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23 febrero 2021

El poder de la mente


Contra todo y todos, a por todo y todos. Así pueden resumirse las dos semanas en Australia de Novak Djokovic. Privilegiado como tantos otros por no haber viajado en vuelos comerciales y no tener que estar encerrado en un hotel quince días antes del Australian Open, lesionado ante Taylor Fritz con la posibilidad de no presentarse ante Milos Raonic, salvando un partido extraño con Alexander Zverev y pasando por arriba a Aslan Karatsev y Daniil Medvedev antes de levantar el trofeo, el serbio tuvo que lidiar con la prensa, entrenadores, jugadores y opinólogos de todo tipo que juzgaban su actitud dentro y fuera de la pista. Él respondió como mejor sabe: ganando.
"Se ha sido injusto conmigo criticándome cuando no se sabían muchas cosas, pero no es la primera vez. Ganar el torneo es mi respuesta a todos los que lo han hecho", esbozaba el serbio, acostumbrado durante los últimos años a tener que luchar contra viento y marea para contentar a propios y ajenos. Djokovic no esconde su deseo de ser el mejor y esa arrogancia parece que molesta. Detrás de la falsa modestia de Roger y Rafael que en sus declaraciones parecen privilegiar otras cosas más allá de las victorias, Novak es todo lo contrario y con el objetivo de ganar a como de lugar, sin trampas de por medio, hace todo lo que esté a su alcance para superar en números a sus rivales de siempre. 

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"Sé que ha habido muchas especulaciones, gente que se pregunta si estoy lesionado, que cómo puedo recuperarme tan rápido o que es imposible hacerlo. Los entiendo. Todos tienen derecho a su propia opinión. Lo que hemos hecho en los últimos diez días se verá en detalle probablemente a fin de año cuando salga el documental que estamos haciendo. Filmamos muchas cosas que he estado haciendo aquí, pero también en los últimos seis meses. El dolor estaba a un nivel soportable para mí. Simplemente acepté el hecho de tener que jugar con el dolor", declaraba y aclaraba Djokovic sobre su lesión y su recuperación en pleno torneo, sin aparentes secuelas en las rondas finales. 


Recuperación que no fue tal, al conocerse los estudios médicos tras ganar su noveno Australian Open. Un desgarro abdominal que inició siendo de 17mm en el partido ante Taylor Fritz, finalizó mucho peor el último domingo alcanzando los 25mm. Se preguntarán entonces cómo pudo jugar a ese nivel durante cinco partidos en un Grand Slam... Solo basta mirar la entrega de premios del Australian Open 2012 para darse cuenta de qué están hecho estos jugadores y de cuanto pueden resistir sus cuerpos cuando la mente se sobrepone al dolor, a pesar de que éste aumente e imposibilite a cualquier ser humano convencional golpear una pelota de tenis.
Una vez más, la aceptación de la realidad y la adaptación a la misma, la capacidad de asimilar la frustración y el dolor y sobreponerse fue lo que marcó la diferencia para que el N°1 levantara su 18° Grand Slam. Novak Djokovic dio otra muestra de que la capacidad de su mente no tiene límites y que mientras más acorralado se siente, mejor sale de esa situación, como si se sintiera cómodo ante la adversidad. Se escribe fácil, se ve difícil pero en la práctica resulta imposible de imitar: "Era consciente de que si seguía jugando posiblemente me haría más daño pero decidimos, junto a mi equipo médico, arriesgar de más por ser un Grand Slam. Gracias a ellos pude lograrlo, hicieron un trabajo tremendo, estoy tremendamente agradecido".
El actual número uno del mundo superará en marzo las 310 semanas de Roger Federer en la cúspide del tenis mundial, otro récord que Novak le 'robará' a Roger. Si algo le faltaba a Djokovic para que los fanáticos de Federer lo quieran un poco menos era esto. El balcánico deberá convivir con ese 'amor-odio' de los fanáticos hasta el final de su carrera. Cada vez que supere a Federer o Nadal en alguna estadística histórica, sumará nuevos 'enemigos', ese es el precio que desde 2011 debe pagar por haber roto esa dualidad que parecía impenetrable durante una década.

 
La desastrosa experiencia del Adria Tour, la descalificación del US Open, la paliza de Rafael Nadal en Roland Garros y la caída en el Masters con el partido casi ganado ante Dominic Thiem no hicieron mella en la confianza del serbio de cara al 2021. La tónica de las críticas hacia Djokovic no mermó durante el Australian Open y su nivel de tenis tampoco, por lo que seguramente se acordará por mucho tiempo de este título, el más resiliente de su carrera, porque pudo contra todo y todos, incluso contra él mismo: "Claro que me duele ver cómo se me critica abiertamente sin saber. Tuve que desarrollar una piel gruesa durante años para hacer frente a cosas así y concentrarme en lo que más me importa".

Daniel Vitale Pizarro

23 septiembre 2020

El serbio más italiano

Ni la pandemia, ni el bochornoso Adria Tour, ni las críticas por la PTPA ni tampoco el pelotazo involuntario a una jueza de línea en el US Open que le provocó la descalificación del Grand Slam... nada desenfoca a Novak Djokovic. Pareciera que mientras más negativo sea el entorno, mejores resultados obtiene. Ya lo demostró por enésima vez el año pasado en Wimbledon tras levantar dos puntos de partido ante Roger Federer: "Si no tienes el público a favor, hay que crearlo. Me imaginaba que todo el estadio gritaba 'Novak, Novak' en vez de 'Roger, Roger' ". La capacidad mental del serbio para sobreponerse a sus rivales y a situaciones totalmente adversas, no deja de sorprender.

Roma es el Masters1000 en el que mejor se ha desenvuelto a lo largo de su carrera. Campeón en cuatro ocasiones y segundo en otras cinco oportunidades, aterrizaba en Italia luego de perder un invicto de veintiséis partidos en Nueva York y criticado hasta el hartazgo por la prensa y los fanáticos, no solo por el pelotazo indebido sino por una acumulación de errores tanto dentro como fuera de la cancha que fueron generando rechazo en el público. Las rondas pasaban y Novak avanzaba. Sin derrotas antes de cuartos de final en sus catorce participaciones en suelo romano, el único set que perdió fue en esa instancia ante Dominik Koepfer. Semifinalista por séptimo año consecutivo, Djokovic se quitó de encima a Casper Ruud para enfrentarse a Diego Schwartzman en la final.

El argentino venía de ganar el mejor partido de su carrera ante Rafael Nadal y el encuentro más emocionante del torneo frente a Denis Shapovalov. Lo motivación para Diego era inmensa: primera final de Masters1000 ante el N°1 del mundo por un lugar en el Top10. Pero enfrentar a Djokovic en una final de M1000 no es para nada sencillo, sobre todo luego de dos batallas tanto físicas como emocionales en las rondas previas. El empuje del argentino al inicio de ambos sets no fue suficiente y el serbio se recuperó de roturas de servicio iniciales para adjudicarse el torneo. Quinto Roma, treinta y seis trofeos de la categoría y ochenta y un títulos ATP totales, apenas cuatro menos que Nadal...

"El peque" había perdido con "Nole" en semifinales de Roma 2019 en dos horas y media de partido. La final entre ambos de Roma 2020 duró casi dos horas pero a pesar de la derrota, no borró la sonrisa de la cara de Schwartzman: "Rompí una barrera más de esas que uno anota en el libro. Llegar a una final de Masters1000 es una alegría para mi equipo y para mí. Siento que crecí. Para seguir ascendiendo en el ranking tengo que ganar en cuartos y semifinales de estos torneos. Si quiero dar otro paso tengo que repetir semanas como estas y sentirme capaz de hacerlo. El cariño que recibí y la repercusión que hubo no deja de sorprenderme. No es por humildad, pero soy un simple jugador de tenis y es una alegría inmensa que a tanta gente le guste lo que hago".

El campeón reflexionó sobre su presente tenístico y mental en Roma, luego del 'default' en el US Open que tantos dolores de cabeza le provocó: “Tuve muchos altos y bajos durante días, estuve en shock pero creo que tuve una gran semana. Tener un torneo a la semana de que ocurra algo como esto ayuda mucho, te ayuda a olvidar. Sé que no jugué mi mejor tenis pero estoy muy satisfecho y feliz de ganar este título. Lo más positivo es que serví muy bien y encontré mi mejor juego en los momentos decisivos. Cuando necesitaba jugar lo mejor posible, lo hice. Sé que quedan más días en los que puedo seguir elevando mi nivel para Roland Garros porque quiero avanzar lejos en el torneo. Este título me da aún más confianza que es absolutamente necesaria para un Grand Slam”.

287 semanas como N°1 ATP acumula el balcánico, una más que Pete Sampras (286), récord en la cúspide del ranking hasta la llegada de Roger Federer (310): "Sampras fue mi ídolo de la infancia, superar su récord es muy especial para mí. Siempre lo admiré, deseaba ser mentalmente fuerte y resistente como él, especialmente en los grandes torneos y en los grandes momentos. También soy consciente del dato y el récord de Federer como N°1 ATP, sé que puedo superarlo en los primeros meses de 2021. Estoy muy cerca, en una gran posición, sano y jugando bien. Los dos objetivos que tengo como profesional son superar a Roger en Grand Slams y en semanas como N°1. Voy a intentarlo, enfocándome sobre todo en los Majors pero también en Masters1000. Puedo ir más allá".

Párrafo aparte para el tenis italiano. Ocho italianos disputaron la segunda ronda del Masters1000 por primera vez en la Era Abierta, confirmando el gran presente que atraviesa el deporte en este país y el mejor futuro que se augura con tenistas como Gianluca Mager (25 años), Lorenzo Sonego (25 años), Matteo Berrettini (24 años), Jannik Sinner (19 años) o Lorenzo Musetti (18 años). Tradición tenística, materia prima, apoyo de la Federación a jugadores y entrenadores, y torneos Futures y Challengers cada semana dentro del territorio han convertido a Italia en potencia mundial. Nada es casualidad. Y queda demostrado incluso en este 2020 pandémico. Ni lerda ni perezosa, la Federación Italiana de Tenis organizará un segundo torneo puntuable ATP este año en Sardegna, reafirmando la política que adoptó el país transalpino en la última década, apostando por el tenis a mediano y largo plazo.

Daniel Vitale Pizarro

02 septiembre 2020

A por todo y todos

Tuvieron que pasar más de cinco meses para que se reanudara el tenis profesional. Luego de varios calendarios provisorios cancelados, en Nueva York llegó el tan esperado día por jugadores y fanáticos del deporte. Bajo una 'burbuja' con protocolos estrictos y sin público para evitar el contagio del Coronavirus, se desarrolló el Masters1000 Cincinnati en Flashing Meadows, las mismas instalaciones en las que se disputará el US Open. El campeón aun no conoce la derrota durante esta atípica temporada que aunque se hayan disputado solo tres meses de competencia, no es para sencillo acumular veintitrés victorias consecutivas, veintiséis si contamos desde la Copa Davis a fines de noviembre 2019. Hablamos del número uno del mundo, el serbio Novak Djokovic.

Campeón de Copa Davis en Madrid la temporada pasada y de la inaugural ATP Cup en enero con Serbia; del Australian Open y Dubai, Djokovic llegaba a Cincinnati invicto pero con ciertas dudas tras el largo parate y luego del bochornoso 'Adria Tour', exhibición organizada por él y su equipo que no pudo completar su gira por los Balcanes ya que se sucedieron varios casos positivos de Covid-19, incluyéndose él y su mujer. Vapuleado por los medios de comunicación, las dudas de si podía mantener esa seguidilla de victorias se acrecentaron en Cincinnati luego de no disputar el dobles por dolores en el cuello y tomaron más fuerza aun a medida que pasaban los partidos con asiduos llamados al 'trainer' para tratar de apaciguar esos dolores. Pero Djokovic está hecho de otra cosa, aun no sabemos de qué.

Como si nada de eso le afectase en lo mental, se sobrepuso a todos sus rivales en Nueva York, incluso cuando fue superado tenísticamente. El balcánico encontró la manera de sacar adelante partidos comprometidos como ante Roberto Bautista Agut en semifinales (el español sacó 6/5 en el tercer set) y Milos Raonic en la final (el canadiense le arrebató el primer set 6/1). Nada fue suficiente para cortar su invicto. Tenísticamente cumplió. Físicamente no se mostró en gran forma con muchos 'medical time out' a lo largo de la semana por molestias en su cuello. Pero lo más importante, su fortaleza mental, le funcionó a la perfección, como casi a lo largo de toda su carrera. "Nole" no necesita jugar bien al tenis para ganar partidos o incluso títulos ATP, una de las grandes diferencias entre el Big3 y el resto.

Invicto desde noviembre 2019 y con la confianza por las nubes, apenas finalizado Cincinnati y a un día del inicio del US Open, el serbio lanzó una organización paralela a ATP e ITF llamada PTPA (Professional Tennis Players Association). Este nuevo organismo, apoyado por John IsnerVasek Pospisil y la gran mayoría de los participantes de Cincinnati fue creado con el objetivo de mejorar las condiciones de los tenistas, sobre todo del Top500. La falta de comunicación con los jugadores, la desproporcionada cantidad de dinero entre el campeón y el perdedor en primera ronda, un calendario interminable y obligatorio y la creación de la ATP Cup (enero) apenas modificada la Copa Davis (noviembre), son los principales motivos por los cuales Djokovic y compañía alzan su voz.

A pesar de ser el centro de atención durante estos meses, Djokovic sigue centrado en romper todo récord que se le presente. Hace rato que Novak se mantiene enfocado solo en los grandes eventos y la prueba de ellos está en que no gana un ATP250 desde junio 2017 (Eastbourne): “Solo intento disfrutarlo y abrazar el proceso. Cuánto tiempo va a durar este viaje y qué tipo de legado voy a dejar atrás… eso depende de otra persona, que lo juzgue realmente. Pero estoy tratando de hacer mi mejor esfuerzo. Obviamente, con los objetivos y ambiciones que tengo en la pista, quiero jugar mi mejor tenis en eventos de Grand Slams y Masters1000. Eso es en lo que me estoy concentrando ahora. Y también fuera de la pista, tratando de aprovechar al máximo la energía que he conservado”.

Daniel Vitale Pizarro
@DanivipiTenis

03 febrero 2020

El soberano







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El dedo indice derecho le parte la boca al medio. Ese mismo dedo se desprende de los labios y señala a su equipo de trabajo, sin esbozar una sonrisa. Se gira y alza los brazos mirando al público. Ahora sí sonríe. Novak Djokovic era campeón del Australian Open por octava vez en su carrera tras batallar durante cuatro horas ante Dominic Thiem. Hace un tiempo que sus festejos no son eufóricos ni de una descarga emocional grande, sino recordemos su último grande conquistado y su celebración, más un desafío para con el público presente que un festejo en sí. El serbio va por la historia grande de este deporte y no escatima a la hora de hablar: quiere ser el más grande de la historia. A día de hoy, nada parece que pueda detenerlo.


A contramano de sus rivales de siempre, políticamente correctos a la hora de sus aspiraciones en el deporte, anteponiendo el competir por sobre todas las cosas y la humildad a la hora de sus preocupaciones con el mundo, "Nole" no se esconde ni peca de falsedad cuando le preguntan por su razón de ser en el deporte de la raqueta. Él tiene un objetivo claro desde la temporada 2015/2016: ser el más grande de todos. Todos juegan para ganar, los grandes campeones juegan para quedar en la historia. Pero no queda bien gritarlo a los cuatro vientos, la falsa modestia tiene más adeptos en el mundo del marketing que la arrogancia, algo que Djokovic se niega a promulgar.

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Por si quedaba alguna duda, el propio Djokovic aclara su visión: "A estas alturas de mi carrera, los Grand Slams son los títulos a los que más valor les doy. Son aquellos que priorizo. Antes de que comience la temporada, intento ajustar mi estado de forma para estos torneo, donde intento estar a mi nivel más alto de tenis, mental y físico. Los Majors son el motivo por el que principalmente sigo compitiendo y jugando una temporada completa, intentando conseguir ser el mejor de la historia. Ese es otro objetivo. Estoy en una gran posición ahora mismo y esto ajusta todo de cara al resto del año. Ganar el primer gran título del año supone una inyección de confianza. Pase lo que pase, habrá sido una temporada exitosa".
Pero volvamos al Djokovic jugador. Poco tiene esta versión 2020 a las versiones 2011 o 2015, cuando arrasaba con todo, estableciendo dos de las mejores temporadas de la Era Abierta de un tenista en particular. Desde su retorno a los primeros planos luego de su lesión en el codo y pérdida de motivación tras obtener en 2016 el Grand Slam de corrido (Wimbledon 2015 - Roland Garros 2016), el balcánico se convirtió en un jugador de grandes torneos y ya no de un año entero. La edad, la familia y el hacer historia, generaron ese cambio de enfoque que le permitió estar al 100% físico, mental y tenístico en los Grand Slams, los torneos que determinan que tan bueno eres como tenista integral y los que quedan grabados a fuego en la memoria colectiva.







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Está claro que la mentalidad es el punto más fuerte de un tenista profesional, lo que hace la diferencia entre un gran campeón, un gran jugador y un Top100. Hoy en día todos son atletas, físicamente superdotados, con una potencia en sus golpes nunca antes experimentada en el deporte, producto del avance en los cuidados del cuerpo, la alimentación y la medicina. Básicamente son 'superhumanos' con una raqueta en sus manos, que golpean una pelota de tenis a 200km/h durante cuatro horas de partido a una intensidad brutal. La mayoría logra ese combo de cosas indispensables para la competencia actual, pero lo que no alcanzan es un nivel mental que les permita diferenciarse del resto.
Y ahí está la diferencia. Aguantar, esa palabrita predicada por el tío de Rafa, tan simple de pronunciar pero tan difícil de implementar, que simplifica un concepto tan complejo de realizar. El no rendirse jamás ante las adversidades (físicas, mentales o técnicas), el siempre dar algo más de lo que el mundo espera de ti y el aprender a manejar las frustraciones y transformarlas en una motivación para mejorar (en un partido, temporada o carrera deportiva). La capacidad de manejar las emociones sin permitir que nuble la vista o tiemble el pulso es un talento al alcance de muy pocos tenistas en la historia. Novak Djokovic es uno de ellos, de los que rinden bajo presión mejor que si no lo estuvieran,  de esos jugadores que veremos pocas veces en nuestras vidas.

"Ajde!" The Movie from Zuzanna Szyszak on Vimeo.

El trabajo mental de Djokovic no fue de un día para otro, ha sido una construcción personal y profesional desde pequeño, en una Serbia convulsionada por la 'Guerra de los Balcanes' y que con el correr de los años, su mente se fue fortaleciendo y forjando hasta su transigencia actual: "Yo crecí en Serbia, en un momento difícil de mi país donde teníamos que hacer cola para comprar pan, agua y cosas básicas en la vida. Ese tipo de cosas te hacen más fuerte en lo que sea que decidas hacer en tu vida. De ahí mi fundación (Novak Djokovic Foundation), porque vengo de no tener nada, en una vida difícil. Eso me hace recordar de dónde vengo, me inspira y me motiva".
La victoria en Oceanía trajo consigo una catarata de récords. Los más importantes fueron el retorno al N°1 ATP (276 semanas) y el Grand Slam N°17 a los 32 años, un año menos que Rafael Nadal y seis por debajo de Roger Federer, los protagonistas principales del circuito de los últimos quince años y con los que pelea por ser el más exitoso de siempre. El serbio es el mejor en pistas duras, el español en arcilla y el suizo en césped. Cada uno ostenta pergaminos para ser considerados como el mejor de todos, una decisión que cada fanático defenderá con argumentos válidos y que los especialistas determinarán cuando los tres hayan dejado el tenis profesional. Pero para eso falta mucho...

Daniel Vitale Pizarro

04 noviembre 2019

Dudas despejadas


El número uno del mundo fue campeón en el Masters1000 París sin ceder sets pero horas después amaneció como número dos ATP. Novak Djokovic perdió la primera posición del escalafón mundial a pesar de haber ganado cuatrocientos puntos más que la temporada pasada en Bercy ya que el puntaje que otorga el Masters desaparece una semana antes del torneo junto con el último M1000. El motivo de esta quita inusual de unidades antes de 'defenderlas' es para que al certamen de final de temporada acudan los ocho mejores jugadores con los puntos conseguidos durante 2019 y no de los últimos doce meses, como ocurre en el 99% de los torneos.


Desde que el balcánico se retiró del US Open por dolores en el hombro izquierdo, la sensación en los torneos posteriores en los que participó eran de dudas por su estado de salud. Semanas después, el propio jugador se encargó de despejar esas especulaciones siendo campeón en Tokio y París, no sin antes mencionar en cada conferencia de prensa, que no estaba al 100% físicamente. La derrota en cuartos de final en Shanghai sumado al gran año de Rafael Nadal, sin perder antes de semifinales en once de sus doce torneos de 2019, hicieron que perdiese el N°1 ATP, puesto que podrá recuperar durante el Masters de Londres, pero que no depende de sí mismo para lograrlo.
El serbio sabe que no será fácil volver a la cúspide del tenis pero tiene claro que es una de sus prioridades, a día de hoy la más importante: “Obviamente terminar por sexto como N°1 ATP  es una motivación para mí, un objetivo de cada día, uno de los objetivos más importantes que puedo tener a nivel profesional, al igual que ganar tantos Grand Slams como sea posible o luchar por ser el número uno del mundo el mayor tiempo posible. Ahora no es momento de hablar de predicciones, ya que no sería real. Tengo que esperar a Londres y ver si puedo alcanzarlo”. Finalizar N°1 ATP significaría sobrepasar a Roger Federer y Jimmy Connors, ambos con cinco temporadas al tope de la lista de entradas, e igualaría a Pete Sampras, aunque la hazaña del norteamericana haya sido en años consecutivos...


Pero como sucede cada vez que un miembro del "Big3" se acerca a las instancias finales de un torneo, los estadígrafos se frotan las manos porque los récords se rompen a la orden del día. Djokovic igualó la cantidad de títulos ATP conseguidos por John McEnroe (77) y quedó a un Masters1000 de Nadal (35), en una batalla mano a mano entre serbio y español. El nacido en Belgrado superó por primera vez a sus pares en la lucha por ganar más "Grandes Torneos". Entre Grand Slams, Masters1000 y el Masters, acumula 55 cetros, uno más que sus colegas, en una frenética competición en la que no cabe lugar para otro, una década cuasi monopólica de las citas más importantes del circuito ATP.

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Novak se tomó un tiempo para reflexionar sobre su quinto título en París y lo que significa un trofeo ATP más: “No nos olvidemos que esta victoria no debe considerarse como algo normal, común. Es un privilegio levantar grandes títulos, una de las principales razones por las que todavía sigo jugando a nivel profesional. Amo el tenis, me encanta entrenar, estar en el circuito, ser profesional, participar en los eventos importantes, todo esto te cambia la vida. Tienes que adaptar tu estilo de vida por completo para tener una pequeña oportunidad de triunfar. Hasta ahora he tenido el privilegio de contar con el apoyo de toda mi familia y mis seres queridos, porque se necesita un equilibrio tanto dentro como fuera de la pista. Necesito recordar esos preciosos momentos porque ahora soy padre y las cosas han cambiado en términos de prioridades, en lo que realmente me importa más de la vida”.

Daniel Vitale Pizarro