18 septiembre 2016

Destino Croacia


Glasgow, Escocia, Gran Bretaña. El 'Emirates Stadium' era el escenario elegido por los locales para recibir a Argentina por una de las semifinales de la Copa Davis en su versión 2016. Andy Murray (2° ATP singles) y su hermano Jamie (4° ATP dobles), acompañados por Kyle Edmund (55°) y Daniel Evans (53°), eran los campeones vigentes de la competición y candidatos a volver a la final a fines de noviembre. Los convocados por el capitán argentino Daniel Orsanic para viajar a Europa y lograr la hazaña fueron Juan Martín Del Potro, Guido Pella, Federico Delbonis y Leonardo Mayer. Los visitantes sin un Top40 entre sus seleccionados.

Elegido por la nueva dirigencia de la AAT para convencer a Del Potro a volver al equipo y con un proyecto para el desarrollo del tenis de base interesante, Daniel Orsanic tomó las riendas del equipo argentino de Copa Davis la temporada pasada. Semifinalista en 2015 sin "DelPo" en el equipo pero con el apoyo del tandilense, a la espera de su recuperación, Argentina inició 2016 con victoria en Polonia. Italia de visitante fue el siguiente escollo sorteado por este equipo con la presencia de Juan Martín en el dobles, fundamental por el efecto causado en los rivales y en sus compañeros. El triunfo en Pesaro dejó buenas sensaciones, sabiendo que con los meses Del Potro mejoraría físicamente.

El ejecutor y el mentor en un abrazo que cierra una de las mejores victorias de la carrera de Del Potro

Llegó septiembre. La serie de 'superactuaciones' de "La Torre de Tandil" en la últimas semanas (Wimbledon, Rio 2016 y US Open) elevaron el nivel de la serie y mermaron la diferencia que había entre ambos equipos. A pesar de eso, el cansancio acumulado perjudicaba al argentino al no permitirle, salvo partidos muy rápidos, disputar los tres puntos. Tercer jugador más arriba en el ranking de los convocados, al límite físicamente, la estrategia elegida fue ir de N°2, enfrentar a Murray el viernes, jugarse a dar el batacazo y después ver si jugar el dobles, el singles o ambos en el mejor de los casos.

El sorteo determinó que la serie la abrían Murray-Del Potro. El plato fuerte era la entrada de la cena. Cinco horas y siete minutos de gran tenis terminaron con la alegría visitante, el parido más largo de la carrera del ganador. La final de Rio 2016 invertía los ganadores. 1-0 Argentina. La presión caía sobre Edmund que debía no defraudar ante Pella. Ante la incrédula mirada de escoceses, ingleses, galeses y norirlandeses, alentando a los suyos, Guido ponía match point al equipo albiceleste el primer día de competencia. Ni los más fanáticos u osados imaginaban un 0-2 a Gran Bretaña. Orsanic tomó riesgos y acertó. Pero aun faltaba una eternidad para la final.

El desahogo de un lider, el aplauso de un compañero ideal

El dobles era a priori el punto más difícil de la serie. Jamie Murray (1° ATP dobles en abril), campeón del Australian Open y del US Open 2016, acompañado por su hermano Andy (invictos en Copa Davis) eran una vara muy alta. El viernes extenuó a Juan Martín que sin resto físico para disputar otro singles a cinco sets, prefirió jugar el dobles, hacer fuerza en una modalidad con menos exigencia y sellar una serie épica el dobles. Hubiera sido demasiado perfecto todo. A pesar de sacar sets iguales 4-3, el partido lo ganaron los locales. Desde ese quiebre, fue todo de los anglosajones. La jerarquía de Andy y el oficio de Jamie superó la valentía de Mayer y el orgullo de Del Potro.

Como era previsible y a pesar del cansancio físico visible de Murray, en el duelo de los número uno de la serie, salió airoso el británico. Pella poco pudo hacer ante el N°2 del mundo que dosificó fuerza, fue agresivo y aun agotado, no tuvo inconvenientes. El quinto punto, especulado por muchos, llegó. Pero los elegidos no fueron los del viernes. El pase a la final lo definirían Leonardo Mayer y Daniel Evans. Los nervios y la falta de ritmo del yacaré en este nivel le costaron el primer set pero a partir del segundo, su tenis fluyó, su derecha fue contundente y sin titubear, se llevó el encuentro y la serie. El 114° ATP le daba la clasificación a Argentina a la final de la Copa Davis.

Los protagonistas saludando a Mayer apenas sellado el pase a la final

Será la quinta final de Copa Davis que disputará Argentina a lo largo de la historia de la competencia. En todas las anteriores no pudo obtener la Ensaladera de Plata: 1981 Estados Unidos (Cincinnati), 2006 Rusia (Moscú), 2008 España (Mar del Plata) y 2011 España (Sevilla). Esta vez será en Croacia, aun por definirse la serie. Lo único que se sabe es que será en Croacia, bajo techo y con capacidad para al menos 12000 personas (salvo excepción), reglas ITF para dicho instancia. El anfitrión ya fue campeón en 2005 en su única aparición en una final. Siguiendo con los números, Argentina es el único país con cuatro finales que nunca fue campeón del certamen. ¿La quinta será la vencida?

Daniel Vitale Pizarro

12 septiembre 2016

#StanTheMan



El gesto del torneo

Tercera ronda del US Open 2016. Stan Wawrinka servía match point en contra 4/6 6/3 6/7 6-6 (5-6). Pasó el susto, ganó el set y el encuentro. Partido a partido el suizo se fue encontrando con su juego. Marchenko fue una especie de sparring en octavos de final. Del Potro y Nishikori elevaron la exigencia pero no pudieron sostener el nivel a lo largo de sus encuentros, desbordados por momentos por la potencia de Wawinka. En la final lo esperaba Novak Djokovic, acostumbrado a las definiciones por torneos importantes. El serbio llegaba a la final en Nueva York en una situación extraña: dos retiros, un 'walk over' y un Monfils desganado y displicente durante casi toda la semifinal.

La final del US Open enfrentaba a los mismo protagonistas que la de Roland Garros 2015. En Flushing Meadows, el nivel de Wawrinka venía en ascenso y el de Djokovic estaba en una meseta entre los retiros, los dolores en su codo derecho y la inconsistencia de los últimos torneos disputados. Quizás este US Open haya sido el de peor nivel en el cual llegó a la definición, pero llegó. Número uno del mundo, doce Grand Slams ganados y veinte finales más en sus hombros, palmares desorbitante, historia pura en el 'Arthur Ashe', enorme desafío para "Stan The Man" que además acumulaba el doble de horas durante las dos semanas de competencia.

Esta foto tiene photshop (?)

Le costó algunos games meterse en el partido. Remontó, perdió el primer set en el tiebreak y a partir de allí, fue todo de Wawrinka. A fuerza de tiros ganadores desde la base, reveses incontestables y drive dominadores, Stan se iba abriendo camino en un final muy trabada. Djokovic no daba el brazo a torcer pero tampoco incomodaba al suizo con sus golpes. Defendía como siempre, competía como siempre, pero no desequilibraba. Del otro lado, "Stanimal" nunca titubeaba y llevó siempre las riendas del partido. El resultado dependía de su puntería, decisión y frialdad. Había que ganarlo. Novak no iba a regalar absolutamente nada, iba a pelear hasta la última bola.

¿Drama? También tuvo drama esta final. Los médicos ingresaron varias veces durante el partido pero por precaución, sin que ninguno pidiera el tiempo de atención extra, hasta que las ampollas con sangre del número uno frenaron el encuentro cuando estaba al borde del desenlace, antes del cambio de lado, lo que enfureció a su rival. Disculpas de por medio y vuelta a la cancha. El cansancio físico era cada vez mayor, pero la cabeza es la que manda y ninguno mostró signos de agotamiento. Adelante en el marcador, Wawrinka administró el quiebre y sin antes sufrir en cada turno de saque, lo cerró tras un revés largo del serbio. Campeón.

Aferrado y atento

"Estoy fundido, me lo dejé todo en la pista. Ha sido un partido muy exigente, durísimo. Hasta finales del primer set no llegué a la final. Pensé que él podía jugar mejor, pero al menos, estaba ahí. Ganar el torneo después de haber estado a un punto de haber perdido en 3ª ronda se siente muy especial. Al principio de los torneos no juego mi mejor tenis, pero llego a las finales para ganar. A pesar de eso, antes de la final estaba muy nervioso, como nunca antes. Estaba temblando en el vestuario. Me he puesto a llorar". Un autentico Wawrinka ante los micrófonos demostró que ante todo es persona y que tiene nervios como todos, a pesar de no haberse notado ante semejante escenario.

Wawrinka hace rato que es un jugador distinto al resto. Desde 2013 que su estirpe cambió. Su tatuaje en el brazo izquierdo (“Lo intentaste. Fracasaste. No importa. Sigue intentándolo. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”) y la contratación de Magnus Norman como coach marcaron un antes y un después en su carrera. Stan pasó de ser un peligro para cualquiera, a un ganador; de perder finales o partidos importantes o no perder once definiciones al hilo. Desde que alcanzó la semifinal del US Open 2013, su carrera explotó. Campeón de un Grand Slam por temporada en diferentes escenarios y siempre ante en N°1 vigente. Si, así como leen. Cuando la mente supera al físico y al tenis, todo lo puede.

El próximo modelo tendrá una nueva silueta...

"Ha sido un encuentro muy exigente físicamente. Él ha sido el jugador con mayor coraje en los momentos decisivos. Ha sido más fuerte mentalmente. Unos pocos puntos deciden un partido de este calibre y hoy ha sucedido así. Yo no aproveché mis oportunidades de quiebre y eso que tuve muchas. En partidos así, si no aprovechas las oportunidades, tu rival lo hará. Él lo ha hecho. Ha sido más valiente, ha dado un paso hacia adelante, más agresivo, mientras yo esperaba a que pasaran cosas”. Muy claro el múltiple campeón de Grand Slams a la hora de desgranar las claves de su derrota, la quinta en finales en el US Open, misma suma que Lendl aquí y Murray en Melbourne.

Campeón del Australian Open y Roland Garros para ganar los cuatro 'Grandes' al hilo, algo inaudito en la historia, solo empatado con Rod Laver (1962 y 1969) y Donald Budge (1938), Djokovic no se olvidó de su espectacular año: “Para mí ganar cuatro Grand Slams consecutivos fue un gran logro. Estoy muy orgulloso de ello y la derrota de hoy no puede empañar lo logrado en Australia y especialmente en París. Ganar dos Grand Slam este año, jugar otra final más… no tengo queja. Obviamente me hubiera gustado ganar hoy pero debes dar la mano a tu rival y felicitarle. Aceptar la derrota y seguir adelante”.

Daniel Vitale Pizarro

29 agosto 2016

España invadió USA



Sin figuras de renombre entre los participantes por estar pegado al US Open, Winston Salem presentaba en su cuadro principal de 64 jugadores (más grande que los habituales ATP250) a muchos ex Top10. Lo favoritos quedaron en el camino y arribaron a la final Roberto Bautista Agut y Pablo Carreño Busta. Los españoles de doble apellido se fueron abriendo camino hasta llegar a la definición para enfrentarse por segunda vez en su carrera en el circuito principal. En el US Open 2015 el ganador fue Roberto y en Winston Salem 2016 el vencedor fue Pablo, y este último fue el que se llevó el premio mayor, un título ATP, el primero de su carrera.

“Ganar mi primer título en el circuito profesional de la ATP es un sueño. Trabajé realmente duro para estar aquí y ahora puedo disfrutar de este momento. La sensación es increíble. Para batir a Roberto (Bautista Agut) tienes que luchar porque es un rival muy duro. Es español como yo y no es fácil competir contra otro jugador español”, le comentaba Carreño a la Agencia EFE tras ser campeón en el torneo previo al US Open, certamen que este año inaugurará el techo retráctil del 'Arthur Ashe' (estadio exclusivo de tenis más grande del mundo) y presentará el nuevo 'Grandstand', tercer estadio en importancia de Flashing Meadows.
Típico jugador de la escuela española, desde el fondo de la cancha, veloz, consistente, sin grandes tiros pero buscando el drive para dominar, Carreño Busta dio el salto de calidad necesario para establecerse en la elite del tenis mundial. Exnúmero seis del mundo junior, como a muchos, no le fue fácil la transición al profesionalismo. Pero todo llega. A los 25 años, su actitud dentro de la cancha es otro y acompañado por los resultados, está disfrutando del circuito ATP. A los triunfos en singles le suma las victorias en dobles. Durante la gira sudamericana obtuvo un título en tres finales disputadas, un habitué de la especialidad en la arcilla del sur del continente americano.

Pablo Carreño Busta era un jugador hasta 2016 y otro totalmente distinto durante 2016. Profesional desde 2009, acumulaba apenas 34 partidos ganados en el circuito ATP, sin finales en singles ni en dobles. Asiduo jugador de Challengers (9 títulos) y Top100 desde 2013, nunca había ingresado al Top40. Pero 2016 no sería un año más en la carrera del español, sino todo lo contrario. Final en San Pablo, final en Estoril y campeón en Winston Salem. 30 partidos ganados en lo que va de la temporada lo depositaron por primera vez entre los cuarenta mejores del mundo (39°) en agosto. Pablo maduró.

De otra época

Si Pablo está teniendo su mejor año como profesional, Roberto está muy cerca de superar lo hecho en 2014. 17° ATP, dos títulos y una final son los número del castellonense esta temporada, recorrido similar al 2014, su mejor año, salvo por la semifinal en un M1000 de Madrid y por haber sido el 14° ATP, su mejor posición hasta hoy. El US Open y los dos meses siguientes de competencia determinarán si el 2016 será el mejor año de su carrera o se quedará en las puertas de serlo. Regular, inteligente, combativo y dueño de una de las derechas más planas de circuito, Buatista Agut finalizará Top25 por tercera temporada consecutiva salvo una catástrofe tenística.

Pablo Carreño Busta, séptimo español campeón ATP este año y el más joven del Top100, debutó como campeón ATP en 2016 (Winston Salem) y se convirtió en el sexto jugador en lograrlo, misma cantidad que en todo 2015. Admirador de Juan Carlos Ferrero, hoy entrena en su Academia, una especie de sueño cumplido. "Cuando estuve allí hace unos días coincidí con él, lo vi y entrenamos. Él (Ferrero) sabe que es mi ídolo, se lo dije varias veces, le he enseñado recuerdos en casa como una foto que tengo con él cuando era N°1. Es muy especial todo lo que estoy viviendo", en declaraciones al portal web de la ATP.

Daniel Vitale Pizarro

22 agosto 2016

Ataque sorpresa



Un clásico de Cincinnati

No son muchos los casos en los cuales un jugador es ganador de Grand Slam pero no de Masters1000, la categoría anterior en jerarquía. Más aun, nunca había sido semifinalista en esta categoría (0-8 en CF). Kafelnikov es el caso más curioso porque no solo ganó Grand Slams (2) sino que fue N°1 del mundo. Gastón Gaudio también se coronó en un Major (Roland Garros 2004) y nunca pudo hacerlo en un Masters Series, llamados así hasta 2009. Marin Cilic pertenecía a esa lista al haber conquistado el US Open 2014 y trece torneos más, todos ATP250 (más raro aun). Pero en Cincinnati el croata iba a diferenciarse de ellos.

Marin Cilic sorprendió a todos hace dos temporadas cuando se proclamó campeón de Abierto de los Estados Unidos. Mismo resultado en Moscú semanas más tarde, nunca más volvió a demostrar ese nivel. Lesiones y rendimientos irregulares privaron a Marin de luchar por los puestos de vanguardia del ranking ATP. Exnúmero ocho del mundo y sin salir del Top15 desde que ganara el US Open, desembarcó en Cincinnati con sensaciones extrañas porque había caído prematuramente en Rio 2016 frente a Monfils tras un gran nivel demostrado en Wimbledon cuando se le escapó de los manos el partido de cuartos de final ante Roger Federer. Ese fue el partido clave.

Saque y derecha, combo letal

El camino al título no fue para nada sencillo. Troicki, Verdasco, Berdych (8°), Coric (vencedor de Nadal), Dimitrov (el búlgaro sacó 6/4 4-2) y Murray (2°). El escocés llegaba a su séptima final consecutiva y con una racha de 22 partidos ganados de forma consecutiva (Queens, Wimbledon, JJOO y Cincinatti), la más extensa desde que es profesional. Candidato principal al título por la ausencia de Djokovic, no estuvo al 100% de sus posibilidades físicas ya que el domingo era campeón en Rio 2016 y el miércoles debutó en Ohio, con lo exigente que fueron las olimpíadas. Dolores en su hombro casi lo obligan a abandonar durante los primeros días pero aguantó y llegó a la final.

“Después del primer partido, tuve problemas con mi hombro. Lo hablé con mi equipo y el fisioterapeuta confiaba en que fuera solo fatiga y no un daño estructural. Cuando supe que no iba a empeorar la situación, pensé: ‘Tratemos y ganemos la mayor cantidad de partidos posibles'. Estoy muy orgulloso de mi semana. La final no se dio como hubiera querido, pero no esperaba clasificar a la final. Ha sido muy positivo. Ahora pienso en descansar algunos días”. Así describió Andy su semana en Cincinnati, torneo que ganó en 2008 y 2011, y agregó: “Estoy jugando mi mejor tenis. No está ni cerca de lo que había hecho antes".

600 y contando...

El británico alcanzó las 600 victorias al acceder a cuartos de final y terminó el torneo con 602 triunfos ATP, cifra solo alcanzada por 23° jugadores en la 'Era Abierta'. No pudo coronar la semana con el trofeo de campeón pero el homenaje por la tremenda suma de partidos ganados fue en cancha. Noticia también fue la primera derrota del escocés bajo la conducción de Ivan Lendl. En su segunda etapa como 'coach' del N°2 del mundo solo conocía victorias pero esa senda no es interminable y se tuvo que conformar con un segundo puesto. A 1215 puntos ATP de la cima del ranking mundial, la lucha por el N°1 tras el Masters dependerá de como se distribuyan los puntos en el US Open...

Invasión de fans

La confianza del croata tras Wimbledon se combinó con la agresividad de siempre, basada en un gran servicio y en su dominante derecha lo que terminaron en su primer título de la serie mil. “Siento que esta semana jugué a un gran nivel de tenis. Es mi mejor semana de juego desde el US Open 2014. Incluso el año pasado pude disputar algunos buenos torneos, pero todavía estaba buscando mi juego. Esta semana he logrado encontrar un buen ritmo en las pistas. En las primeras rondas tuve un nivel muy bueno. El partido ante Berdych fue de gran calidad de tenis", las sensaciones de un jugador que nunca bajó los brazos y que llega de la mejor manera a Flushing Meadows.

El campeón pudo con la hegemonía del Big4 en los Masters1000. Desde 2010, es apenas el quinto jugador que logra coronarse en un M1000 a excepción de Djokovic, Nadal, Federer y Murray. 54 de los últimos 59 certámenes fueron conquistados por alguno de ellos y Cilic pudo inscribirse en esa selecta lista. Soderling (Paris 2010), Ferrer (Paris 2012), Wawrinka (Monte Carlo 2014), Tsonga (Toronto 2014) y Cilic (Cincinatti 2016), los privilegiados. 15° título ATP para el nacido en Medjuorje (Bosnia), primero de la temporada sobre tres finales disputadas con un total de 26 finales ATP desde que es profesional.

Daniel Vitale Pizarro

15 agosto 2016

Figuritas repetidas



Lágrimas de campeón

Final del Australian Open y Madrid, campeón en Roma, final en Roland Garros, campeón en QueensWimbledon... Andy Murray (oro en Londres 2012) llegó con esos resultados a los Juegos Olímpícos de Rio 2016. Máximo candidato junto a Novak Djokovic, los dos mejores tenistas del año asistieron (pese a las bajas) a la cita que se desarrolla cada cuatro años y que en esta edición no entregó puntos para el ranking ATP. La aclaración es válida porque muchos de los tenistas TOP optaron por no viajar a Sudamérica por diversos motivos, entre ellos la no entrega de puntos ATP ni de dinero, el famoso ZIKA o lesiones inoportunas.

Los ausentes no fueron pocos y sin entrar en detalles por los motivos de la no participación de cada uno, cinco Top10 y diez Top20 no aterrizaron en Rio de Janeiro. Un número llamativo por tratarse de una competencia con semejante tradición y repercusión mundial. Sin darle importancia a las ausencias, Andy Murray inició su recorrido hacia una nueva final olímpica. Troicki, Mónaco, Fognini y Johnson lo depositaron en zona de medalla. Del otro lado del cuadro, la sorpresa la dio Juan Martín Del Potro que derrotó a Djokovic en primera ronda y dejó acéfala esa parte del 'draw'. Sousa, Daniel y Bautista Agut fueron sus rivales hasta semifinales.
Murray se deshizo con rapidez de Nishikori para alcanzar una vez más la final olímpica. ¿Su rival? Juan Martín Del Potro. El argentino dio otra muestra de carácter, voracidad y espíritu olímpico para vencer a Rafael Nadal en un partido para el recuerdo. Agotado físicamente pero con el orgullo intacto, "DelPo" dejó todo lo que tenía dentro de la cancha y ni siquiera la mente más fuerte de la historia del deporte pudo con él. "Rafa", acostumbrado a triunfar en condiciones inhumanas y con el marcador adverso, no pudo contra la mejor derecha del circuito. Lágrimas en los ojos una vez más para el de Tandil, 'deshidratado' esta semana.

"Estoy llorando todos los días, no se cuanto va a aguantar mi corazón", decía Del Potro en plena competencia. Sentimientos encontrados, emociones de todo tipo. Casi tres años sin competir regularmente, con un revés a dos manos que no está a la altura pero con todo lo demás en un nivel por encima de la media, "La Torre de Tandil", silenciosa, fue paso a paso hasta la final de un Juego Olímpico, en un cuadro harto complicado. 141° ATP, sin esperanzas de medalla y con el objetivo de volver al ritmo de competencia, lo conseguido por Juan Martín fue un sueño hecho realidad. Y aun le faltaba disputar la final.

La derecha que tanto daño hizo, muy rápida hasta para las cámaras

La lucha por la dorada fue un parto. Exhausto desde lo físico, hizo vibrar el estadio cada vez que su drive penetraba en la cancha rival. Contra todos los pronósticos y realmente en inferioridad física, sirvió para estirar el partido a un quinto set. No lo logró, el escocés lo aprovechó y cerró el encuentro 7/5 4/6 6/2 7/5. Gran Bretaña era campeón olímpica en tenis por segundo Juego consecutivo. Porque aunque los tenistas jueguen solos, como en la Copa Davis, el que gana es el país. Tercera medalla para Murray (dos oros en singles y una plata en dobles mixto) y segunda para Del Potro (bronce y plata en singles), lo que demuestra el compromiso de ambos por su país.

"Estoy realmente feliz. Este ha sido uno de los partidos más difíciles que he tenido que jugar para ganar un título importante. Ha sido muy duro física y emocionalmente. Esto ha sido más duro que la final de Londres. Esta noche podría haber pasado cualquier cosa”, fueron las sinceras palabras de Andy Murray tras la consagración ante Juan Martín Del Potro, lo que magnifica la actuación del argentino en Rio de Janeiro. El trajín de partidos exigentes en una semana, con la posibilidad de disputar tres competencias a la par (singles, dobles y dobles mixto) más la final a cinco (absurdos) sets, sin descanso por la lluvia, mermó el físico y el nivel de los jugadores.

Murray y Del Potro, protagonistas hoy y cuatro años atrás

Juan Martín, sin casi fuerzas para hablar frente al micrófono apenas terminada la final, contó sus sensaciones, lo que sintió durante la semana olímpica: "Dejé hasta la última gota, más de lo que tenía. Ya desde el primer set estaba muy cansado. Ayer tres horas con Nadal, hoy cuatro horas con Murray... Pero bueno, era por esto y no había dolor que me hiciera frenar. Jugué contra Djokovic, Nadal y Murray. Les gané a dos y me faltó el tercero, pero estoy muy feliz porque me llevo algo conmigo. El tenis es mi vida. Sufrí cuando no pude jugar y hoy el tenis me hace feliz de nuevo. Todos los días pasé algo maravilloso aquí y en la Villa. Estoy feliz, recuperé emociones que las daba por perdidas”.

Andy Murray es el único tenista hombre en repetir final olímpica en singles, en Juegos consecutivos y ganar ambas. Acumula un récord de dieciocho partidos ganados de forma consecutiva, su mejor racha como profesional. N°2 del mundo, está lejos de Djokovic en el ranking ATP (más de 6000 puntos) pero no tan lejos en cuanto al nivel...

Daniel Vitale Pizarro

08 agosto 2016

Va tomando forma



"Me gusta"

“No amo el deporte. Pero no sé qué hacer sin él”. Nick Kyrgios es así. Explosivo dentro y fuera de la cancha. Odiado y amado, lo verdaderamente real es su presente en el circuito ATP. 16° en el ranking desde esta semana, el australiano de 21 años, líder de la nueva camada de tenistas denominada #NextGen, se proclamó campeón del ATP250 de Atlanta ante el vigente campeón John Isner. Ambos Top20 ausentes de los Juegos Olímpicos por priorizar su carrera profesional, aprovecharon esta semana para llegar al último partido del certamen en Estados Unidos, con todos los flashes apuntando hacia Rio de Janeiro.

Kyrgios venía de perder en octavos de final en Wimbledon (multado con 4900 libras esterlinas por mala conducta verbal) y en primera ronda de Toronto por el campeón de Wimbledon junior Denis Shapovalov (atentos a este junior), mostrando quejas, críticas, sonrisas soberbias y aires de superioridad. Ademas, durante esas semanas, había confesado que pasó más horas con el ordenador y jugando al "Pokémon Go" que entrenando dentro de una cancha de tenis. Lejos de afectarle, pareciera que todo eso lo potencia. Isner es un rival poco agradable de enfrentar, más aun en su torneo predilecto, y Nick lo derrotó con madurez tenística y en sets corridos.

2-0 en finales ATP...

Sin quiebres y con escasas oportunidades de ambos lados desperdiciadas, todo se definió en sendos tiebreaks, los cuales dominó el más joven. Menos lanzado, atacando más a conciencia, preciso en sus tiros de fondo e incontestable con el servicio, el "aussie" logró una victoria importante para su confianza, en la gira de cemento previa al US Open, último Grand Slam de la temporada. Un patrón de juego más ordenado y profesionalismo en los partidos, sobre todo ante rivales de menor jerarquía, lo catapultarán al Top10, lugar al que se acerca y al que llegará en un corto plazo si repite lo hecho en Atlanta y deja atrás los papelones de Wimbledon, Toronto y muchos torneos más.

“En Marsella (primer título ATP) estaba intratable. Esta semana, en Atlanta, era completamente diferente, no estaba jugando del todo bien en el inicio de la semana y recién el domingo encontré el equilibrio adecuado. Competí y me divertí”, declaró un sincero Nick, enemigo de las declaraciones "tibias". Sobre su contrincante de turno, agregó: “El resto es crucial frente a John. Su saque es de clase mundial. Podría haber sido una historia totalmente diferente si él hubiera conseguido quebrarme o no hubiese restado bien”. El 7/6 7/6 dejó en claro la supremacía de ambos servicios y la paridad en el juego, definido por un par de puntos clave en cada tiebreak.

Su devastador saque no fue suficiente

31 años, vigente tricampeón y 19° ATPJohn Isner acumulaba quince victorias seguidas en Atlanta antes de la final de 2016. Primera definición de la temporada y 21° en su carrera, el gigante norteamericano se potencia en el cemento de su país, tanto es así que 18 de sus 21 finales ATP fueron en suelo estadounidense. Solo los títulos en Auckland (Nueva Zelanda) y la final en Belgrado (Serbia) las disputó fuera de su país. Ex N°9 del mundo, nunca fue semifinalista de Grand Slam y solo una vez alcanzó los cuartos de final (US Open 2011). "Acener" ganó diez títulos ATP en su carrera y en 2015 finalizó como N°11, la mejor ubicación final de su carrera.

Borna Coric (2), Taylor Fritz y Alexander Zverev (2) son junto a Kyrgios (2) los cuatro miembros de la #NextGen que alcanzaron al menos una final ATP, pero el nacido en Camberra es el único que pudo ser campeón. Y lo hizo en dos ocasiones. Talentoso y explosivo, soberbio e irrespetuoso, Nicholas no pasa desapercibido en cada lugar al que asiste, y las sponsors lo saben. 'Nike' y 'Yonex' no dudaron en aumentar sus contratos cuando derrotó a Nadal en Wimbledon 2014 y desde allí, su nombre y nivel subieron exponencialmente. Jugadores con estas características le hacen bien al 'tour', siempre y cuando no se falte el respeto al rival, esa delgada linea tan difícil de no sobrepasar.

Daniel Vitale Pizarro

01 agosto 2016

Treinta veces mil



Las dos caras de la moneda

El Grand Slam de carrera lo desinfló. El título que buscó casi con obsesión desde 2012, inconscientemente le jugó una mala pasada. Campeón de Roland Garros y sin preparación previa para Wimbledon, Novak Djokovic llegó a Inglaterra y se topó en tercera ronda con Sam Querrey. Ese fue su límite. Sorpresa mundial. El tricampeón en el All Englad caía en la primera semana de competencia. El trofeo de los Mosqueteros, que lo ubicó definitivamente entre los más grandes de la historia del deporte, mermaron la intensidad del serbio. Pero fue solo un tropiezo, una derrota que sucedió porque es humano. Toronto comprobó que un tropezón no es caída...

“La derrota en Wimbledon me llenó de motivación, me dio una semana más con mi familia y tiempo de calidad fuera de las pistas. Pensé en otras cosas, recargué baterías y vine aquí (Toronto) lleno de motivación. No podía pedir un mejor inicio de temporada sobre cemento. Espero seguir en la dirección correcta”. Djokovic se sobrepuso al cimbronazo inglés, descansó, cruzó el Altántico y de menor a mayor, estuvo a la altura de las circunstancias: “Empiezo los torneos sintiéndome un poco incómodo en la pista, encontrando el ritmo. Pero al final encuentro el confort necesario, con actitud mental. Los mejores rendimientos fueron en semifinales y finales, no puedo pedir más".

Sin convencer hasta semifinales, Novak pasaba las rondas sin sobresaltos pero con muchas dudas en cuanto a su nivel de juego, incluso llegó a declarar antes de disputar la semifinal ante Monfils que estaba muy lejos de su nivel tenístico. El 6/2 6/3 contundente al francés empezó a despejar las dudas y en la final contra Nishikori lo dejó bien en claro. Atento, rápido, regular y hambriento, aprovechó las desatenciones de su rival y tenaz como siempre, cerró el partido 6/3 7/5 cuando parecía que se complicaba al final del segundo set. “Amo jugar Masters1000. Valoro estos torneos tanto como a los Grand Slams. Seguiré siendo disciplinado, comprometido y concentrado para hacerlo bien”.

En tierra canadiense, el serbio consiguió su 30° Masters1000. En total disputó 90 certámenes de esta categoría desde que es profesional y ganó 293 partidos. Cifras descomunales. Los 30 M1000 lo alejan de su inmediato perseguidor, Rafael Nadal, que cosechó 28 cetros. Más atrás quedaron los 24 de Roger Federer, únicos en ganar 20+ títulos de la serie mil desde 1990. Otra marca superada por "Nole" son los 50 títulos ganados en superficies duras, uno más que Connors y diez menos que Federer, líder. ¡Y eso que no jugaba en cemento desde Miami! A eso también hizo referencia: “Fue suficiente con jugar el primer partido. Antes de eso había practicado durante el día". Humanoide.

Los cuatro Masters de Canadá

Su primer M1000 lo obtuvo en Miami 2007 y ese mismo año también fue campeón del Masters1000 disputado en Canadá, en aquella oportunidad Masters Series de Montreal (año impar). Cuatro años más tarde repitió el título canadiense, refrendado también en 2012. Tres años después de su última coronación en Toronto, volvió a la ciudad NBA y obtuvo el cuarto trofeo en el país del norte americano, misma cantidad que obtuvo en los M1000 de Roma y París. Solo Indian Wells (5) y Miami (6) lo vieron levantar más veces el trofeo de campeón que Canadá. Los 30 se completan con tres Shanghai, dos Madrid y dos Monte Carlo, sin poder ser campeón en Cincinnati (0-4).

Kei Nishikori alcanzó su tercera final en Masters1000 y corrió la misma suerte en todas ellas. Derrotado por Nadal en Madrid 2014 y Djokovic en Miami 2016, en Toronto el rival y el resultado fueron los mismos de Key Biscayne. El japonés disputó su 19° final ATP (8-11) y cuarta de la temporada (1-3). Sexto del ranking mundial, supo ser el número cuatro del mundo (2015) y finalista del US Open en 2014, precisamente cuando obtuvo su última victoria ante Novak Djokovic, contra el que registra un récord negativo en enfrentamientos personales (10-2), cinco de ellos esta temporada, todos para el serbio.

Daniel Vitale Pizarro

25 julio 2016

El show continúa



Gael Monfils integra un grupo de tenistas de elite que juegan "distinto". Nick Kyrgios, Dustin Brown, Benoit Paire y alguno más. Los llamo los "tenistas espectáculo". Más allá de su profesionalismo, se dan el gusto de tirar lujos, hacer jugadas fuera de lo común, arengar al público y demás acciones que despiertan pasiones en las gradas. Y odios. Uno de ellos, Gael Monfils, pudo consigo mismo, y a pesar de tener el peor récord en finales entre los tenistas activos, se proclamó campeón por sexta vez en su carrera, primera en un ATP500. El francés está en un gran nivel a los casi 30 años (1/9/1986) en su 13° temporada como profesional.

Vigésima quinta final ATP de Gael Monfils. Diecinueve de ellas las había perdido. En Washington tenía enfrente a Ivo Karlovic, el gigante croata campeón la semana pasada en Newport. El francés estuvo en la cuerda floja, a punto (y a un punto) de caer por vigésima vez en su carrera en una definición por el título. Pero el titubeo de Karlovic cuando sirvió para partido 7/5 5-4 y cuando tuvo un match point en el tiebreak con la devolución, le dio esperanzas a Monfils que dio vuelta el resultado, ganó el set, quebró por segunda vez el saque de su rival y cerró el encuentro 5/7 7/6 6/4 para adjudicarse su sexto título ATP.

Un drop a la carrera, digno de una táctica ganadora (?)

El ATP500 de Washington le permite subir tres puestos y volver al Top15 (14°), su mejor posición desde 2012. Micrófono en mano, Gael felicitó a su rival y dejó las cosas claras: "Para ser sincero, lo de hoy fue pura suerte". Un poco de verdad y un poco de humor en sus declaraciones ya que nada se consigue de 'pura suerte', aunque es cierto que las cosas no dependieron del todo del campeón ya que Ivo Karlovic hasta el final del segundo set, cuando sacó para ganar el partido, no había perdido ningún juego de servicio en todo el torneo. El mérito fue esperar el momento, aprovecharlo y volver a quebrar (¡otro quiebre a Karlovic!) para ganar el torneo.

Buen año el del parisino que alcanzó los cuartos de final en el Australian Open por primera vez en su carrera y perdió las finales de Rotterdam y Monte Carlo. Ausente en Roland Garros por un virus, cayó en primera ronda de Wimbledon y volvió al ruedo en Washington, torneo en el cual pudo gritar campeón tras treinta meses de sequía. Dueño de un físico privilegiado, considerado por el US Open 2014 como el más atlético que haya participado en Flushing Meadows, paradójicamente su cuerpo fue aquejado por las lesiones a lo largo de su carrera. Se repuso de sus reiteradas dolencias y con su particular estilo, histriónico, siempre volvió a codearse con los mejores del mundo.
Australia, Francia e Inglaterra en su poder...

Exnúmero siete del mundo en 2011, Gael ha disputado entre 2005 y 2016, 25 finales ATP, al menos una por temporada en los últimos doce años, números negativos en porcentajes pero destacados en regularidad. Asiduo Top20, nunca había ganado un trofeo en superficie dura al aire libre. Sus cinco triunfos anteriores fueron cuatro en dura indoor y la restante en polvo de ladrillo. Para sumar más definiciones perdidas, acumula en su palmarés dos finales de Copa Davis: 2010 ante Serbia y 2014 contra Suiza, aunque paradójicamente en 2010 le ganó a Tipsarevic y perdió con Djokovic y en 2014 derrotó a Federer.

Todo lo contrario vivió en su etapa de junior. Finalista del Orange Bowl en diciembre de 2003 a los 17 años, su racha empezó en enero de 2004: campeón del Australian Open, Roland Garros y Wimbledon. Viktor Troicki frustró el "Grand Slam" en octavos de final del US Open, récord impuesto por Stefan Edberg, único en conseguirlo como junior. N°1 del mundo de la categoría, no le costó la transición al circuito profesional pero si ser parte de la elite, algo lógico. Top100 por primera vez en 2005, nunca dejó esa posición de privilegio salvo unas semanas en 2013 por lesión. Top50 casi siempre desde que es profesional, Monfils es un animador del circuito desde su irrupción.

Campeón en Newport la semana pasada, a sus 37 años el croata Ivo Karlovic llegó a dos finales en semanas consecutivas. En el césped norteamericano levantó tres match points para luego ganar el título. En Washington fue a la inversa porque no pudo concretar el punto para partido que tuvo. 35° ATP antes del ATP500, la final lo catapultó al Top30 (27°). Fue su 16° final ATP (7-9) desde que apareciera por primera vez en una definición en 2005. Récord absoluto de aces en cantidad y promedios desde que se tienen registros (1991), la edad no parece un escollo para Ivo que sigue rompiendo marcas de longevidad y cantidad.

Daniel Vitale Pizarro

18 julio 2016

Rompiendo barreras


Roland Garros 2016 fue una bisagra en su carrera, un antes y un después. Los cuartos de final en París fueron mucho más que 360 puntos ATP. A sus 28 años había disputado dieciocho Grand Slams en los que había superado la primera ronda solo en cuatro ocasiones, una vez en cada "Grande", y nunca había podido ganar dos partidos seguidos. Cayó con Stan Wawrinka pero antes había barrido en sets corridos a Milos Raonic (9°) y derrotado en cinco sets a Jack Sock (25°) tras 4h 11m de partido. Tercera ronda en Wimbledon, una vez más superaba la segunda ronda de un "Major", la próxima parada en su calendario era Bastad (Suecia).

Carballes Baena, Arnaboldi, Ferrer (13°) y Verdasco fueron los rivales que venció para debutar como campeón ATP. Lejana quedaba aquella final perdida en Casablanca ante Pablo Andujar hace cuatro años. El zurdo español quería escribir su propia historia: "No puedo estar más feliz. He estado trabajando duro durante mucho tiempo. Llevaba cuatro años esperando desde la última final. A veces pensaba que no tendría oportunidad de ganar un título". Feliz, el catalán se quitó un peso de encima y promediando la temporada, ya superó todo lo hecho en años anteriores y recién estamos en julio. Desde el lunes será 31° ATP, su mejor ubicación histórica.

Roland Garros 2016, para el recuerdo

Cuando se retire podrá decir que representó a su país en la Copa Davis y en los Juego Olímpicos (ITF decidió que podrá participar en Rio 2016), que fue cuartofinalista de un Grand Slam, que derrotó a Roger Federer y que fue campeón ATP, eso solo hasta 2016. En la cúspide de su carrera, todo lo que venga será recibido con los brazos abiertos. Virtual Top30, el Top20 será su objetivo a corto y plazo, antes de fin de año, para apuntar hasta quien sabe que posición en 2017. Finalista en dobles en Bastad 2013, su relación con el certamen sueco es ampliamente la más estrecha que mantiene en el circuito, con dos finales de las tres que ostenta entre singles y dobles.

Albert Ramos se sumó a Nick Kyrgios, Diego Schwartzman y Steve Johnson como los campeones debutantes ATP en 2016 siendo el español el más veterano de los cuatro. Además del título en Bastad, Ramos Viñolas cosechó a lo largo de su carrera seis Challengers entre 2010 y 2014, todos en arcilla. De récord negativo en el circuito ATP (113-135). Exnúmero nueve del mundo en junior en 2006, entre otros resultados por ser campeón del Banana Bowl, torneo juvenil en ese momento equivalente en jerarquía a los Grand Slams, no solo se queda con sus actuaciones como tenista, también estudia de manera virtual para graduarse en administración de empresas y ejercer tras su retiro del deporte.
Fernando Verdasco (32 años - 59° ATP), campeón en Bucarest en abril, exnúmero siete ATP y finalista por 21° en lo que va de su carrera (7-13), era el amplio favorito para adjudicarse el torneo que lo había visto caer en la definición de 2013 ante Carlos Berlocq. Zurdos y con tendencia a invertirse de drive, Verdasco más potente y talentoso, Ramos más consistente y táctico, la final se inclinó para el nacido el Barcelona a pesar de los intentos del madrileño de acercarse en el marcador en ambos parciales, que no alcanzaron para estirar el encuentro a un tercer set. 6/3 6/4 fue el resultado final, más luchado de lo que parece.

Cuando le preguntan sobre que aspecto de su juego ha mejorado, Ramos Viñolas no duda: "Pienso que estoy jugando mejor por el lado del revés, que me ha dado más confianza y me ha ayudado a jugar mejor en defensa y cuando voy al ataque. Mi derecha sigue siendo la misma". Pero el tenista es persona ante todo y muestra su lado más humano en el día a día: "Cuando estoy en casa, me relajo con mi novia, amigos y familia. Entreno en el club donde empecé a jugar. Mi entrenador, José María Díaz, es el director de la escuela de tenis de allí. También hago mi acondicionamiento físico allá". Fiel a sus inicios.

Daniel Vitale Pizarro

12 julio 2016

Uno para el otro



Selfie en la Central de Wimbledon, como vos, como yo, como cualquiera...

Treinta y uno de diciembre de 2011. Andy Murray acumulaba tres finales perdidas de Grand Slam y cinco semifinales. El karma de las rondas finales empezaba a pesarle cada vez más. Sin británicos campeones de Grand Slam en la Era Abierta y con el último en la década del '30 (Fred Perry), la presión y los rivales de fuste del momento le impedían consagrarse campeón de un 'Grande'. Pero a partir de esa fecha, la tendencia comenzó paulatinamente a modificarse. El escocés decidió contratar a un entrenador con experiencia en perder finales de esa envergadura (8-11) y que además haya podido superar esa angustia y transformarla en algo positivo. ¿El elegido? Iván Lendl...

Pionero en contratar leyendas del deporte como entrenadores, Andy debutó con Lendl en su box en el Australian Open 2012 y cayó en semifinales. Los cuartos de final en Roland Garros marcaban que en ambos 'Majors' había alcanzado una ronda menos que en 2011. Los rumores de la pareja Murray-Lendl se escuchaban y leían por doquier. Pero llegó Wimbledon y todo cambió. Fue un antes y un después en su carrera. Set y quiebre arriba en la final no fueron suficientes para doblegar al mejor tenista de la historia sobre la hierba, Roger Federer. Pero ya no era el mismo Murray. Su actitud dentro de la cancha y su mentalidad, eran otras.

Las tres victorias más importantes de su carrera, hasta hoy...

Y lo demostró unas semanas después cuando la final de Wimbledon se repitió en los JJOO, en el mismo escenario. En ventaja física por la edad y por el maratónico partido que Federer le ganó a Del Potro en semifinales en más de cuatro horas, Andy derrotó a Roger en sets corridos sin inconvenientes. La primera gran victoria de la dupla Lendl-Murray. El US Open fue la frutilla del postre de la temporada. Mentalmente más fuerte y más agresivo con sus golpes, se llevó por delante a Djokovic en la final. Finalista en Australian Open y ausente en Roland Garros 2013 por dolores lumbares, llegó Wimbledon.

Otra vez Djokovic en la final de un Grand Slam. Como sucedió en los JJOO gracias nuevamente a una extenuante semifinales de Novak con Juan Martín, Murray se consagró en sets corridos ante el serbio. El mayor objetivo estaba cumplido: ser campeón de Wimbledon. Lendl era parte importantísima del triunfo. Los dolores en su espalda se volvieron insoportables por lo que tuvo que parar tras el US Open. Meses afuera del circuito desembocaron en la desvinculación de mutuo acuerdo entre jugador y pupilo en marzo de 2014, con palabras de agradecimiento de ambas partes. Un ciclo que parecía terminado...

La alegría de ser finalista de Grand Slam y eliminar a Federer en semifinales

Murray tardó en recomponer su forma física y tenística de tras la operación, lo que lo excluyó del Top10 en septiembre de 2014 (12°), pero que en un meteórico final de temporada, llegó al sexto puesto para clasificarse al Masters y "maquillar" un año magro. Daniel Vallverdú y Amelie Mauresmo fueron los entrenadores entre 2014 y 2015, con los mismos resultados que antes de la llegada de Lendl: semifinales y finales de Grand Slam, inalcanzable para la mayoría, insuficiente para él. La negativa de Ivan Lendl en 2015 de entrenar a Berdych hizo pensar que el checo no iba a regresar al circuito, pero semanas antes de la gira sobre césped 2016, su nombre sería noticia.

Ivan Lendl acordó volver a formar parte del grupo de trabajo de Andy Murray, en principio para la gira de pasto. Campeón en Queens a días de volverse a encontrar en una cancha de entrenamiento, "Iván el Terrible" sentía que no había pasado el tiempo desde que dejaron de trabajar juntos. Llegó Wimbledon. Por tercera vez Murray estaba en la final y Lendl en el banco. Tres finales en tres presentaciones como "sociedad". En esta Milos Raonic era el rival de turno. El británico lo había derrotado semanas atrás en Queens y por primera vez en sus once finales de Grand Slam, no iba a enfrentar a un miembro del 'Big4'. Y no lo iba a desaprovechar.


La Copa a TODOS lados

Finalista en los tres Grand Slams de la temporada (primera vez que lo logra y primera vez en tres finales de GS en un año calendario), Andy Murray no titubeó en ningún momento y despachó en sets corridos al canadiense, debutante en finales. Quizás el mejor Grand Slams disputado en cuanto a nivel tenístico, aunque no venció a ningún miembro del Big4 pero si a dos Top10 (Berdych Raonic). Tres Grand Slams ganados en once finales disputadas, los tres con Lendl como coach. ¿Casualidad o causalidad? La sociedad vuelve a dar sus frutos, y como si nunca se hubieran desvinculado, en unas semanas lograron los dos objetivos planteados: Queens y Wimbledon, invictos.

“Confío mucho en él. Solo su presencia en el box ya me transmite mucha seguridad y confianza. Yo jugaba con muchísima presión encima. Fue difícil durante muchos años, porque cuando competía estaba pendiente de todo lo que se comentaba sobre mí. Era difícil, pero ahora ya no me afecta. Era muy difícil gestionar toda esa presión. Cada uno lo hace de modo diferente. A mí lo que me ayudó de verdad fue trabajar con Lendl, porque él tenía muchísima experiencia y le había pasado lo mismo que a mí: perdió sus primeras cuatro finales de Grand Slam. Él sabía lo que eso significaba, así que eso me ayudó”, palabras de Andy Murray en alusión a su entrenador y el impulso anímico que le proporciona la figura de Iván.

Lendl, Delgado y Murray, el tridente campeón

Lendl aclara que su trabajo no es mejorar la técnica, sino que se ve a si mismo como un gran motivador y analista táctico: "No trabajo la técnica. Cero. Creo que con 27 o 29 años, lo que tienes es lo que tienes. Puedes retocar ciertas cosas pero cambiar la técnica no es algo que quiera hacer ya que no pienso que se deba hacer a esas edades y porque soy muy malo en ello. Incluso trabajando con los juniors pido a alguien que sea bueno en eso porque yo no lo soy. Puedo ver que hay algo mal en tu derecha y ver lo que es pero no tengo ni idea de cómo arreglarlo". ¿Los objetivos a corto plazo Ivan?: “Obviamente queremos arruinar los planes de Djokovic y haré todo lo posible para que Andy sea número uno del mundo. No puedes garantizar victorias, pero si trabajo duro".

Daniel Vitale Pizarro