10 septiembre 2018

"Quiero seguir creando historia"




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Si algo le faltaba a Novak Djokovic para pujar por ser el mejor tenista de la historia era ganar títulos importantes y volver a pelear por el N°1 del mundo luego de una lesión grave o una crisis de confianza. Rafael Nadal lo hizo en varias ocasiones, Roger Federer lo hizo en 2017 y el serbio lo está haciendo en 2018. Vacío emocionalmente luego de conquistar el Grand Slam de corrido en 2016 más una lesión en su codo derecho que tardó más de lo previsto en recuperarse, Novak cayó en el ranking ATP hasta el puesto 22° en junio de esta temporada, el puesto más bajo desde 2006. Cuatro meses después, campeón de Wimbledon, Cincinnati y US Open, es el N°3 ATP...
Entre Wimbledon 2017 y Wimbledon 2018 hay apenas un año de distancia pero un abismo en la carrera de Djokovic. De perder ante Berdych sin poder terminar el encuentro por una lesión en su codo derecho a ser campeón por cuarta vez en su carrera en el All England. En el medio hubo un parate de seis meses para recuperar el codo maltrecho sin ingresar a un quirófano, estrategia que no funcionó ya que el dolor no mermó y la cirugía fue la mejor opción. En febrero, luego de visitar un especialista en codo en Praga (República Checa) decidió operarse en Basilea (Suiza), en la Clínica Muttenzer, donde le extrajeron un pequeño hueso flotante que le impedía golpear con normalidad.
Irreconocible hasta junio, lógico por la inactividad prolongada y la falta de confianza por perder partidos ante rivales que jamás hubiera perdido un año atrás, en junio volvió a tener buenas sensaciones dentro de una pista y junto a ellas, llegaron los resultados. De repente, sin que nadie se lo imaginara, ni siquiera su equipo de trabajo, Novak Djokovic volvió a ser el de antes, el de siempre. Campeón de dos Grand Slams en una temporada y cuartofinalista en los dos restantes, el nacido en Belgrado se ubica en una inmejorable posición para pelear por el N°1 a fin de año, lucha que deberá afrontar ante Nadal, Federer y Del Potro, nada sencillo.
"Quiero seguir creando la historia. Y quisiera crear la mayor posible. El pasado puede enseñarnos mucho pero quiero dirigir mi energía hacia el presente. No me gusta comparar este año con otros. Mi equipo lo sabe. Solo quiero trabajar duro y seguir creciendo. Mi vida ha dado un giro de 180º en seis meses. Me ha llevado mucho recuperar mi nivel pero he aprendido mucho en este periodo. Mis dos últimos meses han sido una locura", confesaba el 14° veces campeón de Grand Slam tras ganar el US Open, misma cantidad de Majors que Pete Sampras, el líder absoluto de este tipo de certámenes hasta la llegada del famoso Big3 constituido por Federer (20), Nadal (17) y el propio Djokovic.
Ese mismo trío de leyendas del deporte blanco se adjudicó la mayoría de los títulos importantes desde su irrupción en el circuito ATP. 47 de los últimos 55 Grand Slams fueron ganados por ellos tres y 81 de los últimos 124 Masters1000, prácticamente sin opciones para los demás jugadores de elite, que a excepción de Andy Murray (3 GS y 14 M1000), ningún otro jugador pudo acumular cinco trofeos de ese calibre desde 2005 hasta hoy. Un oligopólico circuito que resiste a pesar del paso del tiempo y de los nuevos pretendientes a las grandes citas. La mejor camada de tenistas de la historia por coincidir y ganar tanto en simultáneo, en todas las superficies.
Pero el actual N°3 ATP no solo repatrió a Marian Vajda y compañía esta temporada para volver a ser lo que era. Craig O'Shannessy empezó a colaborar con el serbio en diciembre. Algunos se preguntarán quien es, pero Craig es muy conocido puertas adentro en el circuito. Apodado "el maestro de los números", trabaja para la ATP y la WTA y es el creador del sistema 'Brian Game Tennis'. Bajo parámetros estadísticos (Big Data), analiza patrones de juego y permite estudiar a los rivales y saber, según porcentajes, a donde va a golpear la bola en determinadas situaciones. Ya no alcanza con el equipo de trabajo convencional. "El futuro llegó, hace rato"...
Del otro lado de la red quedó el sueño truncado del Juan Martín Del Potro. Campeón en Flushing Meadows en 2009 luego de derrotar en semifinales a Nadal y en la final a Federer, buscaba emular lo hecho nueve años atrás. Como en 2009 también derrotó al español en semifinales pero en la final el rival era Djokovic. Nunca había vencido al serbio en Grand Slams pero estaba en la memoria de todos aquella victoria en los Juegos Olímpicos de Rio 2016. Novak no tuvo casi fisuras y a pesar de algún enojo con la hinchada ruidosa del argentino en el segundo set, siempre tuvo el control del partido que terminó en su favor 6/3 7/6 6/3.

Juan Martín se convirtió en el segundo argentino en alcanzar al menos dos finales de Grand Slams (1-1) y seis semifinales (2-4), todos récords argentinos por debajo de Gillermo Vilas, el tenista más importantes de latinoamérica, que alcanzó ocho finales (4-4) y 12 SF (8-4). El que si es récord y no solo argentino, sino en la historia de la ATP, son las victorias ante tenistas N°1 del momento sin haber sido, el ganador, nunca N°1 ATP. Del Potro acumula diez triunfos, lejos de sus competidores entre los que se encuentra David Ferrer con cinco victorias, único tenista activo en esa lista de privilegiados que no llegaron a la cima del tenis.

Daniel Vitale Pizarro

28 agosto 2018

El ATP250 más grande


Winston Salem se disputa desde 2011 en el Estado norteamericano de Carolina del Norte durante la semana previa al US Open, perteneciente a la US Open Series. Entre 2005-2010 se celebró en New Heaven y entre 1990-2004 el torneo se jugaba en Long Island. Único ATP250 del calendario ATP con cuadro de 48 jugadores (16 preclasificados adelantados), es la oportunidad para jugadores de bajo ranking de poder ingresar al cuadro principal de un torneo ATP por el tamaño del cuadro y por la ubicación del certamen, como decimos siempre, pegado a un Grand Slam.
El calor del verano en el hemisferio norte siempre se hace sentir durante la gira norteamericana y Winston Salem no iba a ser la excepción. El ruso Daniil Medvedev fue el campeón de la edición 2018 sin perder sets, líder en aces y el más efectivo al resto. "Desde principio de semana me vi muy afectado por el calor y la humedad. Pensé que sería imposible ganar el torneo en esas condiciones, comencé muy lento pero conseguí ir entrando en ritmo y he ganado. Es increíble, una locura", se manifestaba Daniil en conferencia de prensa, sorprendido por como se desenvolvió bajo condiciones incómodas para practicar cualquier deporte al aire libre.

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13° ITF como junior, no tuvo una destacada carrera como menor de edad sin grandes resultados en los Grand Slams. En el profesionalismo ingresó al Top100 a fines de 2016 gracias a sus destacadas actuaciones en los Challengers. Finalista ATP en 2017 y campeón por duplicado en 2018 (Sidney y Winston Salem) será por primera vez en su carrera Top40 (36°) a la edad de 22 años. Ex #NextGen, bronce en el Masters de su edad, no encadenaba tres triunfos consecutivos desde la gira previa al Australian Open y en Estados Unidos consiguió el doble de victorias en fila para ser campeón del ATP250 más largo de todos.
El finalista Steve Johnson, campeón esta temporada en Houston (arcilla) y Newport (césped), no pudo en Winston Salem ganar sobre la superficie que le faltaba. El mejor universitario de los últimos años atraviesa un gran momento como profesional a pesar de estar diez puestos debajo de su mejor marca (21°). Tres de sus seis finales ATP las disputó en 2018 lo que indica que es su año más prolífico desde que dejó el tenis Universitario para dedicarse por completo al circuito ATP. “Antes del torneo pensaba en si debería jugar o practicar una semana para el US Open. Ahora claro que no me arrepiento de mi decisión", decía entre risas el nacido en Orange, California.

Daniel Vitale Pizarro

21 agosto 2018

¡Bingo!


Novak Djokovic irrumpió en el circuito en 2007. Finalista en Indian Wells y campeón en Miami, indumentaria Sergio Tacchini y raqueta Wilson, el serbio de diecinueve años era campeón de Masters1000. Once años después, también en Estados Unidos pero en Cincinnati, logró lo que nadie pudo desde que se crearon los nueve torneos más importantes del circuito ATP luego de los tradicionales Grand Slams y el Masters. Super9, Masters Series, Masters1000 o comos e llamen en un futuro no tan lejano, nunca en 28 años de existencia un tenista había ganado todos. Eso es lo que consiguió Djokovic en Ohio, en su sexta final en el certamen. Nueve de nueve.
Los nueve elegidos en 1990 eran los torneos más importantes de la época que la ATP igualó en puntaje y aproximó en dinero para darle la misma jerarquía y la "obligatoriedad" de participación. A lo largo de los casi treinta años de existencia dos plazas sufrieron cambios de ciudad: la cuarta y la octava. El actual Shanghai, octavo M1000, es el más cambiante de todos: pasó por Suecia, Alemania, España y China. El otro cambiante fue Hamburgo que cedió ante Madrid en 2008. Lo que nunca cambió fue la cantidad. La categoría Masters1000 fue asentándose como tal hasta tener la importancia que la ATP buscaba, categoría a la que acuden los mejores tenistas del momento, siempre.


Djokovic entendió el mensaje de la ATP y se tomó en serio lo de la importancia que tienen los Masters1000 para la historia del tenis y luego de ganar los cuatro Grand Slams (al hilo), fue por más. Federer y Nadal, campeones de los cuatro Grand Slams al igual que el serbio, ostentan siete M1000 diferentes y a Novak solo le faltaba uno, Cincinnati, tierra en la que había caído cinco veces en la final. Campeón impensado de Wimbledon por la tortuosa vuelta al circuito luego de estar seis meses parado, y eliminado rápidamente en Toronto días atrás, el de Belgrado (10° ATP) no era el máximo favorito al título, aunque nadie quiera enfrentarlo tenga el ranking que tenga.
Inestable en las rondas previas, en la final no titubeó. Competidor como pocos, único en dominar mentalmente a Nadal (la mejor mente de la historia), en el partido por el título hizo lo que mejor sabe hacer... ganar. En frente estaba Roger Federer (2°) con el que mantiene un H2H por demás parejo (23-22) aunque desparejo en finales (18-6). No le pesó el poder quedar en la historia y la sexta fue la vencida. Saltando de alegría como un niño en el festejo, derrotó a un Federer siete veces campeón en Cincinnati y que lo había derrotado en las finales de 2009, 2012 y 2015. Se dio el lujo de quitarle el invicto en finales allí.

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Campeón de todo, el serbio hizo historia pero se lo tomó con calma: "Es un placer compartir la cancha con Federer, con el gran jugador de todos los tiempos. Realmente lo digo. Él y Nadal han sido una parte tan integral e importante de mi vida y mi carrera y de mi evolución como tenista. Me hacen jugar mi mejor tenis. Me hacen mejorar. Me hicieron pensar en lo que tengo que hacer para tratar de ser el mejor jugador del mundo. Definitivamente, se trata de uno de los momentos más especiales de mi carrera. Ser el único hombre de la historia en ganar todos los Masters1000 y todos los Grand Slams me hace sentir tremendamente orgulloso para el resto de mi vida”.

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Federer inició 2018 de manera impecable aunque le costó mantener el nivel de 2017 y del Australian Open 2018. Volvió al N°1 pero no pudo mantenerlo por la gran cantidad de puntos que defendía y por el fenomenal nivel de Rafael Nadal. N°2 ATP, le restó importancia a su bajo nivel en la final y halagó al campeón sin tapujos: "Esta conferencia de prensa. No se debería tratar de que fallé devoluciones de segundo servicio. Si no de que él ha hecho historia. Esa es mi opinión. Podemos profundizar en cualquier punto que deseen, pero creo que el titular es sobre el logro increíble de Djokovic. Espero que esté extremadamente orgulloso y feliz por este momento”.
A sus 37 años recién cumplidos, Federer alcanzó su 150° final ATP (98-52), 48° de Masters1000 (27-21). En lo que va de temporada el helvético suma tres títulos en seis finales sobre ocho torneos disputados, un porcentaje alucinante de victorias/derrotas. Más selectivo que nunca para rendir al 100% en cada torneo al que se presenta, producto de la edad y los años de vigencia en el circuito, Roger está obligado a tener buenos resultados para no caer en el ranking. Y de momento le está saliendo casi a la perfección. El US Open, próxima cita, puede decantar quien terminará como N°1 en 2018 y Nadal lleva la ventaja.

Daniel Vitale Pizarro

13 agosto 2018

Ochenta


Montreal 2005 fue el primer Masters1000 que conquistó Rafael Nadal sobre superficie dura. Su rival fue Andre Agassi, 16 años y 35 días mayor que el español, diferencia de edad récord para una final de M1000 desde la creación de este tipo de certámenes en 1990. Trece años después, en Toronto (torneo canadiense con sedes rotativas), Nadal obtuvo su noveno Masters1000 sobre cemento ante un rival 12 años y 70 días menor que él, Stefanos Tsitsipas. El tenis del español tomó vuelo a partir de ese 2005 y el 2018 del griego parece que será el año del puntapié para pelear por los puestos de vanguardia del circuito ATP.


Stefanos nació en Atenas (Grecia) hace exactamente veinte años. Campeón de Wimbledon junior en dobles y número uno de la categoría en 2016, el griego dueño de un tenis clásico con empuñaduras de otra época se abrió camino en el tenis profesional ese mismo año, pero las victorias a nivel ATP no llegaron hasta un año después. Su rápida adaptación al tenis profesional lo depositó en semifinales de un ATP250 (Sofía) en su segundo torneo en el cual había obtenido victorias ATP. Esos cuatro triunfos ATP más buenos resultados en Challengers permitieron que terminase el año Top100, lo necesario para evitar las clasificaciones durante los primero torneos de la temporada siguiente.

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En su primer año como Top100, con 19 años Tsitsipas alcanzó su primera final ATP en el ATP500 Barcelona con victorias resonantes ante Dominic Thiem (7°) y Pablo Carreño Busta (11°) antes de caer frente a Rafael Nadal (1°). Su nombre apareció en las portadas deportivas de todo el mundo. ¿Quién era el joven griego que le plantó cara a Nadal en su país? Los aficionados aprendieron rápido a pronunciar su complicado apellido. Una semana más tarde, en Estoril (Portugal), logró su segunda victoria ante un Top10 contra Anderson (8°) antes de caer en semifinales versus el local Joao Sousa, a la postre campeón del torneo. 


Semifinalista en Washington con triunfo ante David Goffin (11°), llegó a Toronto con buenas sensaciones tenísticas. Sin ser preclasificado, el sorteo no lo benefició en absoluto pero eso no impidió que avanzara hasta la final eliminando a cuatro Top10 en fila. Sí, a cuatro: Thiem (8°), Djokovic (10°), Zverev (3°) y Anderson (6°). El límite fue el mismo de Barcelona, Rafael Nadal (1°). Tsitsipas perdió el título pero se adjudicó el récord del jugador más joven en vencer a cuatro Top10 de manera consecutiva, marca que le pertenecía al propio Nadal. El día de su cumpleaños número veinte no pudo regalarse el trofeo pero sí una semana para el recuerdo de él y de todos.

"He tenido la mejor semana de mi vida. Estoy viviendo un sueño, jugando en un nivel asombroso y lo estoy disfrutando más que nunca. Vencer a cuatro Top10... nunca me hubiera imaginado que iba a hacerlo en un solo torneo. Solo necesitaba creer en mí mismo y sentirme confiado para jugar contra ellos. Es un gran logro para mi, pero a la vez sigo hambriento. Creo que puedo conseguir muchas más cosas este año. Aunque haya perdido hoy, siento que con mi juego puedo ganarle a buenos jugadores. Soy agresivo pero agresivo con seguridad. Siento que nunca estoy perdiendo y que siempre estoy ahí", eran las sensaciones del subcampeón de Toronto posderrota, caída que lo ubicará 15° ATP.


La sensación del torneo fue Tsitsipas pero el campeón fue Nadal. Qué decir de 'Rafa' que no se haya dicho. De menos a más, como nos tiene acostumbrados en las citas importantes, el español toma ritmo a medida que pasan las rondas y se vuelve invencible. Físicamente al 100% es muy difícil verlo perder. La intensidad que impone dentro del rectángulo de juego es infernal e impresiona como disputa los puntos importantes. Lidia con la presión como nadie, parece no afectarle. Aunque por dentro dice sentirla, por fuera no se nota y los rivales lo sienten. Nadal es mentalmente único e irrepetible, el mejor de todos, y la prueba está en su actitud en las derrotas, videos que en todas las escuelitas de tenis del mundo deberían repetir hasta el cansancio.
Nadal no concibe la frustración, o al menos la procesa en segundos. El tenis es un deporte de porcentajes y quien menos falla es el ganador. El 80% de los puntos ganados son por errores del rival, forzados o no forzados, pero errores al fin. El autocontrol, eso que Nadal domina a la perfección, es lo que le permite no regalar puntos, games y sets a su rival. La dureza mental hace que rinda bajo presión y por ende, asfixia a sus rivales, que no encuentran explicación a su alto nivel en los momentos claves de un partido. El de manacor domina mentalmente a sus contrincantes, "se les mete en su cabeza" e inconscientemente los obliga a fallar. Tan increíble como real.

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"Rafa" lo tiene muy claro: "Cuando pierdes los nervios, el otro te ve mucho más débil. Con el autocontrol dejas de regalar partidos. En mi cabeza hay dudas siempre, ese es mi sentimiento. No soy una persona segura de sí misma en ninguna cosa de la vida. No soy una persona decidida en casi nada. Me cuesta mucho tomar decisiones… pero cuando juego, en los momentos importantes, tengo la determinación de hacer algo. Mi cabeza, en los momentos de presión, en los momentos importantes, me ha respondido bien la mayoría de las veces. Hablemos claro. Mi cabeza me ha permitido jugar de la manera que yo creía que tenía que jugar y no me ha impedido hacer lo que yo creía que tenía que hacer: eso es lo que pasa cuando tienes nervios, cuando te supera la situación".

Daniel Vitale Pizarro

06 agosto 2018

El curioso caso de Martin Klizan

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Martin Klizan es un caso atípico en el circuito ATP. Campeón en Kitzbuhel esta semana, volverá al Top100 tras un año Top200, pero su carrera está marcada por las grandes irregularidades y la alta efectividad. En Austria ganó el título desde la clasificación por lo que disputó siete partidos para poder alzar el trofeo. Entre ellos tuvo la ardua tarea de derrotar en octavos de final a Dominic Thiem, después de Nadal el mejor en polvo de ladrillo. El torneo tampoco fue un certamen convencional ya que la final la disputaron dos jugadores provenientes de la clasificación Klizan-Istomin, la tercera vez que sucede desde 1990 (Clavet-Masso en Hilversum 1990 y Troicki-Kukushkin en Sydney 2015).
El eslovaco jamás perdió una final ATP. Acumula seis títulos en seis definiciones en singles y cuatro trofeos en cuatro finales en dobles. A esto hay que sumarle que en toda su carrera su balance de victorias/derrotas es apenas positivo 132-128, lo que hubiera sido normal que perdiera algún partido por el título. Incluso en dobles tiene récord negativo (36-53) a pesar de ser campeón en un ATP500 (Rio de Janeiro) y ser 73° ATP en la especialidad en 2015, su mejor año tanto en singles como en dobles en cuanto a ranking. Y otra vez volvemos a las rarezas en la carrera tenística de Klizan
En 2015 fue 24° ATP en singles (récord) y campeón en el ATP250 Casablanca, pero en 2016 fue campeón en Rotterdam y Hamburgo, ambos ATP500 y su ranking fue apenas una semana Top30 (29°), el resto del año fue Top50. ¿Por qué? Porque así es Martin Klizan. Ese año ganó solo cuatro partidos fuera de los títulos en Holanda y Alemania. 14-15 fue el récord de 2016. Algo verdaderamente inusual y que por consiguiente significó la caída estrepitosa en el ranking en 2017 (144°) y peor aun en 2018 (181°). Pero precisamente esa semana que tocó fondo en el escalafón mundial fue campeón de un importante Challenger en Indian Wells.
Esta temporada, su mejor actuación hasta el título en Kitzbuhel, también desde la clasificación, eran los cuartos de final del ATP500 Barcelona con victorias ante Novak Djokovic (12°) y Feliciano Lopez, antes de caer frente a Rafael Nadal. El exnúmero uno del mundo junior y campeón de Roland Garros había recuperado su nivel en España: "He tenido mucha mala suerte con las lesiones. El año pasado casi no podía ni caminar después de operarme de la pierna. Gran parte de mi regreso se lo debo al tratamiento que realicé con el gurú checo Michal Novotny en su clínica en el hotel Bahía del Duque en Tenerife donde realizo mis pretemporadas".
"Tenía mal un músculo. Fue una lesión muy grave. Estuve fuera cinco meses. Siempre es duro volver. No podía estar en mi ranking ni jugar al 100%, por eso acabé dos meses antes la temporada. Superé mi operación, que era uno de mis objetivos. He tenido mucho tiempo para prepararme y ponerme más fuerte físicamente para esta temporada. El año pasado estuve cinco meses fuera, el año anterior, otro medio año. He tenido muchas lesiones a lo largo de los años, pero ahora parece que estoy más en forma que antes. Estoy contento de estar en la pista y competir", le contaba a Marca y a Vavel su calvario con las lesiones en su muñeca, fascia plantar, tendón de Aquiles, y la última, el gemelo.
"Klizco" fue campeón en San Petersburgo 2012, Munich 2014, Casablanca 2015, Rotterdam y Hamburgo 2016 y Kitzbuhel 2018 en singles más los cuatro títulos en dobles que los ganó junto a David Marrero (Umag 2013 y 2016) y a Philipp Oswald (Niza 2014 y Rio de Janeiro 2015). Sus victorias ante miembros del Top10 son cuatro: Jo-Wilfried Tsonga (6°) en el US Open 2012, Kei Nishikori (10°) en Roland Garros 2014, Rafael Nadal (2°) en Beijing 2014 y Dominic Thiem (8°) en Kitzbuhel 2018.
"Mi rendimiento en la final ha sido el mejor del torneo. Jugué muy sólido, eludí la presión y, honestamente, creo que merecí ganar. En mis otras finales en las que salí victorioso, a veces he tenido suerte en momentos puntuales pero también influye el trabajo duro. Nunca sabes qué puede ocurrir en este tipo de partidos, pero estoy feliz de presentar una estadística tan increíble. Es algo genial, estoy muy orgulloso de haberlo conseguido", las sensaciones de Klizan, el invicto. Este particular récord lo comparte con Ernests Gulbis, ambos ganaron todas las finales ATP que disputaron. El letón ganó seis títulos en singles y dos en dobles, únicos en la Era Abierta con 100% de efectividad.

Daniel Vitale Pizarro

30 julio 2018

El tenis italiano vive

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Los años '70 fueron la década dorada del tenis italiano. Adriano Panatta (4°), Corrado Barazzutti (7°) y Paolo Bertolucci (12°) fueron los líderes de una generación de tenistas que consiguió la única Copa Davis en su historia en 1976. Ese mismo año Panatta ganó Roland Garros, único Grand Slam italiano en singles (Era Abierta). Pero el mejor tenista italiano de la historia fue exitoso en las décadas del '50 y '60, cuando el deporte era Amateur. Nicola Pietrangeli fue campeón de Roland Garros 1959-1960, finalista 1961 y 1964, campeón en dobles 1959 y finalista en dobles en París 1955 y Londres 1956. Además tiene el récord absoluto de victorias totales en Copa Davis (120) y en singles (78). Una leyenda.

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Italia tuvo que esperar hasta la década 2010 para volver a sentirse protagonista en el circuito ATP. Andreas Seppi (18°), Fabio Fognini (13°) y las revelaciones de 2018 Marco Cecchinato (22°) y Mateo Berrettini (54°) le dan un respiro al aficionado del deporte blanco. Seppi acumula tres títulos ATP en ocho finales disputadas y Fognini siete trofeos sobre dieciséis definiciones, más un título de Grand Slam junto a Simone Bolelli (Australian Open 2015). A los referentes italianos de los últimos años, ésta temporada se le sumaron Cecchinato (campeón Budapest y Umag) y Berrettini, reciente campeón en Gstaad, el más joven de los cuatro.

Mateo, al igual que Marco, habían disputado un puñado de partidos ATP antes de 2018, sin victorias, todas obtenidas esta temporada. Berrettini jugó 24 partidos ATP (12-13) y Cecchinato 42 (19-13). En Gstaad, Mateo no perdió ningún set camino a su título debut y derrotó en la final a Roberto Bautista Agut (17°) en lo que fue su primera victoria ante un Top20 en su carrera. A los 22 años se ubica 54° ATP, su mejor posición histórica y habilitado para disputar los cuadros principales de todos los torneos posteriores al US Open. Pero su idilio con el país vecino no quedó ahí porque también se quedó con el torneo de dobles junto a su compatriota Daniele Bracciali (40 años). Semana perfecta.
52° ITF como junior, sin buenos resultados en Grand Slams, la progresión del nacido en Roma fue paulatina y sin altibajos. Berrettini disputó cuatro finales Futures (2-2) y siete en Challengers (2-5) entre 2015 y 2018, año del salto de calidad. Entrenado por Vincenzo Santopadre, en su debut en Roland Garros (segundo GS disputado) alcanzó la R3 antes de caer en cuatro sets ante Dominic Thiem (8°), finalista de la edición. 196cm de altura le aportan potencia a su juego, acorde con la nueva camada de tenistas que busca desplazar a los treintañeros que insisten en perpetuarse en los puestos de vanguardia del ranking.


"Por supuesto que soñé con algún día ganar un título ATP, pero estaba muy lejos. Cuando comienzas una carrera tienes que pensar en las cosas pequeñas para alcanzar y el año pasado gané mi primer título Challenger. Ahora estoy aquí con un trofeo ATP en singles y otro en dobles, una buena prueba para mi físico, estoy muy feliz. Durante toda la semana serví muy bien (no sufrió quiebres), creo que jugué el mejor tenis de mi vida pero realmente no se como encontré el éxito tan rápido. Practicando duro todo es posible", aseveraba un sorprendido italiano que deberá cambiar su calendario y recalibrar sus objetivos de cara al último tercio de la temporada.


"Es increíble. Estoy muy contento con lo que estoy haciendo y muy orgulloso de mi familia y mi equipo. Realmente estoy disfrutando lo que estamos haciendo juntos. Me divierto con mis entrenadores y con toda mi familia, ese es el tipo de vida que me gustaría vivir. Mi familia siempre me ha estado apoyando. Han viajado conmigo a muchos torneos que no fueron tan agradables y ahora ven que estoy aquí jugando en los hermosos Alpes suizos. Esta semana vine sin mi entrenador y traje a mi novia y a un amigo. Funcionó muy bien, tal vez debería hacer esto más a menudo. ¡Solo bromeaba!", se abre ante los micrófonos Mateo, que valora la conseguido y lo disfruta, por el camino recorrido para llegar a la elite del tenis profesional siendo la misma persona de siempre.

Daniel Vitale Pizarro

23 julio 2018

Objetivo Top10

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La temporada 2016 llegaba a su fin y el ciclo de José Perlas al mando del talentoso Fabio Fognini, también. En muy buenos términos pero con horizontes diferentes de cara al futuro, dejaron de trabajar juntos. Atrás quedaron los mejores años del italiano en el circuito, un peligro para cualquier jugador, capaz de derrotar tres veces a Rafael Nadal (dos sobre polvo de ladrillo) y ser 13° ATP. "La persona a la que más quiero agradecer, que ha estado cerca de mí en las buenas y en las malas, y que nunca dejó de creer en mí, es mi entrenador José Perlas, que me ha ayudado a crecer como tenista y como hombre", fueron las palabras de despedida de Fabio para José.
Una nueva etapa comenzaba en 2017 para Fognini. El coach elegido era Franco Davin, único argentino ganador de Grand Slams con jugadores diferentes (Gaudio y Del Potro). Franco siempre potenció a sus pupilos y desde Coria, pasando por Gaudio, Del Potro y Dimitrov, tuvo a jugadores de elite, todos Top10 y con pasta de campeón. No aceptó trabajar con Fabio porque sí. El desafío de formar equipo con Fognini era grande, por la difícil personalidad del italiano y por la edad (30 años en mayo), factor fundamental para proyectar a largo plazo. En su primer año el nacido en San Remo ganó Gstaad y perdió la final de San Petersburgo. Finalizaba 2017 como el 27° ATP.
Pasado el año de adaptación, la dupla Fognini-Davin iba a más. El título en San Pablo; las semifinales en Sidney, Rio de Janeiro y Ginebra; los cuartos de final en Roma (primera vez); y las segundas semanas en el Australian Open y Roland Garros lo depositaron Top15, a falta de la gira post césped para acercarse al Top10, el objetivo desde que es profesional y para el que contrató a Davin. Y comenzó de la mejor manera posible ese camino al lote de los mejores diez del mundo. En Bastad fue campeón con victorias destacadas ante Verdasco en semifinales y contra Gasquet en la final. 250 puntos para el ranking y 14° ATP. Como en 2013, dos títulos en una temporada.
"Mucha gente me dice que si hubiera tenido mejor mentalidad habría sido Top5 y creo que nunca podrá saberse. Fui 13° en una época de fenómenos. Soy consciente de que quizá he podido hacer algo más y tengo algunos remordimientos. En todo caso, considero que he hecho una buena carrera y de aquí a dos años quizá pueda conseguir algo importante", declaraba el marido de Flavia Pennetta y padre de Federico (1 año), una semana antes de ser campeón en Suecia. En la final, tres doble faltas seguidas que desequilibraron el segundo set no hicieron mella en su victoria 6/3 3/6 6/1. Artífice de grandes partidos como de papelones dentro de una cancha de tenis, en Bastad mostró otra cara.


Pero si "Fogna" quiere ser Top10, deberá subir el listón. No alcanza con buenas actuaciones en torneos menores y aceptables resultados en torneos importantes. La gira norteamericana sobre cemento es la prueba que deberá superar. Toronto y Cincinnati serán la primera prueba de fuego que le mostrará donde está parado el italiano y hacia donde debe ir. Gstaad (campeón 2017) y Los Cabos, próximos compromisos antes de los Masters1000 norteamericanos, no significarán grandes cambios en el ranking, sí en su confianza si siguen los buenos resultados. El tenis está, y la mente, parece, que también.
"Cuando empecé a trabajar con él, pensé que la cosa más importante que debía darle era tranquilidad para que jugase con un rendimiento constante. En los entrenamientos siempre lo hace, pero en los partidos siente que está jugando bien hasta que, de repente, sucede algo y pierde la lucidez", decía de su pupilo Franco Davin tras 18 meses juntos. A tan solo un puesto de igualar su mejor posición histórica, a los 31 años está en su plenitud y con la madurez necesaria para dar ese salto de calidad que no pudo dar en sus veintes con Perlas como guía. La mente en el tenis es casi todo y más aun en un jugador tan temperamental e inestable como Fabio.

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Trazarse metas es fundamental para poder conseguirlas y Fognini lo tiene muy claro: "Durante toda mi carrera he sentido mucha presión, tanto de los demás como mía propia. Siempre me juzgaron con dureza pero la gente no se puede imaginar lo que siento por dentro. Se creen que mi actitud en pista refleja poco compromiso pero es todo lo contrario. La frustración es la que me lleva a hacer esas cosas. Ahora ya con 31 años no quiero agobiarme demasiado, pero reconozco que mi sueño es estar entre los 10 mejores del mundo. Espero que dentro de pocos años Rafa y Roger ya no estén. Hay jóvenes muy buenos pero habrá un tiempo de valle que podría aprovechar para meterme ahí".

Daniel Vitale Pizarro

16 julio 2018

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Roland Garros 2016 fue el punto máximo de la carrera de Novak Djokovic. Había logrado algo que solo Rod Laver pudo durante la Era Abierta: ganar los cuatro Grand Slams de forma consecutiva. Ni Federer, ni Nadal: Laver en 1969 y Djokovic en 2015-2016. Pero el fuego interno se apagó. Y un año después lo pagó su físico porque su mente ya estaba ''apagada". Una lesión en su codo derecho de larga data (dos años), pero nunca determinante, lo obligó a retirarse en cuartos de final de Wimbledon 2017. Vacío internamente, el número dos del mundo decidió no competir más hasta la temporada siguiente para recuperarse por completo de su lesión y de su agotamiento mental.

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Arropado por su familia y su nuevo grupo de trabajo (Andre Agassi a la cabeza) luego de haber roto relaciones de manera 'cordial' con su entrenador de siempre Marian Vajda (12 años) y el 'supercoach' Boris Becker (3 años), inició 2018 con cautela. Pero la vuelta sería tortuosa. El tándem Agassi-Stepanek al mando del serbio duró menos de un año, incluido el parate. Nunca cuajaron como equipo, aunque se los veía muy unidos y jocosos en los entrenamientos. "Traté de ayudar a Novak con las mejores intenciones. Pero hubo demasiadas diferencias de criterio", dijo Agassi tras su desvinculación del equipo de trabajo.

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Novak estaba con molestias físicas, falto de ritmo y sin convicción, sin esa mirada asesina que lo caracterizó siempre. Pero en abril volvió a las fuentes. Marian Vajda regresó a su equipo de trabajo como coach principal. Cuenta fuebuena.com que durante sus vacaciones en República Dominicana, Djokovic le envió diez videos a Vajda sobre su nueva mecánica en el servicio, modificada para apaciguar el dolor tras la lesión. Cuando se encontraron en una cancha de tenis para comenzar su segundo ciclo juntos, Marian volvió a cambiar el saque del serbio porque "no le gustaba biomecánicamente".

Atisbos de mejora pero pasajeros, normales durante un período de reconstrucción tenística, se notó un cambio en el servicio y especialmente en la devolución. Roland Garros lo vio irse antes de tiempo ante el ignoto Marco Cecchinato en cuartos de final. Pero llegó la hierba y todo cambió. La final en Queen's le dio confianza al nacido en Belgrado. A pesar de perder ante Marin Cilic (6°) con match point incluido, el presente ya era otro. El nivel tenístico parecía haber vuelto. Algo más de concentración en los momentos importantes y Djokovic estaba de vuelta. Pequeño detalle. La mente, lo más difícil del tenis y lo más importante.

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En fin, perder con Cilic no modificó el rumbo de Novak, al revés, lo potenció. Marin era finalista vigente de Queen'sWimbledon y el Australian Open, era factible perder ante él. Distinto fue lo de Cecchinato en París cuando en conferencia de prensa el serbio sembró la duda sobre su participación en la gira sobre césped, declaraciones en caliente que (por suerte) no llegaron a concretarse. Llegó Wimbledon. Sin títulos ATP durante los últimos doce meses, "Nole" inició su camino en el All England con las buenas sensaciones del ATP500 en Londres, aunque con un potencial cuadro principal harto complicado.


A la semifinal llegó con dos momentos de distracción que le costó el primer set ante Edmund (R3) y el segundo parcial contra Nishikori (CF). Rafael Nadal era el rival previo a la lucha por el título. El
N°1 del mundo lo había derrotado en arcilla semanas atrás, pero sobre hierba la situación cambiaba. El favorito seguía siendo "Rafa" pero no con tanta ventaja en las opiniones y apuestas. El partido fue una auténtica barbaridad. Frenéticas cinco horas y quince minutos, separado en dos días, que tuvieron de todo. 6/4 3/6 7/6 3/6 10/8 de intensidad y búsqueda de soluciones a los problemas que constantemente creaban.
La final anticipada. Por la exhibición de tenis brindada por ambos y por el agotamiento físico del finalista Anderson que en semifinales batalló 6h 36m ante Isner (26/24 en el quinto set). A pesar del cansancio y de no oponer resistencia en los dos primeros sets, el sudafricano dio pelea y tuvo cuatro sets points en el tercer set (6/2 6/2 7/6). Novak Djokovic, incrédulo, era el campeón de Wimbledon 2018. Cuarta vez en el All England, treceavo Grand Slam y sexagésimo noveno título ATP, entre los mejores tenistas de la historia en casi todos los registros. Además, 2018 es el décimo tercer año consecutivo que gana al menos un título ATP.

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Trofeo y micrófono en mano, llegó el momento de los agradecimientos. Y la emoción lo invadió cuando nombró a su familia. Por reglamento del torneo no pueden presenciar partidos en Wimbledon niños menores de cinco años por lo que sus hijos Stefan (3 años) Tara (1 año) no estuvieron en la Centre Court. Pero durante la entrega de premios sí estuvo Stefan, que sin tener mucha conciencia de lo obtenido por su papá, disfrutó del momento junto a su mamá Jelena, felices por el logro de papá 'Nole', al que su hijo señalaba y aplaudía desde la tribuna con una sonrisa de oreja a oreja, el momento más especial de la tarde londinense.

Daniel Vitale Pizarro
@DanielViPiTenis