27 febrero 2017

Dominio francés

Jo-Wilfried Tsonga siempre está. Aunque la regularidad no sea su principal característica, el francés tiene algunas semanas de ensueño en casi cada año calendario. En 2015 lo dejó bien claro en Metz, hace tres años sin estar en los planes de nadie fue campeón en Toronto en la final a Roger Federer y así hay ejemplos cada año. O alcanza alguna semifinal en algún Grand Slam, o se corona en algún Masters1000 o descolla en uno o dos ATP500 o ATP250, sin importar el rival de enfrente. Su tipo de juego depende más de si mismo que de su contrincante. Explosivo y ofensivo, basado en su saque y su derecha, "Jo" puso contra las cuerdas a todo el que se puso frente a él en las últimas dos semanas.

Gran año está atravesando el galo que en todos los torneos que disputó en 2017 alcanzó al menos los cuartos de final. 14° ATP hace catorce días, Tsonga se coronó campeón en Rotterdam por primera vez en su carrera (finalista 2011) con victorias resonantes ante Berdych (13°), Cilic (7°) y Goffin (11°) en la final, el único que pudo arrebatarle un set en Holanda. El campeonato en Rotterdam le permitió avanzar tres puestos ATP, al borde del Top10 una vez más en su carrera. Inscrito en Marsella, el bicampeón del certamen (2009 y 2013) era el segundo preclasificado del torneo por lo que iniciaba desde octavos de final, un partido menos que los demás participantes (cuadro de 28 - 4 bye).
Duro cuadro por ser un ATP250. Tsonga tuvo que derrotar a Simon (23°), Kyrgios (16°) y Pouille (17°) para levantar el trofeo francés, tercero que obtiene en la ciudad en cuatro finales disputadas en Marsella. Al igual que en Rotterdam, solo cedió un set en todo el torneo y por primera vez en su carrera, acumula nueve partidos consecutivos sin conocer la derrota, un récord poco habitual en él que demuestra la madurez tenística de un jugador que roza los 32 años y que regresó al Top10 para quedarse (7°). Impecable físicamente como desde que irrumpió en aquella final del Australian Open 2008, el nacido en LeMans tiene mucho tenis para dar.

El título en Marsella es el número catorce en la carrera del francés que accedió a veinticinco
finales ATP desde 2008. Exnúmero cinco del mundo, solo una temporada terminó con tres títulos ATP y fue en 2009. Entre 2008 y 2017 solo un año no llegó a una definición ATP (2010), en todas las demás, alcanzó dos finales ATP (una en 2016). Siete de sus trofeos los obtuvo en Francia (más otras tres finales), lo que demuestra que se siente muy cómodo jugando de local, con familiares y amigos en las gradas. Seis veces semifinalista de Grand Slam, solo pudo cruzar ese umbral en una ocasión y lo hizo cuando tenía un puñado de partidos ATP, en Australia 2008.

"Estoy muy contento de ser el nuevo embajador...", fueron las primeras palabras de Jo Wilfried Tsonga apenas recibió el trofeo, conocido por él. Las dos semanas más regulares de su carrera lo depositan una vez más dentro del Top10 (7°) y con las expectativas altas de cara al doblete Indian Wells y Miami (ausente en Dubai para cuidar su físico), torneos en los que nunca tuvo buenos resultados sin llegar siquiera a semifinales en ambos, algo curioso tratándose de un jugador de su calibre y más aun siendo certámenes sobre cemento, su superficie predilecta.

Lucas Pouille fue el otro finalista francés en Marsella. 15° ATP tras la definición alcanzada (su mejor posición ATP histórica), apenas es su tercera final ATP (1-2 su récord). A sus 23 años recién cumplidos, muy rápida fue su irrupción a los primeros puestos del ranking ATP sin grandes títulos pero sí con grandes actuaciones en torneos importantes. Semifinal de Roma y cuartos de final en Wimbledon y US Open, más las finales antes explicadas edifican el 15° ATP, lo que mejorará en 2017 si encuentra regularidad en sus resultados y estabilidad, algo novedoso para él que recién en 2015 ingresó al Top100.

Daniel Vitale Pizarro
@DanielViPiTenis

20 febrero 2017

Un lustro después

Ryan Harrison debutó como campeón ATP a los 24 años este fin de semana en el ATP250 de Memphis e igualó su mejor ranking como profesional (43°). En su primera final desde su debut ATP en 2008, "Harry" venció al georgiano Basilashvili 6/1 6/4 sin mayores inconvenientes. El norteamericano no cedió sets en todo el certamen, ni siquiera tuvo que disputar un tiebreak, domino absoluto ante los cinco rivales que lo sufrieron. Nada pudieron hacer los cinco Top100 que enfrentó para frenar a Harrison, que estiró su gran momento, el mejor de su carrera.  Acumula 20 sets ganados consecutivos (diez partidos) gracias a sus campeonatos en Dallas (Challenger) y Memphis (ATP).

“Es algo surrealista este momento. He vencido algunos obstáculos en mi carrera en los que no sabía si podría hacer esto. Me dije a mi mismo 'no te asustes, sonríe y sigue haciendo lo que puedas'. Estoy muy contento de haber hecho las cosas bien y de quedarme con el título”, un incrédulo Harrison ante la prensa, que esperó durante muchos años este momento y que tras siete semifinales ATP pudo sobrepasar esa barrera y en la octava no solo clasificó a la final sino que la ganó y con total claridad. En apenas cinco semanas de circuito ya se consagraron dos campeones primerizos ATP: Muler en Sydney y Harrison en Memphis.

Pero Harrison tiene una particular historia de precocidad antes de ser campeón estas semanas. En 2008 fue número siete del mundo junior a los quince años. Ese mismo año debutó con una victoria ATP ante Pablo Cuevas en Houston viniendo de la qualy. Tercer jugador más joven en ganar un partido ATP desde 1990 tras Nadal y Gasquet y uno de los once tenistas de la historia en lograr un triunfo ATP antes de cumplir dieciséis años. Pero ese ascenso prematuro y luego lento, tuvo su freno en 2012 cuando tocó la posición 43° y cayó abruptamente hasta cerca del puesto 200°. Todo era cuesta arriba para el nacido en Shreveport que veía como las cosas no iban como todos esperaban.

Como tantas otras promesas, Harrison no cumplía las expectativas que él mismo había generado por sus buenas actuaciones como junior y en sus inicios como profesional aun siendo menor de edad. Trabajo, paciencia, esfuerzo, madurez y tiempo. Ese combo, con la suerte de no sufrir lesiones graves durante el último lustro, Ryan volvió al Top50 y de la mejor manera posible, siendo campeón ATP y arrasando con sus rivales. Sin lugar a dudas las dos mejores semanas de su carreras, que de no lidiar con inconvenientes, será Top40 por no defender puntos importantes en los próximos meses. Estados Unidos puede confiar en él.

Harrison se sincera ante el micrófono y habla de todo un poco tras queitarse la enorme presión de ser campeón ATP, un momento de quiebre en su carrera: "No estaba en el buen camino, sentía que una derrota me podía afectar por mucho tiempo. Ahora he desarrollado mucho el aspecto mental del juego, sé cómo gestionar mis emociones y convertirlas en algo positivo. Creo que puedo alcanzar mis sueños ahora que la gente ya no esperaba nada de mí. Es muy difícil encontrar la paz en la pista, divertirte y mantener la calma en los momentos tensos. ¿Quienes creyeron en mí en los últimos meses? Los puedo contar con los dedos de una mano. Mi padre cometió errores porque quería enseñarme y yo porque no estuve receptivo, pero él es la persona que más confió en mí".

Dueño de una derecha ultra liftada, mucha potencia y aceleración en sus tiros, Ryan busca el ataque constantemente. Basado en su potente servicio, intenta dominar a su rival y alejarlo de la linea de fondo para que no golpee cómodo ninguna pelota. Más maduro que años atrás y con menos errores infantiles por apresurado, Harrison encontró calma dentro de la cancha y se nota que aprendió de los errores pasados. Por suerte para él, haber debutado tan temprano le permite casi diez años después, ser aun joven para el circuito ATP y con mucho camino recorrido como profesional, una ventaja que debe aprovechar.

"Tengo una relación muy especial con Andy, vivimos a diez minutos en Austin, me ayudó mucho en mi carrera"

185 centímetros de altura y 185 libras de peso (84 kg), empuñó por primera vez una raqueta apenas aprendió a correr, a los dos años. Su padre fue fugazmente profesional al disputar algunos Futures y Challengers sin llegar a destacarse. Algo curioso le sucedió a los once años cuando llegó a la final del torneo Shreveport City Championships en el cual perdió con su padre. Así como leen, su papá le ganó la final de un torneo de tenis. Fanático de los Big New Orleans Saints (NFL), Ryan en sus ratos libres disfruta de la música country y del rock. Hoy reside en Austin, Texas, y considera que su superficie favorita para jugar es el césped.

Daniel Vitale Pizarro

13 febrero 2017

Estrella sigue brillando

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A los treinta y seis años, seis meses y ciento noventa y cinco días, Víctor Estrella Burgos se dio el lujo de volver a ser campeón ATP. A los 34 años debutó como campeón ATP en el ATP250 de Quito, a los 35 refrendó su título y a los 36 es el tricampeón del torneo ecuatoriano. Es un clásico, un "deja vú" o como quieran llamarlo, pero "Viti" desaparece casi todo el año de los primero planos del circuito y reaparece con todo en Ecuador, su lugar en el mundo en cuanto a tenis se refiere, porque no cambiaría nunca su República Dominicana natal a la que acude a su Challenger como organizador y jugador a pesar de estar laureado como para evitar esa competencia. Amor al tenis y a su país.

Victor está feliz. Y se le nota en la cara. La gente lo sabe y le devuelve esa alegría en forma de aplausos, vitoreos, gritos, fotos y autógrafos. Es que en ningún lugar se siente tan cómodo como en Quito. Cuatro semifinales ATP ostenta en su carrera como profesional y tres son aquí, donde empezó a creer que podía ser exitoso en el tenis, donde creyó definitivamente, a los 34 años, que podía vivir del tenis y no de dar clases en Academias o entrenar jugadores. Quito es un antes y un después en la carrera de Estrella Burgos que lejos del retiro, se da gustos, caprichos, como ganar un ATP con apenas seis partidos ganados ATP en los últimos doce meses.
“Es un gran logro ganar tres títulos aquí. Revelaré la receta de mi éxito el día que me retire. Pero tengan la seguridad que estaré aquí el año próximo. Jugaré en Quito cada año hasta que me retire”, fueron las palabras del campeón que juega con el retiro pero a la vez deja bien claro que no está en sus planes. Ante la pregunta de qué final fue la más compleja, dijo: “Esta final ha sido la más difícil (salvó un match point). Paolo no regala nada, es un gran peleador”. Las tres definiciones que disputó en Quito fueron a tres sets, todas batallas. Sus víctimas fueron Feliciano Lopez (2/6 7/6 7/6) en 2015, Thomaz Bellucci (4/6 7/6 6/2) en 2016 y Paolo Lorenzi (6/7 7/5 7/6) en 2017.

Estrella Burgos está cumpliendo sueños que hace unos años creía imposibles. Además del triplete en Ecuador, la temporada pasada disputó sus primeros Juegos Olímpicos. Debutó en Rio 2016 con 36 años recién cumplidos, algo pocas veces visto en un deportista. Premio a nunca bajar los brazos, a luchar, entrenar y soñar. Un ejemplo para el mundo del deporte, el mejor deportista de la historia de República Dominicana pregona con el ejemplo a cada lugar que va, con sus actitudes, su sonrisa, su sacrificio y su predisposición ante el público y la prensa. Y pensar que a los 29 años perdió primera ronda de un Challenger...
Quito reemplazó a Viña del Mar luego del gigantesco desembolso económico que fue traer a Nadal en 2013 y que no le permitió mantener la plaza ATP tras las pérdidas del 2014. Ecuador no conoce a otro campeón que no sea Víctor Estrella Burgos, al igual que el dominicano no conoce otro lugar ATP en el que haya sido campeón. Es una relación estrecha, amena y gustosa de ambas partes. 15-0 su récord en la capital ecuatoriana. Y el récord sube aun más si contabilizamos un Challenger obtenido en Ecuador (Quito) en 2013, antes de que eleve su categoría a ATP250. El clima, la gente, el lugar en el calendario, los rivales, no se sabe qué pero algo hace que el ganador sea año tras años el mismo.

La final en Quito entre Víctor Estrella Burgos (36) y Paolo Lorenzi (35) fue la más longeva de la Era Abierta junto con la disputada en Kitzbuhel 2016 entre Ivo Karlovic (37) y Feliciano Lopez (34), edades más normales en épocas pasadas cuando en el deporte no prevalecía tanto el físico. Hoy, a pesar de que el estado físico es fundamental y de que el calendario ATP atenta contra ellos con descansos mínimos y torneos semana tras semana, la medicina deportiva y los cuidados en la alimentación, ayudados con entrenamientos localizados y específicos para el deporte, incrementan la vida útil del tenista de elite, algo que no era común verlo la década pasada.

Daniel Vitale Pizarro

06 febrero 2017

Italia amargó la fiesta



Un fin de semana atípico se vivió en el Parque Sarmiento. Argentina volvía a disputar la Copa Davis con la Ensaladera de Plata en su poder por ser el campeón de la edición 2016. El rival era el mismo de cuartos de final de la temporada pasada, pero de local. Italia, con el equipo completo, llegó a Buenos Aires: FogniniSeppiLorenzi Bolelli, los mismos nombres de los últimos años. Del lado argentino las ausencias estuvieron a la orden del día. Sin Del PotroDelbonisZeballos y con Schwartzman en el equipo, lesionado, el equipo capitaneado por Orsanic afrontó la serie diezmado pero a vender cara su derrota. BerlocqMayer Pella completaban el conjunto albiceleste.

El jueves en el sorteo ya se supo que Fognini no disputaría el singles el viernes por una gastroenteritis mal curada, para cuidar su físico para el resto del fin de semana. Lorenzi Seppi fueron los elegidos por Barazutti, capitán histórico italiano. Argentina tampoco contó con Schwartzman (lesión) ni Mayer (padre primerizo) para el viernes y los singlistas fueron Berlocq, convocado a último momento, y Pella, sin pretemporada y agotado mentalmente tras el título de Copa Davis, que acudió a esta serie por pedido exclusivo del capitán a pesar de haberle comunicado que no estaba al cien por cien para afrontar este compromiso.

Primer punto de la eliminatoria, Guido Pella no opuso resistencia ante Paolo Lorenzi. Error tras error, el argentino nunca pudo meterse en el partido y el italiano lo aprovechó. Contrariado con su tenis, Pella dejó una mala imagen ente un jugador en los papeles de menor jerarquía. El segundo punto lo disputaron Carlos Berlocq Andreas SeppiCharly no está en su mejor momento pero siempre en Copa Davis da un plus. Batalló y forzó al italiano hasta el tiebreak del cuarto set, pero ahí se quedó. 2-0 el viernes para Italia, el peor panorama para los locales de cara a un sábado con más dudas que certezas por el nivel y por la conformación de la pareja.

Finalmente Daniel Orsanic se decidió por Leonardo Mayer junto a Carlos Berlocq. Y la pareja respondió. En un vibrante partido vencieron a Simone Bolelli y Fabio Fognini en cinco sets, incluso levantaron un match point en el cuarto set. La remontada era posible. Los italianos como doblistas habían sido Top8 ATP y campeones del Australian Open en 2015 por lo que la victoria resonó en el ambiente tenístico. El público hizo todo lo posible dentro de la legal (y quizás más también) para alentar a su selección. El ambiente en el calor de Buenos Aires fue importante a la hora de inclinar la balanza en un partido tan parejo en lo tenístico.

Llegó el domingo. La ilusión del último campeón por revertir un 0-2 por primera vez en la historia argentina estaba intacta. Difícil por donde se la viera. Berlocq pasó de estar afuera del equipo a ser el estandarte, el salvavidas de la serie. Como es habitual, "Charly" entregó todo y más para derrotar a Lorenzi en un partido con más actitud que tenis. Interrupciones varias por el mal clima agregaron suspenso a la definición que se estiró hasta el quinto punto el lunes, por falta de luz. La épica aun era posible y "Hulk" Berlocq le permitió soñar a un país y pensar en los cuartos de final y no en el repechaje de septiembre.

Era el turno de Pella, de revertir la actuación del viernes, de consagrarse como jugador copero y de darle el pase a la siguiente ronda al equipo argentino. Dos sets a cero casi sin errores ante un Fognini plagado de errores no forzados, rabietas y sin aparentes ganas de correr en la cancha, encaminaban la victoria albiceleste. Pero el partido recién había empezado para el talento de San Remo. Fabio se activó, empezó a mover las piernas y dejó de fallar pelotas absurdas. Dotado de un tenis brillante, con la soga al cuello se acordó de jugar y dio vuelta un partido casi perdido. Casi, porque a partir del tercer set todo fue del visitante, que hasta se dio el lujo de discutir con el público.

El bahiense se retiró del estadio ovacionado y con lágrimas en los ojos. Más tranquilo pero con la misma bronca y decepción, en conferencia de prensa dijo: "Jugué bien pero él estuvo muy lúcido. En todos los años que llevo jugando he visto muy pocas veces los tiros que ha hecho Fognini en momentos en los que nadie se atrevería. Intenté desbordarlo en todo momento, tuve oportunidades pero no las pude concretar. Me duele en el alma no haber podido ganar pero así es el deporte". La jerarquía del italiano bastó para llevarse el partido decisivo y meter a Italia en cuartos de final, instancia en la que enfrentará a Bélgica.

Sin la contundencia de Mar del Plata 2014 pero con el mismo resultado final, Italia venció nuevamente a Argentina como visitante en una primera ronda de Copa Davis y lo mandó al repechaje, al último campeón, que vendió cara su derrotado llevando la serie hasta el quinto set del quinto punto. Pella no ganó pero dejó otra imagen, dejó todo como suele decirse en Argentina y eso el público lo valora. Los espectadores despidieron ovacionado al equipo argentino del Parque Roca mostrando memoria por lo obtenido en 2016 y por la entrega física y emocional de los jugadores durante el fin de de semana. Septiembre, Argentina te espera.

Daniel Vitale Pizarro

30 enero 2017

BEL18VE WAS REAL



¿Los tres más grandes de la historia?

Cuatro años y medio pasaron desde la última coronación de Roger Federer en un Grand Slam (Wimbledon 2012). En ese periplo ocurrió de todo. Títulos, bajo rendimiento, más gemelos y lesiones. Wimbledon 2016 fue su último certamen profesional. Su físico dijo basta. Su rodilla no estaba al 100% y con 34 años prefirió no arriesgar, recuperarse por completo y encarar un nuevo año renovado. Sin molestias, sano, desintoxicado de tantos años dedicado por completo al circuito, inició 2017 con la incertidumbre de ver si después de tanto tiempo parado, sería capaz de competir contra los mejores a cinco sets y ganarles. Ese era su miedo, no estar a la altura de las circunstancias.
Australian Open. La primera prueba de fuego era Tomas Berdych (10°) en tercera ronda. 17° ATP por ausentarse seis meses del circuito, Roger se cruzaba bien temprano ante un Top10. Como en sus mejores épocas, barrió a Tomas en sets corridos. En octavos de final la vara se elevaba. El sorteó determinó que se enfrentaría con Kei Nishikori (5°), favorito por el presente de ambos. Contra todos los pronósticos, el suizo salió airoso del enfrentamiento ante el nipón y lo derrotó en cinco sets. Federer iba de menor a mayor. Mentalmente intacto, rápido de pies y agresivo, avanzaba a paso firme. Mischa Zverev, vencedor de Murray (1°) en octavos de final, no estuvo a la altura de unos cuartos de final de Grand Slam.

Llegó la semifinal. Inesperada para él, inesperada para todos. El rival era Stan Wawrinka (4°), campeón aquí en 2014, del US Open meses atrás y tricampeón de Grand Slam. Nuevamente el favorito no era el suizo más ganador. El partido fue cambiante. Dos sets a cero Roger, sets iguales Stan. El quinto parcial era para cualquiera de los dos, pero uno tenía que pasar a la final. Como dos veinteañeros, corrieron y dejaron todo hasta que el de mayor edad se llevó el triunfo. Federer volvía a ganar un encuentro a cinco sets en el torneo. Impresionante. Por el estilo ultraofensivo de ambos, los cinco sets "apenas" duraron tres horas.

En un torneo lleno de resultados inesperados, la sorpresa mayor sería la más agradable para el público, sponsors y televidentes. La final soñada que muchos creyeron que nunca más volverían a ver, se hacia realidad en Melbourne. Federer vs Nadal. "Rafa" también venía de una batalla a cinco sets ante Dimitrov en semifinales y al igual que Roger, era su segundo partido en el certamen a cinco sets (Alexander Zverer en segunda ronda). El español de treinta años estaba de vuelta en el circuito tras un par de meses ausente por dolores crónicos en su muñeca que lo afectaron desde Roland Garros, cuando se retiró en pleno torneo.

La rivalidad más repetida y emocionante de la historia en finales de Grand Slam escribía un nuevo capítulo. Dominada por Nadal seis a dos y mayor aun la diferencia en Grand Slams (9-2) y a nivel ATP (23-11), el favorito para la final del Australian Open 2017 era el español, a pesar de haber jugado varias horas más para acceder a la definición. El partido con más Grand Slams ganados en toda la historia del tenis mundial se estaba por disputar en Melbourne Park. Los 17 de Federer contra los 14 de Nadal: 31 Grand Slams sobre la mesa. Ese era el palmarés de los rivales en Australia para el deleite del público que pudo presenciar en vivo a estos dos colosos del deporte de la raqueta.


Contra todos los pronósticos (otra vez) y como durante todo el torneo, Roger Federer pudo con otro Top10. Rafael Nadal (9°) sucumbió ante el poderío ofensivo del suizo que nunca se despegó de la linea de base y presionó todo el partido con su revés plano y su derecha dominante. Pero así suena muy sencillo. La precisión y la velocidad de piernas para acomodarse y poder pegar todos los tiros fue altísima, más aun para contrarrestar los golpes pesadísimos tan característicos de Nadal. La táctica que anulaba al número uno de entonces, hoy fue neutralizada por el ataque constante, casi de sobrepique, del actual 'mentiroso' N°17.

Severin Luthi, entrenador de Federer desde 2008 y capitán de Copa Davis suizo, analizó el partido y las condiciones del torneo: "Fue muy importante el hecho de que Roger jugara agresivo. Nadal no tuvo casi tiempo en los intercambios. El nivel fue increíblemente alto, con 'winners' casi todo el tiempo. Las bolas iban más rápidas que en años anteriores, eso fue una gran diferencia. Roger salió a la pista con una idea muy clara. Fue increíble la convicción que tuvo Roger en la final. Estaba seguro de que ganaría". Vale recordar que Luthi había declarado antes de la final que Roger no iba a cometer los errores del pasado ante Nadal y que saldría a atacar todo lo posible. Y así fue.

Pero la clave fue la mentalidad. A pesar de haber jugado un gran partido físico y táctico, la mente de Federer fue lo que le permitió vencer a Nadal. Muchas veces derrotado por el zurdo sin oponer resistencia mental aparente, desbordado por la defensa y la entrega del ibérico, esta vez la historia fue diferente. Convencido de sus posibilidades de ganar, de saber que quizás nunca más volvería a una final de Grand Slam, pudo liberar su mente y su tenis de los miedos de antaño. Tanto fue así que mermado físicamente y quiebre abajo en el quinto set (1-3), encontró la manera de ganar el partido, sin precedentes en sus encuentros previos. Roger superó ese bloqueo mental y el resultado fue ganar el partido más importante de su carrera.

Para Roger Federer no fue una victoria más en su carrera de las 1087 que ostenta a nivel ATP, y lo dejó muy claro: “Fui capaz de vencer a Rafa en una final de Grand Slam diez años después, lo que hace al trofeo muy agradable y especial. La magnitud de este partido es diferente a todo lo que viví. No puedo compararlo con otro, salvo, quizás, con Roland Garros 2009. Esperé por Roland Garros, lo intenté, luché, fallé, hasta que finalmente lo logré. Esta sensación en Australia es similar. Además es especial porque todo empezó aquí. En Melbourne jugué el Junior (1998), la fase previa en 1999 y gané mi primer partido frente a Michael Chang (2000). Me encanta venir al Australian Open”.

Daniel Vitale Pizarro

16 enero 2017

Felicidad completa



Primera ronda de Sydney, semana inaugural del circuito ATP 2017. Alexandr Dolgopolov desperdició un match point ante Gilles Muller. El luxemburgúes, 34° ATP (mejor ranking histórico), avanzó en el cuadro del torneo hasta llegar a la final. En el camino BartonCuevas Troicki (campeón defensor). La final lo encontraba con Daniel Evans, debutante en finales de esta categoría. El veterano de 33 años llegaba a una definición ATP por sexta vez en su carrera, sin poder ser campeón en ninguna de las anteriores. Washington 2004, Los Ángeles 2005, Atlanta 2012 y Hertogenbosh y Newport en 2016, los subcampeonatos del nacido en Leudelange.

Jugador ofensivo por naturaleza, de la vieja escuela (saque y volea), es de los pocos en el circuito que mantiene ese estilo de juego, dilapidado por la homogeneización de superficies y por la velocidad de la devoluciones. Gilles Muller buscaba en la gira oceánica cortar la racha negativa de finales luego de haber caído en el debut en Brisbane a manos de Jared  Donaldson. Superado el susto de la primera ronda, Gilles se encargó de ahuyentar los fantasmas de las anteriores derrotas y pudo gritar campeón por primera vez en su carrera a los 33 años, un año menos que Estrella Burgos, el jugador más longevo en debutar como campeón ATP.

Lágrimas en los ojos, mil imágenes en su cabeza. Muller, desbordante de alegría, no pudo contener la emoción. Micrófono y trofeo en mano entregado por ROD LAVER, junto a sus hijos en la premiación, Gilles se quebró y dijo cosas como estas: "Cuando llegué aquí no podía imaginar que acabaría llegando a la final, mucho menos ganando el título. Esto significa mucho para mi. Como pueden ver, estaba bastante emocionado en la pista. Todo lo que ha pasado esta noche ha sido como una película: Rod Laver, mis hijos... todo. Ahora quiero disfrutar de este momento y convertirme en el mejor jugador que pueda llegar a ser".

Zurdo, revés a dos manos, 193cm de altura y profesional desde 2001, Gilles Muller es dueño de un estilo de juego casi en extinción, que incomoda a cualquier rival porque no da ritmo y presiona constantemente. No conforme con finalizar dentro del Top35 por primera vez en su carrera en 2016, su mejor año en cuanto a nivel, resultados y ranking, empezó 2017 mucho mejor. Campeón en Sydney y 28° ATP (su ranking más alto). “Llevaba mucho tiempo soñando con levantar mi primer trofeo, había sido mi objetivo en los últimos tres años. Estaba asustado y preocupado de ser uno de esos jugadores que nunca ganaron un título. Ahora lo tengo y me siento muy bien".
El finalista Daniel Evans disputaba en Sydney su primera final ATP. El británico subió dieciséis puestos para quedar en las puertas del Top50 (51°), su mejor ubicación histórica. 26 años y con más partidos perdidos que ganados a nivel ATP (25-35), Evans sorprendió con su desempeño en Sydney y sobre todo por su victoria ante Dominic Thiem (8°) en cuartos de final (Todos los encuentros hasta la final fueron a tres sets). Sin casi experiencia ATP, mucho menos en finales, y más cansado que su contrincante, Daniel hizo lo que pudo para debutar como campeón pero no le alcanzó.

Para los memoriosos o fanáticos de este deporte, Muller es de los pocos que derrotó a Nadal (3°) en Wimbledon. En 2005 el de Luxemburgo venció al español en segunda ronda a fuerza de saques y voleas punzantes. Luego "Rafa" encadenó tres finales consecutivas, cinco en total y dos títulos, mientras que "Mulles" solo alcanzó la tercera ronda en el All England como mejor actuación. A lo largo de su carrera una sola vez disputó los cuartos de final de un Grand Slam. Además de ganarle a Rafael, derrotó ocho veces más a algún miembro del Top10 en 45 enfrentamientos a lo largo de su extensa carrera que parece no tener fecha de vencimiento.

Daniel Vitale Pizarro

09 enero 2017

Evolución mental



Grigor Dimitrov fue tricampeón ATP en 2014. Ese mismo año fue semifinalista de Wimbledon y el octavo mejor tenista del ranking ATP. La calidad y la proyección del búlgaro invitaba a pensar que ese había sido el punto de partida para establecerse en el Top10, lugar natural por las condiciones del jugador y por el rendimiento en alza durante esa temporada. Pero nada de eso sucedió. Su caída fue abrupta. Más aun su nivel que su ranking. En el escalafón mundial nunca llegó a tocar fondo pero fue notorio su bajo nivel en relación a la temporada anterior y mayor aun su merma mental, su desconcentración y falta de convicción durante los partidos.

Sin grandes resultados, pasó desapercibido en 2015 y 2016, algo que nunca había vivido desde que se hizo profesional. La promesa del tenis mundial, la nueva estrella del deporte blanco, dejaba de estar en boca de todos. Sin la presión sobre sus espaldas y tras un breve lapso con Franco Davin, empezó 2017 junto a un nuevo entrenador, Daniel Vallderdú. Top20 ATP (17°), aterrizó en Brisbane con el objetivo de prepararse de la mejor manera posible para el Australian Open. Finalista en Sidney 2016, un flojo resultado en la gira previa al Gran Slam oceánico lo quitaba del Top20, por lo que estaba obligado a pisar fuerte en Australia si quería empezar el año con el pie derecho.

Todos los golpes todos

Steve Johnson y Nicholas Mahut pasaron sin sobresaltos y en sets corridos. El primer duelo comprometido del certamen fue en cuartos de final. Dominic Thiem (8°) lo esperaba en esa instancia, rival al que sorteó en tres sets. Dimitrov no era el de temporadas pasadas. Y la confirmación de su gran nivel se dio en semifinales. Milos Raonic (3°), campeón defensor, fue el contrincante al que derrotó en dos sets para acceder a la final en Brisbane. Triunfazo. El nivel del búlgaro se asemejaba más a la versión 2014 que a la 2015-2016. Pero los fantasmas de las últimas finales perdidas estaban allí. Cuatro finales perdidas al hilo acumulaba Grigor desde que fue campeón en Queens 2014...

Afincado en la definición del torneo australiano por primera vez en su carrera, "Dimi" aun debía superar la prueba más difícil. La final era ante Kei Nishikori (5°), rival al que nunca había podido vencer en las tres ocasiones que le tocó enfrentarlo. Contra todos los pronósticos, el de Haskovo salió airoso del partido y pudo consagrarse campeón del ATP250 de Brisbane. El resultado fue 6/2 2/6 6/3, cambiante el dominio del juego de cada set en el que prevaleció al final el de Dimitrov. Tres Top10 derrotados en un mismo torneo, algo que no había hecho nunca. Fantástico y curioso a la vez, más aun por tratarse de un ATP250. El circuito ATP tiene estas cosas.

Consciente de su trabajo realizado pero sorprendido por la velocidad con que se dieron los resultados, Dimitrov analizó su presente: "Ser campeón no era algo que no me esperara. He realizado un serio trabajo tanto dentro como fuera de la pista. Mi objetivo era ganar un título en los primeros seis meses de 2017 y lo he conseguido en la primera semana. Esto me hace ver las cosas mucho más positivas. Estoy muy feliz, pero intentaré mantener los pies en el suelo. Lo más importante es el aspecto mental. No recuerdo la última vez que me sentí tan bien tanto dentro como fuera de la pista. Una de las cosas que más feliz me hace es mi mentalidad y mi positividad en cancha. Aunque pase por momentos complicados, sigo creyendo. Si crees, ya tienes medio camino recorrido".

El búlgaro reflexiona sobre la vida (anormal) del tenista, lo difícil que es mantenerse en la elite, más aun para un jugador como él, del que se esperan títulos y victorias resonantes en cada torneo al que asiste. Más maduro y tranquilo, habló con la prensa: "Viajamos 23 semanas al año. Si lo piensas, es algo tremendo. A veces, necesitas sentirte normal, por decirlo así. Si no jugamos al tenis, nos quedamos en casa pensando en encontrar una solución, en lo que te hace feliz, en el tipo de vida que quieres llevar. No es fácil cuando no puedes estar con los tuyos, con tu familia. Yo no puedo pasarme 24 horas encerrado en una habitación pensando en tenis".

Daniel Vitale Pizarro

02 enero 2017

Del Potro para todos



Del Potro: "Haber ganado la Copa Davis me deja dormir tranquilo"

Juan Martín Del Potro merecía un cierre de año así. En su país y ante su gente, esa que sufrió, lloró, se alegró y se emocionó junto a él a la distancia. Para todos ellos y para él mismo, disputó dos partidos exhibición en la provincia de Buenos Aires. Primero se presentó en Pilar, en el 'DirecTV Arena', y al día siguiente hizo su presentación en Mar del Plata, en el Polideportivo 'Islas Malvinas', ambos partidos ante el español David Ferrer (ex N°3 ATP). El mejor tenista de la Copa Davis 2016, el regreso del año para la ATP y el 'Olimpia de Oro' en Argentina, hizo vibrar a los fanáticos del tenis que pudieron verlo en vivo en 'La feliz'.

En Mar del Plata se vivía algo especial en la previa del partido. La cercanía con Tandil (su ciudad natal), el recuerdo de la final de Copa Davis perdida en 2008 luego de haberla ganado esta temporada, y el partido que no fue entre Juan Martín y David por diversos motivos en aquel recordado cuarto punto de la final en el mismo escenario. Sensaciones encontradas antes de un duelo amistoso entre dos grandes tenistas de los últimos años. En una noche calurosa dentro y fuera del estadio, a la espera de un espectáculo divertido y a la vez con compromiso por parte de los protagonistas, se llenaba de a poco el 'Islas Malvinas'.
Repleto de banderas de aliento para Del Potro, la (des) organización pasó un video muy emotivo con los logros del argentino en 2016 y a continuación, Juan Martín salió a la cancha. Vestido con la vestimenta de Copa Davis, imitando la bandera argentina (remera celeste, short y medias blancas, zapatillas celestes), fue ovacionado por el público presente, ansioso por verlo golpear la redonda amarilla. Durante el peloteo ya se escuchaban los cánticos característicos de la hinchada argentina: "Dale campeón, dale campeón" y "Del Po... Del Po...". Mientras tanto, Ferrer era un espectador más pero con la diferencia de que estaba empuñando una raqueta.

El partido empezó con un quiebre para el agasajado, rotura que mantuvo hasta el final del set para cerrarlo con dos winners de drive que fueron acompañados por exclamaciones del público por la velocidad y precisión. Distendidos, hicieron jugar a dos ball boys, un clásico de las exhibiciones, mientras "La Torre de Tandil" se mezclaba con gente de la grada para sacarse un par de "selfies", a lo que siguió el regalo de una de sus muñequeras a un ball boy (esa noche el chico no durmió). El partido siguió. Los palazos de derecha y el slice de Juan Martín molestaban a un Ferrer que no daba bola por perdida pero que como el tandilense, estaba falto de ritmo de competencia.
El segundo set también se decidió por un quiebre en favor del campeón del US Open 2009 pero no al comienzo del set como el primer parcial, sino al final. En el medio del segundo set llegó la parte más emotiva y humana de la noche. Una señora le gritó a "DelPo" en un cambio de lado: "Juan, tengo 82 años, sos mi ídolo", a lo que respondió: "¿Querés la vincha?". Lo demás lo ven en la secuencia de fotos publicadas por Marcos Zugasti que estaba cerca de ellos. El ojo observador de "Otra Doble Falta" puede dar fe de que la mujer se dejó puesta la vincha todo el partido. El resultado final del encuentro, anecdótico, fue 6/4 7/5 al ritmo de "Y pegue, y pegue, y pegue DelPo pegue".
Del Potro y Ferrer brindaron una amena y entretenida exhibición en Mar del Plata que como en Pilar, ganó el argentino, más allá de que el resultado en estos partidos es lo menos relevante. 8200 personas disfrutaron de su ídolo en Pilar y 7100 en la ciudad balnearia argentina por antonomasia, prácticamente a estadio lleno en ambas jornadas. Y no es para menos luego de un año que lo tuvo como protagonista en casi todos los torneos que disputó, siempre lejos de Sudamérica, salvo los inolvidables Juegos Olímpicos de Rio. Por eso, verlo en Argentina, aunque sea en carácter amistoso, era una oportunidad que ningún fanático o amante del tenis se podía perder.

Los números no reflejan lo emocional que fue el 2016 para Juan Martín Del Potro pero indican que las cosas se hicieron bien. Campeón de Copa Davis, Medalla de Plata en Rio 2016, campeón ATP (Estocolmo), seis triunfos ante el Top10 y cuarto en la historia argentina con más victorias ATP (326). Además fue elegido por ATP como el regreso del año gracias a que en febrero tocó el puesto 1045° del ranking mundial para finalizar como el 38° ATP, puesto que no mejoró porque ni la Copa Davis ni los JJOO entregan puntos para el escalafón mundial, una verdadera lástima ya que le hubiera permitido empezar el año preclasificado. Tiempo al tiempo...

Daniel Vitale Pizarro para @DeLocalMDP desde el 'Polideportivo Islas Malvinas'

28 noviembre 2016

Desahogo de un país



1981, nada. 2006, nada. 2008, NADA. 2011, nada... Muchas frustraciones para un país tan prolífico. Seis Grand Slams, dos Copas de Maestros, medallas olímpicas, once Top10, infinitos Top100 y ninguna Copa Davis. Siempre cerca, siempre lejos. Rendimientos, egos, peleas y malos manejos dirigenciales fueron algunas de las respuestas a la pregunta "¿Por qué Argentina nunca ganó la Davis?". Pasaron Vilas, Clerc, Nalbandian, baluartes de la competencia que dieron todo de sí para poder conquistarla y nada, la Copa seguía peleada con el sur del continente americano. El 2016 aparentaba difícil para soñar con saldar la deuda, más complicado que otros años por el sorteo. Aparentaba...

Primera ronda: Polonia. Argentina iniciaba la aventura de visitante en Gdansk, bajo el frío polar polaco y sobre una superficie no homologada por ITF. A pesar de todo, el día del sorteo se bajó Jerzy Janowicz, la raqueta número uno local, lo que simplificó (en los papeles) la serie. Sin Del Potro, en recuperación, Argentina derrotó en el cuarto punto a los polacos, selló el pase a cuartos de final y mantuvo la categoría en el Grupo Mundial para la temporada 2017, el primer objetivo de todo equipo al inicio de la competencia. El próximo rival era Italia en Pésaro, también de visitante, equipo de Fabio Fognini y compañía.

Los cuartos de final fueron la instancia elegida por Juan Martín Del Potro para volver a formar parte del equipo de Copa Davis. Sin estar al 100% desde lo físico, integró el dobles junto a Guido Pella, punto que significó el 2-1 de la serie tras la victoria de Delbonis y la derrota de Mónaco el viernes. El punto de la clasificación a semifinales lo consiguió Delbonis ante Fognini en duelo de números uno. Argentina daba el batacazo y accedía a semifinales por decimosexta vez en su historia. Allí lo esperaba Gran Bretaña, en Glasgow (Escocia), campeón vigente de la competición y con los hermanos Murray líderes del equipo.

Alcanzar la final en 2016 era una utopía. Gran Bretaña contaba con el N°2 del mundo en singles y el N°4 en dobles. De visitante, era casi imposible pensar en una victoria albiceleste. Pero como en la vida no hay imposibles, Argentina se aferró de ese "casi" y el viernes Del Potro hizo lo impensado, venció a Murray, su verdugo semanas atrás en la final de los Juegos Olímpicos. Pella aportó el segundo punto y Mayer selló la clasificación el domingo en el quinto punto. Nadie podía creer lo que había pasado en Escocia. Argentina 3-2 a Gran Bretaña y finalista de la Copa Davis 2016, la quinta en su rica historia tenística.

Del Potro festeja su heroico triunfo con su equipo y los 4000 argentinos presentes en Zagreb

Otra vez de visitante. Todas las series fuera de casa. El rival en la final era Croacia. Cilic, Coric, Karlovic, Dodig... Durísimo. Por suerte (deportiva) para Orsanic y sus secuaces, Borna Coric no pudo formar parte del equipo por lesión. La apuesta del capitán por Delbonis como single dos dio resultado ya que exigió a Cilic hasta el quinto set. Del Potro resistió los embates de Karlovic e igualó la serie el viernes. El dobles, clave como siempre, inclinó la balanza en favor de los locales que tenían dos chances de sellar la serie y ganar la Ensaladera de Plata por segunda vez en su historia.

Cerca, muy cerca estuvo Marin Cilic en el cuarto punto de darle una alegría a su país. Dos sets a cero, superior al argentino y sin atisbos de cambios en el desenlace del partido. Pero Juan Martín es distinto a la media y más aun cuando juega por su país. Garra, corazón, sacrificio, entrega y esa mentalidad que pocos tienen en la historia del deporte, lo devolvieron al partido para vencer al seis del mundo en cinco sets electrizantes. Faltaba lo más dificil, terminar la hazaña, sobreponerse a la presión de semejante responsabilidad y ganar el quinto punto, de visitante y contra alguien con más experiencia y mejor ranking. A todo eso se enfrentaba Federico Delbonis el domingo.

El de Azul jugó el partido perfecto. Devolvió fantástico, nunca se desconcentró, fue agresivo y no permitió que Karlovic impusiera su juego de saque, voleas y ataque constante. Y lo más importante y difícil, no le tembló el pulso a la hora de definir el encuentro, con todo lo que significaba para él, el equipo y el país. Jugó el partido de su vida, en el momento indicado. Federico Delbonis fue el ladero perfecto de Del Potro este fin de semana en Croacia. El tenis es individual pero cuatro veces por año, las individualidades se juntan para formar un equipo. Ese equipo fue el que sacó pecho en las difíciles durante la temporada y logró lo impensado en un año como este, ser campeones de la Copa Davis. APLAUSOS INTERMINABLES.

Daniel Vitale Pizarro

21 noviembre 2016

¿La Era Murray?



Desde que el tenis es profesional (1968), nunca el uno y el dos del mundo disputaron el primer puesto del ranking mundial en el último partido del año, la final del Masters. Andy Murray, flamante número uno por escasos puntos, defendía su posición de privilegio ante el antiguo monarca, en un partido a todo o nada. El campeón tenía premio doble: el mejor de los mejores ocho del año y el N°1 de la temporada 2016. La final soñada por espectadores, patrocinadores y organizadores del torneo. En un ambiente único como el que ofrece la "Arena O2" de Londres, Murray y Djokovic se enfrentaban por 35° vez en su carrera.

El escocés llegaba a la final del Masters con un invicto de 23 partidos ganados en torneos consecutivos, su mejor marca histórica. Ocho títulos y cuatro finales en dieciséis torneos disputados era el palmarés del británico, una locura tenística. El serbio, número dos del mundo, arribaba a la definición con un prontuario anual similar: siete títulos ATP más dos finales perdidas, pero con un Grand Slam y un Masters1000 más que su rival. Dueños ambos de cada semestre, el duelo era interesante por donde se lo mire. Encima, el mejor del momento llegaba más cansado, lo que emparejaba el duelo y le ponía intriga al resultado final.

Pero todo quedó en la previa. La versión de Novak estuvo muy lejos de su habitual nivel. Sin ser el del primer semestre, se las había arreglado para alcanzar la final y para aniquilar a Nishikori en semifinales, lo que auguraba una batalla por el trofeo de Maestros. Errático, desconcentrado, sin velocidad de piernas ni explosión en sus tiros, cedió 6/3 6/4 sin oponer, a los ojos del espectador, la resistencia habitual. Un mal día tiene cualquiera y ese mal día fue justo en esta final. Tenso, con tiros cortos, Djokovic pareció padecer la final en vez de disfrutarla. El sexto título en Londres y la paridad con Federer deberá esperar.

Su rival tampoco brilló. Errores no habituales mantenían el partido parejo pero la actitud de Andy era diferente. Puño apretado en los momentos importantes, concentrado y con menos errores no forzados, llevó siempre las riendas del encuentro hasta sellarlo con su servicio. Ganó el que falló menos, y eso fue Andy Murray. Partidos como estos hay miles, en los que entran en juego otras cualidades por sobre las tenisticas, y esa batalla la ganó el nacido en Escocia hace 29 años. La mentalidad, una vez más protagonista en una final, el atributo más importante para un deporte individual. "Mente superior domina mente inferior".

Novak Djokovic describe el partido para los que no pudieron verlo en vivo: “Esperaba jugar a un gran nivel hoy, sabía que él no estaría cansado. Simplemente jugué mal, no fue mi día. Cada día es diferente y hoy fue uno de esos en los que no he sentido la bola. Cometí muchísimos errores y ante este tipo de tenistas hay que ofrecer una versión superior y hoy no estuve cerca de eso. Me faltó esa chispa para jugar los puntos importes, quizá igual que en los últimos meses. Cada vez que tuve una buena oportunidad la perdí, cometí demasiados errores no forzados. No he tenido ninguna oportunidad seria de ganar, él ha sido el mejor jugador. Enhorabuena a Andy por mantener esa fortaleza mental durante todo el encuentro, siempre jugando con los tiros adecuados".

Rebosante de alegría por el objetivo cumplido y la satisfacción de quedar en la historia del deporte, "Andrew"no ubicó esta victoria como la mejor del año: "Ha sido un día muy especial. Sentía que jugaba más por el N°1 que por el torneo. En las últimas semanas no paré de recibir mensajes de la prensa, mis amigos... hablándome de que tenía que ganar muchos partidos para conseguir el número uno. Estoy muy contento de acabar el año en lo más alto del ranking, esto es algo que nunca me esperaba. A pesar de todo, la victoria ante Del Potro en los Juegos fue la que más satisfacción me dio, la más especial".

El título de Murray es el primero en el Masters, torneo que se le negaba desde su debut en 2008. En total acumula 44 trofeos ATP, nueve conseguidos esta temporada, por lejos cantidad la más caudalosa de su carrera. 26° número uno en la historia del profesionalismo y 17° diferente que finaliza un año calendario en esa posición. Y mirá lo que son las coincidencias que su hermano, Jamie Murray, finalizó 2016 como N°1 del mundo en dobles. Judy Murray tiene motivos más que suficientes para festejar las fiestas. Los deseos de fin de año se le cumplieron antes de haberlos pedido. La familia Murray es la dueña del tenis masculino.

Daniel Vitale Pizarro