21 octubre 2019

Diamante en bruto







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Tres años pasaron desde que Denis Shapovalov se mostró al mundo en el Masters1000 canadiense. Aun está en el recuerdo de los fanáticos el partido en Montreal 2017 frente a Rafael Nadal cuando con dieciocho años derrotaba al español ante la atónita mirada del estadio y del mundo del tenis. Un zurdo de melena rubia que disputaba el certamen gracias a una invitación, eliminaba primero a Juan Martín Del Potro y luego al Rafa Nadal (2°). Suelto y sin nada que perder, su tenis explosivo fluyó y terminó regalándole al público local una semana que nadie imaginó. 143° del mundo en ese momento, comenzaba ese año una carrera ascendente y precoz, que asombraba a todos por la espectacularidad de sus tiros y el desparpajo para disputar los encuentros importantes.


Campeón de Wimbledon Junior, finalista en dobles y N°2 de la categoría en 2016, a Shapovalov no le costó la transición al profesionalismo como a tantas otras estrellas juveniles. En 2017 finalizó la temporada como 51° ATP y en 2018 terminó 27° ATP. Siempre en ascenso, en abril de 2019 tocó el Top20 (20°) antes de cumplir los 20 años, un presagio de lo que vendría unos meses después. Pero no todo es alegría para el talento nacido en Tel Aviv (Israel). A pesar de un constante ascenso en el ranking ATP y de muy buenas victorias, una racha de siete semifinales ATP perdidas hacía mella en su brillante progresión ya que era el único de su generación que no había alcanzado una definición ATP.







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Todos sabían que era cuestión de tiempo para verlo alzar un trofeo ATP pero la confianza en un tenista es todo, más aun si el jugador es joven y talentoso, con todo un país detrás que espera que cruce esa barrera ya. Y el día llegó. La octava fue la vencida. En Estocolmo no solo accedió a la final sino que la ganó con solvencia y claridad, una muestra de autoridad ante Filip Krajinovic (6/4 6/4) que también buscaba su primera corona en el circuito principal (0-3). Concentrado en presionar constantemente a su rival sin dejar de lado algún tiro para deleite del público, Denis dominó al serbio y se quitó ese peso de encima que genera amenazar con un buen torneo pero no concretar con un trofeo.
¿Cuanto cambió de ese chico que accidentalmente lastimó al juez de silla luego de un involuntario pelotazo, fruto del enojo por perder su servicio en Copa Davis ante Gran Bretaña en febrero de 2017? La respuesta es casi todo. Su facilidad para generar tiros ganadores se mezclaba con su desorden táctico, sin paciencia para trabajar el punto. La casi nula cosecha de victorias en la temporada de arcilla y césped (2-9) lo hizo volver al trabajo a conciencia y replantearse hacia donde iba su carrera y cómo. El inicio del verano norteamericano fue el puntapié para volver a tomar confianza y Estocolmo pudo ver en su esplendor al diamante en bruto canadiense, que a pesar de no enfrentar a rivales de fuste, no cedió ningún set y pudo romper el maleficio de las semifinales ATP perdidas.
Nacido en Israel, hijo de padre ruso, madre israelí, canadiense desde su primer cumpleaños y residente en Bahamas, "Shapo" reúne un cóctel de nacionalidades, idiomas y culturas poco común en una familia tipo. El pequeño Denis comenzó a jugar al tenis a los cinco años en el club donde trabajaba su madre como entrenadora. Más adelante Tessa (madre) abrió un club llamado "Tessa Tennis" donde le dio forma a su hijo durante la adolescencia, lugar donde entrena cuando no está compitiendo. El prodigio despuntó rápidamente, asombrando a propios y ajenos desde los ocho años. El tiempo pasó y los resultados acompañaron el desarrollo de Shapovalov hasta ser campeón por primera vez de un torneo ATP en Estocolmo, el primer paso de un tenista que no tiene techo.


Pendiente de su país, con intereses que van más allá de su éxito personal en el tenis,
Denis Shapovalov habló en conferencia de prensa en Suecia: "Me invade una gran felicidad. Estoy muy orgulloso del trabajo que hemos hecho junto a todo mi equipo y que me ha permitido ganar este torneo. Estocolmo tiene una gran historia. Me ha sorprendido comprobar que empezó a celebrarse el año que nació mi madre (1969) y ver mi nombre en el palmarés junto al de grandes campeones históricos me hace muchísima ilusión. Me dije a mí mismo que debía ser agresivo e ir a por el partido. Tuve paciencia para no desesperarme por las oportunidades perdidas al resto y permanecí con actitud positiva y luchadora hasta que conseguí el break. No puedo estar más feliz".


Daniel Vitale Pizarro

14 octubre 2019

El inmutable







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"A pesar de que no suelo celebrar mis triunfos, estoy muy feliz por lo que estoy consiguiendo. Simplemente mantengo la calma, a sabiendas que estoy haciendo mi trabajo y que aún tengo que seguir mejorando ciertas cosas si quiero seguir progresando como tenista. En estos últimos tiempos todos hablaban de que necesitaban la irrupción de nuevos jugadores, algo nuevo, y eso es lo que los estoy dando". A Daniil Medvedev no le basta con ser técnicamente diferente al resto, también lo es con su actitud dentro de una pista de tenis. No mostrar sus emociones es parte de eso "distinto" de lo que habla y de lo que piden los espectadores, incluso ante la emoción de ganar un Masters1000.
A pesar de decir en Cincinnati que su 'no' festejo se debía al cansancio acumulado, ahora sabemos por sus propias palabras que es su estilo, su 'marca' a la hora de ganar un punto, un partido o un título. Frío como el invierno ruso, Medvedev esconde sus emociones y no permite que sus rivales descifren su estado de ánimo, algo inusual en el tenis moderno, sobretodo por parte de los jóvenes que cada vez más se aferran inconscientemente a las 'leyes del marketing' que basan todo en atraer la atención de los consumidores a partir de gritos, discusiones, festejos innecesarios, lujos y demás cosas que solo generan distracción y agotamiento. Daniil vino a reivindicar los años '70, en donde la norma era no festejar nada, totalmente al revés a hoy donde lo normal es festejar todo.
Prácticamente sin descanso desde el verano norteamericano, en Shanghai accedió a su sexta final ATP consecutiva de un total de nueve disputadas en 2019. Campeón en cuatro de ellas y con el mayor número de triunfos en lo que va del año (59), es el jugador a vencer de agosto a esta parte. Sin el poder de fuego de sus contemporáneos, menos dotado técnicamente y con menos prensa, justamente por su apatía en la pista y su técnica poco ortodoxa, Medvedev se destaca en lo mental, siendo el más fuerte de todos los menores de treinta años del circuito. "La maquina rusa" no se cansa, no se enoja, no pone excusas y gana. Pero su presente no fue producto de la casualidad, hubo y hay un trabajo silencioso detrás que nada tiene que ver con la raqueta y las pelotas.
Hace más de un año que Medvedev comenzó a trabajar con una psicóloga deportiva francesa que profesa la filosofía 'Shaolin'. Francisca Dauzet cambió el patinaje artístico y el BMX por el tenis para incorporarse al equipo de trabajo del actual N°4 ATP: "No es magia, no soy una gurú. Cuando un Shaolin lucha, nunca se distrae con nada de lo que pasa a su alrededor. Únicamente siente y se centra en las cosas que suceden. Daniil posee una forma especial de genio, ha mejorado mucho su control mental. Su mente es muy grande y compleja, semejante a un ordenador. Es capaz de unir todos los puntos en un segundo". Y los resultados están a la vista. No por las victorias, sino por su desempeño dentro de un estadio de tenis, inmutable ante la adversidad y también frente a los triunfos.


"Mi máximo objetivo en pista es hacer aquello que más puede molestar tenísticamente a mi rival", declaraba hace algunas semanas el nacido en Moscú. Y en lo cancha lo deja bien claro, siempre dispuesto a cambiar de táctica las veces que sea necesario con tal de incomodar a su rival de turno. Oscila entre la improvisación y el orden táctico, lo que desorienta a sus contrincantes y genera la incomodidad de no golpear dos bolas de la misma manera. Identifica a tiempo la táctica a utilizar y la implementa, antes o durante los partidos. Concentrado, sin tiempo para distraerse, optimiza sus energías dentro de la pista y las utiliza para sacar provecho de situaciones aparentemente adversas. Su fortaleza mental es admirable y su 'aguante', característica tan alabada en Nadal, formidable.

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El año del jugador de moda no está ni cerca de finalizar. Su calendario parce nunca acabar con cinco citas antes de finalizar la temporada (ATP250 Moscú, ATP500 Viena, M1000 París, el Masters y la Copa Davis), compromisos que deberá rever de cara a las próximas temporadas si quiere optimizar su calendario para rendir al 100% en cada torneo y no caer en lesiones, cansancio físico o mental. De momento parece no afectarle una hoja de ruta cargada de certámenes en los que hace meses que no le vemos perder antes de la final: "Parece que estoy viviendo un sueño. Es algo escandaloso lo que me está pasando en estos últimos meses, pero todo esto se ha realizado a base de esfuerzo y mucho trabajo. Ahora no podemos relajarnos, tenemos que seguir trabajando".

Daniel Vitale Pizarro

07 octubre 2019

No todo es arcilla


Finalizada la temporada de arcilla larga (post Wimbledon), los resultados y el rendimiento no acompañaron a Dominic Thiem. Tras la final de Roland Garros, fuera del polvo de ladrillo el austriaco no pasó de cuartos de final pero más preocupante aun era su rendimiento, tan alto en París y tan irregular luego. Tocó fondo en Copa Davis al perder ante Emil Ruusuvuori (163° ATP). Esa derrota le sirvió para analizar el porqué de los malos resultados en medio de la mejor temporada de su carrera, campeón de Masters1000 y N°4 ATP. La 'Laver Cup' sirvió para distenderse y ponerse a punto desde lo mental para encarar el tramo final de la temporada de la mejor manera posible e intentar clasificarse al Masters gracias a la gran cantidad de puntos cosechados durante la primera mitad del año.
Su calendario en Asia iniciaba en Beijing (China), gira en la cual apenas había ganado tres partidos en diez torneos disputados entre Japón y China desde 2014. Pero la capital china iba a cambiar ese récord altamente negativo de Dominic en Asia. Las buenas sensaciones en la pista iniciaron desde los entrenamientos y se extendieron durante toda la semana, hasta la final. Richard Gasquet, Zhizhen Zhang, Andy Murray, Karen Khachanov (9°) y Stefanos Tsitsipas (7°) fueron sus victimas previas a levantar su 15° trofeo de campeón ATP, cuarto del año, en su mejor temporada también en cuanto a cosecha de títulos, igual que en 2016 pero con mayor jerarquía de torneos.


"Es satisfactorio, pos supuesto. Probablemente, considero este como mi segundo título más grande porque el cuadro fue extremadamente duro. El último sembrado era el número trece del mundo, por lo que fue casi como un Masters 1000. Tanto Indian Wells como Beijing se adaptan bien a mi juego, son canchas duras pero de de velocidad lenta, tengo un poco más de tiempo, por eso he tenido estos éxitos. Ahora debo ponerlo en práctica en las canchas más rápidas, aunque estoy muy contento por mi actuación en cemento esta temporada. Ahora tenemos cuatro grandes torneos por delante, así que trataré de usar este impulso", declaraba "Dominator" en conferencia de prensa sobre la importancia del título en Pekin.







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El primer objetivo de la gira asiática, clasificar al Masters, fue cumplido al alcanzar la final en Beijing. Thiem disputará en Londres su cuarto Torneo de Maestros, cita en la cual nunca pasó el 'round robin' pero que siempre ganó un partido en su grupo (3-6). Cinco del mundo, su hoja de ruta marca Masters1000 Shanghai, ATP500 Viena en su país, M1000 París y las 'Finales ATP'. En el mejor año de su carrera, el austriaco ganó en lugares donde no conocía el éxito (Indian Wells, Barcelona, Kitzbuhel y Beijing). 6-3 su récord en 2019 ante miembros del Top10, cuatro de esas victorias fueron ante el Big3. Temporada que nunca olvidará.
El doble finalista de Roland Garros explicó su mejoría sobre canchas duras en 2019 pero aclara que tanto Indian Wells como Beijing, no son 'canchas rápidas': “Hemos trabajado muy bien algunos aspectos que creo que me ayudaron en superficies más rápidas, en canchas duras. Creo que nunca había ido tantas veces a la red como hoy, eso es justo lo que debía hacer. Es muy importante acortar los puntos, terminarlos en la red. En eso trabajamos con Massú y de momento vale la pena. Mis dos títulos más importante han llegado sobre pista dura, pero debo ser honesto y aceptar que son canchas bastante lentas, canchas duras que se adaptan a mi juego, donde es bueno jugar con topspin. Ahora falta ver si también puedo atacar la red en las superficie rápidas, espero que pronto pueda levantar algún título en esas condiciones”.

Daniel Vitale Pizarro

30 septiembre 2019

Nuevo ídolo chino


Alex De Miñaur irrumpió en el circuito profesional en enero de 2018. Finalista en Sidney y Washington, fue elegido por sus compañeros como "Debutante del año ATP" por iniciar fuera del Top200 (208°) y finalizar 31° ATP. La promesa se convertía en realidad y en Sidney 2019 debutó como campeón ATP con apenas 19 años. Nueve meses después de su primer título ATP, el australiano ostenta tres trofeos del circuito mayor, el último en Zhuhai (China) en el debut del torneo chino en el circuito principal. Acompañado desde que empuñó una raqueta por Adolfo Gutierrez, apadrinado por Lleyton Hewitt y elogiado por Rod Laver, el joven australiano-uruguayo-español llegó para quedarse.
Su madre, Esther Román, nació en Madrid (España), su padre, Anibal De Miñaur, en Blanquillo, Durazno (Uruguay), pero Alex de Miñaur Román no nació en Europa ni en Sudamérica. Por esas causalidades de la vida nació en Sydney (Australia) porque allí sus padres tenían un restaurante italiano (Giovanni’s). Cuando el pequeño tenía cinco años (2004), el contrato de alquiler de 'Giovanni's' se venció y los De Miñaur armaron las valijas y volvieron a España, donde iniciaron un nuevo emprendimiento en Alicante: un lavadero de coches artesanal al estilo australiano. Al poco tiempo le renovaron el contrato del restaurante en Sidney por lo que Aníbal volvió a armar las valijas para Australia, pero esta vez solo.


Alex empezaba a tomar forma como tenista, tanto que era el número uno de España en su categoría. El lavadero empezó a funcionar mal por la crisis y Esther fue a la 'Federación Española de Tenis' a pedir una ayuda económica para su hijo, explicando su situación económica pero con el aval de que su hijo era el mejor tenista español de su edad. La RFET hizo caso omiso al pedido de la familia. Todd Woodbridge (leyenda doblista) se enteró de la doble nacionalidad de De Miñaur y lo invitó a entrenar a Roland Garros 2011. A los dos minutos de pelotear, le comunicó a la madre que lo enviara a Sidney, que la 'Federación Australiana de Tenis' se encargaba de todos los gastos. Eso fue lo que determinó la nueva mudanza, a pesar de que Esther bajo ningún motivo quería volver.


Pero la estabilidad familiar no era tal. Un nuevo vencimiento del contrato de alquiler del restaurante los obligó nuevamente a emigrar a Alicante en 2015. Proyecto serio de profesional, De Miñaur necesitaba un coach fijo y no cambiar de entrenadores todo el tiempo, por lo que volvió a las fuentes. Se acercó al 'Club 40-15' de Adolfo Gutierrez, donde inició a jugar y el lugar al que volvía los veranos a entrenar. A partir de ese momento, fue todo viento en popa. Campeón del Australian Open en dobles y finalista de Wimbledon Junior, fue N°2 ITF Junior en 2016. Mientras los sponsors se peleaban por representarlo, la RFET no sabía de que manera disculparse con la familia De Miñaur a lo que Esther, pilar fundamental del jugador, les agradeció su preocupación e interés pero les respondió que 'habían llegado tarde'.
Alex cuenta él mismo como fue la última mudanza familiar a Australia en 2011, antes de afincarse en 2015 nuevamente en España: "Nos tuvimos que ir de España y fue duro. No me gustó en absoluto. Estaba muy a gusto en casa. Nadie de mi familia quería hacer, pero era un cambio obligado por los negocios y la falta de recursos. La Federación Australiana me apoyó al 100%. Empecé en Sídney donde tenía de todo: podía entrenar, hacer físico, gimnasio, todas las facilidades para poder crecer como tenista. Me encanta la forma de vivir australiana, aunque ahora en Alicante estoy feliz, rodeado de mi familia y amigos. Eso me encanta. Sinceramente, es difícil que me vuelva a Australia a vivir. Estoy en una situación envidiable, mejor que nunca. Salvo que pase algo que tenga la obligación de mudarme de nuevo, me quedaré aquí".

¿Nace un nuevo ídolo en Asia? 25° ATP, una posición debajo de su mejor puesto histórico, "Demon" empieza a hacerse un lugar en la elite del tenis. “Quiero seguir apretando, me quedan cuatro torneos por jugar esta temporada y quiero esforzarme al máximo para seguir escalando posiciones", decía el tricampeón en 2019. Finalista de las 'Finales NextGen 2018', hoy se encuentra tercero (virtualmente clasificado) en la 'Carrera a Milán 2019'. Pero en China tuvo una conexión especial con el público. Desde que recibió unas 'orejas de conejo' por parte de un espectador, Alex interactuó con sus fanáticos, en pista y desde la redes sociales, agradeciendo su afecto. Tanto que en su festejo de campeón se fotografió con los espectadores que se quedaron al finalizar la premiación y también con las orejas de conejo.

Daniel Vitale Pizarro

23 septiembre 2019

El más francés


Hace exactamente un año, Jo-Wilfried Tsonga regresaba al circuito en Metz luego de siete meses de inactividad por una lesión en los meniscos de su rodilla izquierda: "Estoy muy feliz por volver a jugar al tenis. Volver a la competencia es todo un placer para mí. Todavía estoy muy lejos de mi mejor nivel, pero creo que con entrenamientos y con partidos poco a poco me iré pareciendo al Tsonga de hace meses. Aún es pronto para hablar de crisis de resultados. Por el momento, me encuentro bastante bien físicamente pero me llevará un poco de tiempo recuperar la confianza en esa pierna. Es importante para mí recuperar esa confianza para poder regresar".

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Recuperado de su rodilla pero sin sensaciones positivas en sus primeros encuentros oficiales, disputó cinco torneos antes de finalizar 2018 con apenas una victoria, un panorama poco alentador de cara a la próxima temporada. El primero de enero de 2019 su ranking era 239° ATP, por lo que tuvo que hacer uso del ranking protegido. En su primer certamen del año alcanzó semifinales en Brisbane y en Montpellier, tercer evento de 2019, fue campeón para sorpresa de propios y ajenos. Luego, la falta de buenos resultados. Entre Rotterdam y el US Open, el francés solo accedió a una semifinal ATP en Marrakech, único resultado positivo en seis meses de competencia.
En medio de esos torneos tuvo buenas actuaciones pero que no alcanzaban para avanzar a las instancias finales. Sabido es que su mejor superficie son las pistas duras bajo techo por lo que la gira pos US Open es donde mejores resultados ha obtenido a lo largo de su carrera. Para tomar confianza e intentar subir posiciones en el ranking que le permitieran ingresar directamente a cuadros principales ATP, se inscribió en el Challenger de Cassis, certamen que ganó sin ceder sets con mucha autoridad y ante rivales fuera del Top100. Su siguiente compromiso era el ATP250 Metz, también en Francia, donde ostentaba tres títulos en cuatro finales disputadas, doce meses después de su regreso a la competición oficial.
Teñido el pelo de rubio ceniza y con la confianza en alza por lo que significa ser campeón días atrás, el 'veterano' de 34 años no arrasó como la semana pasada en Cassis pero sí se sobrepuso a situaciones adversas. En tres de sus cinco partidos camino al título perdió el primer set, incluida la final ante Aljaz Bedene. Acostumbrado a ganar torneos en su país (10), aprovechó la energía del público y se hizo fuerte en los momentos difíciles para levantar su decimoctavo trofeo ATP en su carrera en treinta finales disputadas, lo que lo convierte en el segundo jugador francés de la Era Abierta con más títulos y definiciones ATP, solo detrás de Yannick Noah (23-13).


Tsonga (39°) no se detiene y viajará cuatro horas de Metz a Orleans para disputar un Challenger en el que partirá como máximo favorito ya que optó por no inscribirse en la gira asiática, por lo que su próximo certamen ATP será en Amberes (Bélgica) a mediados de octubre. Diez partidos consecutivos ganados acumula "Jo" entre Cassis y Metz, cifra que buscará extender en Orleans, octava ciudad francesa que visitará en 2019 para disputar un torneo profesional, lista a la que se agregará París ya sea desde la clasificación o gracias a una invitación de último momento. Orleans, en el centro norte de Francia, será su tercer Challenger de la temporada tras caer en cuartos de final en Bordeaux en mayo y ser campeón en Cassis ocho días atrás.



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"En esta fase de mi carrera (padre y marido) es muy difícil volver de una lesión, mantener la motivación es complejo. Necesitas estar al 100% para poder competir y eso exige mucho sacrificio. Estoy listo para ello y muy feliz de haber vuelto. Cuando regresé en septiembre pasado me dije que me daría mucho tiempo para jugar buen tenis pero me sorprendió lo rápido que llegó ese momento. Considero que puedo volver a mi mejor nivel y que estoy transitando el camino correcto", decía el nacido en Le Mans durante Montreal 2019, torneo que ganó en 2014 tras derrotar a cuatro Top10, en la final a Roger Federer, su título más relevante. Hoy esas palabras toman relevancia al ver a Jo-Wilfried retomar la senda de la victoria.

Daniel Vitale Pizarro