13 febrero 2017

Estrella sigue brillando

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A los treinta y seis años, seis meses y ciento noventa y cinco días, Víctor Estrella Burgos se dio el lujo de volver a ser campeón ATP. A los 34 años debutó como campeón ATP en el ATP250 de Quito, a los 35 refrendó su título y a los 36 es el tricampeón del torneo ecuatoriano. Es un clásico, un "deja vú" o como quieran llamarlo, pero "Viti" desaparece casi todo el año de los primero planos del circuito y reaparece con todo en Ecuador, su lugar en el mundo en cuanto a tenis se refiere, porque no cambiaría nunca su República Dominicana natal a la que acude a su Challenger como organizador y jugador a pesar de estar laureado como para evitar esa competencia. Amor al tenis y a su país.

Victor está feliz. Y se le nota en la cara. La gente lo sabe y le devuelve esa alegría en forma de aplausos, vitoreos, gritos, fotos y autógrafos. Es que en ningún lugar se siente tan cómodo como en Quito. Cuatro semifinales ATP ostenta en su carrera como profesional y tres son aquí, donde empezó a creer que podía ser exitoso en el tenis, donde creyó definitivamente, a los 34 años, que podía vivir del tenis y no de dar clases en Academias o entrenar jugadores. Quito es un antes y un después en la carrera de Estrella Burgos que lejos del retiro, se da gustos, caprichos, como ganar un ATP con apenas seis partidos ganados ATP en los últimos doce meses.
“Es un gran logro ganar tres títulos aquí. Revelaré la receta de mi éxito el día que me retire. Pero tengan la seguridad que estaré aquí el año próximo. Jugaré en Quito cada año hasta que me retire”, fueron las palabras del campeón que juega con el retiro pero a la vez deja bien claro que no está en sus planes. Ante la pregunta de qué final fue la más compleja, dijo: “Esta final ha sido la más difícil (salvó un match point). Paolo no regala nada, es un gran peleador”. Las tres definiciones que disputó en Quito fueron a tres sets, todas batallas. Sus víctimas fueron Feliciano Lopez (2/6 7/6 7/6) en 2015, Thomaz Bellucci (4/6 7/6 6/2) en 2016 y Paolo Lorenzi (6/7 7/5 7/6) en 2017.

Estrella Burgos está cumpliendo sueños que hace unos años creía imposibles. Además del triplete en Ecuador, la temporada pasada disputó sus primeros Juegos Olímpicos. Debutó en Rio 2016 con 36 años recién cumplidos, algo pocas veces visto en un deportista. Premio a nunca bajar los brazos, a luchar, entrenar y soñar. Un ejemplo para el mundo del deporte, el mejor deportista de la historia de República Dominicana pregona con el ejemplo a cada lugar que va, con sus actitudes, su sonrisa, su sacrificio y su predisposición ante el público y la prensa. Y pensar que a los 29 años perdió primera ronda de un Challenger...
Quito reemplazó a Viña del Mar luego del gigantesco desembolso económico que fue traer a Nadal en 2013 y que no le permitió mantener la plaza ATP tras las pérdidas del 2014. Ecuador no conoce a otro campeón que no sea Víctor Estrella Burgos, al igual que el dominicano no conoce otro lugar ATP en el que haya sido campeón. Es una relación estrecha, amena y gustosa de ambas partes. 15-0 su récord en la capital ecuatoriana. Y el récord sube aun más si contabilizamos un Challenger obtenido en Ecuador (Quito) en 2013, antes de que eleve su categoría a ATP250. El clima, la gente, el lugar en el calendario, los rivales, no se sabe qué pero algo hace que el ganador sea año tras años el mismo.

La final en Quito entre Víctor Estrella Burgos (36) y Paolo Lorenzi (35) fue la más longeva de la Era Abierta junto con la disputada en Kitzbuhel 2016 entre Ivo Karlovic (37) y Feliciano Lopez (34), edades más normales en épocas pasadas cuando en el deporte no prevalecía tanto el físico. Hoy, a pesar de que el estado físico es fundamental y de que el calendario ATP atenta contra ellos con descansos mínimos y torneos semana tras semana, la medicina deportiva y los cuidados en la alimentación, ayudados con entrenamientos localizados y específicos para el deporte, incrementan la vida útil del tenista de elite, algo que no era común verlo la década pasada.

Daniel Vitale Pizarro

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