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21 agosto 2018

¡Bingo!


Novak Djokovic irrumpió en el circuito en 2007. Finalista en Indian Wells y campeón en Miami, indumentaria Sergio Tacchini y raqueta Wilson, el serbio de diecinueve años era campeón de Masters1000. Once años después, también en Estados Unidos pero en Cincinnati, logró lo que nadie pudo desde que se crearon los nueve torneos más importantes del circuito ATP luego de los tradicionales Grand Slams y el Masters. Super9, Masters Series, Masters1000 o comos e llamen en un futuro no tan lejano, nunca en 28 años de existencia un tenista había ganado todos. Eso es lo que consiguió Djokovic en Ohio, en su sexta final en el certamen. Nueve de nueve.
Los nueve elegidos en 1990 eran los torneos más importantes de la época que la ATP igualó en puntaje y aproximó en dinero para darle la misma jerarquía y la "obligatoriedad" de participación. A lo largo de los casi treinta años de existencia dos plazas sufrieron cambios de ciudad: la cuarta y la octava. El actual Shanghai, octavo M1000, es el más cambiante de todos: pasó por Suecia, Alemania, España y China. El otro cambiante fue Hamburgo que cedió ante Madrid en 2008. Lo que nunca cambió fue la cantidad. La categoría Masters1000 fue asentándose como tal hasta tener la importancia que la ATP buscaba, categoría a la que acuden los mejores tenistas del momento, siempre.


Djokovic entendió el mensaje de la ATP y se tomó en serio lo de la importancia que tienen los Masters1000 para la historia del tenis y luego de ganar los cuatro Grand Slams (al hilo), fue por más. Federer y Nadal, campeones de los cuatro Grand Slams al igual que el serbio, ostentan siete M1000 diferentes y a Novak solo le faltaba uno, Cincinnati, tierra en la que había caído cinco veces en la final. Campeón impensado de Wimbledon por la tortuosa vuelta al circuito luego de estar seis meses parado, y eliminado rápidamente en Toronto días atrás, el de Belgrado (10° ATP) no era el máximo favorito al título, aunque nadie quiera enfrentarlo tenga el ranking que tenga.
Inestable en las rondas previas, en la final no titubeó. Competidor como pocos, único en dominar mentalmente a Nadal (la mejor mente de la historia), en el partido por el título hizo lo que mejor sabe hacer... ganar. En frente estaba Roger Federer (2°) con el que mantiene un H2H por demás parejo (23-22) aunque desparejo en finales (18-6). No le pesó el poder quedar en la historia y la sexta fue la vencida. Saltando de alegría como un niño en el festejo, derrotó a un Federer siete veces campeón en Cincinnati y que lo había derrotado en las finales de 2009, 2012 y 2015. Se dio el lujo de quitarle el invicto en finales allí.

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Campeón de todo, el serbio hizo historia pero se lo tomó con calma: "Es un placer compartir la cancha con Federer, con el gran jugador de todos los tiempos. Realmente lo digo. Él y Nadal han sido una parte tan integral e importante de mi vida y mi carrera y de mi evolución como tenista. Me hacen jugar mi mejor tenis. Me hacen mejorar. Me hicieron pensar en lo que tengo que hacer para tratar de ser el mejor jugador del mundo. Definitivamente, se trata de uno de los momentos más especiales de mi carrera. Ser el único hombre de la historia en ganar todos los Masters1000 y todos los Grand Slams me hace sentir tremendamente orgulloso para el resto de mi vida”.

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Federer inició 2018 de manera impecable aunque le costó mantener el nivel de 2017 y del Australian Open 2018. Volvió al N°1 pero no pudo mantenerlo por la gran cantidad de puntos que defendía y por el fenomenal nivel de Rafael Nadal. N°2 ATP, le restó importancia a su bajo nivel en la final y halagó al campeón sin tapujos: "Esta conferencia de prensa. No se debería tratar de que fallé devoluciones de segundo servicio. Si no de que él ha hecho historia. Esa es mi opinión. Podemos profundizar en cualquier punto que deseen, pero creo que el titular es sobre el logro increíble de Djokovic. Espero que esté extremadamente orgulloso y feliz por este momento”.
A sus 37 años recién cumplidos, Federer alcanzó su 150° final ATP (98-52), 48° de Masters1000 (27-21). En lo que va de temporada el helvético suma tres títulos en seis finales sobre ocho torneos disputados, un porcentaje alucinante de victorias/derrotas. Más selectivo que nunca para rendir al 100% en cada torneo al que se presenta, producto de la edad y los años de vigencia en el circuito, Roger está obligado a tener buenos resultados para no caer en el ranking. Y de momento le está saliendo casi a la perfección. El US Open, próxima cita, puede decantar quien terminará como N°1 en 2018 y Nadal lleva la ventaja.

Daniel Vitale Pizarro

25 junio 2018

Halle cambió de dueño

Ya lo había anunciado en marzo, en semifinales de Indian WellsBorna Coric había asustado a Roger Federer: set arriba y quiebre arriba; set iguales y quiebre arriba. Pero no dio la talla, quedó todo en un susto. Al croata le pesó el hecho de ganar y acceder a su primera final de Masters1000. Sin buenos resultados en la gira sobre arcilla, sin siquiera un cuartos de final (5-4), llegaba a Halle con la ilusión de mejorar su flojo récord histórico sobre la superficie madre del deporte de la raqueta (2-7) y dejar atrás los magros resultados en tierra batida. Y vaya si mejoró. El N°34 ATP fue campeón del ATP500 de Halle en su peor superficie ante el mejor jugador de la historia sobre hierba, ¿qué tal?

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Vencedor de Rafael Nadal en dos ocasiones (2013-14) y de Andy Murray en 2015, el croata llegó a la final de Halle demostrando un gran nivel tenístico, principalmente ante Zverev en primera ronda y contra Federer en la definición por el trofeo. El lunes será 21° ATP con 21 años de edad, su mejor posición como profesional. "Estoy muy sorprendido... Ni siquiera había soñado con esto. Batir a Federer es la sensación más extraordinaria. Lo admiraba cuando era más joven, veía sus partidos en casa con mi familia. Simplemente jugar ante él es muy especial. Ser capaz de ganarle hace todo mucho más grande para mí", reveló Coric ante la prensa mundial en Alemania.

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Top10 más temprano que tarde, su ascenso en el ranking mundial se vio interrumpido en septiembre de 2016 cuando tuvo que someterse a una operación de rodilla. La lesión lo marginó de la parte final de la temporada ATP pero principalmente (por decisión de su capitán) de la final de Copa Davis ante Argentina en Zagreb (Croacia), la serie de la épica de Del Potro y Delbonis para ser campeones por primera vez en 116 años de historia de la competición. Recuperado, no tuvo un 2017 como esperaba a pesar de buenos resultados esporádicos como el título en el ATP250 Marrakech (Marruecos), la semifinal en el Masters #NextGen o las victorias ante Murray (1°) en el M1000 Madrid y contra Thiem (8°) en el M1000 Miami.

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Algo decepcionado por no poder llegar a Wimbledon con la posibilidad de lograr su título N°100 ATP, Federer se mostró conforme por la mini gira de césped realizada y felicitó a su rival por el nivel demostrado en la final: "Sin lugar a dudas puedo marcharme con la cabeza bien alta. Pienso que he hecho un buen papel en Stuttgart y en Halle. La clave pudo estar en haber ganado el tiebreak del primer set. Tuve más opciones durante la manga y luego ese 6-4. Coric tuvo un nivel muy alto al final del primer set y en el tercero. Nunca ha bajado su intensidad. Ha sido desafortunado para mí pero le doy el mérito a Borna por salir y disputar un gran partido".
El suizo mega campeón volvió a ceder el N°1 del mundo ante Nadal por no defender los 500 puntos de Halle 2017, en una lucha mano a mano que tienen desde agosto de 2017. Entre dos de los mejores tenistas de todos los tiempos se alternaron la cúspide del tenis de manera consecutiva seis veces, misma cantidad de Grand Slams consecutivos ganados por ellos de manera alterna entre 2017-18, ambas rachas vigentes gracias a la "juventud" de los protagonistas (RF 36 y RN 32). Sí, estamos ante quizás los dos más grandes tenistas de la historia, de la Era Abierta, o del tenis moderno. Cuando se retiren se los juzgará mejor, pero ellos, junto a Djokovic, marcaron una época.


Pero no le quitemos protagonismo al campeón de Halle, en pasto y ante Federer (12 finales aquí). Es apenas el quinto jugador que logró ganarle una final en césped al helvético junto a Djokovic (2), Nadal, MurrayHewitt y Haas, una lista de privilegiados. Entrenado por Kristijan Schneider y Riccardo Piatti en la famosa Academia italiana "Piatti Tennis Center" en la que entrenaron un centenar de jugadores profesionales, dio un salto de calidad en Halle por nivel y rivales superados. Su mentalidad, el arma principal de su juego, se fusionó con su servicio y consistencia desde el fondo de la cancha para levantar su segundo título ATP en cuatro finales disputadas. El Pitbull volvió a morder y cada vez la presa es más grande.

Daniel Vitale Pizarro

19 marzo 2018

Sinónimo de superación

La consagración de Argentina en la Copa Davis 2016 de la mano de Juan Martín Del Potro desinfló a la mayoría del equipo. Demasiada presión absorbieron los jugadores que no supieron manejar postriunfo. "La Torre de Tandil" tuvo un 2016 formidable luego de su vuelta al circuito tras su tercera operación de muñeca, pero como todo el equipo, no aprovechó el envión anímico de semejante logro para el tenis argentino. Asimilada la hazaña, su temporada recién tomó forma en el US Open, al unísono con la contratación de Sebastián Prieto como coach. En su torneo favorito (campeón en 2009) volvió a sentirse peligroso e importante dentro de una cancha de tenis.

Sebastian Prieto llegó en el momento justo. Su inclusión en el equipo de trabajo le dio orden a su vida tenística fuera de los torneos. "Prieto me aporta orden y tranquilidad. Estuve mucho tiempo buscando las pelotitas, programando mis entrenamientos, pensando en qué ejercicios hacer y cuáles no, y al final del día es un desgaste grande. Ahora estoy más tranquilo, Prieto tiene experiencia, estuvo entrenando a otros jugadores, estuvimos 5-6 torneos juntos y mi nivel aumentó y eso me da motivación para seguir trabajando juntos", declaró JMDP durante su pretemporada en Tandil.
Semifinalista del US Open con victorias ante Thiem (8°) y Federer (3°); semifinalista en Shanghai con triunfo ante Zverev (4°); campeón en Estocolmo en la final ante Dimitrov (8°) y finalista en Basilea tras ganarle a Cilic (4°), finalizó 11° ATP, suplente para el Masters de Londres. En un sprint de fin de año fantástico, el 2018 auguraba más alegrías que tristezas. La final en Auckland no fue ideal por el rival ante el que cedió (Bautista Agut - 21°) pero sí fue un buen inicio de temporada. El cuadro del Australian Open lo cruzó con un intratable Tomas Berdych en tercera ronda y Frances Tiafoe dio la sorpresa al eliminarlo en segunda ronda de Delray Beach.
Nueve del ranking ATP, fue campeón en Acapulco en un cuadro repleto de excelentes jugadores, con triunfos ante tres Top10 camino al título. Candidato en Indian Wells, el main draw se abrió y alcanzó la final en California sin vencer a ningún Top30. Pero en la final lo esperaba Roger Federer, compañero de varias batallas y N°1 del mundo. El partido fue una locura. 6/4 Del Potro; 7/6 Federer tras Juan Martín desperdiciar un match point con una derecha invertida simple a la red; tres puntos de partido de Roger con su servicio (5/4 40-15 y ventaja) que no pudo concretar para concluir con un 7/6 (7-2 en el tiebreak) para el argentino. El partido del año, sin dudas.


La final tuvo de todo. Lujos, errores, nerviosismo, discusión de ambos con el árbitro, chances desperdiciadas y muchos momentos de tensión. Federer sufre cuando los partidos con Del Potro son trabados, tanto como contra ningún otro jugador en la actualidad. Como Nadal un lustro atrás, Juan Martín tiene la receta mental para abrumar a Roger. No es técnico ni táctico, es mental. Federer es genial en todas las facetas del juego, pero cuando lo dominan mentalmente, no funciona. No le pasa seguido, pero ante Nadal y Djokovic, muchas veces se bloqueó.
"Estoy decepcionado por el resultado de hoy, pero no tengo otra cosa que hacer que felicitar a Del Potro. Él ha tenido muchas posibilidades de llevarse el partido en el segundo set, pero conseguí reaccionar y forzar el tercer set, pero por un par de despistes lo acabé pagando. Estaba en la entrega de premios pensando en que desearía haber jugado ese tiebreak otra vez. No sé qué demonios me ocurrió", declaraba en conferencia de prensa Federer, que buscaba ser campeón en California para mantenerse en la cima del ranking al menos hasta el Masters1000 de Roma. Perdida la final, deberá alcanzar los cuartos de final en Miami para no perder esa posición de privilegio.
Hoy, el rival de Roger Federer por cada torneo importante en canchas duras es Juan Martín Del Potro. Seis del mundo desde el lunes y probable tres ATP por la poca cantidad de puntos que defiende hasta agosto, mostró estas semanas en Norteamérica un semblante desde el fondo de la cancha que da miedo. Mentalmente privilegiado, dejó de golpear el revés con slice por dolor y lo hace por táctica. Su predecible revés cruzado ya no es tal y lo alterna con paralelos a menor velocidad pero efectivos. Su saque y su derecha, sus armas desde que es profesional, no tienen fisuras.

Sorprendido por el desarrollo del partido y por su nivel, "Delpo" dijo: "Ha sido un partido espectacular en todas las facetas. Creo Roger y yo jugamos a un gran nivel. La gente estaba emocionada, nosotros muy nerviosos porque lo notábamos en la cancha. Tuve el partido en mis manos en el segundo set pero no pude mantener la calma y todo se me complicó en el tercero, donde tuve que salvar dos bolas de partido. En el segundo tiebreak sí pude mantener la calma y conseguí llevarme el partido. Me sigo sorprendiendo a mí mismo y quiero seguir sorprendiendo al circuito"
A pesar de que Federer lidera los enfrentamientos personales ante Del Potro 18-7, lo curioso es el historial negativo en finales que adelanta a Juan Martín 4-2. El argentino lo derrotó en el US Open 2009, en Basilea 2012 y 2013 y en Indian Wells 2018, mientras que el suizo lo venció en Rotterdam 2012 y Basilea 2017. Las dos definiciones más importantes (la primera y la última) cayeron del lado del nacido en Tandil, y dos de esas cuatro finales, finalizaron 7/6 en el tercer set. Paridad absoluta entre ambos jugadores que tendrán varias peleas más.

Daniel Vitale Pizarro

19 febrero 2018

Las cosas en su lugar


Dicen que la historia la escriben los que ganan. En ocasiones se tergiversa, en otras tantas no. Roger Federer lleva quince años ganando y contando historias con su raqueta. Y cada vez que reescribe esa historia, llora. No lo hace a propósito, simplemente llora. Incapacitado de controlar sus emociones por lo impresionante de sus logros, llora, se deja levar por la situación. La voz se le quiebra cada vez que nombra a su equipo de trabajo y sobre todo a su familia. Pudoroso, deja de hablar cuando sabe que se le caerá una lágrima, pero a veces, esa táctica no surte efecto. La pasión genera eso y la sensibilidad se encarga del resto. La misma sensibilidad que tiene con su raqueta, la tiene en su corazón, un corazón gigante rebosante de pasión, esa que le permite seguir ganando sin importar el número que diga su edad.
Cinco años, tres meses y dieciséis días pasaron desde que Roger Federer le "cedió" el N°1 a Novak Djokovic. Durante esos años el liderazgo del ranking ATP alternó entre Djokovic, Nadal y Murray, mientras Federer intentaba seguir prendido en la lucha por la cima del tenis mundial. Lejos de ese puesto pero siempre Top10 (salvo lesión en 2016), el suizo transitó todos los estadios posibles entre 2013 y 2017. Bajo nivel, resultados atípicos, cambios de entrenadores, lesiones impredecibles, renacimiento tenístico, campeón de Grand Slam, pelea por el N°1...
Ante la incertidumbre de cuanto resistirá su físico a los treinta y seis años de edad (veinte años de profesional), reduce su calendario y elige minuciosamente, junto a su equipo, que torneos jugar y cuales no, con el riesgo de tropezar en algunas primeras rondas y derrumbarse en el ranking. Asumido ese peligro, afronta en 2017 su camino a ganar Grand Slams y recuperar el N°1 del mundo. Lejos de obsesionarse pero con el objetivo claro, no titubea ante la tentación de superar a Nadal en 2017 privilegiando el físico y no el puesto.

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Pero en 2018 las prioridades cambiaron. Campeón de tres Grand Slams en doce meses, los objetivos inmediatos, tan cerca pero tan lejos, sin quererlo, cambian. El título en el Australian Open modificó su forma de programar el calendario. A tan solo 155 puntos ATP del N°1 del mundo, telefoneó a Richard Krajicek, director del ATP500 Rotterdam, y le solicitó un wild card para disputar el certamen del cual fue campeón en 2005 y 2012. La meta era llegar a semifinales, lo que le permitiría ser el monarca del circuito una vez más.
Y vaya si fue acertada la decisión de jugar en Holanda. La derrota de Wawrinka allanaba el camino a semifinales, pero no por eso iba a ser sencillo. Kohlschreiber le trajo problemas en octavos de final, que supo sortear, y Haase lo complicó tanto que solo las molestias físicas del local en el tercer set le simplificaron la tarea al helvético de cara al objetivo. Emocionado, resistió el llanto frente a las cámaras (algunas se le escaparon) mientras el torneo emitía un video en homenaje a su retorno a la cúspide, para luego recibir un premio en honor al logro.
Más relajado, en conferencia de prensa, el flamante líder del escalafón mundial y campeón de Rotterdam, expresó sus sensaciones: "Creo que alcanzar el N°1 es la hazaña más importante en nuestro deporte. Quizá esta sea la vez que más signifique en mi carrera y lo disfruto con 36 años (y medio). Es un sueño hecho realidad, no puedo creerlo. Definitivamente voy a comprobar el nuevo ranking el lunes por la mañana para ver si realmente soy N°1 y asegurarme de que no se haya cometido ningún error. Será un momento especial, sin duda me hará sentir muy feliz".



Como en 2004, 2009 y 2012, el suizo volvía a dominar el tenis mundial. Campeón en Rotterdam, la semana 303 en la cima de la ATP era una realidad. Catorce años después de debutar como el mejor del mundo, el "viejito" de treinta y seis años y seis meses volvía a sentirse el mejor de todos y a demostrar que la edad no es un impedimento, es solo un obstáculo más. El más veterano en liderar el ranking en la Era Abierta superaba el récord de Andre Agassi, N°1 con treinta y tres años en 2003, un número que Federer dejó pequeño...
Australian Open 2004, Wimbledon 2009, Wimbledon 2012 y Rotterdam 2018 fueron los torneos privilegiados en disfrutar en carne propia el ascenso al número uno del mundo de Roger Federer. Catorce años entre la primera vez y la última como monarca; cinco años desde su última vez como líder del ranking ATP; treinta y seis años de edad; 303 semanas primero del mundo (306 como mínimo); 97 títulos ATP en 146 finales disputadas (superó las 145 de Lendl); 20° ATP500 (uno más que Nadal) y así podemos seguir enumerando plusmarcas que ostenta el, quizás, mejor jugador de tenis de todos los tiempos.

Daniel Vitale Pizarro

29 enero 2018

El mito suizo

El 'Ojo de Halcón' le corta la emoción del triunfo como en 2017. Trofeo en mano y micrófono a centímetros de su cara, no puede hablar. Se le quiebra la voz en medio de los agradecimientos y felicitaciones. Los gritos y aplausos son ensordecedores. Sigue agradeciendo a cuentagotas por no poder hablar. La emoción lo invade. La ovación no cesa. La gente quiere que el momento sea eterno. El presentador interrumpe el bullicio en vano, los espectadores están de pie adorando a su ídolo. Levanta el trofeo y las lágrimas se apoderan de él. Llora. Llora como un niño. Se desahoga. La máquina perfecta del tenis es la más humana de todas. Los flashes al unísono con los aplausos se convirtieron en los protagonistas de la noche australiana en el mítico Rod Laver Arena. Roger Federer era campeón del Australian Open 2018.

Treinta y seis años, cinco meses y veinte días, el segundo campeón de Grand Slam más "viejo" de la Era Abierta del tenis, aunque la palabra viejo le falta el respeto. Federer superó la prueba del paso del tiempo y eso lo hace más grande de lo que es. Diseñado genéticamente para jugar al tenis, no deja cabo suelto en su preparación para las grandes citas. Entrenamientos de calidad y no de cantidad, competencia intensa pero breve, y períodos largos de descanso. Esa la fórmula elegida por Pierre Paganini (preparador físico de siempre) para seguir en la elite del tenis profesional, sin importar lo que diga el calendario biológico personal. 
"Roger XX" suena más a Rey de la antigüedad que a un tenista que ganó veinte Grand Slams, más que cualquier otro hombre en la historia del deporte de la raqueta. Federer trasciende el deporte, no solo el tenis. Es un fenómeno social deportivo. A donde va es amado, sin importar la nacionalidad de su rival de turno. Los fanáticos afortunados lo siguen alrededor del mundo, planifican viajes a ciudades en las cuales dispute algún torneo. Los demás "desafortunados" lo miran y admiran a través de la TV, a cualquier hora del día, aunque tengan que madrugar o trasnochar. Incluso la gente que no mira tenis, mientras hace zapping, deja algunos minutos la señal deportiva para verlo impactar un drive, un revés, una volea o un saque. Es adictivo. Es un poco de todos.

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En julio se cumplirán veinte años desde que Roger Federer debutó en el circuito ATP, el mismo número de Grand Slams que obtuvo a la fecha, a razón de un "Major" ganado por año. Una locura total. Desde su primera final en un Grande en Wimbledon 2003 hasta su última en el Australian Open 2018, pasaron 59 Grand Slams de los cuales disputó 58, llegó a 30 finales (51,72%) y ganó 20 (34,48%). Números extraterrestres. Un dato 'random' dice que el 10% de los Grand Slams totales disputados en la Era Abierta (1968-2018) fueron ganados por RF, algo que solo los freaks de los números (y ultra fanáticos del de Basilea) pueden saber.

En cuanto al análisis del juego, la versión renovada, rejuvenecida del Federer 2107-18 difiere bastante de la versión trituradora de récords, joven y dominadora del circuito del 2004-2009. La resurrección como gran campeón comenzó en 2014 con dos hechos significativos: Stefan Edberg como coach y el cambio de raqueta. El sueco comenzó la transformación de jugador ofensivo a ultraofensivo, ayudado por la nueva raqueta de aro más grande (90 a 97). Sin corona pero con tres finales Grandes, el segundo cambio fue la contratación de Ivan Ljubicic en 2016, una apuesta arriesgada. Lesión de por medio, lo mejor estaba por venir en 2017, el año del "nuevo tenis total".

A las asiduas subidas a la red y la presión constante a partir de la devolución (Edberg rules), le agregó la mejora de su golpe históricamente más débil, el revés. Tanto lo mejoró que hizo de su punto débil, un virtud. Metido adentro de la cancha, muchas veces casi de sobrepique, le quitó el tiempo a sus adversarios. Dejó el slice (solo para variar ritmos) y agregó un sólido top. Pero fue más allá con el "nuevo revés" hasta golpearlo sin dificultades por encima de sus hombros, algo que años atrás ni el propio jugador hubiera imaginado. El ejemplo cabal de que el trabajo a consciencia y el creer que se puede mejorar, van de la mano.
"Creo que el Federer que jugó esta noche es una mejor versión de mí, especialmente por tres aspectos en los que ahora soy mejor: el servicio, especialmente el segundo saque, el revés, y el resto", respondió el multicampeón a la pregunta sobre si era mejor el Federer campeón en Melbourne 2007 o el del 2018. ¿Dónde está la clave su evolución? La pasión. La pasión por el deporte que ama genera ganas de mejorar, de superarse, de no rendirse ante las adversidades. Superdotado física y técnicamente (ayudado por un entrenamiento intenso y eficaz), fortalecido mentalmente luego del parate de seis meses en 2016 tras el que nadie sabía cómo volvería, la pasión completa el combo perfecto para regresar a su mejor nivel, incluso mejor. Rendirse no existe en su diccionario personal.

"Nunca subestimes el corazón de un gran campeón"

Daniel Vitale Pizarro

30 octubre 2017

Tenista del año

La primera vez que Roger Federer formó parte del torneo de Basilea (ciudad donde nació), que se disputa sobre superficie dura bajo techo, fue a los doce años como recogepelotas (ball boy) en 1993 en la final entre Michael Stich y Stefan Edberg. Roger recuerda como si fuera hoy aquellos días de su infancia: "Recuerdo todo sobre aquel día, sobre todo cuando recibí la medalla. Al torneo iba en bicicleta. Son recuerdos que nunca olvidaré". Como profesional debutó en su ciudad natal en 1998 gracias a una invitación. Andre Agassi se encargó de aguar su presentación oficial en Basilea, pero ese día empezó el apego por el torneo más importante de su país.


Ausente en 2016 por lesión, 2017 era el retorno del siete veces campeón y doce veces finalista del certamen, récord absoluto de la historia en cantidad de finales en un mismo torneo. No conforme con esos números despampanantes, el helvético alcanzó una nueva final en la ciudad que lo vio crecer. Los récords de más finales ATP en un mismo lugar los tienen Federer en Halle y Wimbledon y Nadal en Monte Carlo (11), pero trece finales en Basilea destruye cualquier posibilidad de igualar esa cantidad en el corto plazo. Eso si, los diez trofeos de "Rafa" en Roland Garros, Monte Carlo y Barcelona siguen siendo récord histórico, uno más que los nueve de Roger en Halle.

Pero volvamos a Basilea. La final era de lujo. Juan Martín Del Potro, campeón en 2012-2013 venciendo en la final a Federer, se enfrentaba por cuarta vez en el torneo (2-1) ante Roger. El argentino desde el US Open es otro jugador. 27° en la 'Carrera a Londres' en agosto, noviembre lo encuentra a 190 puntos del octavo clasificado al Masters en un sprint de fin de año memorable. Sin el karma del revés y las lesiones, y con un equipo de trabajo establecido desde la contratación de Sebastián Prieto, "La Torre de Tandil" apunta alto y por razones más que suficientes. El partido ponía muchas cosas en juego, de un lado y del otro de la red.

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Más allá de los récords que Federer se encarga de pulverizar a cada paso que da, el N°1 del mundo estaba en juego para el suizo y el ingreso al Masters para el argentino. Los 1960 puntos se reducirían a 1460 en relación a Nadal (1°) y Del Potro superaría a Carreño Busta (8° Carrera a Londres) por 10 puntos con vistas al torneo de fin de año. Todo eso en una final de un ATP500. Mucho en juego para un partido de tenis. El récord entre ellos en finales ATP no tiene nada que ver al que mantienen en cualquier otra instancia. Mientras que en finales Juan Martín lo domina 3-1, en el total "RF" supera ampliamente a "JMDP" 17-6, con el partido más importante entre ambos en US Open 2009.

A tono con el nivel de 2017 el ganador fue el local y favorito del público, Roger Federer. Dejó escapar el primer set pero se reivindicó con su tenis y sacó adelante un partido harto complicado ante un rival que le trae más problemas que soluciones. 6/7 6/4 6/3 fue el resultado final para el suizo más trascendente del deporte mundial, que emocionado como niño recibió su octava corona en Basilea, misma cantidad de trofeos que en Wimbledon, ambos récords logrados en este 2017 de ensueño. A los 36 años y sin disputar la gira de arcilla, Cincinnati ni París (semana entrante), "Su Majestad" es N°2 del mundo y máximo candidato para el Masters. De locos.
Los protagonistas del domingo tuvieron palabras de elogio entre ellos durante la entrega de premios, habitual en el tenis moderno de "amistades" fuera de la cancha pero que adentro de la misma distan de serlo. "Llevas jugando a un excelente nivel desde el US Open, incluso antes, así que estoy muy contento de verte jugando tan bien de nuevo y, sobre todo, de poder verte jugar todas las semanas. Eso es algo que a mí me gustaría poder hacer nuevamente pero que la edad ya no me permite", le expresó Federer al finalista, a lo que Del Potro le contestó: “Felicidades Roger. Simplemente, me encantaría jugar como tú cuando tenga tu edad, pero no creo que eso suceda”.

49-4 en 2017 es su récord antes de disputar el Masters, la última parada del año. Dentro de esas victorias se encuentran siete títulos y una final sobre doce torneos disputados, un barbaridad. Pero las cuatro derrotas dicen mucho más que las casi cincuenta victorias. Solo en 2005 llegó al Masters con tres partidos perdidos en el año, temporada que finalizó con la final perdida ante David Nalbandian (81-4). Ni siquiera en 2006, el mejor año de su carrera, llegó al "Torneo de Maestros" con cuatro partidos perdidos (92-5). 2017 es el cuarto año con +90% de victorias desde que es profesional, eso dice mucho del presente de Roger Federer, número dos del mundo pero "el tenista del año".

Daniel Vitale Pizarro

16 octubre 2017

Dominador dominado

Quizás no tomamos consciencia de la época que vivimos. Bill Tilden y Los Mosqueteros en los años veinte y treinta; Rod Laver y Ken Rosewall en los sesenta y setenta; Jimmy Connors, John McEnroe, Bjorn Borg e Ivan Lendl en los setenta y ochenta; Pete Sampras y Andre Agassi en los noventa... Pero llegaron los dos mil para cambiarlo todo. Roger Federer y Rafael Nadal aparecieron y nunca más se fueron. Al dueto más diverso y emocionante de la historia se le sumó un tercero en discordia, Novak Djokovic. Pero Roger y Rafael, distintos a todos, tan espectaculares como antagónicos, no dejaron ni dejan de sorprendernos por nivel, vigencia, reinvención y dominio, como nadie en la historia.

Solo ellos dominaron el tenis durante más de diez años, algo inédito en un deporte profesional de preponderancia física, tan exigente como el tenis. Desde 2004, año debut de Federer en la cima mundial, que el ranking ATP es dominado por ellos dos, con una intervención de Djokovic y una breve de Murray. Lo del serbio fue sublime pero durante un periodo de tiempo más corto, aunque no menos relevante (2011-2016). Los estilos de juego totalmente diferentes, su vestimenta, su actitud dentro de la cancha y su efectividad abrumadora en superficie antagónicas crearon la mejor rivalidad de la historia del tenis, por todo eso y más.
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Pero hay una diferencia esta temporada entre estos dos colosos, que sorprende a los amantes del tenis. En lineas generales, el dominador del circuito entre 2004-2014 fue Roger Federer y el dominador de los enfrentamientos personales fue Rafael Nadal (23-10). Pero en 2015 algo cambió y en 2017 cambió por completo. Final de Basilea. Federer derrotaba a Nadal en su ciudad natal luego de cinco derrotas consecutivas entre 2013-2014. Lesionados ambos durante gran parte de 2016, su nivel era incierto de cara al 2017, aparentemente achacados por tantos años en el circuito, un escalón debajo de Novak Djokovic, dominador absoluto del circuito.

Contra todos los pronósticos, el Australian Open los volvió a ver en una final de Grand Slam. Inesperados rivales por el presente de ambos, le regalaron al público una verdadera batalla de leyendas. El triunfo fue para el suizo que revirtió 1-3 en el quinto set ante Nadal, su némesis, el hombre que lo hizo mejor jugador pero que a la vez no le permitió ser el indiscutido mejor tenista de todos los tiempos por una gran diferencia con el resto. Federer, por primera vez en catorce años de rivalidad. cambió su táctica. ¡Y vaya si le dio resultado! Pero no solo fue la táctica, lo más importante fue el cambio de mentalidad para enfrentar a su eterno rival, su actitud ante la adversidad de siempre.
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Y los enfrentamientos siguieron y las victorias también. Indian Wells fue la cúspide del tenis de Federer en 2017 y Miami la confirmación de que la tendencia se había invertido, que el dominador histórico había pasado a ser el dominado. El altísimo nivel de Nadal y la ventaja de cinco años menos le permitió al español ser el mejor en la arcilla como durante toda su carrera, sin el obstáculo suizo que decidió no disputar la gira para resguardar su físico. Campeón de casi todo desembarcó en el césped (sin buenos resultados) y alcanzó el N°1 del mundo en Estados Unidos, antes del US Open, beneficiado por la merma física de Murray (1°) que decidió no disputar la segunda parte del año.

Campeón del US Open y de Beijing, Shanghai era el siguiente objetivo. En la final se encontraban una vez más y el resultado no iba a ser distinto. Federer, parado sobre la linea sin retroceder ni siquiera en defensa, encima del pique, agresivo y decidido a subir a la red para acortar los puntos, evitó el intercambio largo de golpes e impuso su servicio como principal arma, lo que impidió a "Rafa" tomar ritmo de bola. A excepción de Australia que fue un vaivén de emociones, en los tres partidos restantes el manacorí nunca estuvo cerca de la victoria, y la muestra está en que desde el quinto set en Oceanía, Rafael nunca pudo quebrar el saque de Roger en siete sets...
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El mejor Federer de siempre fue el que vimos en el primer semestre. Las molestias en su espalda en Montreal y la poca preparación para el US Open hicieron que su nivel cayera. En Shanghai, especialmente en la final, fue el Federer de Wimbledon, de Halle, de Miami o de Australia, no el de Indian Wells, el mejor torneo de su carrera, pero sí el Federer de un nivel altísimo, capaz de no dar chances al rival que no le daba chances. 94 títulos ATP, misma cantidad que Ivan Lendl, segundos en la Era Abierta. Bestial. 1960 puntos lo separan del N°1 de fin de año con 3000 en juego. El N°1 parece inalcanzable, pero cuidado, no se olviden que estamos hablando de Roger Federer.

Daniel Vitale Pizarro

15 agosto 2017

Zverev va en serio


"Estoy jugando el mejor tenis de mi vida". 20 años, siete del mundo, seis títulos ATP, cinco esta temporada, dos de ellos Masters1000 en las finales a Djokovic y a Federer. Sí Sascha, estás jugando el mejor tenis de tu vida. Montepellier, Munich, Roma, Washington y Montreal, la serie de trofeos que levantó el más chico de los Zverev en 2017 para demostrarle al mundo tenístico que no es futuro, que no es promesa, sino que es presente, y presente del bueno. El joven alemán llegó para quedarse. El líder del relevo generacional, virtual cinco ATP por las deserciones de Djokovic y Wawrinka hasta 2018, se dará el lujo de clasificar al Masters de Milán (Sub21) y al de Londres. ¿Tiene techo?

Alexander Zverev llegó a Montreal casi sin descanso luego de ser campeón en el ATP500 de Washington. El debut no fue el más afortunado ni el mejor. Richard Gasquet lo tuvo contra las cuerdas, incluso levantó tres match points. Pasó el susto y el nivel del alemán fue creciendo. Kyrgios era una amenaza latente, pero quedó en eso. Anderson lo exigió pero flaqueó en los momentos importantes de ambos sets. Shapovalov, la revelación del torneo, lo intimidó pero al igual que el sudafricano, titubeó cuando no debía y le sirvió la victoria al ocho del mundo, que por las ausencias era el cuarto preclasificado del certamen.
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La final fue diferente al resto del torneo. Ambos llegaban a su sexta definición ATP del año con el suizo invicto en Masters1000 y también en finales. Pero a pesar del año casi sin fisuras de Federer, durante las rondas previas no había sido el mismo de 2017. Sin su familia en las gradas, casi sin días de entrenamiento ni adaptación al cemento desde la obtención de Wimbledon, incómodo con su juego y con dolores aparentes en su cuerpo, alcanzó la final gracias a su jerarquía y al cuadro que se fue abriendo a medida que avanzaba de ronda. Lento en los desplazamientos y con molestias en la zona lumbar, no fue rival para Zverev que lo derrotó 6/3 6/4.

"Siento que estoy jugando el tenis correcto, el necesario para estar ahí. No siento que las cosas estén llegando de forma antinatural, todo lo contrario. Por supuesto, ganar dos Masters1000 es algo que nadie hubiera imaginado pero todo el mundo estaría orgulloso de ello. Estoy feliz de que haya ocurrido así. Estoy súper feliz por la forma en la que está todo actualmente, me siento muy bien", declaración postriunfo de Zverev, que acumula diez victorias consecutivas y que disputará Cincinnati a partir de esta semana a pesar de estar "un poco cansado pero a tope de confianza y a un buen nivel de juego", según sus propias palabras.
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El nivel de Zverev, los resultados y la edad lo ubican como el jugador a seguir. Sus golpes de fondo son letales, casi sin diferencias entre drive y revés. Su movilidad, a pesar de medir 198cm, no tiene nada tiene que envidiarle a jugadores de 180cm. El servicio, su principal arma, potente y con variantes. Su mentalidad ganadora es envidiable aunque la cabeza aun no sea su fuerte. Quizás su punto más flojo sea la volea y la aproximación a la red para terminar los puntos, algo normal en los jugadores actuales que priorizan la regularidad y potencia desde el fondo de la cancha descuidando el juego de la línea de saque hacia adelante. Anoten entrenadores...

El mejor jugador del año no estuvo a la altura en Montreal, pero eso no le quita favoritismo para el US Open. Invicto en Grand Slams y Masters1000 hasta Canadá, Federer no podrá ser N°1 del mundo hasta finalizado el US Open, puesto que quedará en manos de Rafael Nadal. Roger cambió su calendario a último momento para forzar el N°1 pero lo que forzó fue su físico. Fuera de Cincinnati para recuperarse, su nueva hoja de ruta ATP será Flushing Meadows, Shanghai, Basilea y el Masters, lugar donde se definirá si él o "Rafa" terminará como el mejor jugador del año, algo histórico para cualquiera que lo logre, algo que ni el más optimista o fanático presagiaba meses atrás.

Daniel Vitale Pizarro

17 julio 2017

Eterno espíritu amateur

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Los aficionados al tenis sueñan con visitar Wimbledon. Los jugadores profesionales con jugar en el 'All England'. Los mejores del ranking anhelan ser campeones. Los campeones, volver a levantar el trofeo más prestigioso del mundo. Pete Sampras igualó en el año 2000 la cifra de siete Wimbledon ganados que ostentaba William Renshaw, que databa de 1889. Roger Federer se encargó de superar a ambos y estableció una nueva marca: ocho títulos en La Catedral del tenis. El más ganador en el lugar donde todos quieren ganar, el sitio donde comenzó todo. No hay certamen más importante en el tenis, no hay jugador más importante en el tenis...

La preparación de Federer para Wimbledon 2017 fue perfecta. Riesgosa pero perfecta. Campeón del Australian Open, Indian Wells y Miami, su físico necesitaba un descanso. Si el objetivo del año era Wimbledon, el polvo de ladrillo no era el lugar indicado para preparar un triunfo en Londres. La idea principal era disputar solamente Roland Garros antes de la gira sobre hierba pero junto a su equipo de trabajo (y por nivel estratosférico de Nadal en arcilla) decidieron saltearse toda la gira de tierra batida y darle prioridad al césped para disputar StuttgartHalle y Wimbledon. Pero no competir durante diez semanas era un riesgo luego de volver a la actividad en enero tras seis meses inactivo.
La inactividad le jugó en contra en Alemania. Impreciso y falto de ritmo, Tommy Haas lo venció en primera ronda de Stuttgart. Pero aunque parezca contradictorio, la derrota fue positiva para su físico. Campeón en Halle la semana posterior, de haber avanzado en Stuttgart hubiera llegado más cargado físicamente a Halle y menos descansado a Wimbledon. Suposiciones a un lado, el noveno trofeo en Halle colocó aun más a Federer como candidato para el tercer Grand Slam de la temporada. Su historia en el césped, su rápida adaptación y su excelso nivel mostrado en 2017 lo ubicaba como el favorito del público, de los especialistas y de las casas de apuestas para ganar en Inglaterra.

El cuadro era 'a priori' muy complicado. A medida que avanzaba, Roger se encargaba de desmentir las especulaciones. Mischa Zverev, Grigor Dimitrov, Milos Raonic, Tomas Berdych y Marin Cilic fueron los peligrosos rivales que sucumbieron ante "Su Majestad", todos en tres sets, ante la atónita mirada de los espectadores que esperaban partidos más cerrados. Incluso el propio Federer declaró luego de ganarle al búlgaro y al canadiense que esperaba partidos más complejos. El clímax de su tenis fue contra Raonic. Dos sets perfectos (tres errores no forzados) y un tiebreak para enmarcar sellaron su clasificación a semifinales.

Berdych fue el que más lo exigió. El resultado fue 7/6 7/6 6/4, a la altura de una semifinal de Grand Slam. Tomas jugó un gran partido que no pudo ganar solo por la genialidad de su rival en los momentos importantes (léase los tiebreaks). El mejor torneo del checo en los últimos doce meses no alcanzó para llegar a la final como en 2010 (victorias ante Federer y Djokovic). El suizo estaba en el último partido de Wimbledon por 11° vez en su carrera en 19 participaciones en el "All England and Crockett Club", a 23 días días de cumplir 36 años de edad. ¿Que más podía pedir? Ganar el título, claro. Y eso fue lo que sucedió.

Marin Cilic llegó a la definición sin derrotar a un Top10. El cuadro se abrió y lo aprovechó. Campeón en Queen's, era candidato a los rondas finales antes del comienzo del certamen pero lejos estaba de que alguien pronosticara que llegaría a la final. Comandado por Jonas Bjorkman, el croata llegaba a su segunda final de Grand Slam luego de ser campeón del US Open 2014 (en semifinales a Roger Federer). Precisamente ante el suizo sufrió la peor derrota de su carrera luego de estar 2-0 en sets y tener tres match points en la semifinal de Wimbledon 2016. Sin rencor pero seguramente con mucha memoria, era una revancha para el número seis ATP. Finalmente nada pudo hacer.
La final no fue épica ni mucho menos. El suizo dominó durante todo el encuentro, impuso su juego y se llevó el premio mayor. A Marin le quedó grande el partido. La instancia, el rival y el lugar, sumado a las ampollas que le impidieron correr con normalidad desde el segundo set, fueron demasiadas cosas contra las que tuvo que luchar para ser campeón por primera vez en Wimbledon. Incómodo y sin timeing, rompió a llorar a mitad del segundo set. "No lloré de dolor, lloré de impotencia por la situación general del partido", dijo luego de perder Cilic, que pidió asistencia médica en un par de ocasiones para tratar de aliviar el dolor en su pie y enfocarse en su tenis, algo que nunca sucedió.

El campeón, entre risas y lágrimas, elogió a su rival y se mostró orgulloso y feliz por el título: “Es mágico. No puedo creérmelo aún. Es demasiado. Es increíble poder conseguir estos límites. No estaba seguro si estaría de nuevo en una final después del pasado año, especialmente tras las duras derrotas con Djokovic en 2014 y 2015. Pero mantuve la fe y aquí estoy con el octavo título. Es fantástico. Mentiría si dijera que no estoy sorprendido por todo lo bien que me está yendo esta temporada, por lo increíblemente bien que me estoy encontrando. Estoy gratamente sorprendido por tantas cosas buenas que me están pasando”.
Roger Federer ganó el título y reescribió la historia del torneo y del tenis en general. Pero su festejo no era consecuente al logro. Fue cuestión de sentarse en su silla, mirar el palco, ver a su familia completa en la tribuna y quebrarse a llorar. Sus lágrimas de felicidad no cesaban mientras sus cuatro hijos miraban como su papá estaba haciendo historia. Leo y Lenny (3 años), incrédulos ante una multitud que vitoreaba a su padre; Myla y Charlene (8 años), algo acostumbradas (campeonas ellas de Wimbledon 2012) pero igual de asombradas, aplaudían como dos espectadores más del 'Court Central'. "La felicidad solo es real cuando se comparte", y Federer lo sabe hoy más que nunca.

Daniel Vitale Pizarro

26 junio 2017

Mejor más viejo



Treinta y siete torneos se han disputado en lo que va del año y diecinueve de ellos los ganó un tenista que ya cumplió 30 años. El ranking refleja algo similar con cinco Top10 en ese rango de edad y cuarenta y dos Top100. Inaudito pero real, el tenis se está volviendo viejo... pero bueno. Las nuevas camadas asoman pero se quedan en eso, no logran dar el salto para destronar a los monarcas del tenis actual que dominan desde hace aproximadamente una década. Esta semana fue una muestra de ello. En plena gira sobre hierba, los campeones de los ATP Queens y Halle sumaron setenta años entre ambos y con un nivel que nadie hubiera presagiado a su edad.

Roger Federer se olvidó rápidamente de su traspié en Stuttgart la semana pasada ante Tommy Haas y dejó bien en claro sus aspiraciones de cara a Wimbledon. Sin ceder sets se llevó el título de campeón arrasando a sus rivales. En la final pasó por arriba a Alexander Zverev (12° ATP, 10° la semana anterior), su verdugo doce meses atrás en semifinales. Todo bien hizo el helvético en tierras alemanas esta semana para firmar un 6/1 6/3 casi sin transpirar, como en sus mejores jóvenes años (2017 es uno de sus mejores años). Servicios, voleas, drives, reveses, todo, su tenis agresivo fluyó. No dejó jugar a su rival, que poco pudo hacer ante semejante nivel enfrente.

ATP500 desde 2015, Halle tiene el privilegio de tener en sus canchas a Roger Federer casi todas las temporadas desde que se hizo profesional y tuvo el ranking para disputarlo. Campeón en nueve ocasiones y finalista once veces, nunca perdió antes de cuartos de final, lejos el torneo en el cual mejor rendimiento tiene el suizo. Incluso en la temporada que ganó solo un título ATP (2013), ese trofeo lo levantó en Halle. Cercano a su hogar y con una calle que lleva su nombre, Halle es su segunda casa tenística, el lugar perfecto para prepararse para Wimbledon, el objetivo principal del año, una de las cosas por las que sigue empuñando una raqueta a sus casi 36 años.

Seis torneos lleva disputados Roger en 2017 y "apenas" fue campeón en cuatro de ellos: Australian Open, Indian Wells, Miami y Halle. En los otros dos perdió en el debut (Dubai y Stuttgart). El récord de la temporada lo comparte con Rafael Nadal con la misma cantidad de torneos ganados, incluso la misma categoría de los mismos con un Grand Slam, dos M1000 y un ATP500. El tiempo no pasa para ellos y siguen dominando como hace más de diez años atrás. Nadie hubiera imaginado, ni el más fanático de ambos, que diez, once u doce años después, los campeones de los torneos más importantes se repetirían y que seguirían dominando el circuito. Privilegiados todos.
Halle es el 92° título ATP de Roger Federer en su extensa y laureada carrera, solo dos menos que Ivan Lendl (94), segundo en la lista de los más ganadores de la Era Abierta. El 16° en césped, cómodo líder en este rubro superando por seis cetros a Pete Sampras. En cuanto a finales, es la 140 de Federer y es el único tenista que ostenta diez o más finales en cuatro torneos diferentes (Basilea 12, Halle 11, Wimbledon y el Masters 10). Si hilamos más fino, esta definición fue la cuarta ganada consecutiva, algo que no lograba desde 2012, su último gran año en el cual ganó su último Wimbledon y volvió al N°1 del mundo. ¿Presagio?

“No sé si volveré a ganar otra vez este torneo, así que quiero disfrutarlo. Voy a tomarme un par de días de descanso y luego comenzaré a entrenar en Wimbledon. Veré en qué condiciones se juega este año y esperaré a que se haga el sorteo del cuadro, entonces miraré los días en que juego e iré tomando decisiones día a día. Es bastante simple", declaraciones de un tipo que lo ganó todo pero que lo toma como algo normal, como vos en un torneo en el club... "Ganar una vez más Wimbledon es mucho decir, sería muy agradable, sobre todo por mi familia, mi equipo, mis fans, mi país, todo. La victoria haría que todo se proyectara más allá del propio registro o la estadística, porque lo realmente importante sería el efecto que tendría en las personas y no tanto en los libros de historia”.

El otro veterano del que hablamos al principio que también fue protagonista esta semana se llama Feliciano Lopez. A la misma edad que Federer y con carreras totalmente disimiles, el español se coronó en Queen's luego de caer la semana pasada en la final de Stuttgart. Las mejores semanas de su carrera, sobre todo por la última en Londres. Lean los rivales que tuvo que sortear: Wawrinka, Chardy, Berdych, Dimitrov y Cilic, uno detrás del otro en el mismo torneo. Feliciano se recibió de jugador de tenis de elite con casi 36 años y más presente que nunca. Top25 nuevamente, nadie querrá tenerlo enfrente en Wimbledon.

Lastimó con su servicio, con su slice y con su volea. Un jugador que podría jugar en cualquier época del tenis, triunfa en la actual en el más alto nivel y en la superficie más tradicional. Nunca campeón en un ATP500 lo logró en 2017 y de que manera. Sexto título para el toledano en su 17° final ATP, segunda en Queen's. Justamente en 2014 había cedido en el último partido ante Dimitrov al que pudo vencer en semifinales este año. De sus seis trofeos, tres son en hierba, más dos finales perdidas, un especialista. "Feli" despierta en una temporada magra en cuanto a resultados con pocos partidos ganados, pero en el césped Feliciano se hizo fuerte y volvió al triunfo. Semanas de ensueño.

Feliz, Feliciano Lopez expresó sus sentimientos en conferencia de prensa: "Diría que ésta es la mejor semana de mi carrera. Siento que estoy jugando mi mejor tenis. Resulta difícil creer que a los 35 años lo estoy haciendo, pero es la verdad. Ganar este torneo en esta etapa de mi carrera es algo increíble. Llevo esperando 15-16 años para ganar este título. Queen's es el mejor torneo del circuito fuera de los Grand Slams. La atmósfera que se siente aquí, la tradición que tiene, los jugadores que lo han ganado otros años... para mí, estar aquí sosteniendo este trofeo es la mejor sensación que podría tener. Esto me va a dar mucha energía para el resto de la temporada".

Daniel Vitale Pizarro