de Albert Ramos también es digna de contar. Todo empezó en Roland Garros 2016 cuando accedió a los cuartos de final. Nunca había ganado partidos consecutivos en Grand Slams desde su debut en esta categoría en 2011. Finalista ATP una sola vez en 2012, la tierra batida de París cambió su carrera. Campeón en Bastad y finalista en Chengdu en 2016, el mejor año desde que es profesional. En ascenso y con 29 años recién cumplidos, Ramos empezó 2017 siendo finalista en San Pablo y en Monte Carlo, el mejor torneo que haya disputado, con victorias ante Murray (1°) y Cilic (8°), dos de los tres Top10 a los que derrotó desde que es profesional.

Aunque poco pudo hacer en la final ante Nadal (6/1 6/3), la paliza no quita todo lo bueno que consiguió en la semana y eso lo dejó bien claro en sus declaraciones: "Él es un poco mejor que yo en todo. No es fácil jugar una final como ésta y mucho menos contra Rafa Nadal. Ha vencido algunos partidos de forma fácil, no solo la final, eso significa que está jugando bien, no su mejor tenis, pero sí a un buen nivel. Probablemente yo estuve un poco cansado, si no estás al 100% físicamente es imposible competir ante él. Sea como sea, hoy me ha devuelto de nuevo a mi realidad. Es la semana que mejor resultado hice. Hoy quizá no, pero mañana ya estaré orgulloso de mí mismo".

Daniel Vitale Pizarro

03 abril 2017

Triplete al cuadrado

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La misma publicación que en Indian Wells

Campeón en el Australian Open, Indian Wells y Miami, como en 2006. Once años después Roger Federer volvió a lograr el triplete tan difícil de conseguir. A los 35 años está atravesando el mejor momento tenistico de su carrera. Ya no jugará todos los torneos y le esquivará a la tierra batida, pero todo sea por una buena razón: rendir al 100% a cada torneo que asista. La dosificación es la clave. Aunque no parezca de 35 años dentro de una cancha, los tiene. "Es como salir de fiesta, al día siguiente no es lo mismo con 25 que con 35, el cuerpo lo sufre", el helvético es claro y no esconde que la edad no es solo un número.

La otra parte de 35 agostos es la mejor. Sano, con experiencia de sobra, una familia unida y feliz, sin la presión de los 'veinte' de conseguir títulos y récords, y lo más importante, PASIÓN. Todo eso es positivo si los resultados acompañan. Y vaya si lo están acompañando. 19-1 su récord en 2017, 7-0 ante jugadores del Top10, 4° del mundo (17° en enero) y los tres títulos más importantes del curso en su poder. ¿Algo más? Si, un 3-0 rotundo ante Rafael Nadal, su némesis, el rival que más lo puso de rodillas. Hoy todo es a la inversa. ¿Quién hubiera presagiado este presente del suizo? ¿Y quien hubiese dicho que iba a derrotar a "Rafa" de la manera que lo hizo? Creo que nadie.

Devolución agresiva de revés metido en la cancha. Eso.

Las victorias ante Nadal esta temporada son quizá más llamativas que los títulos en sí. 23-11 la diferencia entre ambos en enero, una suma abultada en favor del español que lo dominó (mentalmente) durante toda su carrera. 13-2 en arcilla, 9-7 en canchas duras y 1-2 en césped. Hasta en Wimbledon pudo vencerlo, impensado hasta para el propio Rafael. Pero algo cambió en apenas tres meses. Un Federer renovado, más agresivo, metido en la cancha, atacando desde la devolución y principalmente golpeando su revés sin tapujos, superó esa barrera mental para encadenar tres victorias consecutivas (el climax fue en Indian Wells), cuatro si sumamos Basilea 2015.

Y todo tiene un porqué. El cambio de raqueta (90 a 97 el aro), el largo descanso obligado y Ljubicic, los pilares del "nuevo Roger". Más cómodo al golpear la bola por tener más superficie para impactar, si se mantenía sano, iba a ser peligroso como años anteriores. Pero el secreto para dominar el trimestre fue el cambio radical de su revés y de su mentalidad. Un par de pasos más adentro de la cancha, seguro con su revés, evitando el slice y atacando la mayor parte del tiempo tiene un nombre: Ivan Ljubicic. El entrenador del suizo en el que nadie creía logró que dejara de ser pasivo con ese golpe y además, fortaleció una cabeza que se agrietaba cuando enfrentaba al español.
En Miami vimos un Federer más terrenal. Sin resto físico de sobra en las rondas finales por ambos torneos en semanas seguidas, Roger obró de oficio, sacó pecho en las difíciles, apretó el puño, luchó y se llevó el título ante Nadal en sets corridos. Guion de película. Atrás quedaron los dos match points salvados ante Tomas Berdych en cuartos de final y la batalla de los tiebreaks en semifinales ante Nick Kyrgios. El campeón era el mismo de 2005-06 en California. Triplete del año y triplete en Miami. Y al igual que en la final de 2005, el derrotado era Nadal. El tiempo pasa pero los protagonistas no. Que buenos serán estos jugadores que ambos siguen Top5, igual que en 2005

“Al final, lo que debo hacer es mirar por mi salud, que esté feliz en todas las facetas de mi vida, personal, privada, en pista, profesional… No puedo ir a este ritmo cada día. Si lo hago, el deseo se irá- Prefiero dar un paso atrás, descansar y regresar con mucha energía y felicidad. Si no, me veréis cada día y veréis que lo único que quiero hacer es irme de aquí. No quiero ser esa persona”, palabras de un Federer consciente de lo que necesita para rendir al máximo. Los años añaden cosas y quitan otras y nadie mejor que él para administrar todo eso para su provecho, el de los suyos y el de los aficionados que quieren verlo los 365 días del año.
Actualicemos los números de Roger Federer tras este comienzo de año estupendo. El título en Miami es el 26° de Masters1000 (44 finales, récord) y el 91° ATP en total, tercero en la historia en ambas listas. Ya era el más longevo en ganar un M1000 en Indian Wells pero subió unos días ese récord. Octavo M1000 con 30+ años, uno más que Agassi. Lo curioso es que ningún tenista logró 2+ trofeos de M1000 con 30+ años. Alcanzó los 50 títulos entre Grand Slams, Masters1000 y el Masters, líder desde 2017. Ahora el H2H con Nadal (aun abultado), es más coherente con la carrera de cada uno: 2-13 en arcilla, 10-9 en canchas duras y 2-1 en césped. En finales sigue dominando 14-9 el español.

Daniel Vitale Pizarro

20 marzo 2017

El nuevo tenis total

Ivan Lendl irrumpió en el circuito en 1980 y el tenis nunca más fue el mismo. El checo, luego nacionalizado estadounidense, fue el primero en introducir la figura del preparador físico en el equipo de trabajo de un tenista profesional. En plenos '80 era raro que un jugador entrenara con métodos científicos de trabajo para mejorar su nivel físico y tenístico. Un adelantado. Sumado a su compromiso tenaz con el deporte y su velocidad de pelota superior a la media, Iván fue apodado "el tenis total". Arrasaba con sus rivales, los demolía, sobre todo en las primeras rondas, sea cual sea el rival. Finalizó su carrera con infinidad de récords, entre ellos 94 títulos ATP.

Hasta la llegaba de Roger Federer a la cima del ranking ATP, nadie había demostrado un tenis más completo que el de Lendl. El suizo multicampeón empezó a ser considerado como el más completo de la historia pero con un "pero", su revés. Cuando no tenía un buen día, era un dolor de cabeza. Tan dominante era que no hacía falta exigir a su revés para ganar títulos de Grand Slam o ser número uno del mundo. El primero en darse cuenta fue David Nalbandian. Desde que eran juniors hasta incluso en profesionales, se cansó de ganarle utilizando una táctica sencilla: alto al revés para luego dominar el punto. Eso funcionó hasta que Roger mejoró ese golpe y la paternidad se terminó.
Mejorado el revés pero inestable, Rafael Nadal tomó la posta de Nalbandian y llevó esa táctica al extremo. Abusó de ella implicando un mayor efecto a la bola que molestaba aun más a Federer, obligado a golpear por encima del hombro, incómodo para cualquiera, más aun para Roger. El resultado de eso fue un 23-10 en el cara a cara, único jugador que pudo dominar mentalmente al suizo, y eso se trasladó en resultados, en ocasiones muy abultado. Pero llegó el día que eso cambió por completo. 35 años, seis meses sin jugar y sin resto físico para largos peloteos de fondo en partidos intensos, si quería mantenerse en la elite mundial estaba obligado a cambiar su táctica para no sufrir tanto con su revés y su físico desde el fondo de la cancha.



Australian Open fue la muestra de que aun siendo el mejor de todos, se puede mejorar. Pero en Indian Wells fue más allá y dejó en claro que la mejora técnica y táctica (raqueta nueva mediante) se puede pulir para lograr la mejor versión del mejor de todos. ¿Que loco no? El nuevo tenis total nació en Indian Wells 2017. Y la máxima expresión de eso se vio en octavos de final frente a Rafael Nadal. Un concierto de winners de todos lados, especialmente con su revés. Metido adentro de la cancha, arriesgó desde la devolución para dejar sin opción alguna a su rival durante 68 minutos de constante presión. Una locura. Paliza táctica. Desconcertado, el español ni siquiera pidió el ojo de halcón en el match point. Era en vano, la derrota estaba consumada hacía rato.

El abandono en cuartos de final de Kyrgios, verdugo de Novak Djokovic en torneos consecutivos (es cosa seria Nick) le dio más descanso aun de cara a las rondas finales. Una tromba en el primer set ante Sock y oficio en el segundo lo depositaron en la final de Indian Wells, la séptima de su ampulosa carrera (4-2). ¿El rival de turno? Stan Wawrinka. Como era de esperarse, la velocidad de la final fue estrepitosa, pero la precisión fue determinante para decidir al ganador que fue, una vez más, el mayor de los suizos. Gran victoria de Roger contra el N°3 ATP. Sin brillar como en rondas anterior pero si con un nivel altísimo, conquistó su quinto Indian Wells.

La devolución de revés, ese pequeño gran cambio de Roger

"Está siendo el año más diferente de todos. Volver así tras un largo periodo inactivo es como un sueño, sinceramente no lo esperaba. En toda la temporada pasada no gané ni un solo torneo, las diferencias son increíbles. Es una gran sensación. Volver a ganar Indian Wells, los rivales que he derroté y la forma en que lo conseguí, todo fue increíble. La idea era llegar a Wimbledon dentro del Top8 ATP, ahora debo actualizar mis objetivos. Todo está siendo como el principio de un cuento de hadas. Cuando uno juega menos torneos, cada certamen que juega se hace mucho más especial. Me estoy divirtiendo mucho”, palabras de un incrédulo y feliz Federer tras un trimestre fantástico.
El tenista no vive de récords, pero Roger Federer no es un jugador convencional y cada paso que da es trabajo para los estadistas. 90 títulos ATP distribuidos entre 18 Grand Slams, 6 Masters, 25 Masters1000, 17 ATP500 y 24 ATP250. Tercero en la historia solo detrás de Lendl (94) y Connors (109). 35 años y siete meses, el campeón más veterano de un M1000. Y los récords siguen. Frente a Nadal, su némesis, encadenó tres victorias consecutivas, algo que nunca había podido lograr en 36 partidos entre ellos. Aun en desventaja, la distancia empieza a acortarse para el helvético (13-23). 6-0 en 2017 ante jugadores del Top10, una verdadera barbaridad. Ojo con el N°1 a fin de año...

Daniel Vitale Pizarro

07 noviembre 2016

El último del #Big4



El 2015 sin precedentes de Novak Djokovic lo obligaba al serbio a no fallar en sus defensa de títulos para mantener la posición de privilegio. Sin margen de error y con Murray arrasando desde su título en Wimbledon, el número uno estaba en peligro. A pesar de depender de si mismo, Novak no era el del primer semestre y a diferencia de la temporada pasada, caía en algunos encuentros decisivos contra rivales de menor fuste. Querrey en Wimbledon y Bautista Agut en Shanghai fue la antesala de la derrota ante Cilic en cuartos de final en Paris (primera vez en su carrera en diez enfrentamientos) para dejarle el camino allanado al británico hacia la cima del ranking ATP.

Andy Murray tuvo un año fantástico y desde Wimbledon solo perdió un puñado de partidos. Finalista en tres de los cuatro Grand Slams, no le alcanzaba para liderar el ranking porque Djokovic lo derrotó en las finales de Australian Open y Roland Garros. El partido de cuartos de final ante Berdych fue el último peldaño que sorteó para acceder a la cúspide ya que Raonic no se presentó en la semifinal lo que le propició ser el N°1 del mundo. Para dejar bien claro que no era el mejor de casualidad, se coronó en Paris Bercy en la final ante la sorpresa del torneo, Jhon Isner, que cayó por tercera vez en su carrera en una final de Masters1000.

Septiembre de 2014. Andy Murray era el doce del mundo, su peor posición desde 2008. Su operación en la espalda lo sacó del circuito por varios meses y el retorno no fue fácil. Alcanzó con lo justo la octava posición del ranking para disputar el Masters 2015, pero quedó solo en eso (round robin). El año siguiente era el de la transición y la vuelta a los primeros planos, pero de a poco. Ascendió en el escalafón hasta llegar, otra vez, a la segunda posición ATP. Desde ese momento hasta hoy, solo perdió el segundo puesto una semana a manos de Roger Federer, antes de su parate tras Wimbledon. Paris, la ciudad luz, lo despertó del sueño. Se hizo realidad. El N°1 es Andy Murray.

Roma, Queens, Wimbledon, los JJOO, Beijing, Shanghai, Viena y Paris, los títulos del flamante número uno del mundo en 2016. Finalista en el Australian Open, Madrid, Roland Garros y Cincinnati, acumuló doce finales ATP, récord personal por escándalo. Desde que es profesional nunca había llegado a ocho finales en una temporada y este año ocho son los títulos que ganó... Y aun resta saber quien será el campeón del Masters, certamen en el cual no suele rendir como durante el año (nunca fue finalista en siete participaciones). En total el escocés suma 43 trofeos en 64 finales disputadas, al menos una desde 2005 y al menos una ganada desde 2006.
Una foto publicada por Andy Murray (@andymurray) el

Algunas reflexiones de Murray como líder ATP: "Obviamente, es una gran sensación. Alcanzar el N°1 es uno de los grandes logros de mi carrera después de haber estado años en el segundo, tercer, cuarto puesto del ranking. Verme ahí significa mucho para mí. Le he dedicado mucha paciencia y he trabajado muy duro para alcanzar esta posición. El haber llegado hasta aquí tiene mucho que ver con los jugadores que he tenido delante de mí en el ranking: Nadal, Federer y Djokovic. Son tres de los mejores jugadores de todos los tiempos. Ha sido muy duro competir con ellos, pero también me han ayudado mucho. Gracias a ellos siempre he tenido que buscar nuevos modos de mejorar".

Sin dudas es el mejor año de la carrera de Murray en lo deportivo y también en la personal. Lo dejó claro en esta declaración: "A mi hija, le explicaría que para mí, ha sido lo mejor que me pasó este año. Estar en la pista está muy bien y lo he disfrutado mucho, pero ser padre por primera vez es lo mejor que me ha ocurrido este año, sin ninguna duda". Andy es como vos, como yo, como todos... El éxito en el deporte no cambia las prioridades de la vida.


Daniel Vitale Pizarro

22 agosto 2016

Ataque sorpresa



Un clásico de Cincinnati

No son muchos los casos en los cuales un jugador es ganador de Grand Slam pero no de Masters1000, la categoría anterior en jerarquía. Más aun, nunca había sido semifinalista en esta categoría (0-8 en CF). Kafelnikov es el caso más curioso porque no solo ganó Grand Slams (2) sino que fue N°1 del mundo. Gastón Gaudio también se coronó en un Major (Roland Garros 2004) y nunca pudo hacerlo en un Masters Series, llamados así hasta 2009. Marin Cilic pertenecía a esa lista al haber conquistado el US Open 2014 y trece torneos más, todos ATP250 (más raro aun). Pero en Cincinnati el croata iba a diferenciarse de ellos.

Marin Cilic sorprendió a todos hace dos temporadas cuando se proclamó campeón de Abierto de los Estados Unidos. Mismo resultado en Moscú semanas más tarde, nunca más volvió a demostrar ese nivel. Lesiones y rendimientos irregulares privaron a Marin de luchar por los puestos de vanguardia del ranking ATP. Exnúmero ocho del mundo y sin salir del Top15 desde que ganara el US Open, desembarcó en Cincinnati con sensaciones extrañas porque había caído prematuramente en Rio 2016 frente a Monfils tras un gran nivel demostrado en Wimbledon cuando se le escapó de los manos el partido de cuartos de final ante Roger Federer. Ese fue el partido clave.

Saque y derecha, combo letal

El camino al título no fue para nada sencillo. Troicki, Verdasco, Berdych (8°), Coric (vencedor de Nadal), Dimitrov (el búlgaro sacó 6/4 4-2) y Murray (2°). El escocés llegaba a su séptima final consecutiva y con una racha de 22 partidos ganados de forma consecutiva (Queens, Wimbledon, JJOO y Cincinatti), la más extensa desde que es profesional. Candidato principal al título por la ausencia de Djokovic, no estuvo al 100% de sus posibilidades físicas ya que el domingo era campeón en Rio 2016 y el miércoles debutó en Ohio, con lo exigente que fueron las olimpíadas. Dolores en su hombro casi lo obligan a abandonar durante los primeros días pero aguantó y llegó a la final.

“Después del primer partido, tuve problemas con mi hombro. Lo hablé con mi equipo y el fisioterapeuta confiaba en que fuera solo fatiga y no un daño estructural. Cuando supe que no iba a empeorar la situación, pensé: ‘Tratemos y ganemos la mayor cantidad de partidos posibles'. Estoy muy orgulloso de mi semana. La final no se dio como hubiera querido, pero no esperaba clasificar a la final. Ha sido muy positivo. Ahora pienso en descansar algunos días”. Así describió Andy su semana en Cincinnati, torneo que ganó en 2008 y 2011, y agregó: “Estoy jugando mi mejor tenis. No está ni cerca de lo que había hecho antes".

600 y contando...

El británico alcanzó las 600 victorias al acceder a cuartos de final y terminó el torneo con 602 triunfos ATP, cifra solo alcanzada por 23° jugadores en la 'Era Abierta'. No pudo coronar la semana con el trofeo de campeón pero el homenaje por la tremenda suma de partidos ganados fue en cancha. Noticia también fue la primera derrota del escocés bajo la conducción de Ivan Lendl. En su segunda etapa como 'coach' del N°2 del mundo solo conocía victorias pero esa senda no es interminable y se tuvo que conformar con un segundo puesto. A 1215 puntos ATP de la cima del ranking mundial, la lucha por el N°1 tras el Masters dependerá de como se distribuyan los puntos en el US Open...

Invasión de fans

La confianza del croata tras Wimbledon se combinó con la agresividad de siempre, basada en un gran servicio y en su dominante derecha lo que terminaron en su primer título de la serie mil. “Siento que esta semana jugué a un gran nivel de tenis. Es mi mejor semana de juego desde el US Open 2014. Incluso el año pasado pude disputar algunos buenos torneos, pero todavía estaba buscando mi juego. Esta semana he logrado encontrar un buen ritmo en las pistas. En las primeras rondas tuve un nivel muy bueno. El partido ante Berdych fue de gran calidad de tenis", las sensaciones de un jugador que nunca bajó los brazos y que llega de la mejor manera a Flushing Meadows.

El campeón pudo con la hegemonía del Big4 en los Masters1000. Desde 2010, es apenas el quinto jugador que logra coronarse en un M1000 a excepción de Djokovic, Nadal, Federer y Murray. 54 de los últimos 59 certámenes fueron conquistados por alguno de ellos y Cilic pudo inscribirse en esa selecta lista. Soderling (Paris 2010), Ferrer (Paris 2012), Wawrinka (Monte Carlo 2014), Tsonga (Toronto 2014) y Cilic (Cincinatti 2016), los privilegiados. 15° título ATP para el nacido en Medjuorje (Bosnia), primero de la temporada sobre tres finales disputadas con un total de 26 finales ATP desde que es profesional.

Daniel Vitale Pizarro

01 agosto 2016

Treinta veces mil



Las dos caras de la moneda

El Grand Slam de carrera lo desinfló. El título que buscó casi con obsesión desde 2012, inconscientemente le jugó una mala pasada. Campeón de Roland Garros y sin preparación previa para Wimbledon, Novak Djokovic llegó a Inglaterra y se topó en tercera ronda con Sam Querrey. Ese fue su límite. Sorpresa mundial. El tricampeón en el All Englad caía en la primera semana de competencia. El trofeo de los Mosqueteros, que lo ubicó definitivamente entre los más grandes de la historia del deporte, mermaron la intensidad del serbio. Pero fue solo un tropiezo, una derrota que sucedió porque es humano. Toronto comprobó que un tropezón no es caída...

“La derrota en Wimbledon me llenó de motivación, me dio una semana más con mi familia y tiempo de calidad fuera de las pistas. Pensé en otras cosas, recargué baterías y vine aquí (Toronto) lleno de motivación. No podía pedir un mejor inicio de temporada sobre cemento. Espero seguir en la dirección correcta”. Djokovic se sobrepuso al cimbronazo inglés, descansó, cruzó el Altántico y de menor a mayor, estuvo a la altura de las circunstancias: “Empiezo los torneos sintiéndome un poco incómodo en la pista, encontrando el ritmo. Pero al final encuentro el confort necesario, con actitud mental. Los mejores rendimientos fueron en semifinales y finales, no puedo pedir más".

Sin convencer hasta semifinales, Novak pasaba las rondas sin sobresaltos pero con muchas dudas en cuanto a su nivel de juego, incluso llegó a declarar antes de disputar la semifinal ante Monfils que estaba muy lejos de su nivel tenístico. El 6/2 6/3 contundente al francés empezó a despejar las dudas y en la final contra Nishikori lo dejó bien en claro. Atento, rápido, regular y hambriento, aprovechó las desatenciones de su rival y tenaz como siempre, cerró el partido 6/3 7/5 cuando parecía que se complicaba al final del segundo set. “Amo jugar Masters1000. Valoro estos torneos tanto como a los Grand Slams. Seguiré siendo disciplinado, comprometido y concentrado para hacerlo bien”.

En tierra canadiense, el serbio consiguió su 30° Masters1000. En total disputó 90 certámenes de esta categoría desde que es profesional y ganó 293 partidos. Cifras descomunales. Los 30 M1000 lo alejan de su inmediato perseguidor, Rafael Nadal, que cosechó 28 cetros. Más atrás quedaron los 24 de Roger Federer, únicos en ganar 20+ títulos de la serie mil desde 1990. Otra marca superada por "Nole" son los 50 títulos ganados en superficies duras, uno más que Connors y diez menos que Federer, líder. ¡Y eso que no jugaba en cemento desde Miami! A eso también hizo referencia: “Fue suficiente con jugar el primer partido. Antes de eso había practicado durante el día". Humanoide.

Los cuatro Masters de Canadá

Su primer M1000 lo obtuvo en Miami 2007 y ese mismo año también fue campeón del Masters1000 disputado en Canadá, en aquella oportunidad Masters Series de Montreal (año impar). Cuatro años más tarde repitió el título canadiense, refrendado también en 2012. Tres años después de su última coronación en Toronto, volvió a la ciudad NBA y obtuvo el cuarto trofeo en el país del norte americano, misma cantidad que obtuvo en los M1000 de Roma y París. Solo Indian Wells (5) y Miami (6) lo vieron levantar más veces el trofeo de campeón que Canadá. Los 30 se completan con tres Shanghai, dos Madrid y dos Monte Carlo, sin poder ser campeón en Cincinnati (0-4).

Kei Nishikori alcanzó su tercera final en Masters1000 y corrió la misma suerte en todas ellas. Derrotado por Nadal en Madrid 2014 y Djokovic en Miami 2016, en Toronto el rival y el resultado fueron los mismos de Key Biscayne. El japonés disputó su 19° final ATP (8-11) y cuarta de la temporada (1-3). Sexto del ranking mundial, supo ser el número cuatro del mundo (2015) y finalista del US Open en 2014, precisamente cuando obtuvo su última victoria ante Novak Djokovic, contra el que registra un récord negativo en enfrentamientos personales (10-2), cinco de ellos esta temporada, todos para el serbio.

Daniel Vitale Pizarro

16 mayo 2016

Un cumpleaños feliz



Copa y Torta, festejo por duplicado

Recuperado totalmente de su espalda, el 2015 de Andy Murray iba viento en popa. Finalista del Australian Open y Miami y semifinalista en Indian Wells (derrotado por Djokovic en los tres torneos), iniciaba la gira de arcilla y decidió disputar Munich, un torneo menor, y saltearse Monte Carlo. Peleado con la superficie más lenta del circuito, nunca había alcanzado siquiera una final en sus diez años como profesional, hasta llegó a maldecirla: "La arcilla no es una superficie para mí, no he nacido en ella". Pero en Alemania hizo un click. Su preparación fue distinta para esa gira. No en tiempo porque el circuito no lo permite, pero si a conciencia.

7/6 5/7 7/6 al local Philipp Kohlschreiber fue el debut de Murray como campeón en la tierra batida alemana de Munich. Algo había cambiado. Su siguiente torneo era el Masters1000 de Madrid y allí apareció la mejor versión de Andy sobre polvo de ladrillo hasta el momento. Kohlschreiber, Granollers, Raonic (6°), Nishikori (5°) y Nadal (4°) fueron los rivales que dejó en el camino para ser campeón en España. Kei venía de ser campeón en Barcelona y a "Rafa" nunca lo había derrotado en sus siete enfrentamientos previos en la superficie predilecta del español. En dos semanas, el británico le había dado un giro de 360° grados a su carrera en arcilla.

Sus dos conquistas en tierra en 2015

Esa temporada dio otro golpe al vencer a David Ferrer en cuartos de final de Roland Garros y caer una vez más ante Djokovic. Había sido por lejos su mejor temporada sobre la superficie naranja. La gira europea de "clay" 2016 tenía otros destinos. Monte Carlo, Madrid y Roma antes de Roland Garros. Semifinal en Mónaco ante Nadal y final en España con victoria sobre Rafael, desembocaron en Italia, último peldaño antes de París. Goffin en cuartos de final fue el escollo más duro de cara a la final frente a un viejo conocido, Novak Djokovic, el mismo que lo había vencido siete días atrás, en los cuatro partidos previos y en los cinco encuentros en ladrillo. Todo era cuesta arriba.

Pero no todo era negativo para el escocés. "Nole" había disputado un durísimo partido físico y emocional contra Nadal en cuartos de final y una batalla de tres horas en semifinales ante Nishikori que podría haberla perdido. El cansancio físico y mental del serbio, con la vista puesta en Roland Garros, más la frescura de Andrew, sin ceder sets durante toda la semana, equiparaban la final romana y el favorito pasaba a no ser el número uno del mundo. El partido lo dominó siempre Murray. Manejó los quiebres en ambos sets, casi no tuvo problemas con su servicio y cerró los parciales con autoridad, sin titubear. 6/3 6/3 fue el resultado final, todo para el nacido en Dunblane.

El servicio, pilar de su juego esta semana

Primer británico en ganar en Roma, Andy Murray logró su tercer título en arcilla en cuatro finales disputadas en dicha superficie, el día de su 29° cumpleaños. En su carrera acumula 36 trofeos ATP y 19 finales perdidas. Doce de esas coronas las consiguió en la categoría Masters1000, una más que Pete Sampras. Aunque sigue muy lejos, achicó la diferencia ante Djokovic en los enfrentamientos personales a 10-23. Lo curioso es que en finales, los números cambian radicalmente y el serbio se adelanta apenas por dos finales (9-7). La vuelta al número dos del mundo es un hecho, lo que le permitirá evitar a Novak hasta una hipotética final en Roland Garros.

“Nunca pensé tener estos resultados en tierra. Llegué a muchas finales, contra Djokovic, Nadal… y quizás no creí lo suficiente en mis posibilidades. Siempre pensé que la arcilla era mi peor superficie, la más dura, pero el año pasado cuando tuve buenas victorias ante los mejores, me hizo entenderla un poco más. Siempre me habían dicho que la arcilla en realidad debería ser mi mejor superficie, pero me tomó mucho tiempo ganar un poco de confianza. Tuve grandes mejoras en mis movimientos en la superficie, eso ayudó mucho”, se sinceró Andy Murray luego de repasar sus resultados de este último par de temporadas en arcilla.

Atentido por un golpe en el tobillo y una de sus discusiones con los árbitros...

Campeón en 2008, 2011, 2014 y 2015 en Roma, Novak Djokovic alcanzó en Italia su final N°42 de Masters1000, misma cantidad que Nadal y Federer, récord compartido por el Big3, dueño de todos los récords de esta categoría de certámenes. Sin estar enfocado al 100% como nos tiene acostumbrados, las discusiones con los árbitros y los enfados consigo mismo fueron más frecuentes esta semana, aunque pudo evadir sus "inconvenientes" y alcanzar la final por séptima vez en el Foro Itálico. Superó a Andre Agassi en cantidad de finales ATP (91) e iniciará Roland Garros siendo N°1 del mundo por 200 semanas, una marca que solo lograron Federer, Sampras, Lendl y Connors.

"Le deseé feliz cumpleaños y le dije que lo disfrutara con su familia. Sé que su esposa, Kim, y su hija Sophia estaban aquí. Sé como padre lo mucho que significa cuando tu familia está contigo y lo que significa tener al menos un par de días a solas con ellos. Eso es lo que le deseé. Además debo felicitarlo por ser el mejor jugador hoy y durante toda la semana, ha merecido ganar. Por supuesto, no me gusta perder, pero para competir con él en los largos intercambios que tienden a tener nuestros encuentros se requiere una gran cantidad de energía y un mejor rendimiento de mí, lo que no ocurrió". Novak Djokovic, un ejemplo fuera de la pista, un N°1 completo.

Daniel Vitale Pizarro