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02 septiembre 2020

A por todo y todos

Tuvieron que pasar más de cinco meses para que se reanudara el tenis profesional. Luego de varios calendarios provisorios cancelados, en Nueva York llegó el tan esperado día por jugadores y fanáticos del deporte. Bajo una 'burbuja' con protocolos estrictos y sin público para evitar el contagio del Coronavirus, se desarrolló el Masters1000 Cincinnati en Flashing Meadows, las mismas instalaciones en las que se disputará el US Open. El campeón aun no conoce la derrota durante esta atípica temporada que aunque se hayan disputado solo tres meses de competencia, no es para sencillo acumular veintitrés victorias consecutivas, veintiséis si contamos desde la Copa Davis a fines de noviembre 2019. Hablamos del número uno del mundo, el serbio Novak Djokovic.

Campeón de Copa Davis en Madrid la temporada pasada y de la inaugural ATP Cup en enero con Serbia; del Australian Open y Dubai, Djokovic llegaba a Cincinnati invicto pero con ciertas dudas tras el largo parate y luego del bochornoso 'Adria Tour', exhibición organizada por él y su equipo que no pudo completar su gira por los Balcanes ya que se sucedieron varios casos positivos de Covid-19, incluyéndose él y su mujer. Vapuleado por los medios de comunicación, las dudas de si podía mantener esa seguidilla de victorias se acrecentaron en Cincinnati luego de no disputar el dobles por dolores en el cuello y tomaron más fuerza aun a medida que pasaban los partidos con asiduos llamados al 'trainer' para tratar de apaciguar esos dolores. Pero Djokovic está hecho de otra cosa, aun no sabemos de qué.

Como si nada de eso le afectase en lo mental, se sobrepuso a todos sus rivales en Nueva York, incluso cuando fue superado tenísticamente. El balcánico encontró la manera de sacar adelante partidos comprometidos como ante Roberto Bautista Agut en semifinales (el español sacó 6/5 en el tercer set) y Milos Raonic en la final (el canadiense le arrebató el primer set 6/1). Nada fue suficiente para cortar su invicto. Tenísticamente cumplió. Físicamente no se mostró en gran forma con muchos 'medical time out' a lo largo de la semana por molestias en su cuello. Pero lo más importante, su fortaleza mental, le funcionó a la perfección, como casi a lo largo de toda su carrera. "Nole" no necesita jugar bien al tenis para ganar partidos o incluso títulos ATP, una de las grandes diferencias entre el Big3 y el resto.

Invicto desde noviembre 2019 y con la confianza por las nubes, apenas finalizado Cincinnati y a un día del inicio del US Open, el serbio lanzó una organización paralela a ATP e ITF llamada PTPA (Professional Tennis Players Association). Este nuevo organismo, apoyado por John IsnerVasek Pospisil y la gran mayoría de los participantes de Cincinnati fue creado con el objetivo de mejorar las condiciones de los tenistas, sobre todo del Top500. La falta de comunicación con los jugadores, la desproporcionada cantidad de dinero entre el campeón y el perdedor en primera ronda, un calendario interminable y obligatorio y la creación de la ATP Cup (enero) apenas modificada la Copa Davis (noviembre), son los principales motivos por los cuales Djokovic y compañía alzan su voz.

A pesar de ser el centro de atención durante estos meses, Djokovic sigue centrado en romper todo récord que se le presente. Hace rato que Novak se mantiene enfocado solo en los grandes eventos y la prueba de ellos está en que no gana un ATP250 desde junio 2017 (Eastbourne): “Solo intento disfrutarlo y abrazar el proceso. Cuánto tiempo va a durar este viaje y qué tipo de legado voy a dejar atrás… eso depende de otra persona, que lo juzgue realmente. Pero estoy tratando de hacer mi mejor esfuerzo. Obviamente, con los objetivos y ambiciones que tengo en la pista, quiero jugar mi mejor tenis en eventos de Grand Slams y Masters1000. Eso es en lo que me estoy concentrando ahora. Y también fuera de la pista, tratando de aprovechar al máximo la energía que he conservado”.

Daniel Vitale Pizarro
@DanivipiTenis

03 febrero 2020

El soberano







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El dedo indice derecho le parte la boca al medio. Ese mismo dedo se desprende de los labios y señala a su equipo de trabajo, sin esbozar una sonrisa. Se gira y alza los brazos mirando al público. Ahora sí sonríe. Novak Djokovic era campeón del Australian Open por octava vez en su carrera tras batallar durante cuatro horas ante Dominic Thiem. Hace un tiempo que sus festejos no son eufóricos ni de una descarga emocional grande, sino recordemos su último grande conquistado y su celebración, más un desafío para con el público presente que un festejo en sí. El serbio va por la historia grande de este deporte y no escatima a la hora de hablar: quiere ser el más grande de la historia. A día de hoy, nada parece que pueda detenerlo.


A contramano de sus rivales de siempre, políticamente correctos a la hora de sus aspiraciones en el deporte, anteponiendo el competir por sobre todas las cosas y la humildad a la hora de sus preocupaciones con el mundo, "Nole" no se esconde ni peca de falsedad cuando le preguntan por su razón de ser en el deporte de la raqueta. Él tiene un objetivo claro desde la temporada 2015/2016: ser el más grande de todos. Todos juegan para ganar, los grandes campeones juegan para quedar en la historia. Pero no queda bien gritarlo a los cuatro vientos, la falsa modestia tiene más adeptos en el mundo del marketing que la arrogancia, algo que Djokovic se niega a promulgar.

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Por si quedaba alguna duda, el propio Djokovic aclara su visión: "A estas alturas de mi carrera, los Grand Slams son los títulos a los que más valor les doy. Son aquellos que priorizo. Antes de que comience la temporada, intento ajustar mi estado de forma para estos torneo, donde intento estar a mi nivel más alto de tenis, mental y físico. Los Majors son el motivo por el que principalmente sigo compitiendo y jugando una temporada completa, intentando conseguir ser el mejor de la historia. Ese es otro objetivo. Estoy en una gran posición ahora mismo y esto ajusta todo de cara al resto del año. Ganar el primer gran título del año supone una inyección de confianza. Pase lo que pase, habrá sido una temporada exitosa".
Pero volvamos al Djokovic jugador. Poco tiene esta versión 2020 a las versiones 2011 o 2015, cuando arrasaba con todo, estableciendo dos de las mejores temporadas de la Era Abierta de un tenista en particular. Desde su retorno a los primeros planos luego de su lesión en el codo y pérdida de motivación tras obtener en 2016 el Grand Slam de corrido (Wimbledon 2015 - Roland Garros 2016), el balcánico se convirtió en un jugador de grandes torneos y ya no de un año entero. La edad, la familia y el hacer historia, generaron ese cambio de enfoque que le permitió estar al 100% físico, mental y tenístico en los Grand Slams, los torneos que determinan que tan bueno eres como tenista integral y los que quedan grabados a fuego en la memoria colectiva.







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Está claro que la mentalidad es el punto más fuerte de un tenista profesional, lo que hace la diferencia entre un gran campeón, un gran jugador y un Top100. Hoy en día todos son atletas, físicamente superdotados, con una potencia en sus golpes nunca antes experimentada en el deporte, producto del avance en los cuidados del cuerpo, la alimentación y la medicina. Básicamente son 'superhumanos' con una raqueta en sus manos, que golpean una pelota de tenis a 200km/h durante cuatro horas de partido a una intensidad brutal. La mayoría logra ese combo de cosas indispensables para la competencia actual, pero lo que no alcanzan es un nivel mental que les permita diferenciarse del resto.
Y ahí está la diferencia. Aguantar, esa palabrita predicada por el tío de Rafa, tan simple de pronunciar pero tan difícil de implementar, que simplifica un concepto tan complejo de realizar. El no rendirse jamás ante las adversidades (físicas, mentales o técnicas), el siempre dar algo más de lo que el mundo espera de ti y el aprender a manejar las frustraciones y transformarlas en una motivación para mejorar (en un partido, temporada o carrera deportiva). La capacidad de manejar las emociones sin permitir que nuble la vista o tiemble el pulso es un talento al alcance de muy pocos tenistas en la historia. Novak Djokovic es uno de ellos, de los que rinden bajo presión mejor que si no lo estuvieran,  de esos jugadores que veremos pocas veces en nuestras vidas.

"Ajde!" The Movie from Zuzanna Szyszak on Vimeo.

El trabajo mental de Djokovic no fue de un día para otro, ha sido una construcción personal y profesional desde pequeño, en una Serbia convulsionada por la 'Guerra de los Balcanes' y que con el correr de los años, su mente se fue fortaleciendo y forjando hasta su transigencia actual: "Yo crecí en Serbia, en un momento difícil de mi país donde teníamos que hacer cola para comprar pan, agua y cosas básicas en la vida. Ese tipo de cosas te hacen más fuerte en lo que sea que decidas hacer en tu vida. De ahí mi fundación (Novak Djokovic Foundation), porque vengo de no tener nada, en una vida difícil. Eso me hace recordar de dónde vengo, me inspira y me motiva".
La victoria en Oceanía trajo consigo una catarata de récords. Los más importantes fueron el retorno al N°1 ATP (276 semanas) y el Grand Slam N°17 a los 32 años, un año menos que Rafael Nadal y seis por debajo de Roger Federer, los protagonistas principales del circuito de los últimos quince años y con los que pelea por ser el más exitoso de siempre. El serbio es el mejor en pistas duras, el español en arcilla y el suizo en césped. Cada uno ostenta pergaminos para ser considerados como el mejor de todos, una decisión que cada fanático defenderá con argumentos válidos y que los especialistas determinarán cuando los tres hayan dejado el tenis profesional. Pero para eso falta mucho...

Daniel Vitale Pizarro

04 noviembre 2019

Dudas despejadas


El número uno del mundo fue campeón en el Masters1000 París sin ceder sets pero horas después amaneció como número dos ATP. Novak Djokovic perdió la primera posición del escalafón mundial a pesar de haber ganado cuatrocientos puntos más que la temporada pasada en Bercy ya que el puntaje que otorga el Masters desaparece una semana antes del torneo junto con el último M1000. El motivo de esta quita inusual de unidades antes de 'defenderlas' es para que al certamen de final de temporada acudan los ocho mejores jugadores con los puntos conseguidos durante 2019 y no de los últimos doce meses, como ocurre en el 99% de los torneos.


Desde que el balcánico se retiró del US Open por dolores en el hombro izquierdo, la sensación en los torneos posteriores en los que participó eran de dudas por su estado de salud. Semanas después, el propio jugador se encargó de despejar esas especulaciones siendo campeón en Tokio y París, no sin antes mencionar en cada conferencia de prensa, que no estaba al 100% físicamente. La derrota en cuartos de final en Shanghai sumado al gran año de Rafael Nadal, sin perder antes de semifinales en once de sus doce torneos de 2019, hicieron que perdiese el N°1 ATP, puesto que podrá recuperar durante el Masters de Londres, pero que no depende de sí mismo para lograrlo.
El serbio sabe que no será fácil volver a la cúspide del tenis pero tiene claro que es una de sus prioridades, a día de hoy la más importante: “Obviamente terminar por sexto como N°1 ATP  es una motivación para mí, un objetivo de cada día, uno de los objetivos más importantes que puedo tener a nivel profesional, al igual que ganar tantos Grand Slams como sea posible o luchar por ser el número uno del mundo el mayor tiempo posible. Ahora no es momento de hablar de predicciones, ya que no sería real. Tengo que esperar a Londres y ver si puedo alcanzarlo”. Finalizar N°1 ATP significaría sobrepasar a Roger Federer y Jimmy Connors, ambos con cinco temporadas al tope de la lista de entradas, e igualaría a Pete Sampras, aunque la hazaña del norteamericana haya sido en años consecutivos...


Pero como sucede cada vez que un miembro del "Big3" se acerca a las instancias finales de un torneo, los estadígrafos se frotan las manos porque los récords se rompen a la orden del día. Djokovic igualó la cantidad de títulos ATP conseguidos por John McEnroe (77) y quedó a un Masters1000 de Nadal (35), en una batalla mano a mano entre serbio y español. El nacido en Belgrado superó por primera vez a sus pares en la lucha por ganar más "Grandes Torneos". Entre Grand Slams, Masters1000 y el Masters, acumula 55 cetros, uno más que sus colegas, en una frenética competición en la que no cabe lugar para otro, una década cuasi monopólica de las citas más importantes del circuito ATP.

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Novak se tomó un tiempo para reflexionar sobre su quinto título en París y lo que significa un trofeo ATP más: “No nos olvidemos que esta victoria no debe considerarse como algo normal, común. Es un privilegio levantar grandes títulos, una de las principales razones por las que todavía sigo jugando a nivel profesional. Amo el tenis, me encanta entrenar, estar en el circuito, ser profesional, participar en los eventos importantes, todo esto te cambia la vida. Tienes que adaptar tu estilo de vida por completo para tener una pequeña oportunidad de triunfar. Hasta ahora he tenido el privilegio de contar con el apoyo de toda mi familia y mis seres queridos, porque se necesita un equilibrio tanto dentro como fuera de la pista. Necesito recordar esos preciosos momentos porque ahora soy padre y las cosas han cambiado en términos de prioridades, en lo que realmente me importa más de la vida”.

Daniel Vitale Pizarro

15 julio 2019

La historia en juego


"No sé si es peor perder así que por un triple 6-2. Creo que al final eso no importa. Podría sentirme decepcionado, triste o enfadado. No sé cómo me siento ahora. Lo que siento es que ha sido una increíble oportunidad perdida. No puedo creerlo", fueron las primeras palabras de Roger Federer en conferencia de prensa luego de perder 7/6 1/6 7/6 4/6 13/12 la final más larga de la historia de Wimbledon ante Novak Djokovic. El suizo que cumplirá 38 años dentro de tres semanas, tuvo el partido en sus manos cuando sirvió 8-7 40-15 en el quinto set. Sin primeros servicios, un error con su derecha y un passing fantástico de su rival impidieron que el helvético fuera campeón por novena vez. Esfumados los match points, el partido se definió en el debut de la muerte súbita en 12-12 luego de 4h 57m.


Partidos tan igualados no ofrecen una explicación táctica o estadística clara de porqué ganó uno u otro, la diferencia en estos casos es mental. Más allá de los tiros ganadores, errores no forzados o break points concretados o desperdiciados, lo que determina al ganador es cómo enfrentan los momentos importantes del partido. Aprovechar las oportunidades creadas se transforma en algo vital para salir airoso de las situaciones complejas. Djokovic ganó los tres tiebreaks que se disputaron sin cometer errores no forzados (Federer 11) y levantó dos bolas de partido con el saque de su rival, impecable en los momentos donde el brazo se tensa y la cancha se achica. Novak devolverá genial y será físicamente dotado, pero su mejor cualidad es su mentalidad. Sus ojos se transforman en los de un depredador cuando tiene a su presa y su instinto de supervivencia es el de un felino salvaje.
Su dominio absoluto en el circuito en varias temporadas no tiene parangón, y toma mayor relevancia aun porque durante esos periodos, Federer y Nadal ya eran grandes campeones. A diferencia de Roger y Rafa, que dominaron antes de que Novak sea N°1 ATP, el nacido en Belgrado tuvo que luchar contra dos colosos en su esplendor y no solo los superó, sino que los dominó. Ejemplo de ello son las temporadas 2011, 2015/2016 y 2018/2019. De un historial parejo ante ellos (54-48), en estos periplos el serbio los aplastó: 29 triunfos y 6 derrotas. Números que reflejan su superioridad frente a los preferidos de los aficionados y de los medios especializados.
"Nos complementamos, nos hacemos crecer y evolucionar unos a otros. Ellos dos probablemente sean una de las razones más importantes por las que todavía compito a este nivel. El hecho de que hayan hecho historia en este deporte también me motiva, me inspira a tratar de hacer lo mismo y lograr más. No se si podré hacerlo. No considero la edad como una restricción de ningún tipo, lo que dije en la cancha, realmente lo dije en serio: Roger realmente me inspira con su esfuerzo a su edad. Los récords no dependen solo de mí mismo, dependen de las circunstancias de la vida. Además no soy solo un jugador de tenis, soy padre y marido. Tienes que equilibrar las cosas. Obviamente, necesitas tener las circunstancias correctas y el apoyo adecuado para que las cosas se desarrollen de la manera correcta", daba su parecer el cinco veces campeón de Wimbledon sobre varios temas relacionados con el Big3.
Muchas veces, para conocer cuánto significa una victoria para un jugador, hay que prestar atención al festejo en cancha del ganador. Así como Nadal celebró como si hubiera sido campeón en segunda ronda ante Nick Kyrgios, el particular festejo de Djokovic dejó mucha tela para cortar. "Nole" no gritó ni levantó los brazos ni se tiró al césped. El balcánico se regocijó en la Cancha Central de Wimbledon luego de competir casi cinco horas ante Roger Federer, el favorito indiscutido del público, y desafió a todos los presentes, incrédulos, mirándolos a los ojos, al mejor estilo Cristiano Ronaldo. Masticó un poco de hierba y se golpeó el corazón. El N°1 del mundo no solo le ganó a Federer, también 'derrotó' a todos los presentes.
"Tuve el partido más exigente físicamente contra Nadal en la final del Australian Open 2012 que duró casi seis horas. Pero mentalmente este, con Federer enfrente, en Wimbledon y salvando bolas de partido, fue un nivel mental diferente". Campeón de cuatro de los últimos cinco Grand Slams, Novak Djokovic va por todo y no tiene reparos a la hora de expresarlo. Hace rato que dejó de ser el tercero en discordia para pelear por ser el más ganador de la historia. El serbio es el anti-héroe, el que vino a romper esa estabilidad entre Roger y Rafael, el que reúne cosas de ambos pero que no es similar a ninguno, el más atlético de todos y el menos querido por el público de los tres.

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Quizás justamente por eso sea el "odiado", por venir a romper esa dualidad a la que los seres humanos nos apegamos en el deporte y en la vida, despreciando siempre a un tercero. Piensen en política, en fútbol o en cualquier ámbito: siempre la disyuntiva es por dos, no por tres. "Nole" es ese tercero, que hace todo lo posible por ser querido como los otros dos pero que no le alcanza ni le alcanzará. Solo le quedará superarlos en números y récords para que los eruditos del deporte, luego de retirados, lo ubiquen por encima de todos. Mientras tanto deberá luchar contra la antinomia Federer-Nadal hasta el final de su carrera.

Daniel Vitale Pizarro

20 mayo 2019

El candidato eterno







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Semifinal en Monte Carlo, Barcelona y Madrid. Desde 2004 que Rafael Nadal no llegaba al último Masters1000 sobre polvo de ladrillo sin ser campeón ATP. Su último título fue en agosto 2018 en el M1000 Toronto. En 2019, lo mejor había sido fuera de la arcilla, en el Australian Open en donde fue apabullado por Novak Djokovic en la final 6/3 6/2 6/3. Entre malos rendimientos, lesiones y declaraciones poco felices como "probablemente jugué uno de mis peores partidos en clay en catorce años", luego de perder ante Fabio Fognini en Mónaco, el español llegaba a Roma con las alarmas prendidas pero con la actitud de siempre.
La protagonista de la semana fue la lluvia. Una Roma fresca y lluviosa recibió a los mejores jugadores del mundo durante siete días, de los cuales varios estuvieron invadidos por el agua. Tanto llovió que muchos jugadores tuvieron que disputar dos partidos de singles y uno de dobles en el mismo día, rememorando la época de Juniors. A falta de una cancha techada en el Foro Itálico, la organización se vio obligada a programar 51 partidos para el jueves, una cantidad récord para un torneo de estas características. Entre los perjudicados estaban Federer, Djokovic y Nadal, esta vez forzosamente no beneficiados.
Sin la lluvia como actriz principal, Djokovic y Nadal disputaron sus partidos del día sin mayores inconvenientes, al contrario de Federer que tuvo que batallar ante Borna Coric en el turno noche para acceder a cuartos de final, instancia a la que el viernes no se presentó por molestias en su pierna derecha. "Rafa" siguió con su paso arrollador hasta la final del certamen dejando en el camino apenas trece games, incluidos tres 6/0 y dos 6/1. Del otro lado del cuadro, "Nole" sufrió ante Juan Martín Del Potro durante 3h 01m (levantó dos MP) y luchó contra Diego Schwartzman en 2h 31m, partido que finalizó a la una de la mañana de Italia.


Al borde de los 33 años Rafael y de los 32 Novak, la desventaja física por el trajín de cada uno fue la que definió el resultado final, algo que pocas veces en sus carreras ha determinado al ganador. El partido no tuvo equivalencias, salvo por un intento de remontada del N°1 del mundo que sacó energías de donde nadie sabe para llevar el encuentro a un tercer set. Pero el resultado final no iba a cambiar. Más allá de la merma física de su rival, el mallorquín fue superior en todo. Tácticamente inteligente, variando su juego con pelotas irrisoriamente altas para desenfocar a su adversario y cambios abruptos de velocidad, se llevó el encuentro por 6/0 4/6 6/1.

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"Es verdad que el calendario se puede mejorar pero hoy no jugué mi mejor tenis. Rescato que a pesar de eso, pude luchar. Rafa ha sido demasiado fuerte, su nivel fue muy alto. Siempre trato de respetar la victoria de mi rival pero yo no estaba fresco de piernas. Jugué los últimos tres partidos por la noche y las condiciones son completamente distintas a las de hoy", declaraba Djokovic, algo molesto con la organización del torneo y por la mala suerte a causa de la lluvia y de sus partidos nocturnos. A pesar de la derrota, las sensaciones tenísticas son positivas de cara a Roland Garros. Nueve finales en Roma, 49 de Masters1000 y 107 totales ATP es algo de lo que muy pocos pueden presumir.
La rivalidad entre Nadal y Djokovic es la más extensa de la Era Abierta. 54 veces se vieron las caras con un historial levemente favorable al nacido en Belgrado 28-26. De todos esos enfrentamientos, la primera vez que hubo un 6/0 para cualquiera de los dos fue en Roma hace unas horas. En la capital italiana se enfrentaron ocho veces con un saldo positivo en favor del mallorquín (5-3), similar al porcentaje de victorias en finales ATP sobre tierra (7-4). El título fue el 81 en la carrera de Rafael, 58 sobre arcilla, 34° M1000 y 11° en Roma, récords absolutos estas últimas tres marcas, una auténtica hegemonía total en la superficie más lenta del circuito.
"Para mí, lo más importante es sentirme jugando bien y con salud, con la energía que necesito. Si eso sucede, la experiencia me dice que, tarde o temprano, voy a luchar por los títulos. Lo principal para mí fue recuperar mi nivel. Las últimas semanas he ido a mejor, y aquí estamos finalmente con este gran trofeo conmigo”, analizaba el campeón de Roma sobre su temporada sobre tierra batida, que como todo gran campeón, a medida que se acercan los grandes acontecimientos, juega mejor. A una semana del objetivo principal de su temporada, Nadal está listo para afrontar el desafío de la duodécima corona en París. ¿Alguien podrá detenerlo?

Daniel Vitale Pizarro