03 marzo 2019

Admiración mundial


Milán (Italia), febrero de 2001. Roger Federer, un joven prometedor de diecinueve años ganaba su primer título ATP sobre la ya extinguida moqueta (carpeta) cubierta. Pelo largo atado, granos en la cara y enfados constantes que terminaban en raquetas destruidas o derrotas sin oponer resistencia era el perfil del helvético en sus primeros años como profesional. Durante 2001 comenzó a cambiar su actitud dentro de la cancha y de a poco fue convirtiéndose en lo que todos conocemos. Ni el más optimista de los optimistas hubiera imaginado que dieciocho años después, ese chico tan talentoso como rebelde ganaría CIEN títulos ATP y sería considerado uno de los tenistas más grandes de la historia, sino el más.




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Las tres cifras, que solo alcanzó Jimmy Connors (109), las consiguió esta semana en el ATP500 Dubai. Siete títulos acumulaba Federer en nueve finales disputadas en los Emiratos, torneo del que participa desde 2002 pero que las finales las disputó entre 2003-2015. Jiri Novak, Feliciano Lopez, Ivan Ljubicic, Mikhail Youzhny, Andy Murray, Tomas Berdych, Novak Djokovic y Stefanos Tsitsipas fueron los ocho rivales diferentes en las definiciones de Dubai ganadas por el hombre centenario. Sus dos caídas en el último partido fueron ante Rafael Nadal (2006) y Novak Djokovic (2011). En total tiene un registro de 53-6 entre 2002-2019, uno de sus torneos fetiche.
El suizo tiene varios torneos predilectos en los cuales ha sido muy exitoso a lo largo de su carrera. Un título más que en Dubai (8) logró en Halle (9) y en Basilea (9). Como en Dubai, también logró ocho veces ganar Wimbledon mientras que Cincinnati lo obtuvo siete veces y el Australian Open y el Masters en seis oportunidades cada uno. Entre esos ocho certámenes acumula 60 títulos ATP, más de la mitad total, una auténtica barbaridad. El desglose marca que 20 son Grand Slams, 6 Masters, 27 M1000, 22 ATP500 y 25 ATP250. En cuanto a la edad de obtención, consiguió títulos como adolescente (1), en sus veintes (66) y en sus treintas (33).

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Su faena de títulos entre 2001-2019 solo se vio interrumpida en 2016, en parte por una lesión que lo mantuvo alejado de las canchas durante siete meses. Antes y después de 2016 fue el mejor de la/s semana/s en 30 ciudades de 19 países diferentes, un trotamundos que no siente presión al pisar una cancha de tenis, sea el lugar que fuere. Los 100 trofeos fueron sobre canchas duras (69), césped (18), arcilla (11) y carpeta o moqueta (2), de los cuales 25 fueron bajo techo. Entre sus rivales más derrotados aparece Rafael Nadal (10), Andy Roddick (7), Novak Djokovic (6), Andy Murray (5) y su actual co-coach Ivan Ljubicic (4).
“Es maravilloso ganar aquí por octava vez y que coincida con mi título 100. Ha sido una semana fantástica, con condiciones muy difíciles cada día. No sé ni si Stefanos había nacido cuando gané mi primer trofeo, creo que estaría cerca (risas), pero yo lo recuerdo a la perfección. Fue una época muy bonita donde empezaba a enfrentarme a mis ídolos, como Sampras o Agassi. Ahora soy yo el veterano y me encanta cruzarme con estos chicos que son las futuras leyendas de este deporte", analizaba el campeón de todo, con una memoria digna de un estadista más que de un tenista, distinto al resto hasta en esa faceta.
Orgulloso de sí mismo y consciente del hito deportivo de conseguir esa absurda cantidad de títulos, reflexiona sobre su pasado, presente y futuro en el tenis: "Para mí esto es como un sueño hecho realidad. Ha pasado mucho tiempo desde aquel primer título en Milán y todavía me sigue encantando el tenis, soy feliz de seguir jugando. Ha sido una viaje increíble hasta aquí, disfruté de cada partido en la pista, de mis amigos, del sacrificio diario, de los momentos difíciles... he amado cada minuto y veremos cuanto más me queda en el tanque. Todo mereció la pena para llegar aquí y levantar mi título número cien”.


Retirado una decena de veces por los "especialistas" del tenis, el suizo se encarga año tras año de refutar las teorías de su abandono del deporte a base de récords para todos los gustos. Es líder histórico en muchas de las estadísticas más importantes de la Era Abierta del tenis y de tantas otras de toda la historia, más que ningún otro tenista que haya existido. Su longeva y saludable carrera le ha permitido batir todo récord que se le cruzara por delante, gracias a su excelso talento y a su incansable trabajo físico que le permitió y le permite golpear la pelotita amarilla con tanta facilidad que parece que no hiciera esfuerzo en cada impacto.


Coordinado como pocos, físicamente superior a la media, técnicamente el más dotado y mentalmente muy pero muy bueno, hicieron el combo perfecto para llegar a los 37 años y cinco meses con 100 trofeos en el circuito mayor. Algunos le criticarán que no tiene la garra y actitud de Nadal o la determinación de Djokovic, sus grandes rivales de la última década, pero la respuesta es sencilla: no existe el jugador perfecto. Y si de perfección hablamos, Roger Federer es el que más se acerca a ese adjetivo tan perseguido inútilmente por la mayoría. Después, que sea o no el mas grande de la historia es otra discusión.

Daniel Vitale Pizarro

25 febrero 2019

Djere y otras yerbas


"Aprendí desde joven que la vida no es justa". Laslo Djere se desahoga tras ganar su primer título ATP en su primera final, nada menos que en un ATP500. El serbio sigue: “Cuando tenía 15 años, mi mamá fue diagnosticada con cáncer, fue duro para mí. Ella murió dos años después. Y perdí a mi papá en diciembre pasado también por un cáncer. Así que, estar sentado aquí con 23 años y sin papás no es fácil. Tengo una hermana menor (Judit), trato de cuidarla. También tengo una novia que ha sido muy importante. Ha estado conmigo en los momentos más duros. No puedo estar más agradecido con ella por eso. Todo esto ha sido mi mayor motivación e inspiración”.
El estadio lo ovacionó y la prensa lo respetó. La historia de vida del serbio es de las más fuertes de los últimos años. A los diecisiete años perdió a su mamá y a los veintitrés a su papá, en ambos casos el culpable fue el cáncer. Sin llorar pero con la voz entrecortada, Djere contó su historia de vida en un par de minutos ante el público presente en el estadio y ante las cámaras del mundo. Su título quedó relegado a un costado por su vida personal. Valiente y sin dejar que las pérdidas interrumpan su carrera como profesional y lo enviaran a un pozo depresivo, Laslo eligió el camino más difícil pero el más saludable y el mejor para su vida: el tenis como modo de vida para superar las adversidades.
"Mis padres estarían muy felices, es una pena que no puedan disfrutar este éxito porque ellos dedicaron su vida a mí y a este deporte. Espero que lo hayan visto desde donde estén y que se sientan orgullosos de mí. Quiero dedicarle este título a ellos, debido a ellos soy lo que soy. Empecé a los cinco años a jugar. Mi papá quería que aprendiera tenis y fui a las canchas con él. Me dieron una raqueta y empecé a jugar en el frontón. Luego practiqué en una cancha y dos años después ya estaba jugando torneos locales en Serbia. Vi que era bueno y que me gustaba este deporte, entonces intenté convertirme en jugador profesional", respondía el 90° ATP sobre el rol de sus padres en su vida.
37° ATP luego de ser campeón del Rio Open, el nacido en Senta (Serbia) no tenía mucho rodaje ATP antes de llegar a Brasil. Campeón de nueve Futures y dos Challengers entre 2013-2018, en el circuito principal acumulaba un récord de 20-29 ATP. Su mejor resultado había sido semifinales, instancia que alcanzó tres veces. En Rio de Janeiro venció en el debut a Dominic Thiem (8°), primera victoria ante un Top10, y en la final a Felix Auger Aliassime (104°). Los cinco partidos sin ceder sets ni disputar tiebreaks (Daniel, Ruud y Bedene). Un triunfo de punta a punta en el cual exhibió un tenis muy parejo en todos sus golpes, sin grandes tiros pero con una regularidad altísima.
Laslo Djere fue 3° ITF junior, campeón del Orange Bowl y finalista de la Copa Bonfiglio (ambos en arcilla), los dos torneos más importantes del mundo junior detrás de los Grand Slams. A pesar de disfrutar jugar sobre polvo de ladrillo más que sobre cualquier otra superficie, sus ídolos durante su infancia eran Andy Roddick y Lleyton Hewitt, dos jugadores a los que les costaba la adaptación a las canchas lentas. En arcilla, Djere obtuvo sus mejores resultados tanto en junior como en profesionales. Las tres semifinales y el reciente título ATP fueron todos en tierra batida.




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"Laci", como lo llama su círculo familiar y sus amigos, habla tres idiomas (serbio, húngaro e inglés) y su coach es Boris Conkic (Top600 en singles y dobles en 2006-07). Y como todo buen serbio (?), toma mate. No sabemos porqué, si por la influencia de algún argentino o uruguayo en el circuito o por algún libanés (sí, en el Líbano se toma mate), pero toma la tradicional infusión argentina. Y tanto lo disfruta que publica fotos sobre su costumbre. ¿Quizás lo haya probado hace un año atrás cuando disputó el Challenger de Punta del Este, su primera incursión profesional en Sudamérica? Lo que sí sabemos es que ahora lo bancamos mucho más a Laslo.
Párrafo aparte para Máximo González, el doblista del mes. "Machi" encadenó tres finales ATP en dobles en semanas consecutivas siendo finalista en Córdoba, campeón en Buenos Aires y campeón en Rio. En Argentina fue compañero de Horacio Zeballos y en Brasil ganó el título junto a Nicolás Jarry. Nacido en Tandil hace 35 años, "Machi" hace varias temporadas que abandonó el singles para dedicarse 100% al dobles por una cuestión física, con el objetivo de alargar su carrera profesional y seguir compitiendo al más alto nivel. Semana a semana en 2019 supera su mejor ranking personal y tras el Rio Open será Top30 (28°). ¡Bravo!

Daniel Vitale Pizarro

18 febrero 2019

Los vericuetos del Argentina Open




In una Terra che Amo, l’Argentina, contro un giocatore che stimo tantissimo @dieschwartzman (a cui faccio i complimenti per il torneo @argentinaopenatp che ha giocato) alzo il mio terzo trofeo.🏆 🏆 🏆 Grazie 🇦🇷 Grazie @vagnozzis Per il Tennis, Grazie @uferrara68 perchè arrivo su tutte le palle, Grazie @gaiapecs perchè ci sei, Grazie @gigisange perchè ci hai sempre creduto, Grazie al mio team @grupposangermano.tennisteam per il supporto continuo e grazie a tutti voi che mi seguite e mi incoraggiate sempre. Vi Voglio Bene. Ceck! #pallacortadiceck #atp #atpworldtour #vamopeki #ceck13 #ceckcicrede #p #mc13 #tennis #tennislife #jomasport #joma #toninolamborghini #babolat #grupposangermanotennisteam #argentinaopen #argentinaopen2019 📷 Credit: Sergio Llamera - Prensa Argentina Open
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Se fue una edición más del Argentina Open, la número diecinueve desde que Miguel Nido y compañía compraron la plaza que aun mantiene junto al grupo Tennium. Bajo el calor del verano en Buenos Aires y las noches frescas, la lluvia casi inexistente permitió que se desarrollara el torneo con total normalidad durante toda la semana. El 'Buenos Aires Lawn Tennis Club' vibró al ritmo de los mejores jugadores del circuito y los espectadores aprovecharon para ver a sus ídolos entrenar, alegrarse cuando ganaban y enojarse si perdían. Lleno de actividades para hacer más allá de ver tenis (Beach Tenis, Tenis Sub10, Medidores de velocidad de saque, etc), Palermo fue una fiesta.
Los primeros días son los más atractivos por la gran cantidad de partidos para disfrutar en simultáneo. Además, en las canchas auxiliares se pueden ver los entrenamientos de los protagonistas. Fotos, selfies, videos, autógrafos, a veces alguna muñequera o toalla regalada al público son moneda corriente al finalizar los entrenos o partidos secundarios de las canchas de menor importancia. Cientos de chicos de escuelitas también asisten al BALTC con las respectivas remeras de sus clubes (sentido de pertenencia). Ellos son los que viven con más ilusión ese momento, el de ver a los tenistas que ven por televisión a centímetros, sobre todo a los argentinos o a las estrellas del torneo.
Vivir 'in situ' el torneo da otra visión de los hechos y el día a día permite ver cosas que el espectador promedio no puede ver. Entrenamientos en canchas auxiliares a las que no tiene acceso el público; ver a los jugadores en los pasillos con su familia o su equipo de trabajo como una persona más (salvo las figuras que son asediadas por los fans); pasar frente a la sala de encordadores y ver como Luis Pianelli y su equipo encuerdan raquetas al ritmo que nosotros escribimos estas líneas ($20 dólares la mano de obra) y poder hablar con todos ellos (jugadores, entrenadores, organizadores, etc.) sin mayores recaudos son algunas de las situaciones cotidianas de éste torneo ATP.

En cuanto a los jugadores que acudieron al torneo, salvo Fabio Fognini (15°) que siempre es una incógnita y que por sexto año consecutivo perdió en su debut, los demás preclasificados cumplieron tanto en single como en doble, disciplina a la cual los singlistas no suelen darle mucha importancia. Diego Schwartzman (19°) vs Dominic Thiem (8°) y Marco Cecchinato (18°) vs Guido Pella fueron las semifinales del singles. Este último sufrió para derrotar a Jaume Munar (verdugo de Fognini) hasta que el español adujo calambres y se le allanó el camino (levantó dos match points). En semifinales nada pudo hacer ante un sólido Cecchinato, que en la semana fue de menor a mayor 
El partido del torneo fue la semifinal entre Schwartzman y Thiem. 2h 31m de idas y vueltas en el marcador terminaron con un tie break final del que Diego salió airoso tras levantar un match point para acceder a su primera final en Argentina. La victoria ante el 8° ATP fue la cuarta de su carrera ante un Top10. A la final llegaron tercer y cuarto preclasificado, nada mal si tenemos en cuenta que uno de ellos era argentino. El estadio 'Guillermo Vilas' no estaba colmado como la sesión nocturna del viernes o del sábado pero el marco era muy bueno. A pesar del apoyo del público local el partido no tuvo equivalencias. Cecchinato hizo todo bien y Schwartzman todo mal. 6/2 6/1 en una hora y cinco minutos, por un minuto no fue la final más corta del certamen (Mónaco a Di Mauro 2007 en 1h 4m).
La irrupción de Marco Cecchinato en el circuito ATP fue cuasi meteórica. Hasta marzo de 2018 había ganado apenas cuatro partidos ATP. Campeón del ATP250 Budapest, semifinalista en Roland Garros sin haber ganado antes un partido en Grand Slams y campeón en Umag, en siete meses pasó de estar fuera del Top100 a ser preclasificado en el US Open. Totalmente impensado. Inició 2019 con una semifinal en Doha pero la vuelta a la arcilla tras siete meses le costó, más aun por llegar sobre la hora a Argentina tras la eliminatoria de Copa Davis ante India sobre césped de visitantes, en la que no disputó partidos pero si formó parte del equipo que ganó 3-1. 
En el debut del Córdoba Open cayó ante Jaume Munar por lo que acudía a Buenos Aires con las alarmas encendidas. Y se notó en las primeras rondas la falta de actividad en la superficie naranja, que suplió con la consecución de partidos hasta brillar en la final para ser campeón por tercera vez en su carrera. Nunca cedió sets en las finales que disputó y tampoco cedió sets durante el Argentina Open. Sólido desde el fondo de la cancha, siempre bien ubicado para golpear tanto de drive como de revés, distribuye juego e intenta abrir la cancha para poder finalizar los puntos. Su tiro fetiche, los drops. Una sutileza en su juego rocoso que le da soluciones y respiro cuando su tenis no fluye.


Sonrisa de oreja a oreja y mates (trofeo e infusión), "Ceck" habló de su presente tenístico: “Ahora puedo ganar partidos jugando mal, algo que antes no me pasaba y esa es una gran diferencia. Hice el click mental y creo que me puede ir bien en polvo, en cemento o en pasto. Ahora salgo a ganar cada partido con la seguridad de que lo puedo lograr. Todo fue gracias a puro trabajo adentro de la cancha para sentirme siempre de la mejor forma posible. Antes no me gustaba entrenarme, no me gustaba sufrir dentro de la cancha. Ahora voy a entrenar siempre bien y me convertí en un trabajador del tenis que no piensa en el futuro y voy semana a semana. Es una buena forma de encarar el Tour, y por eso voy a disfrutar de este título porque es la confirmación de que he hecho las cosas más que bien”.
También hubo dobles y de gran nivel. Horacio Zeballos estrenaba su mejor ranking en la especialidad (22°) y ademas defendía el título. El mejor doblista argentino de la última década hace rato que no es un singlista adaptado al dobles. El marplatense entiende a la perfección la modalidad al punto que en 2019 abandonó por completo el singles a pesar de aun tener ranking para disputar la qualy de los torneos más importantes del mundo. En Buenos Aires junto a Máximo González fue campeón por tercera vez en el BALTC en cuatro finales disputadas, todas con compañeros diferentes (2010 Prieto, 2014 Cuevas, 2018 Molteni y 2019 González). ¿Queda claro quién es el decisivo?


Daniel Vitale Pizarro desde el 'Buenos Aires Lawn Tennis Club'

11 febrero 2019

Todo junto es mejor


Colombia, ATP250 Bogotá 2013. Un cordobés llamado Juan Ignacio Londero, campeón del Banana Bowl en dobles como junior dos años atrás, pasó la clasificación y disputó su primer cuadro principal de un torneo ATP a los 20 años. Era 564° del mundo y habitaba el mundo Futures alternando con el circuito Challenger, pero sobre el cemento colombiano pudo sortear los tres partidos de la qualy por primera vez en su carrera. La (mala) suerte lo enfrentó ante el campeón Ivo Karlovic en primera ronda. Finalizó la temporada siendo campeón en Venezuela de un Future para quedar Top300, ranking para disputar los Challengers y algunas clasificaciones ATP.


En 2014 nuevamente su único partido ATP lo disputó en Bogotá. Preclasificado en la clasificación, ganó dos partidos y accedió al main draw. En primera ronda lo esperaba Víctor Estrella Burgos al que no pudo superar. Su ranking de fin de año subía de a poco pero su nivel quedaba estancado entre buenas actuaciones en Challengers o títulos en Futures (4 títulos entre 2012-2014). Cuatro años pasaron hasta que volviera a superar una qualy ATP, en Bastad (Suecia). En el medio, dudas de seguir intentando con el tenis profesional, propuesta rechazada para nacionalizarse mexicano y jugar Copa Davis para ellos o dedicarse a entrenar jugadores.
“El tenis es mucho gasto, tenés que pagar los aéreos tuyos y de tu entrenador, comida, los honorarios de él. Es una inversión muy grande todo el tiempo y viajando permanentemente. Todo eso se piensa, hay veces que en la cancha uno se dice ‘por favor, necesito ganar este partido, es plata' ", contaba Londero a la prensa en una entrevista, lo difícil de costear la vida del tenista fuera del Top200. Un jugador profesional que no viva en Estados Unidos o Europa, necesita entre 50 000 y 100 000 dólares anuales para poder competir por el mundo. Por poner solo un ejemplo, en mano de obra para  encordar una raqueta el presupuesto anual ronda los 5000 dólares. ¡Calculadora y a sumar!
A pesar de no haber ganado aun su primer partido ATP, ganó sus primeros dos Challengers y fue finalista en otro para terminar el año cerca del Top100 (118°). Una gran victoria ante Guido Pella en los Interclubes de Primera División en diciembre obligó a que el fanático de tenis, googlee su nombre para enterarse quien era el rubio teñido que representaba a 'Harrods Gath y Chaves'. Algunos quizás recordaban su apodo ("Topo") de cuando fue sparring de Copa Davis en septiembre de 2014 en la recordada eliminatoria ante Israel en Delray Beach para volver al grupo mundial; otros de su paso por los Futures o Challengers en Argentina.




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De cualquier manera, en febrero de 2019 el "Topo" Juan Ignacio Londero ya no necesita Google para que el aficionado al tenis lo conozca. La primera edición del ATP250 le otorgó una invitación al cuadro principal por su buen momento como profesional y por ser cordobés, un plus. Nicolás Jarry, Lorenzo Sonego, Pedro Cachin, Federico Delbonis y Guido Pella. Las victorias del debutante en todas las rondas sucesivas a la primera en un certamen ATP. Todo era nuevo para Londero que cada partido ganado era un sueño, algo por lo que luchó todo su carrera y que no imaginó que se concretara en su primer torneo en el cual conseguía su primera victoria ATP, en su provincia. Locura.
"Hablo desde el corazón, nunca me esperaba ganar un torneo, ni cerca. Nunca lo pensé. Sabía que podía llegar a una semifinal o unos cuartos. La verdad es que tenía dudas, siempre me ha costado tener confianza en mí, todavía no me lo creo. Lo que si sé es que me cayó del cielo, he hecho un trabajo grande, no fue una casualidad que yo rindiera así, todo es fruto del trabajo. El año pasado encontré mi identidad de juego y se a lo que tengo que jugar… ese fue el gran click en mi carrera, y pude encontrar saber cómo juego”, declaraba el nacido en Jesús María sentado en la conferencia de prensa, más tranquilo y con las pulsaciones a un ritmo normal.
Pero no todo fue alegría para Juan Ignacio. Cuenta Tito Vazquez en su última columna, que hace exactamente un año atrás, sin rumbo tenístico y con los objetivos por cumplir cada vez más lejanos (364° ATP), el ahora campeón del Córdoba Open estuvo muy cerca de emigrar a Estados Unidos a dar clases de tenis porque ‘allá das una clase y ganas como mínimo cien dólares la hora’. Hoy es campeón ATP, 69° del mundo y debutará en la cancha central del Buenos Aires Lawn Tennis Club en horario central del ATP de Buenos Aires. "Topo", ¿todavía te quedan ganas de ir a trabajar a Estados Unidos?

Daniel Vitale Pizarro