21 agosto 2018

¡Bingo!


Novak Djokovic irrumpió en el circuito en 2007. Finalista en Indian Wells y campeón en Miami, indumentaria Sergio Tacchini y raqueta Wilson, el serbio de diecinueve años era campeón de Masters1000. Once años después, también en Estados Unidos pero en Cincinnati, logró lo que nadie pudo desde que se crearon los nueve torneos más importantes del circuito ATP luego de los tradicionales Grand Slams y el Masters. Super9, Masters Series, Masters1000 o comos e llamen en un futuro no tan lejano, nunca en 28 años de existencia un tenista había ganado todos. Eso es lo que consiguió Djokovic en Ohio, en su sexta final en el certamen. Nueve de nueve.
Los nueve elegidos en 1990 eran los torneos más importantes de la época que la ATP igualó en puntaje y aproximó en dinero para darle la misma jerarquía y la "obligatoriedad" de participación. A lo largo de los casi treinta años de existencia dos plazas sufrieron cambios de ciudad: la cuarta y la octava. El actual Shanghai, octavo M1000, es el más cambiante de todos: pasó por Suecia, Alemania, España y China. El otro cambiante fue Hamburgo que cedió ante Madrid en 2008. Lo que nunca cambió fue la cantidad. La categoría Masters1000 fue asentándose como tal hasta tener la importancia que la ATP buscaba, categoría a la que acuden los mejores tenistas del momento, siempre.


Djokovic entendió el mensaje de la ATP y se tomó en serio lo de la importancia que tienen los Masters1000 para la historia del tenis y luego de ganar los cuatro Grand Slams (al hilo), fue por más. Federer y Nadal, campeones de los cuatro Grand Slams al igual que el serbio, ostentan siete M1000 diferentes y a Novak solo le faltaba uno, Cincinnati, tierra en la que había caído cinco veces en la final. Campeón impensado de Wimbledon por la tortuosa vuelta al circuito luego de estar seis meses parado, y eliminado rápidamente en Toronto días atrás, el de Belgrado (10° ATP) no era el máximo favorito al título, aunque nadie quiera enfrentarlo tenga el ranking que tenga.
Inestable en las rondas previas, en la final no titubeó. Competidor como pocos, único en dominar mentalmente a Nadal (la mejor mente de la historia), en el partido por el título hizo lo que mejor sabe hacer... ganar. En frente estaba Roger Federer (2°) con el que mantiene un H2H por demás parejo (23-22) aunque desparejo en finales (18-6). No le pesó el poder quedar en la historia y la sexta fue la vencida. Saltando de alegría como un niño en el festejo, derrotó a un Federer siete veces campeón en Cincinnati y que lo había derrotado en las finales de 2009, 2012 y 2015. Se dio el lujo de quitarle el invicto en finales allí.

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Campeón de todo, el serbio hizo historia pero se lo tomó con calma: "Es un placer compartir la cancha con Federer, con el gran jugador de todos los tiempos. Realmente lo digo. Él y Nadal han sido una parte tan integral e importante de mi vida y mi carrera y de mi evolución como tenista. Me hacen jugar mi mejor tenis. Me hacen mejorar. Me hicieron pensar en lo que tengo que hacer para tratar de ser el mejor jugador del mundo. Definitivamente, se trata de uno de los momentos más especiales de mi carrera. Ser el único hombre de la historia en ganar todos los Masters1000 y todos los Grand Slams me hace sentir tremendamente orgulloso para el resto de mi vida”.

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Federer inició 2018 de manera impecable aunque le costó mantener el nivel de 2017 y del Australian Open 2018. Volvió al N°1 pero no pudo mantenerlo por la gran cantidad de puntos que defendía y por el fenomenal nivel de Rafael Nadal. N°2 ATP, le restó importancia a su bajo nivel en la final y halagó al campeón sin tapujos: "Esta conferencia de prensa. No se debería tratar de que fallé devoluciones de segundo servicio. Si no de que él ha hecho historia. Esa es mi opinión. Podemos profundizar en cualquier punto que deseen, pero creo que el titular es sobre el logro increíble de Djokovic. Espero que esté extremadamente orgulloso y feliz por este momento”.
A sus 37 años recién cumplidos, Federer alcanzó su 150° final ATP (98-52), 48° de Masters1000 (27-21). En lo que va de temporada el helvético suma tres títulos en seis finales sobre ocho torneos disputados, un porcentaje alucinante de victorias/derrotas. Más selectivo que nunca para rendir al 100% en cada torneo al que se presenta, producto de la edad y los años de vigencia en el circuito, Roger está obligado a tener buenos resultados para no caer en el ranking. Y de momento le está saliendo casi a la perfección. El US Open, próxima cita, puede decantar quien terminará como N°1 en 2018 y Nadal lleva la ventaja.

Daniel Vitale Pizarro

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