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13 agosto 2018

Ochenta


Montreal 2005 fue el primer Masters1000 que conquistó Rafael Nadal sobre superficie dura. Su rival fue Andre Agassi, 16 años y 35 días mayor que el español, diferencia de edad récord para una final de M1000 desde la creación de este tipo de certámenes en 1990. Trece años después, en Toronto (torneo canadiense con sedes rotativas), Nadal obtuvo su noveno Masters1000 sobre cemento ante un rival 12 años y 70 días menor que él, Stefanos Tsitsipas. El tenis del español tomó vuelo a partir de ese 2005 y el 2018 del griego parece que será el año del puntapié para pelear por los puestos de vanguardia del circuito ATP.


Stefanos nació en Atenas (Grecia) hace exactamente veinte años. Campeón de Wimbledon junior en dobles y número uno de la categoría en 2016, el griego dueño de un tenis clásico con empuñaduras de otra época se abrió camino en el tenis profesional ese mismo año, pero las victorias a nivel ATP no llegaron hasta un año después. Su rápida adaptación al tenis profesional lo depositó en semifinales de un ATP250 (Sofía) en su segundo torneo en el cual había obtenido victorias ATP. Esos cuatro triunfos ATP más buenos resultados en Challengers permitieron que terminase el año Top100, lo necesario para evitar las clasificaciones durante los primero torneos de la temporada siguiente.

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En su primer año como Top100, con 19 años Tsitsipas alcanzó su primera final ATP en el ATP500 Barcelona con victorias resonantes ante Dominic Thiem (7°) y Pablo Carreño Busta (11°) antes de caer frente a Rafael Nadal (1°). Su nombre apareció en las portadas deportivas de todo el mundo. ¿Quién era el joven griego que le plantó cara a Nadal en su país? Los aficionados aprendieron rápido a pronunciar su complicado apellido. Una semana más tarde, en Estoril (Portugal), logró su segunda victoria ante un Top10 contra Anderson (8°) antes de caer en semifinales versus el local Joao Sousa, a la postre campeón del torneo. 


Semifinalista en Washington con triunfo ante David Goffin (11°), llegó a Toronto con buenas sensaciones tenísticas. Sin ser preclasificado, el sorteo no lo benefició en absoluto pero eso no impidió que avanzara hasta la final eliminando a cuatro Top10 en fila. Sí, a cuatro: Thiem (8°), Djokovic (10°), Zverev (3°) y Anderson (6°). El límite fue el mismo de Barcelona, Rafael Nadal (1°). Tsitsipas perdió el título pero se adjudicó el récord del jugador más joven en vencer a cuatro Top10 de manera consecutiva, marca que le pertenecía al propio Nadal. El día de su cumpleaños número veinte no pudo regalarse el trofeo pero sí una semana para el recuerdo de él y de todos.

"He tenido la mejor semana de mi vida. Estoy viviendo un sueño, jugando en un nivel asombroso y lo estoy disfrutando más que nunca. Vencer a cuatro Top10... nunca me hubiera imaginado que iba a hacerlo en un solo torneo. Solo necesitaba creer en mí mismo y sentirme confiado para jugar contra ellos. Es un gran logro para mi, pero a la vez sigo hambriento. Creo que puedo conseguir muchas más cosas este año. Aunque haya perdido hoy, siento que con mi juego puedo ganarle a buenos jugadores. Soy agresivo pero agresivo con seguridad. Siento que nunca estoy perdiendo y que siempre estoy ahí", eran las sensaciones del subcampeón de Toronto posderrota, caída que lo ubicará 15° ATP.


La sensación del torneo fue Tsitsipas pero el campeón fue Nadal. Qué decir de 'Rafa' que no se haya dicho. De menos a más, como nos tiene acostumbrados en las citas importantes, el español toma ritmo a medida que pasan las rondas y se vuelve invencible. Físicamente al 100% es muy difícil verlo perder. La intensidad que impone dentro del rectángulo de juego es infernal e impresiona como disputa los puntos importantes. Lidia con la presión como nadie, parece no afectarle. Aunque por dentro dice sentirla, por fuera no se nota y los rivales lo sienten. Nadal es mentalmente único e irrepetible, el mejor de todos, y la prueba está en su actitud en las derrotas, videos que en todas las escuelitas de tenis del mundo deberían repetir hasta el cansancio.
Nadal no concibe la frustración, o al menos la procesa en segundos. El tenis es un deporte de porcentajes y quien menos falla es el ganador. El 80% de los puntos ganados son por errores del rival, forzados o no forzados, pero errores al fin. El autocontrol, eso que Nadal domina a la perfección, es lo que le permite no regalar puntos, games y sets a su rival. La dureza mental hace que rinda bajo presión y por ende, asfixia a sus rivales, que no encuentran explicación a su alto nivel en los momentos claves de un partido. El de manacor domina mentalmente a sus contrincantes, "se les mete en su cabeza" e inconscientemente los obliga a fallar. Tan increíble como real.

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"Rafa" lo tiene muy claro: "Cuando pierdes los nervios, el otro te ve mucho más débil. Con el autocontrol dejas de regalar partidos. En mi cabeza hay dudas siempre, ese es mi sentimiento. No soy una persona segura de sí misma en ninguna cosa de la vida. No soy una persona decidida en casi nada. Me cuesta mucho tomar decisiones… pero cuando juego, en los momentos importantes, tengo la determinación de hacer algo. Mi cabeza, en los momentos de presión, en los momentos importantes, me ha respondido bien la mayoría de las veces. Hablemos claro. Mi cabeza me ha permitido jugar de la manera que yo creía que tenía que jugar y no me ha impedido hacer lo que yo creía que tenía que hacer: eso es lo que pasa cuando tienes nervios, cuando te supera la situación".

Daniel Vitale Pizarro

11 junio 2018

Mutar para evolucionar

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"Unas horas antes de la semifinal le mandé un mensaje de texto a mi sobrino en el que le recordé una frase de Severiano Ballesteros: 'Más vale una gran actitud que un gran swing'. 'Esto es lo que te hará ganar', añadí a continuación". Así inició Toni Nadal su nota publicada por el diario El País escrita el día previo a la final de Roland Garros. Fuera del día a día del equipo de trabajo de Rafael Nadal desde esta temporada, el tío de 'Rafa' nunca estará del todo afuera. Desde el teléfono, desde una visita en Manacor en sus tiempos libres, desde una cena familiar o desde las gradas como familiar, el tío 'Toni' siempre está. ¡Y vaya que es importante en la carrera de su sobrino!

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Formador de la mente de su sobrino por sobre su técnica, con métodos poco ortodoxos para tenistas de tan corta edad, pero efectivos, 'Toni' es quien es en el mundo del tenis gracias a 'Rafa' y Rafael es quien es gracias a su tío. Un tandem que ganó todo lo que se propuso, hasta una final de Wimbledon al Federer N°1 en 2008. Inimaginable. Soñado. Grand Slams, Masters1000, Juegos OlímpicosCopa Davis, todo. Sus lesiones, siempre presentes casi en cada temporada, le impidieron ser el tenista indiscutido más grande de la historia, pero esas son solo especulaciones y la verdad está a la vista. Sus números impactan y no dejan de llamar la atención.
Prodigio y longevo. Dos cualidades que comparte con Ken Rosewall, precisamente quien le entregó el trofeo en la Philippe Chatrier cincuenta años después de que el australiano ganara el primer Grand Slam de la Era Abierta en 1968 (Abierto de Francia). Ken ganó su primer Major con 18 años y el último con 37, récord absoluto. Rafael es el segundo que más cerca está de semejante hazaña, aunque el tercero en cantidad de años entre su primer y último Grand Slam ganado. Debutó como campeón de Roland Garros a los 19 años y volvió a coronarse en París a los 32 años como N°1 ATP, con varios años más por delante en la elite.


Desde 2005 hasta 2018 no solo pasaron los años. 'Rafa' mutó. Ningún deportista que perdure en la elite mundial durante un largo período se mantiene siempre igual. Por los rivales, por la edad, por la mera evolución del jugador o por los cambios del deporte en sí, siempre se cambia. Y para seguir ganando, esos cambios deben ser evolución y no retroceso. Ejemplos de retroceso o estancamiento hay miles, pero de evolución constante y superación, son pocos. Rafael Nadal es el ejemplo cabal de eso y más. Las lesiones y las nuevas generaciones lo obligaron a cambiar si quería seguir en los puestos de vanguardia.
Hoy vemos en su juego una gran mejora en el revés, más sólido y con más variantes que años anteriores. El cambio fue una marca registrada en su juego desde que lo vimos irrumpir en el circuito corriendo de lado a lado, defendiendo y contragolpeando pelotas imposibles para finalizar los puntos con saltos y festejos alocados. Su servicio ya no es su punto débil. Desde 2010 su tenis es año a año más agresivo. Metido adentro de la cancha y tomando la iniciativa, dejó de correr tras la pelota para ir a buscarla y tomarla lo más pronto posible para quitarle tiempo al rival. Su postura cambió y su tenis evolucionó. Su derecha domina como siempre pero ya no depende solo de ella

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Hasta modificó su vestimenta a lo largo de los años. Del adolescente con la cabellera al viento, musculosa y pantalones 'capri' más largos que cortos, al treintañero con remera acorde a cada torneo y shorts más cortos que la media, sin llegar al perfil sofisticado y señorial de Roger Federer porque sus estilos y formas de jugar nunca serán similares. Nike vio en sus dos jugadores insignia la rivalidad en la cancha y la plasmó en el marketing, con modelos de vestimenta tan antagonistas como sus estilos de juego, por aquellas épocas (años 2000) mucho más marcados que ahora, más aggiornados a sus edades.
"No creo mucho en los grandilocuentes calificativos que recibo, me considero una persona normal que ha logrado algo muy difícil. En la gran mayoría de mis partidos en Roland Garros he salido pensando en que podía ganar o perder. Esa actitud y el trabajo diario es la clave del éxito. Al final, para el público, ganar otro Roland Garros parece que es lo lógico, pero definitivamente no lo es. Al menos yo no quiero que así lo sea, porque entras en una rutina y espiral de no valorar las cosas. Dentro de la humildad está el valorar las cosas que van pasando, no dejarlas como normalidad, pienso que es mucho más arrogante dar por normal lo que va pasando", firmado Rafael Nadal.

Daniel Vitale Pizarro

21 mayo 2018

Una mente brillante


“Cuando ha ocurrido la suspensión por la lluvia no he sentido que pudiera llegar a beneficiarme. Por supuesto, analizando la jugada ahora fríamente, es obvio que me ha ayudado. Me ha servido para regresar a la pista con las ideas y la táctica mucho más claras. La verdad es que he tenido suerte de devolverle el break justo después del receso, entonces he comenzado a jugar de manera estratégica y con determinación, lo que habíamos hablado con Francis Roig en los vestuarios durante el parate”, se sinceraba Rafael Nadal en conferencia de prensa postítulo en Roma, el octavo trofeo en la capital italiana en diez finales disputadas en el Foro Itálico.
6/1 1/6 1-3. Lluvia. Menos de diez minutos y el partido se reanuda. "Rafa" gana su game de servicio y el partido se vuelve a suspender por la cantidad de agua que caía del cielo romano. Casi una hora después retomaron el encuentro. Zverev servía 3-2 pero ya nada sería igual. El dominio implacable del alemán desapareció. Los inexistentes fallos y los winners desde todos lados se fueron con la lluvia. El pulso le tembló y Nadal lo aprovechó. Con la experiencia suficiente como para afrontar diez parates más por inclemencias del tiempo, volvió como al inicio del partido, como si nada hubiera pasado, como debe ser. Como a los grandes campeones, no le pesó dar vuelta el encuentro.
Es que la actitud de Nadal frente a un encuentro se eleva según la dificultad del mismo. Mientras más dificultad, mejor juega; mientras más lo exige el rival, mejor rinde, así de simple y así de complejo llevarlo a cabo. Es la mejor mente que dio el deporte individual, cualquiera sea, más allá del tenis. Tiene plan A, B, C, D o los que el partido necesite para poder ganar. Rafael va a intentar ganar siempre y buscará la forma para lograr su objetivo, siempre partiendo desde la actitud, el corazón, la garra y la táctica. "Aguanta Rafael, aguanta", la frase marcada a fuego por su entrenador durante toda su carrera, palabras que lo hicieron ser lo que es.



Una mente brillante, forjada por su tío desde pequeño sin ser psicólogo deportivo pero con pequeñas cosas que inconscientemente fueron moldeando la mentalidad ganadora de un gran campeón. Ser realistas en relación a sus virtudes y defectos, entrenar, buscar la solución a los problemas que se presenten dentro de una cancha de tenis, entrenar, no buscar excusas de ningún tipo, asumir la responsabilidad en la victoria como en la derrota, entrenar y generar en su jugador el sentido de la autocrítica, han sido algunos de los conceptos inculcados por su formador durante su trabajo juntos, que duró desde que Rafael tomó una raqueta de tenis hasta la temporada pasada.

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Nadal pulveriza récords a su paso y más aun si se trata de torneos sobre arcilla. En la puja sobre el mejor jugador de la historia, comparaciones absurdas por las distintas épocas de los tenistas en cuestión, sin dudas cuando finalice su carrera estará en el lote de, al menos, los cinco más grandes. A sus 16 Grand Slams le sumó un Masters1000 adicional (32), líder en esta categoría. En total acumula 78 trofeos ATP, 56 de ellos sobre polvo de ladrillo. En la superficie naranja ostenta un porcentaje de victorias asombroso de 91,9% (408-36), números que ningún otro tenísta en la historia tiene sobre una superficie en particular. Ah, casi me olvidaba, mañana recuperará el N°1 ATP.
El finalista Zverev tuvo el partido en sus manos y lo dejó escapar. Por juventud, por inexperiencia o simplemente por tener a Nadal en frente, no supo concretar la victoria. Campeón en Roma 2017 y en Madrid la semana pasada, Alexander es el cuarto jugador ganador de dos o más M1000 sobre arcilla en actividad junto a Murray (2), solo detrás de Nadal (24), Djokovic (7) y Federer (5). El alemán N°3 ATP de cara a la final acumulaba trece partidos consecutivos ganados con dos títulos (Munich y Madrid) y solo "Rafa" pudo frenar su andar en la tierra batida. Favorito eterno para Roland Garros, el de Manacor no estará solo en la pelea para llevarse la Copa de los Mosqueteros.

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“El timing del partido estaba a mi favor pero el parón ha provocado que ya no estuviera de mi parte. La lluvia no ha sido mi amiga hoy, pero son cosas que pasan. No ha habido nada que haya podido hacer al respecto, la próxima vez tendré que salir más preparado después de la lluvia. Cuando hemos regresado después de suspenderse el encuentro, él estaba más enfocado que yo, empezó jugando mucho más rápido. Pese a todo, no he estado tan lejos de vencer a Nadal en una final de Masters 1000, esa es la nota positiva que me llevo a Roland Garros”, fueron las declaraciones de Sascha en alusión a su desempeño en la final tras no poder mantener el nivel de tenis después de la lluvia.

Daniel Vitale Pizarro

23 abril 2018

Más allá de las épocas

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Jean Robert Borotra (1898-1994) fue junto a René Lacoste, Jacques Brugnon y Henri Cochet, uno de los cuatro mosqueteros franceses que dominaron el deporte blanco en la década del veinte y parte del treinta. Campeón de cinco Grand Slams (Roland Garros 1924 y 1931, Wimbledon 1924 y 1926 y el Australian Open 1928), ostentaba un récord que se creía imposible de igualar, sea la época que sea. Borotra había sido campeón entre 1926 y 1949 once veces del 'British Covered Court Championships', torneo disputado durante la Era Amateur del tenis, en Londres sobre superficie de madera y bajo techo.

La hazaña de Jean Borotra en soledad duró 69 años. Rafael Nadal iba a igualar esa estrepitosa marca en Monte Carlo 2018. En muchos menos años que el francés desde su primera conquista hasta la última, el español se coronó campeón en el Principado por vez número once en catorce años, contra los once títulos del mosquetero en veintitrés años (entre 1939-1946 no se disputó el torneo por la II Guerra Mundial). Nunca nadie en la Era Abierta ganó nueve veces un mismo certamen y solo Borotra lo hizo en la Era Amateur. A sabiendas de estos datos, Nadal ganó el Masters1000 disputado en Mónaco once veces...


76 títulos ATP, 31 de ellos de Masters1000, 11 en Monte Carlo. El mallorquín sabe lo difícil que será romper esa marca solo compartida con Borotra y que podría igualar Federer (37 años en agosto) si ganase dos años más Halle o tres años más Wimbledon o Basilea: “Sé que estas cosas no sucederán por siempre, así que mi intención es seguir jugando con la misma pasión tanto tiempo como pueda. Ver esas imágenes con mis victorias del pasado ha sido muy emocionante, ¡qué viejo soy! (risas) Es increíble pensar en la idea de poner un nuevo título de Monte Carlo en mis vitrinas, el número once. Es realmente algo muy especial”.

En esta edición del Masters1000 Monte Carlo, "Rafa" tuvo que eliminar a Bedene, Khachanov, Dimitrov (5°), Thiem (7°) y Nishikori, a todos en sets corridos. Apenas perdió 21 sets en sus cinco encuentros, la segunda marca más bajas de juegos cedidos, luego de la versión 2010 de Mónaco en la que perdió apenas 14. Números extraterrestres, difíciles de siquiera imaginar. Y más aun luego de la lesión que arrastró el actual N°1 del mundo desde octubre 2017 y sobre todo durante este 2018, que apenas le permitió disputar dos certámenes (retiro en CF del Australian Open) y la reciente eliminatoria de Copa Davis ante Alemania.

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Fruto del trabajo diario, de un físico único y de una mente privilegiada, Nadal toma con naturalidad las epopeyas en su carrera como profesional: "Uno para soñar con cosas, tiene que verlas posibles. Yo he ido haciendo mi día a día sin pensar en ello. Ganar 11 Monte Carlo, 10 Barcelona, 10 Roland Garros o 7 Roma… Cualquier joven normal con 14-15 años no puede imaginar o soñar con esto. Cuando tienes esa edad sueñas con llegar a competir en esos torneos. Día tras día, con el trabajo, la ilusión y la suerte que a veces uno necesita, se ha llegado a lo que se ha llegado. Intento disfrutar y valorar al máximo todo lo que me ocurre".
La caída antes de cuartos de final de Miami de Roger Federer le permitió a Nadal, sin jugar, volver a la cima del ranking mundial. Obligado a igualar o mejorar lo conseguido el año pasado durante la gira de arcilla europea para no perder esa posición de privilegio (4680 puntos), Rafael ya acumula 171 semanas como N°1 del mundo (6° en Era Abierta), siete días más que John McEnroe (170). Curiosamente el estadounidense ganó un título ATP más que el balear a día de hoy (77). Todas las semanas de la gira sobre tierra batida estará bajo presión por el ranking o caerá a las segunda posición.

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Preguntado sobre si es o no el mejor tenista que existió sobre arcilla, el diez veces campeón de Roland Garros es realista en cuanto a sus números, pero no cree que deba ser él quién se juzgue, mucho menos aun estando en actividad: "No soy yo el que tenga que decir si soy o no el mejor jugador sobre arcilla. Con toda la humildad lo que puedo decir es que los números son los que son. Puedo intentar evitar estas respuestas como lo he hecho durante toda mi vida, pero tengo unos números que son los que son. Es difícil comparar épocas, pero en cuanto a títulos sí, soy el que más títulos importantes ha ganado en esta superficie. No me gusta hablar de esto, no me toca a mí".

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El finalista de turno fue Kei Nishikori (36°). El japonés volvió al tenis en el circuito Challenger 2018, luego de una lesión en su muñeca derecha que lo obligó a pasar por el quirófano en agosto 2017. Campeón en Dallas, segundo challenger disputado, compitió en tres torneos ATP antes de aterrizar en las costas del sur de Francia. Sin ser preclasificado, luchó contra sus rivales y su muñeca antes de alcanzar la final con resonantes victorias ante Berdych en R1, Cilic (3°) en CF y Zverev (4°) en SF. Fue su cuarta final de Masters1000 en cuatro torneos diferentes, sin poder ser campeón de la categoría. En total, Kei disputó 23 finales ATP siendo campeón en 11 de ellas. "Mi reto es volver al Top10, pero no creo que lo consiga aún este año".

Daniel Vitale Pizarro

16 octubre 2017

Dominador dominado

Quizás no tomamos consciencia de la época que vivimos. Bill Tilden y Los Mosqueteros en los años veinte y treinta; Rod Laver y Ken Rosewall en los sesenta y setenta; Jimmy Connors, John McEnroe, Bjorn Borg e Ivan Lendl en los setenta y ochenta; Pete Sampras y Andre Agassi en los noventa... Pero llegaron los dos mil para cambiarlo todo. Roger Federer y Rafael Nadal aparecieron y nunca más se fueron. Al dueto más diverso y emocionante de la historia se le sumó un tercero en discordia, Novak Djokovic. Pero Roger y Rafael, distintos a todos, tan espectaculares como antagónicos, no dejaron ni dejan de sorprendernos por nivel, vigencia, reinvención y dominio, como nadie en la historia.

Solo ellos dominaron el tenis durante más de diez años, algo inédito en un deporte profesional de preponderancia física, tan exigente como el tenis. Desde 2004, año debut de Federer en la cima mundial, que el ranking ATP es dominado por ellos dos, con una intervención de Djokovic y una breve de Murray. Lo del serbio fue sublime pero durante un periodo de tiempo más corto, aunque no menos relevante (2011-2016). Los estilos de juego totalmente diferentes, su vestimenta, su actitud dentro de la cancha y su efectividad abrumadora en superficie antagónicas crearon la mejor rivalidad de la historia del tenis, por todo eso y más.
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Pero hay una diferencia esta temporada entre estos dos colosos, que sorprende a los amantes del tenis. En lineas generales, el dominador del circuito entre 2004-2014 fue Roger Federer y el dominador de los enfrentamientos personales fue Rafael Nadal (23-10). Pero en 2015 algo cambió y en 2017 cambió por completo. Final de Basilea. Federer derrotaba a Nadal en su ciudad natal luego de cinco derrotas consecutivas entre 2013-2014. Lesionados ambos durante gran parte de 2016, su nivel era incierto de cara al 2017, aparentemente achacados por tantos años en el circuito, un escalón debajo de Novak Djokovic, dominador absoluto del circuito.

Contra todos los pronósticos, el Australian Open los volvió a ver en una final de Grand Slam. Inesperados rivales por el presente de ambos, le regalaron al público una verdadera batalla de leyendas. El triunfo fue para el suizo que revirtió 1-3 en el quinto set ante Nadal, su némesis, el hombre que lo hizo mejor jugador pero que a la vez no le permitió ser el indiscutido mejor tenista de todos los tiempos por una gran diferencia con el resto. Federer, por primera vez en catorce años de rivalidad. cambió su táctica. ¡Y vaya si le dio resultado! Pero no solo fue la táctica, lo más importante fue el cambio de mentalidad para enfrentar a su eterno rival, su actitud ante la adversidad de siempre.
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Y los enfrentamientos siguieron y las victorias también. Indian Wells fue la cúspide del tenis de Federer en 2017 y Miami la confirmación de que la tendencia se había invertido, que el dominador histórico había pasado a ser el dominado. El altísimo nivel de Nadal y la ventaja de cinco años menos le permitió al español ser el mejor en la arcilla como durante toda su carrera, sin el obstáculo suizo que decidió no disputar la gira para resguardar su físico. Campeón de casi todo desembarcó en el césped (sin buenos resultados) y alcanzó el N°1 del mundo en Estados Unidos, antes del US Open, beneficiado por la merma física de Murray (1°) que decidió no disputar la segunda parte del año.

Campeón del US Open y de Beijing, Shanghai era el siguiente objetivo. En la final se encontraban una vez más y el resultado no iba a ser distinto. Federer, parado sobre la linea sin retroceder ni siquiera en defensa, encima del pique, agresivo y decidido a subir a la red para acortar los puntos, evitó el intercambio largo de golpes e impuso su servicio como principal arma, lo que impidió a "Rafa" tomar ritmo de bola. A excepción de Australia que fue un vaivén de emociones, en los tres partidos restantes el manacorí nunca estuvo cerca de la victoria, y la muestra está en que desde el quinto set en Oceanía, Rafael nunca pudo quebrar el saque de Roger en siete sets...
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El mejor Federer de siempre fue el que vimos en el primer semestre. Las molestias en su espalda en Montreal y la poca preparación para el US Open hicieron que su nivel cayera. En Shanghai, especialmente en la final, fue el Federer de Wimbledon, de Halle, de Miami o de Australia, no el de Indian Wells, el mejor torneo de su carrera, pero sí el Federer de un nivel altísimo, capaz de no dar chances al rival que no le daba chances. 94 títulos ATP, misma cantidad que Ivan Lendl, segundos en la Era Abierta. Bestial. 1960 puntos lo separan del N°1 de fin de año con 3000 en juego. El N°1 parece inalcanzable, pero cuidado, no se olviden que estamos hablando de Roger Federer.

Daniel Vitale Pizarro

11 septiembre 2017

Federer o Nadal, esa es la cuestión

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Hace quince años Pete Sampras se consagró campeón del US Open con 31 años y se retiró del tenis profesional. Achacado por las lesiones, los dolores en la espalda lo obligaron a abandonar el deporte que tanto le dio y al que tanto le dio. Pete ese día estableció el récord más importante de toda la historia del tenis al ganar catorce Grand Slams, dos más que Roy Emerson (1967 - Era Amateur) y tres más que Bjorn Borg (1981 - Era Abierta). Nadie pensaba, nadie, que siete años después del retiro de "Pistol" Pete su récord iba a ser quebrado por Roger Federer y que quince años después otro jugador llamado Rafael Nadal también iba a superarlo en cantidad de Grand Slams.

Y si a esa dupla colosal contemporánea que nos hizo reír, llorar, emocionar, sufrir e infinitas sensaciones más le sumamos a Novak Djokovic, el combo es explosivo. Los doce Grand Slams de "Djoker" lo metieron en la discusión de los más grandes de la historia. El Big2 pasó a llamarse Big3 y con méritos de todos para pertenecer a dicho grupo. Novak se metió de lleno en la pelea por el mejor de todos el año pasado, cuando consiguió en Roland Garros el título Major que le faltaba, con el aliciente de ganar los cuatro de manera consecutiva (2015-2016), un hito en la historia del deporte blanco que solo lo había conseguido Rod Laver en 1969 (Era Abierta).

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El tenis no le da respiro a los fanáticos. Soplaban vientos de cambio este 2017. Todo indicaba que la afamada camada de tenistas "nuevos", la llamada #NextGen, iba a tomar las riendas del circuito ATP. Acompañados por Thiem, un renovado Dimitrov, el peligroso Raonic y el veloz Nishikori, parecía que era el momento de ellos. Pero una vez más y como si de inmortales se tratara, los dos mejores del año son otra vez Nadal y Federer, con los cuatro títulos de Grand Slams bajo sus brazos, dos cada uno. Como en 2005-2006-2007-2008-2009-2010-2012, en 2017 también terminarán el año como uno y dos del mundo, solo resta saber el orden.

El título en el US Open, el tercero en su cosecha personal, cierra la temporada de Grandes y lo ubica como el mejor en el total anual. El español fue finalista en Melbourne, campeón en Francia, octavos de final en Londres y campeón en Nueva York, mejora el palmares del suizo que fue campeón en el Australian Open, no participó en Roland Garros, campeón en Wimbledon y cuartofinalista en el US Open. Ambos campeones de dos Masters1000, la diferencia en el ranking es por la cantidad de torneos disputados y no por la calidad de certámenes obtenidos, lo que hace al más joven de ambos liderar el escalafón mundial y aprovechar los cinco años menos que dice su documento de identidad para jugar más torneos durante el año.

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"Rafa" se mostró contento y agradecido en conferencia de prensa: "Cada torneo es una sensación diferente y ganar un Grand Slam significa muchísimo, son cosas que quedan para siempre, para el resto de mi vida. Estoy muy feliz y muy agradecido por la gente que ha trasnochado, gracias por su apoyo y su cariño". También tuvo tiempo para analizar su nivel de tenis: "Creo que el partido ante Mayer supuso un cambio de dinámica, a partir de ahí jugué a un nivel alto y mentalmente competí bien, las semifinales fueron un partido muy completo. La final era un partido complicado. Sabía que Anderson sacaba y pegaba muy fuerte y que no iba a sentir una comodidad constante, por suerte el partido se fue abriendo".

Nadal no deja de asombrar al mundo. Desde Doha 2014 que no era campeón en superficies duras. Dueño absoluto de la gira de arcilla casi desde que empuñó una raqueta, amigo-enemigo del césped, en el popular 'cemento' era cuestión de sensaciones del momento o de semanas de buen tenis lo que le permitía ser campeón. El paso de los años le quitó movilidad pero le agregó sapiencia. Ya no juega dos o tres metros detrás de la linea de fondo ni espera el error del rival. Rafael es mucho más completo que cuando debutó en Roland Garros 2005. Presiona con el revés, saca mucho mejor, su posición en la cancha es mucho más agresiva y es capaz de cambiar de estrategia en medio de un partido las veces que sea necesario. Admirable.

Para los que aman los números y las estadísticas duras, que en muchos casos no reflejan el nivel real del jugador ni su comparación con los más exitosos de la historia, acá van algunos datos relevantes del actual N°1 del mundo Rafael Nadal Parera. 16 Grand Slams (23 finales), 30 Masters1000 (45), 74 títulos ATP (109 finales) y 862 victorias ATP (226 en Grand Slams). Líder del ranking mundial, acumula 144 semanas en la cúspide, lugar que tiene asegurado como mínimo hasta el Masters1000 de París. El mejor deportista español de la historia pugna por ser el mejor tenista de todos los tiempos, aun detrás de Federer según el clamor popular. El único juez será el tiempo.

Daniel Vitale Pizarro

12 junio 2017

CHAMP10N



Roger Federer: “No habría tenido ninguna posibilidad contra Rafa este domingo, no con mi nivel actual de tenis sobre polvo de ladrillo. Ya avisé que Rafa iba a aplastar durante la temporada de tierra".
Guillermo Vilas: "Esta cantidad de triunfos supera lo humanamente posible. Cuando hay alguien que juega así es lógico que haga cosas que no son normales. Deberían crear a alguien que pueda ganarle en tierra batida (risas). Es imposible que pueda perder".
Bjorn Borg: "Nunca he visto a nadie jugar tan bien una final en París. Es el mejor jugador sobre tierra de la historia. Nadie creía que sería capaz de volver así después de tantas lesiones durante algunos años, es increíble. No se puede jugar un tenis más perfecto. Seria imposible. Estoy muy impresionado. Tiene 31 años y sigue mejorando, sobre todo ha mejorado su revés, siendo mejor con los años. Soy consciente de lo duro que ha estado practicando, trabajando ese revés siete-ocho horas al día. No tiene debilidades y para él cada pelota es un punto de partido. Eso es lo que me gusta de Nadal. Quien juega contra él es consciente que siempre dará un 110% y nunca se entregará".
Brad Gilbert: "Ambos me parecen algo escandalosos, pero los 10 Roland Garros de Nadal son más impresionantes que los 18 Grand Slams de Federer".

Su rival de toda la vida, dos de los mejores sobre arcilla de la historia y una referencia dentro y fuera de la cancha como jugador, entrenador y comentarista. Voces autorizadas del deporte de la raqueta que se desarman en elogios para el mejor jugador sobre arcilla de la historia. Nunca nadie ganó nueve veces un mismo torneo y Rafael Nadal obtuvo diez títulos en Monte Carlo, en Barcelona y en Roland Garros. Historia viva. 31 años, número dos del mundo y el mejor del año, el español perdió solo ante cuatro jugadores en 2017: tres veces ante Federer, una contra Raonic, otra frente a Querrey y la restante con Thiem. Ningún otro pudo doblegarlo en 51 partidos que disputó...

En Roland Garros 2017 arrolló a sus rivales. Como en sus mejores años, "Rafa" casi no tuvo inconvenientes durante los catorce días que duró el torneo, sin ceder sets, al igual que 2008 y 2010. Tres años sin perder siquiera un parcial en siete partidos, mismo récord que ostentaba en soledad Bjorn Borg. La supremacía de Nadal en París a lo largo de los años es inexplicable. Debutó en 2005 como campeón y recién fue derrotado en 2009 (Soderling). Luego encadenó cinco trofeos hasta caer en 2015 (Djokovic) y abandonar en pleno torneo por lesión en 2016. Pero en 2017 todo volvería a la normalidad, como si el tiempo no hubiera pasado.

El golpe del torneo

Doce años después de haber ganado su primer Roland Garros, ganó el décimo. Diez títulos en trece presentaciones, con tan solo dos derrotas en cancha. Extraterrestre. En el máximo nivel del tenis, en el torneo de arcilla más tradicional e importante del mundo, una persona monopolizó (monopoliza) las victorias durante más de una década. El balear hace rato que dejó de ser el jugador defensivo que fue cuando irrumpió en el circuito, su tenis evolucionó, sus golpes lastiman y su derecha marca el ritmo de los partidos. La mejora esta temporada es el revés, el golpe técnicamente más limpio que tiene le está dando frutos como nunca antes y la culpa en gran parte es de Carlos Moyá.

La entrega de premios en la Phillipe Chatrier fue atípica. Y no es para menos. Roy Emerson (12 Grand Slams, leyenda viva) fue el encargado de entregar el trofeo original y Toni Nadal el elegido para la replica que se lleva a su hogar el campeón. Emoción completa. El abrazo de ambos quedará para el recuerdo de todos, al unísono con los aplausos y el griterío del estadio que de pie vitoreaba a su ídolo. De esto se hablará hoy, mañana, en décadas... Es algo fuera de lo común, un logro que ni los soñadores más ambiciosos imaginan y nosotros tuvimos el privilegio de verlo, y unos cuantos de presenciarlo dentro del estadio. Envidia sana (?)

Toni, Stan, Rafa y Roy, cuarteto de lujo

"Charly", primer español N°1 del mundo, quedará al mando del balear desde 2018 tras el alejamiento de "Toni" a fin de temporada luego de toda una vida al lado de su sobrino. Acompañado por Francis Roig, serán los encargados de comandar la carrera de Rafael durante esta etapa. Será raro no ver en las gradas al tío "Toni", nervioso, dando indicaciones a su pupilo bajo una gorra publicitada, pero nos tendremos que acostumbrar. Por eso, el homenaje de la organización para el artífice de la bestia de Manacor fue merecido. Ajeno a los flashes, el Tío-Entrenador aceptó participar de la ceremonia pero sin quitarle protagonista al real anfitrión, fiel a sus principios.

"Diez veces he podido sentir la magia de Roland Garros. Estoy muy feliz. La adrenalina que siento aquí, no la siento en ningún otro lado. Sólo puedo dar las gracias por el apoyo. Puedo ganar en todos los torneos, pero aquí, en París, es distinto. Después de un tiempo difícil para mí por las lesiones, me siento genial de poder ganar este título de nuevo. He trabajado duro para llegar hasta aquí", Rafael Nadal luego de lo impensado una década atrás. Hoy puede decir que ni siquiera las lesiones pueden evitar su éxito en Roland Garros, lesiones que lo han marginado del circuito una cantidad de veces anormal para un tenista profesional promedio. Así y todo sus números son escandalosos. Mito.

Daniel Vitale Pizarro

15 mayo 2017

Volver al futuro



Quédate con quien mire un trofeo como mira Nadal a su N°72

Los grandes jugadores de la historia, independientemente del deporte, son diferentes al resto. La vigencia es lo más difícil de lograr en la alta competencia. Muchos son los que tienen torneos espectaculares, años fantásticos o incluso varias temporadas en la elite. Pero pocos, poquísimos son los que desarrollan una carrera extensa y exitosa siempre en la más alto. Mentalidad y salud física son los primeros atributos que se necesitan para mantenerse junto o los jóvenes, o por encima. Rafael Nadal es eso y más. Al nivel de Roger Federer, el para muchos más grande de la historia. Esperemos a que se retiren para vaticinar sus porvenires. Si, lamentablemente en algún momento se van a retirar.

En 2006 el campeón de los tres torneos más importantes fue Roger Federer (Australian Open, Indian Wells y Miami) y el ganador de los siguientes dos fue Rafael Nadal (Monte Carlo y Roma). En 2017, once años después, es importante aclarar los años en un deporte en el cual muchos ni siquiera logran disputar once veces un mismo torneo, los que levantaron dichos trofeos son los mismos, Federer y Nadal (años atrás Roma se disputada antes que Hamburgo, ahora Madrid). Además en 2006 como en 2017 "Rafa" le agregó Barcelona, el certamen más importante sobre arcilla luego de Roland Garros y los tres Masters1000.

Su tenis evolucionó, el aspecto de ambos ya no es tan juvenil, la cantidad de pelo es menor, Rafael dejó los "pescadores" y la musculosa, marca distintiva 'rebelde' de sus primeros años en el circuito, Roger abandonó la raqueta de aro 90, una rareza incluso diez años atrás. Los tiempos cambiaron, los rivales, también, pero los mejores siguen siendo los mismos. En 2006 el N°1 del mundo era Federer y el N°2 era Nadal; hoy el número uno de la 'Race' es el español y el dos el suizo. Siempre se dice que tiempo pasado fue mejor, disculpen, yo prefiero este tiempo con los mismos protagonistas pero con la historia en cada uno de sus raqueteros, la historia de dos de los mejores exponentes del deporte.

En Madrid hay altura (600 metros sobre el nivel del mar), eso hace que la pelota tengo menos resistencia al aire y viaje más rápido, por ende también los tiros generan más altura luego de cada pique. Esa fue la razón para cambiar de lugar en el calendario al torneo ya que históricamente Roma se disputaba luego de Monte Carlo y Hamburgo la parada previa a Roland Garros (hoy Hamburgo ATP500 reemplazado por Madrid). "Rafa" sufrió en primera ronda contra Fognini y en la final ante Thiem. El italiano lo exigió al máximo y el mallorquín respondió, aguantó y se llevó el encuentro. Las siguientes rondas las superó con relativa comodidad, hasta el domingo, la final.

Dominic Thiem era el rival de turno. 45° final de Masters1000 de Nadal, 1° de Thiem. 30 años uno, 23 el otro. Las diferencias era abismales pero no así en el juego. el austriaco ya lo había derrotado en la semifinal de Buenos Aires 2016 aunque la más reciente había sido victoria del balear en la final de Barcelona, dos semanas atrás. El primer set fue un partido en si mismo. 1h 18m de pura intensidad, desgaste físico y gran nivel de tenis. Como suele suceder en polvo de ladrillo, las defensas de Nadal y la transición de defensa a ataque prevalecieron ante la constante presión de Thiem que cedió en el tiebreak. El segundo set empezó con un quiebre para el español que nunca pudo recuperar Dominic.

Tuvo opciones para estirar el encuentro "Dominator" pero del otro lado no lo dejaron. 7/6 6/4 fue el resultado final con los dos mejores jugadores sobre arcilla en lo que va de 2017. Nadal campeón en Monte Carlo, Barcelona y Madrid, Thiem campeón en Rio de Janeiro, finalista en Barcelona y Madrid. El destino dirá si se cruzarán en Roland Garros y no sería ilógico pensar en otro duelo por el premio mayor. "Rafa" subió una posición en el ranking (4°) y lidera la 'Carrera de Campeones' mientras que Dominic ascendió dos puestos, su mejor posición histórica (7°), y está tercero en la 'Race'. Roma y Roland Garros figuran en el calendario de ambos.

Daniel Vitale Pizarro

01 mayo 2017

Catalán por adopción



El diez es el número vinculado a la perfección. Diez es en la mayoría de las Instituciones Educativas del mundo la calificación más alta. Y como todo número redondo, se celebra de una manera diferente. ¿Por qué? Será cultural, será más "lindo", pero todo lo terminado en cero se festeja de una manera distinta. El décimo título en Barcelona de Rafael Nadal no iba a ser la excepción a la regla. 2005-2009, 2011-2013 y 2016-2017 fueron los años en los que conquistó los diez títulos, invicto en finales en Cataluña. Solo tres caídas y dos ausencias al certamen desde su debut en 2003 impidieron un récord aun más espectacular. Lindo récord, como el número en sí.

El ATP500 de Barcelona es el torneo más tradicional de España y desde que Buenos Aires perdiera el prestigio de antaño, a partir de los años 80, la capital catalana pasó a ser la ciudad con el certamen más importante sobre arcilla detrás de Roland Garros, Roma, Monte Carlo y Madrid. El quinto en importancia sobre polvo de ladrillo. Y precisamente aquí, el mejor tenista español de la historia forjó una invencibilidad poco vista sobre una pista, con nueve trofeos en doce presentaciones. La organización tuvo la gran idea de homenajear en vida (como deben ser los homenajes) al mejor de todos sobre suelo naranja: "Pista Central Rafael Nadal".

Todo estaba armado para que el huésped de honor pudiera ganar la décima Copa en la cancha que lleva su nombre. Esa era la postal perfecta para el torneo, organizadores y público. Y "Rafa" no iba a aguar la fiesta. Sin ceder sets en toda la semana se adjudicó el N°10 de su carrera en Barcelona, el 71° en total en su definición ATP N°106, una bestialidad. 51 de esos los consiguió en la tierra batida, amo y señor de la superficie más lenta del planeta, esa que le otorga un segundo más para llegar a la pelota y poder golpearla con comodidad, a gusto, sin apuros, haciendo de la defensa un arte. Efectos, corridas imposibles, táctica y estrategia dominadas a la perfección en el ladrillo.

"Cada vez que gano, pienso que podría ser la última vez que lo hago. Cada victoria es única, las recuerdo todas. La lógica me dice que cada vez ganaré menos títulos, pero eso no quita que todos mis triunfos hayan tenido un valor importante para mí. En mi carrera ha sido importante no dar demasiada importancia a la victoria ni a la derrota, sino asumirlas con normalidad. Hoy he hecho uno de los mejores partidos del año, dando mi mejor nivel. Estoy recogiendo los frutos al trabajo que he hecho con la volea y el revés cortado, pero lo más importante es que he vuelto a ser agresivo con la derecha", Rafa Nadal y un resumen de su filosofía deportiva y de su trabajo de cara a esta gira.

La derecha, ese golpe que tanto le dio y le sigue dando

Su debut en el 'Conde de Godó' fue en 2003. Derrotó a Juan Antonio Marin y cayó ante Alex Corretja. Ausente por lesión en 2004, en 2005 volvió para ser campeón por primera vez ante Juan Carlos Ferrero, campeón vigente de Roland Garros. Al año siguiente su víctima en la final fue otro español, Tommy Robredo, campeón de Hamburgo semanas más tarde. En 2007 fue campeón ante Guillermo Cañas en la final, primera vez que no cedió sets en todo el certamen. Luego vendrían las cuatro final consecutivas ante David Ferrer (2008-09 y 2011-12). El de Jávea siempre dijo que cambiaba cualquier torneo ganado por ser campeón en el Godó, algo que aun tiene como cuenta pendiente.
El octavo título fue en 2013 ante Nicolás Almagro, otro compatriota. Cuartos de final y octavos de final fueron los siguientes resultados de Nadal en 2014 y 2015, sus peores años. Almagro se vengó de la final perdida y Fognini lo hizo por la final en Rio de Janeiro meses atrás. El Rey absoluto de arcilla tambaleaba en ambas giras de tierra. Volvió a la senda ganadora en 2016, porque dos años sin ganar en Barcelona fueron demasiado. Kei Nishikori, bicampeón durante la merma del español, no pudo contra "Rafa" que festejó como un amateur. Pero todavía faltaba más. 2017 le tenía guardada la mejor parte, la décima Copa del Godó frente a Dominic Thiem en la pista que lleva su nombre. ¡Que lujo!

Daniel Vitale Pizarro

24 abril 2017

Rafael Mónaco Nadal



Equipo completo, la base del campeón

Un año calendario tuvo que pasar para que Rafael Nadal vuelva a levantar un título ATP. Barcelona 2016 había sido su última consagración en el circuito y también su última final en 2016. Resultados magros para su excelsa trayectoria. Pero 2017 sería diferente al binomio 2015-2016, los primeros sin ganar un Grand Slam desde que lograra en 2005 el primero de catorce. Es más, en esos años no pudo acceder a ninguna semifinal en los Majors, un bajón notorio en relación a su laureada y regular historia en estos eventos. No faltaron los detractores (en todos los deportes los hay) que presagiaron que no volvería a luchar por cosas importantes. Que equivocados estaban...

Inició el año en Brisbane y lo frenó Milos Raonic (5°) en semifinales. Pero las sensaciones eran distintas. Tan diferentes a las de sus últimas temporadas que alcanzó la final del Australian open, la 21° de Gran Slam. Solo pudo con él la versión renovada y mejorada de Roger Federer. Siguiente parada, Acapulco. Y no decepcionó. Llegó hasta la final en donde se encontró con un Sam Querrey iluminado, similar al de Wimbledon 2016 cuando eliminó a Djokovic en segunda ronda. Los resultados no llegaban pero el nivel si. La paliza de Federer en octavos de final de Indian Wells no opacó lo muy bueno demostrado por el español en los torneos anteriores.

La cuarta fue la vencida, alivio...

Llegó Miami, lugar en el cual nunca pudo ser campeón con cuatro finales perdidas en su haber. Pero el destino no quería que saldara esa cuenta pendiente porque Roger lo derrotó por tercera vez en el año, cuarta consecutiva. Otra final más en el año en la cual el mallorquín quedaba en las puertas de la victoria. Positivo el primer trimestre de 2017. Cinco torneos, tres finales, su mejor inicio de temporada desde 2013. El polvo de ladrillo esperaba a su máxima figura con los brazos abiertos. Primera parada, Monte Carlo, el lugar donde todo comenzó, donde forjó esa imbatibilidad que hoy mantiene, el sitio que en el que siempre eligió para empezar con la faena naranja.

Durísima primera ronda ante Kyle Edmund. 2h 18m de batalla que terminaron siendo por lejos el partido más complicado del torneo. El de menor ranking que enfrentó fue el que más lo hizo transpirar. El cuadro se abrió y el español lo aprovechó. No perdió más sets ni tuvo que esforzarse hasta un 5-5, todo lo contrario, supo resolver los partidos con relativa comodidad. La final ante la sorpresa Albert Ramos fue similar a las rondas anteriores, rivales sin respuestas. En sus seis partidos perdió un set y 28 games (14 games cedió en Monte Carlo 2010, catorce...). Miren con sus propios ojos los abultados resultados de Nadal en Monte Carlo.
Contento y asombrado por la cantidad de copas ganadas aquí, Nadal mostró sus sensaciones luego de un par de temporadas difíciles: “Es increíble, ganar diez veces un evento tan importante es difícil de describir. Cada año es diferente, pero al mismo tiempo es un momento único. Me siento afortunado de volver a jugar así después de estos años, me siento bien, estoy feliz. Mi motivación es jugar cada vez mejor, por ahora me veo en un buen nivel”. A la pregunta sobre cual disfrutó más de los diez, "Rafa" respondió sin dudarlo: "El primero fue muy especial, mi primer Masters1000. Es un evento que siempre ha sido especial, desde que era un niño siempre quise jugar en España y Montecarlo".

Mucho número redondo dejó el paso por Mónaco este año de Rafael Nadal. 30 años, 70 títulos ATP (quinto en la historia), 50 en arcilla (uno más que Vilas), 29° Masters1000 (uno menos que Djokovic) y 10° Monte Carlo. El trofeo significó un año más consecutivo en el cual Nadal es al menos una vez campeón ATP, igualando los 14 años de Ivan Lendl, un año menos que Federer, dueño de ese récord. Seis de esos catorce años levantando trofeos los inició siendo campeón en Monte Carlo, lugar donde logró su primer M1000. Su récord en arcilla es descomunal: 370-32, 92% de efectividad en la superficie. Atroz. El mejor de la historia en ladrillo, por escándalo.
La historia de Albert Ramos también es digna de contar. Todo empezó en Roland Garros 2016 cuando accedió a los cuartos de final. Nunca había ganado partidos consecutivos en Grand Slams desde su debut en esta categoría en 2011. Finalista ATP una sola vez en 2012, la tierra batida de París cambió su carrera. Campeón en Bastad y finalista en Chengdu en 2016, el mejor año desde que es profesional. En ascenso y con 29 años recién cumplidos, Ramos empezó 2017 siendo finalista en San Pablo y en Monte Carlo, el mejor torneo que haya disputado, con victorias ante Murray (1°) y Cilic (8°), dos de los tres Top10 a los que derrotó desde que es profesional.

Aunque poco pudo hacer en la final ante Nadal (6/1 6/3), la paliza no quita todo lo bueno que consiguió en la semana y eso lo dejó bien claro en sus declaraciones: "Él es un poco mejor que yo en todo. No es fácil jugar una final como ésta y mucho menos contra Rafa Nadal. Ha vencido algunos partidos de forma fácil, no solo la final, eso significa que está jugando bien, no su mejor tenis, pero sí a un buen nivel. Probablemente yo estuve un poco cansado, si no estás al 100% físicamente es imposible competir ante él. Sea como sea, hoy me ha devuelto de nuevo a mi realidad. Es la semana que mejor resultado hice. Hoy quizá no, pero mañana ya estaré orgulloso de mí mismo".

Daniel Vitale Pizarro