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10 febrero 2020

Oportunidad aprovechada


Jiri Vesely no es de los jugadores ATP más conocidos. A pesar de ausentarse del Top100 solo siete semanas entre julio 2013 y mayo 2019 (no más allá del 109°), sus buenos resultados a nivel Challenger y su título ATP en Auckland 2015 pasaron desapercibidos, en una década en la cual los checos protagonistas fueron Tomas Berdych y Radek Stepanek. Incluso Vesely fue partícipe de la consagración de República Checa en la Copa Davis 2013, año del bicampeonato de Chequia. Hoy, cinco años después de ganar su único trofeo ATP y fuera del Top100 desde mayo 2019, aprovechó en Pune la carencia de jugadores de ranking alto (un Top60 en cuadro principal) y se consagró campeón en India para recuperar el estatus de Top100 que todo tenista anhela.
"Tengo el juego. Tengo el poder para ganar. Necesito concentrarme en mí mismo, en mi juego y en mi servicio. Tengo la ventaja por haber jugado dos finales antes y él ninguna. Mañana veremos como me va", decía el zurdo de 198cm de altura previo a disputar su tercera final ATP, definición a la que accedió luego de levantar seis puntos para partido en sus encuentros de cuartos de final (2) y semifinales (4). Del otro lado de la red estaba el bielorruso Egor Gerasimov (90°), debutante en finales del circuito principal a los veintisiete años de edad, otro jugador poco conocido para el público no fanático del deporte de la raqueta.
Entre quiebres y contraquiebres, todo se definió en un tercer set en donde la experiencia pesó y Jiri Vesely (107°) se adjudicó su segunda corona ATP gracias a su potente servicio (26 aces en la final, 94 totales), un confiable revés y esa constante presión desde el fondo de la pista a la que intenta someter a sus rivales: "Ha sido una semana muy larga, especialmente en los últimos tres días. La clave ha sido mantener la calma cuando las cosas iban mal. Hay que intentar mantener tus armas y creer que no tienes nada perdido por muy mal que estén yendo las cosas. En la final volví a tener algo de suerte, creo que hubo algo especial en el aire. Realmente sentí el apoyo, fue increíble", declaró el checo que amanecerá 72° ATP, aun lejos del puesto 35° que ostentó en 2015.


Interesante lo que mostró Gerasimov esta semana. A pesar no vencer a jugadores de fuste, el nacido en Minsk desplegó un tenis ofensivo con subidas a la red, cambios de ritmo y tiros cortados que generaron aplausos de la grada. No abundan los jugadores que intentan diferenciarse del resto con una propuesta de tenis superadora, no abusando del tenis desde el fondo de la pista y con variantes técnicas o tácticas. En un circuito cada vez más monótono con jugadores altos, fuertes y agresivos, producto de la velocidad a la que se juega y de los materiales que lo permiten, el físico se volvió indispensable por lo que no queda lugar para la calidad del juego.
¿Cuantos se animan a ir a volear con asiduidad o golpear un slice que no sea defensivo? ¿Alguno hace del drop shot un tiro táctico? En el contexto del tenis actual, Egor es una bocanada de aire fresca para el Top100, siempre y cuando mantenga este nivel y sea un asiduo actor secundario en los torneos ATP. "En primer lugar, estoy feliz por mi juego, creo que estaba jugando bastante bien y, por supuesto, en segundo lugar, porque es mi primera final ATP. No esperaba estar en la final, pero estoy tratando de hacerlo lo mejor posible en cada partido, paso a paso. Mi plan fue darlo todo, hasta el último punto, sin pensar en tu rival para que no me invadan los nervios", fueron las palabras de un satisfecho y feliz Gerasimov, que no esperaba este resultado en Asia.


El campeón no era noticia en el tenis desde su victoria ante Novak Djokovic (1°) en Monte Carlo 2016, semanas antes de que el serbio gane su único Roland Garros, su primera victoria ante un Top10. En India no derramó lágrimas como en Mónaco pero la felicidad y satisfacción de volver a ser el mejor en un certamen ATP no se la quitará nadie. El exnúmero uno el mundo Junior ITF 2011 (campeón Australian Open y finalista US Open) intentará en 2020 no pasar desapercibido y volver a ser noticia como durante esta semana para ubicarse Top50, su objetivo en el corto plazo. Sabe de triunfos ante Top10 en grandes escenarios (Thiem y Zverev en Wimbledon), solo queda ver con que asiduidad es capaz de repetir esas actuaciones.

Daniel Vitale Pizarro

19 enero 2020

Recambio francés


El Top500 ATP dice que Francia cuenta con diez jugadores menores de 22 años. Entre ellos, el mejor rankeado es uno de los que menos se esperaba. Ugo Humbert (18° ITF Junior) no tuvo el palmarés como Juvenil de Hugo Gaston (1°), Geoffrey Blancaneaux (5°) o Corentin Moutet (7°) ni a la prensa francesa detrás de él, algo muchas veces contraproducente para un tenista en formación. El actual 43° ATP, quinta raqueta francesa, irrumpió en el circuito ATP en 2019 con tres semifinales ATP250 a lo largo de la temporada pero por sobre todas las cosas, el mundo del tenis lo conoció al enfrentarse en octavos de final de Wimbledon con Novak Djokovic en su primera participación en un certamen de césped del circuito principal.
La semifinal en Marsella 2019 (Kukushkin) fue su primer resultado resonante como profesional, en su país y bajo techo. Luego llegó la segunda semana en Wimbledon (Djokovic) y otras dos semifinales en Newport (Isner) y Amberes (Murray). Además de los buenos resultados en el circuito mayor, fue campeón en los Challengers de Cherbourg, Estambul y Brest. Top50 a los veintiún años recién cumplidos, Humbert dejaba por completo el nivel Challenger para asentarse en los ATP, evitando incluso las clasificaciones. El zurdo con revés a dos manos nacido en Metz ingresó al Masters #NextGen 2019 en las últimas semanas y se llevó un triunfo en la zona de grupos ante el campeón Jannik Sinner.


La progresión del francés era muy buena y los objetivos para 2020 habían cambiado con respecto a enero de 2019, temporada que había iniciado fuera del Top100 (102°). Con la mente puesta en el Australian Open, se inscribió en dos torneos previos al primer Grand Slam del año: el Challenger de Canberra (trasladado a Bendigo por el humo de los incendios australianos) y el ATP250 en Auckland (Nueva Zelanda). En el primero cayó en octavos de final y en el segundo fue campeón. Sí, contra todo pronóstico y tras trastabillar ante Denis Kudla (115°) en sets corridos unos días atrás, en Auckland venció a tres Top25 (ShapovalovIsner Paire) para ser el mejor de la semana en su primera definición ATP.


"Trabajo duro. Estoy muy concentrado. Solo trato de continuar y tratar conmigo mismo. Es más importante centrarme en mi propia carrera en lugar de mirar a mi alrededor”, declaraba Humbert meses atrás en Milán, mientras disputaba las finales para menores de veintiún años. Tan emocionado como feliz, Ugo recibió el trofeo noezelandés y entre nervios y agradecimientos, tuvo tiempo para bromear por sus victorias: “Es un torneo de revancha porque había perdido contra cuatro de los cinco jugadores con los que jugué esta semana (risas). Es un gran logro para mí y no podía soñar con un inicio de temporada mejor".


Alto (188cm), con golpes francos y no tan liftados como sus compañeros de generación gracias a sus empuñaduras no tan cerradas, su servicio variado y por encima de los 210km le responde con suficiencia, pero lo más importante es su mentalidad. Sin un tenis explosivo ni potente por naturaleza, su actitud positiva en todo momento y su búsqueda del tiro ganador sin desesperación lo convierte en un jugador difícil de batir, principalmente en superficies rápidas gracias a que sus golpes planos le quitan tiempo a sus rivales. Su condición de zurdo no es un dato menor en un circuito que cuenta con apenas un 14% de jugadores Top100 que empuñan la raqueta con la mano izquierda.

Daniel Vitale Pizarro

13 enero 2020

Doha le sienta bien


La Copa ATP acaparó todas las miradas durante la primera semana del calendario tenístico profesional. El nuevo evento anunciado con bombos y platillos por la ATP para competir contra la Copa Laver y la Copa Davis estuvo en boca de todos y no era para menos. Disputado en Australia durante la gira previa al Australian Open, en tres sedes diferentes, con un formato de equipos y la presencia de ocho Top10 y treinta y nueve Top50, generó un gran interés de las aficionados y de la prensa especializada. El gran evento, sumado a la desgracia ambiental australiana y las campañas mundiales de solidaridad por los incendios en el continente, casi no dejó espacio para que se hablara del ATP250 Doha en Qatar, durante la misma semana, en otro continente y sin Top10.
Qatar alojó históricamente al mejor ATP250 del calendario. La gran cantidad de dinero repartido de manera oficial, las cuantiosas garantías a los jugadores estrella y la ubicación en el calendario le permitía al torneo contar con los mejores tenistas del mundo, a pesar de ser un ATP250. Para dimensionar la importancia del evento, llegó a tener cinco Top10 en sus filas, una cantidad difícil de ver en muchos de los trece ATP500 del circuito. Por esas cosas fue elegido el mejor ATP250 de 2019, galardón que recibió en tres ocasiones en los últimos cinco años. Disputado desde 1993, han ganado el trofeo Becker, Edberg, Courier, Ríos, Federer, Murray, Djokovic y Nadal, ocho números uno ATP...


Lejos de lamentarse, el certamen catarí se puso manos a la obra y contó con la presencia de Stan Wawrinka (16°), Andrey Rublev (23°), Jo-Wilfried Tsonga (29°) y Milos Raonic (31°) como cabezas de serie, acreedores de una buena cantidad de petrodólares. Los dos principales favoritos alcanzaron las semifinales pero solo Rublev alcanzó la definición del torneo porque Wawrinka se vio sorprendido por el francés de veinte años, proveniente de la clasificación, Corentin Moutet (81°). El joven zurdo, exnúmero siete ITF Junior y con apenas un puñado de partidos ATP antes de 2020 (8-21) disputó siete partidos en nueve días con victorias resonantes ante Raonic, Verdasco y Wawrinka.


El ruso cumplió con las expectativas que la organización puso sobre él. Se llevó el título de Doha sin ceder sets, a modo de revancha de la edición 2018 cuando Gael Monfils le impidió ganar, por entonces, su segundo trofeo del circuito principal. Umag 2017, Moscú 2019 y Doha 2020 son los ATP que acumula Andrey en cinco finales disputadas, al menos una por año desde 2017. Su ranking dice que será 18° ATP, su mejor posición histórica y lo que permitirá que Rusia sea el único país con tres jugadores dentro del Top20: Medvedev (4°), Khachanov (16°) y Rublev (18°). El potente diestro con estirpe de Top10, sorprende por su potente derecha y por el ruido que hace la pelota al salir despedida de su raqueta.
Rublev decidió iniciar la temporada bien temprano con la exhibición en Abu Dabi en diciembre. Sin vacaciones, viajó a Doha los primeros días de enero: "No me preocupa nada la falta de descanso. Ya estuve una semana sin competir antes de ir a las Finales de Copa Davis en Madrid y no siento que necesite nada de reposo. Quería mantener las buenas sensaciones con que acabé 2019 y aprovechar estas semanas para trabajar duro en algunos aspectos. Mi mayor margen de mejora se encuentra en el aspecto mental. Siento que he progresado en los últimos tiempos pero sigue habiendo una diferencia abismal respecto a los mejores. Si logro ser más consistente y fuerte mentalmente creo que mi nivel subirá mucho".
El número tres ruso decidió no acudir a la ATP Cup ya que sería suplente de Medvedev y Khachanov en los individuales, con la firme posibilidad de no disputar ningún encuentro y llegar al Australian Open casi sin rodaje previo. No muy contento con el sistema de clasificación de la Copa ATP, junto a su equipo de trabajo y su entrenador, el español Javier Vicente, decidieron viajar a Qatar sabiendo que el cuadro carecería de estrellas: "No me arrepiento de haber venido a Doha, pero hubiese gustado disputar la ATP Cup. Creo que deberían cambiar algo porque no es justo. El 900° o 1000° ATP son singles N°2 y juegan por los puntos, puntos que son completamente como un nuevo torneo (19° torneo computado anual). No creo que sea el único que piense así, así que veremos cómo seguirá".

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Más allá de las críticas contra la ATP CupRublev no olvidará esta semana en Doha: "Es asombroso este torneo. Siempre estoy muy feliz de jugar aquí. Siempre disfruto mi tiempo aquí y finalmente ganar el título es algo especial para mí. Es un comienzo de temporada increíble para mí y espero poder mantener este nivel. Todavía hay mucho por trabajar, pero estoy feliz de convertirme en un jugador Top20. Creo que esta es una buena parte de mí, que todavía tengo mucho espacio para mejorar. Quiero intentar llegar a mi máximo y luego veremos qué va a pasar". Sin vacaciones ni descanso, el lunes se desplazará a Adelaida, una decisión arriesgada en cuanto a la físico de cara al primer Gran Slam de la temporada.

Daniel Vitale Pizarro

21 octubre 2019

Diamante en bruto







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Tres años pasaron desde que Denis Shapovalov se mostró al mundo en el Masters1000 canadiense. Aun está en el recuerdo de los fanáticos el partido en Montreal 2017 frente a Rafael Nadal cuando con dieciocho años derrotaba al español ante la atónita mirada del estadio y del mundo del tenis. Un zurdo de melena rubia que disputaba el certamen gracias a una invitación, eliminaba primero a Juan Martín Del Potro y luego al Rafa Nadal (2°). Suelto y sin nada que perder, su tenis explosivo fluyó y terminó regalándole al público local una semana que nadie imaginó. 143° del mundo en ese momento, comenzaba ese año una carrera ascendente y precoz, que asombraba a todos por la espectacularidad de sus tiros y el desparpajo para disputar los encuentros importantes.


Campeón de Wimbledon Junior, finalista en dobles y N°2 de la categoría en 2016, a Shapovalov no le costó la transición al profesionalismo como a tantas otras estrellas juveniles. En 2017 finalizó la temporada como 51° ATP y en 2018 terminó 27° ATP. Siempre en ascenso, en abril de 2019 tocó el Top20 (20°) antes de cumplir los 20 años, un presagio de lo que vendría unos meses después. Pero no todo es alegría para el talento nacido en Tel Aviv (Israel). A pesar de un constante ascenso en el ranking ATP y de muy buenas victorias, una racha de siete semifinales ATP perdidas hacía mella en su brillante progresión ya que era el único de su generación que no había alcanzado una definición ATP.







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Todos sabían que era cuestión de tiempo para verlo alzar un trofeo ATP pero la confianza en un tenista es todo, más aun si el jugador es joven y talentoso, con todo un país detrás que espera que cruce esa barrera ya. Y el día llegó. La octava fue la vencida. En Estocolmo no solo accedió a la final sino que la ganó con solvencia y claridad, una muestra de autoridad ante Filip Krajinovic (6/4 6/4) que también buscaba su primera corona en el circuito principal (0-3). Concentrado en presionar constantemente a su rival sin dejar de lado algún tiro para deleite del público, Denis dominó al serbio y se quitó ese peso de encima que genera amenazar con un buen torneo pero no concretar con un trofeo.
¿Cuanto cambió de ese chico que accidentalmente lastimó al juez de silla luego de un involuntario pelotazo, fruto del enojo por perder su servicio en Copa Davis ante Gran Bretaña en febrero de 2017? La respuesta es casi todo. Su facilidad para generar tiros ganadores se mezclaba con su desorden táctico, sin paciencia para trabajar el punto. La casi nula cosecha de victorias en la temporada de arcilla y césped (2-9) lo hizo volver al trabajo a conciencia y replantearse hacia donde iba su carrera y cómo. El inicio del verano norteamericano fue el puntapié para volver a tomar confianza y Estocolmo pudo ver en su esplendor al diamante en bruto canadiense, que a pesar de no enfrentar a rivales de fuste, no cedió ningún set y pudo romper el maleficio de las semifinales ATP perdidas.
Nacido en Israel, hijo de padre ruso, madre israelí, canadiense desde su primer cumpleaños y residente en Bahamas, "Shapo" reúne un cóctel de nacionalidades, idiomas y culturas poco común en una familia tipo. El pequeño Denis comenzó a jugar al tenis a los cinco años en el club donde trabajaba su madre como entrenadora. Más adelante Tessa (madre) abrió un club llamado "Tessa Tennis" donde le dio forma a su hijo durante la adolescencia, lugar donde entrena cuando no está compitiendo. El prodigio despuntó rápidamente, asombrando a propios y ajenos desde los ocho años. El tiempo pasó y los resultados acompañaron el desarrollo de Shapovalov hasta ser campeón por primera vez de un torneo ATP en Estocolmo, el primer paso de un tenista que no tiene techo.


Pendiente de su país, con intereses que van más allá de su éxito personal en el tenis,
Denis Shapovalov habló en conferencia de prensa en Suecia: "Me invade una gran felicidad. Estoy muy orgulloso del trabajo que hemos hecho junto a todo mi equipo y que me ha permitido ganar este torneo. Estocolmo tiene una gran historia. Me ha sorprendido comprobar que empezó a celebrarse el año que nació mi madre (1969) y ver mi nombre en el palmarés junto al de grandes campeones históricos me hace muchísima ilusión. Me dije a mí mismo que debía ser agresivo e ir a por el partido. Tuve paciencia para no desesperarme por las oportunidades perdidas al resto y permanecí con actitud positiva y luchadora hasta que conseguí el break. No puedo estar más feliz".


Daniel Vitale Pizarro