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26 octubre 2020

El 'nuevo' Zverev

"Pienso en ese quinto set del US Open todos los días unas veinte o veinticinco veces. Durante las noches también. Y en mis sueños". Así respondía Alexander Zverev apenas llegado a Colonia hace dos semanas ante la pregunta sobre la final del Abierto de los Estados Unidos. El alemán estuvo muy cerca de ganar su primer Grand Slam y no es de extrañar que las imágenes del momento cúlmine en Nueva York se le aparezcan hasta cuando duerme. Pero la vida y el tenis siguen. Recuperado de un resfriado con síntomas similares al coronavirus, "Sascha" aprovechó para volver al ruedo en Alemania, en la ciudad de Colonia, a cuatrocientos kilómetros de su Hamburgo natal.

Alemania no organizó los torneos de Munich, Stuttgart ni Halle por la pandemia pero sí, post pandemia, pudo albergar en Colonia, dos torneos ATP250 sobre superficie dura bajo techo en semanas consecutivas. El campeón de ambos certámenes fue Alexander Zverev, clasificado al Masters pero con la intención de retomar el ritmo competitivo sobre superficies rápidas tras caer en cuarta ronda de Roland Garros. Nadie hubiera imaginado quince días atrás que el teutón, tras superar una gripe estacional, sin entrenar desde su derrota en París y con molestias en su cadera luego de una semana de competencia, ganaría Colonia I y II. Nada de eso frenó a Alexander.

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Más allá de sus altibajos con el segundo servicio, cometiendo dobles faltas en momentos importantes o sacando a velocidades por debajo de los 150km/h, el nivel de juego de Zverev en 2020 es altísimo. Y los resultados lo demuestran: semifinal del Australian Open, final del US Open y bicampeón en Colonia. Su unión con David Ferrer parece estar dando sus frutos, al menos en la parte mental, ese punto tan crucial en la vida del deportista individual. Su actitud dentro de la pista ha cambiado mucho y la mejora mental la pudimos apreciar durante el Abierto de los Estados Unidos. Ya no vemos al jugador que revienta raquetas contra el suelo, lanza insultos al aire o dialoga de mala manera con su equipo de trabajo.

El 'nuevo' Alexander Zverev es una versión más madura del niño prodigio que irrumpió en el circuito tres temporadas atrás y que parecía que se comía el mundo. Ese carácter explosivo y efusivo pudo canalizarlo internamente y transformarlo en espíritu de lucha. No hace falta apretar el puño en cada punto, darse ánimo continuamente o festejar cada juego como si fuera el último para demostrar que quieres ganar el partido. Cada jugador arma su estrategia mental para rendir mejor dentro de la cancha y Zverev, con la ayuda de Ferrer, ha logrado convertir esas emociones negativas en positivas y los resultados están a la vista de todos.

“Estoy mejorando y creo que seré el mejor de este deporte muy pronto. Hace dos días no sabía ni si podía finalizar el torneo por mis dolores en la cadera y ahora estoy aquí con el título en la mano. Estoy contento de no haberme retirado”, reflexionaba un joven que aspira a todo y que no tiene vergüenza en decirlo en voz alta. El modesto trofeo que recibió en Colonia fue el número trece a nivel ATP en veintiuna finales disputadas con veintitrés años de edad, al menos un trofeo de cada categoría que ofrece el circuito ATP, a falta del Grand Slam con el que sueña desde pequeño y que ahora le provoca pesadillas.

Pero no nos olvidemos de Diego Schwartzman (9°). El nuevo Top10 ATP alcanzó su décima final ATP (3-7) en el mejor momento de su carrera. Ocho del mundo hace dos semanas, el argentino vive un presente de ensueño. Final en Roma, semifinal de Roland Garros y final en Colonia. Virtualmente clasificado al Masters, solo una hazaña de Matteo Berrettini o algún Top20 en París le quitaría la posibilidad de disputar el Torneo de Maestros, cincuenta años después de su edición debut en Tokio 1970 y siete años después del último argentino presente en el torneo de final de temporada (Juan Martín Del Potro 2013).

Daniel Vitale Pizarro

20 octubre 2020

¿Tenis canadiense?

El primer punto ATP, el primer Future, el primer Challenger y el primer ATP. Todos los logros tenísticos que se recuerdan con mayor fuerza o ''cariño" son los primeros de cada nivel. Lo mismo sucede si eso lo trasladamos al amateurismo. En ocasiones, esos pequeños grandes pasos cuesta darlos por lo que uno se queda estancado en esa instancia previa al ansiado triunfo. El canadiense Felix Auger Aliassime viene rompiendo récords de precocidad desde que irrumpió en el circuito internacional y como con todo joven exitoso de un deporte popular, las especulaciones sobre su futuro están a la orden del día en cualquier portal especializado en tenis.
Finalista de Roland Garros Junior, primer partido ganado en Challenger (récord) y Top800 más joven de la Era Abierta, todo con catorce años; campeón del US Open Junior en dobles a los quince años; campeón del US Open Junior, de un Future y de un Challenger a los dieciséis años; Top25 a los dieciocho años y podemos seguir enumerando sus logros como adolescente. El currículum de Auger Aliassime con veinte años está al alcance de muy pocos jugadores en la historia, lo que marca que su futuro será aun mejor. Pero el tenis no es matemáticas. Hay mil factores que inciden en el desempeño de un tenista dentro de una cancha, sobre todo mentales.
Si una persona que no sigue el tenis lee los dos primeros párrafos del artículo y le preguntáramos cuantos títulos ATP cree que acumula el protagonista, la respuesta del lector más conservador sería superior a la realidad. Felix Auger Aliassime alcanzó su sexta final ATP en el ATP250 Colonia (Alemania), un torneo organizado por la pandemia con escaso público, sobre superficie dura bajo techo pero que no parecía tal por la baja velocidad de la bola luego del bote. El campeón fue Alexander Zverev (7°) que no permitió a Auger Aliassime desarrollar el juego que desplegó durante toda la semana. O quizás no se lo permitió el mismo...


Seis derrotas en seis finales son las que acumula Felix, la segunda marca histórica negativa de la Era Abierta, una instancia que lo bloquea mentalmente, sea quien sea el rival de turno. Alexander Zverev (7°) en ColoniaStefanos Tsitsipas (6°) en MarsellaGael Monfils (9°) en Rotterdam esta temporada; Matteo Berrettini (30°) en Stuttgart, Benoit Paire (51°) en Lyon y Laslo Djere (90°) en Rio de Janeiro en 2019, los contrincantes que impidieron que el canadiense rompa el hielo. Es cierto que solo en dos finales era el de mejor ranking y que enfrentó a tres Top10, pero lo extraño no son los resultados, sino su nivel en estos partidos: 0-12 en sets.
Alcanzar tres finales ATP por temporada en años consecutivos es un número que muy pocos tenistas pueden ostentar en el bienio 2019-2020. Haber perdido todas no significa fracaso, es una muestra de que a pesar de no ganar su primer título ATP, dejar de intentarlo no es una opción. El nacido en Montreal, seguirá intentando ganar el trofeo que le quite esa presión de debutar como campeón ATP, una carga impuesta por su juventud, proyección, patrocinadores, medios de comunicación y un interminable etcétera que no permiten que el canadiense despliegue su tenis ofensivo y de golpes limpios en los partidos finales, sin temor a equivocaciones producto de los nervios.
El propio jugador es consciente de su presente y a pesar de saber que no es nada fácil llegar al último partido, expresó sus sensaciones tras caer ante Zverev: "La estadística es buena, pero algún día tendré que encontrar la manera de ganar un título. Es difícil de decir. Que vuelva a suceder en una final, es difícil. No juego bien en las finales. No puedo jugar mi tenis. Es difícil de aceptar, así que no tengo mucho que decir. Estoy decepcionado con mi nivel de hoy en general y lo intentaré de nuevo. Intentaré trabajar y encontrar la manera de evitar los nervios".
Hijo de padre togolés (profesor de tenis) y madre canadiense (docente), fue seleccionado junto a otros once proyectos de tenistas para el programa del "Centro Nacional de Entrenamiento" de Montreal, para chicos de entre trece y diecisiete años. La beca incluía entrenamientos, viajes a los torneos y seguir con los estudios a distancia, una inversión por parte de 'Tennis Canadá' de 150 000 dólares anuales por cada alumno. Creado en 2007 y supervisado por el francés Louis Borfiga, director de un programa similar en Francia, el 'Centro Nacional de Entrenamiento' no forma jugadores de tenis, los apoya económicamente y los acompaña en su desarrollo hacia el profesionalismo.
A pesar de las reglas estrictas que 'Tennis Canadá' impone a la hora de sumar jugadores a su programa (crecer bajo su método de enseñanza y sus entrenadores), los casos en los últimos años han dado sus frutos con creces. Milos Raonic (serbio), Vasek Pospisil (padres checos), Denis Shapovalov (israelí), Felix Auger Aliassime (padre togolés), Eugene Bouchard, Leylah Fernandez (madre filipina y padre ecuatoriano), Bianca Andreescu (padres rumanos) son los tenistas más conocidos a nivel mundial que recibieron apoyo de 'Tennis Canadá' en algunas de sus formas (dinero, entrenadores, viajes, etc.) y que curiosamente casi todos ellos o no nacieron en Canadá o tienen padres de otros paises.
La imagen positiva de los deportistas de alto rendimiento y el contagio que puedan generar a los más jóvenes son fundamentales para que un deporte crezca. No vasta solo con dinero. Apostar por el tenis a mediano y largo plazo significa tener una estructura organizada de torneos, apoyo a los jugadores con proyección al profesionalismo, una formación y supervisión constante de los profesores y por último, una difusión del deporte que incentive a los más pequeños a empuñar una raqueta. Este gélido país de Norteamérica ha tomado el modelo francés como base y a su manera, está logrando que cada vez más personas se sientan atraídas por el tenis y no tanto por el hockey sobre hielo. Y los resultados empiezan a verse en el circuito profesional.

Daniel Vitale Pizarro

02 marzo 2020

Esperanza brasilera


Thiago Seyboth Wild es una bocanada de aire fresco para el tenis sudamericano. El sur del continente americano es un exportador de tenistas de elite desde la etapa Junior hasta profesionales, con varios N°1 ITF y ATP en su haber. Mientras en Juniors siguen los grandes resultados, en profesionales los éxitos no están a la orden del día. La lesión de Juan Martín Del Potro eliminó a Sudamérica de la pelea por los torneos importantes y a día de hoy, el Top100 cuenta con nueve tenistas, uno de ellos suspendido por doping positivo, un número que años atrás Argentina podía presumir sin necesidad de los demás países. En ese contexto, un brasilero de diecinueve años quedó al borde del Top100 (113°) gracias a su título en el ATP250 en Santiago de Chile.
Thiago nació en Marechal Cândido Rondon, Estado de Paraná, una pequeña ciudad fundada por inmigrantes alemanes hace más de un siglo en el sur de Brasil. Su primer contacto con una raqueta fue a los cuatro años porque su padre era jugador aficionado. A los catorce se mudó a Rio de Janeiro para perfeccionar su tenis y allí no paró de evolucionar. En 2017 obtuvo sus primeros logros internacionales como Junior y como Profesional: medalla de oro en los Juegos Sudamericanos de la Juventud (Santiago de Chile) y campeón de un Future en Turquía. Pero su primer gran trofeo fue el US Open Junior en 2018. Esa temporada además alcanzaría el N°8 ITF Junior.


Compañero de ruta del argentino Sebastián Baez (N°1 ITF Junior 2018), Seyboth Wild demostraba una madurez llamativa con dieciocho años tras ser el mejor menor de edad en Flushing Meadows: "En Nueva York aprendí a encontrar soluciones tácticas durante el partido. Estoy muy orgulloso. Jugar aquí fue increíble. Pensar que tenistas legendarios ganaron este torneo como Juniors es una gran emoción. Representar a mi país siempre ha sido un honor. Me motiva estar en el centro de atención como uno de los mejores brasileños jóvenes. Seguiré progresando y esforzándome al máximo para que mis compatriotas se sientan orgullosos de mí".
Cinco meses después de ganar en Estados Unidos, llegaba su primera victoria ATP en San Pablo, gracias a una invitación del torneo. "Me emociona mucho jugar ante mi público, me siento tremendamente motivado al sentir el apoyo de la gente. Quiero seguir progresando y ya tengo la mentalidad de un profesional, la de trabajar para ser cada día mejor. Creo que puedo competir ya contra los mejores", decía el tenista brasileño que en octubre 2019 ganaría su primer y único Challenger (Guayaquil). Iniciaba el 2020 y la promesa brasileña volvía a disputar la gira sudamericana de arcilla gracias a invitaciones, pero ya con otro semblante, no como el chico al que invitan para foguearse.
Thiago ganó su segundo partido ATP en Rio de Janiero pero en Santiago su tenis explotó. El 182° ATP hizo valer su invitación para superar a los campeones de los tres torneos de la gira sudamericana 2020, Cristian Garin (Córdoba y Rio) y Casper Ruud (Buenos Aires), y al campeón de Córdoba 2019, Juan Ignacio Londero. "A medida que pasaban los partidos y me acomodaba en la cancha, sentía que podía ir paso a paso. Cuando llegué a la final, necesitaba jugarlo como otro partido y tomar mis chances. Mi presente no se trata de los Challengers ni de ningún otro torneo. Se trata de lo que he tomado de ellos y cómo he mejorado a lo largo de la temporada. Creo que lo he hecho bastante bien y necesito agradecer a mi equipo por eso", respondía en conferencia de prensa el nuevo campeón ATP.


Como casi todos los jugadores jóvenes formados en arcilla, su referente es Rafael Nadal. Admirador del español y con el libro "Rafa. Mi historia" de John Carlin como su predilecto, Seyboth Wild es consciente de la irreal carrera del mallorquín por lo que aspira a emularlo y no a igualarlo: "Siempre tuve a Rafa como ídolo. Admiro su pasión en la cancha. La forma en que juega, se mantiene y lucha es increíble. Si pudiera lograr el 20% de todo lo que ha hecho en su carrera, sería genial. Me siento muy feliz por este resultado. Tengo margen de mejora, sobre todo en la gestión de las emociones ya que al ser un tenista muy pasional en algunas ocasiones pierdo la concentración. Mi anhelo es ser mejor que ayer y peor que mañana".
La historia del tenis masculino en Brasil, a excepción del enorme Gustavo Kuerten (N°1 ATP - 20 títulos ATP), no es muy vasta. Thomaz Bellucci (21°) es el brasileño mejor rankeado de la Era Abierta (21°) y Luiz Mattar el que más títulos ATP ganó (7). Sin Thiago Seyboth Wild aun, en total Brasil tuvo veintiséis Top100, una suma escasa para sus doscientos diez millones de habitantes. En dobles el desempeño es mejor: 33 Top100, entre ellos Marcelo Melo (1°), Bruno Soares (2°), Cássio Motta (4°) y Carlos Kirmayr (6°). Quizá la respuesta sea la popularidad de otros deportes como el fútbol, el voleibol, el surf o incluso el automovilismo, superiores en aficionados al deporte de la raqueta en el país más grande de América Latina.

Daniel Vitale Pizarro

24 febrero 2020

Doble turno de aces






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La altura promedio del Top10 actual es de 190cm. Cada vez más vemos a jóvenes tenistas con alturas superiores a los 190cm, producto de la velocidad con la que se juega y gracias a las tecnologías que lo permiten. El Top10 es un reflejo de lo que el tenis de hoy requiere: altura, potencia, agresividad y puntos cortos. Está claro que mientras más alto sea un jugador, mayores son las ventajas pero también las desventajas. Lo que gana de potencia lo pierde en movilidad y por ende, el trabajo físico debe ser mucho más cuidadoso ya que el fortalecimiento de los músculos debe ser mayor. En ese contexto, los jugadores por encima de los dos metros no son la norma pero sí que los hay y cuando logran aprovechar ese atributo, se destacan del resto. Reilly Opelka es uno de ellos.
Hasta diciembre 2018, Ivo Karlovic era el jugador más alto de la historia en ser Top100 con 211cm. Semanas antes de que finalizara esa temporada, un norteamericano llamado Reilly Opelka de 211cm fue 99° del mundo. Karlovic ya no estaba solo. Opelka no solo igualó al croata en altura sino que lo reemplazó dentro del Top100 ya que Ivo hoy es 124° ATP, a días de cumplir 41 años de edad. Reilly se adaptó rápido al profesionalismo luego de una exitoso carrera como Junior ITF. Antes de cumplir dieciocho años había sido 4° ITF Junior en 2015, campeón de Wimbledon en individuales (finalista en dobles) y del Eddie Herr. Profesional desde 2015, consiguió su primer Challenger un año después. Su rápida progresión fue frenada en 2017 por una mononucleosis... 







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"Entrenaba y a los 20 minutos estaba asfixiado. No sentía que estuviese recuperado de la mononucleosis hasta hace unos meses, cuando empecé a tener buenos resultados en Challengers. Solo quiero estar sano porque sé de lo que soy capaz. Este año la mononucleosis me ha matado. Realmente haré mi mejor tenis cuando llegue a los 24-25 años. En 2019 voy a llevar a cabo una progresiva transición hacia los torneos ATP", contaba Opelka en 2018 tras ganar su tercer Challenger, en Knoxville (USA). Apenas tres meses después de irrumpir en el Top100, el nacido en St. Joseph (USA) se adelantó a sus pronósticos y fue campeón del ATP250 Nueva York, con victoria incluida en semifinales ante John Isner (9°). 


Sin rastros de la enfermedad que lo aquejó durante varios meses, en julio de 2019 alcanzó el Top50 y en octubre tocó el puesto 31°, el mejor ranking de su carrera. El inicio del 2020 no había sido como esperaba con una sola victoria en sus primeros tres torneos disputados, sin poder defender el título en Nueva York. Pero Estados Unidos le sienta bien y siete días después de salir del Top50, en Delray Beach fue el mejor de la semana consumando dos victorias en un día para obtener otro título en su país. En primer turno del domingo derrotó a Milos Raonic levantando un match point y en segundo turno su victima fue Yoshihito Nishioka conectando veintisiete aces. Seis sets y cuarenta y seis saques directos en una sola jornada para ser campeón por segunda vez en el circuito principal.
"Me encanta jugar en Estados Unidos. Tengo una casa a diez minutos del club, así que hago base acá y estoy muy cómodo. Vivo aquí hace 10 años, así que será un evento que juegue mucho el resto de mi carrera porque planeo quedarme en el sur de Florida. Me encanta jugar en Delray Beach. Las condiciones fueron muy diferentes la semana pasada, en indoor, pero mucho más lentas. Esta cancha es donde quiero jugar, estas son condiciones mucho mejores para mi juego. He jugado bien toda la semana", declaraba el campeón que reside en West Palm Beach desde 2010 y que no tiene planes de mudarse a Michigan, Estado donde nació hace veintidós años, al noreste del país.
Párrafo aparte para los hermanos Bryan. Mike y Bob obtuvieron en Delray Beach su 119° título ATP, en el mismo torneo en donde ganaron hace doce meses, su primer trofeo ATP tras la operación de cadera de Bob. Sexta corona en este certamen a dos meses de cumplir 42 años en la temporada de su retiro como profesionales. Las estadísticas no dejan lugar a dudas sobre su lugar en la historia de este deporte. Su legado permanecerá por generaciones y generaciones. Juntos desde Juniors, no tuvieron éxito en individuales pero en dobles no dejaron de ganar desde que fueron profesionales. Veinte temporadas consecutivas ganando títulos, asombrarán al mundo del tenis hasta el US Open, sitio elegido para decirle adiós al deporte que tanto les dio y al que tanto le han dado.

Daniel Vitale Pizarro