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25 julio 2022

El artista italiano


Enfrentar en 2022 a Carlos Alcaraz (6°) en su primera final ATP y en un ATP500 sobre arcilla no era poca cosa para un Lorenzo Musetti que venía de cinco derrotas consecutivas a nivel ATP con altibajos, más bajos que altos. El título en el Challenger de Forli (Italia) en mayo era su mejor actuación tenística en estos casi siete meses de competición oficial por lo que la confianza con la que llegaba a Hamburgo no era la mejor. Pero la diferencia entre ganar y perder un partido en el más alto nivel del tenis profesional es tan poca que un par de puntos decisivos mejor jugados que tu rival generan esa confianza extra necesaria para soltar el brazo y vencer a cualquier oponente que se coloque del otro lado de la red.
Musetti llegó a Alemania con récord negativo ATP en 2022 (13-16), sin alcanzar una semifinal y con una solo victoria destacada en la temporada ante Felix Auger-Aliassime (9°) en Monte Carlo. Sin triunfos en césped (0-3) y derrotado en primera ronda de Bastad, el italiano 62° del ranking ATP debutaba en Hamburgo con la esperanza de volver a tener sensaciones positivas en una pista de tenis. A medida que pasaban los partidos, la confianza de Lorenzo, por inercia, crecía. Dos match points en contra en primera ronda ante Dusan Lajovic y un saque por abajo perdido en el punto de partido de las semifinales ante Francisco Cerúndolo casi le impiden disputar su primera final ATP.


La definición por el título ante Carlos Alcaraz fue una montaña rusa de emociones y de tenis. Irregulares y espectaculares, "Carlitos" y "Lore" acumularon tantos fallos como aciertos con el italiano siempre por delante en el marcador. En el momento de cerrar el encuentro, el español se las ingenió para levantar cinco puntos de partido y forzar un tercer set. Cuando todos creían que el partido se lo llevaría Carlos, Lorenzo volvió a tomar las riendas del partido para cerrar una semana llena de obstáculos tanto dentro como fuera de la cancha (la aerolínea le perdió sus maletas y se las devolvió al día siguiente de aterrizar).


"No puedo expresar lo que estoy sintiendo. Aún pienso que estoy soñando. No tengo palabras porque el partido de hoy ha sido una montaña rusa, de principio a fin. Tuve muchísimas bolas de partido. Carlos jugó increíble en esos puntos, pero yo tuve demasiadas oportunidades. Creo que la clave del partido fue que me mantuve tranquilo y conservé la paciencia. No fue nada fácil encontrar la energía para volver a estar arriba. Estaba muy cabreado, pero intenté que mi rival no pudiese verlo. Intenté perdonarme por todas las bolas de partido y por todas las situaciones que no aproveché. Eso fue lo más importante, porque sinceramente no esperaba poder ganar después de semejante montaña rusa. Estoy increíblemente feliz de ser el campeón de Hamburgo", declaraba un emocionado primerizo campeón ATP.
Finalista del US Open 2018 y campeón del Australian Open 2019 como Junior, Lorenzo Musetti fue número uno del mundo ITF Junior hace menos de tres años. La transición al profesionalismo no le costó tanto como a otros solo que a los ojos de los analistas y fanáticos, un jugador tan vistoso y con tan buenos resultados como menor de edad "debería" haber explotado antes, un pensamiento equivocado que muchas veces, dicho, escrito y repetido hasta el hartazgo en los medios de comunicación especializados, solo carga de presión a las promesas del deporte de la raqueta y les impide desarrollarse con normalidad.

Dueño de un revés a una mano de otra época, sus cambios de ritmo utilizando cortados, dejadas y bolas altas hacen creer que no solo se le debe pegar fuerte a la pelota desde el fondo de la pista como el 90% de los jugadores profesionales actuales. La biomecánica y el análisis exhaustivo con videos ha mejorado el porcentaje de acierto de los jugadores pero ha creado un perfil de jugador cada vez más parecido. Nicola Pietrangeli lo describió a la perfección: "En mi opinión, es el jugador italiano de la actualidad que practica un tenis más bonito. Me encanta verle jugar, porque es muy técnico y no utiliza tanto la fuerza, lo que le hace diferente al resto y evoca a jugadores de mi época. Es fantástico".

Daniel Vitale Pizarro

28 septiembre 2020

Revancha alemana

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#5 Thank you Hamburg. Thank you audience🇩🇪🖤 #hamburg #atp500

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Era el jugador más en forma previo al Australian Open y vuelve a ser el jugador mejor preparado para Roland Garros. Andrey Rublev está viviendo una temporada fantástica a pesar del parate obligado por la Pandemia. El ruso de veintidós años no solo regresa a su mejor ranking en Roland Garros (12°) sino que será el segundo campeón por triplicado del año junto a Novak Djokovic que ganó cuatro torneos más la ATP Cup en enero. A falta de torneos y al no haber llegado lejos en Roma (segunda ronda), Hamburgo se presentaba como el torneo ideal para tomar el ritmo necesario antes de disputar El Abierto de Francia. Finalista en 2019 ante el bicampeón Nikoloz Basilashvili, en 2020 el cuadro no tenía nada que ver con el de doce meses atrás.

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Disputado luego de Wimbledon desde 2009, año en el que Hamburgo dejó de ser Masters1000, la Pandemia permitió que el torneo más importante de Alemania vuelva a desarrollarse antes del Grand Slam parisino. La ubicación en el calendario produjo que el cuadro principal contara en esta edición con mejores jugadores, a diferencia de la última década. A modo comparativo, el año pasado el octavo preclasificado fue el 37° ATP y en 2020 ese lugar fue ocupado por el 16° ATP... En ese contexto, Rublev partía como quinto favorito con dos Top10 en su parte del 'main draw'. La temprana derrota de Daniil Medvedev abrió un poco el cuadro pero no evitó a Roberto Bautista Agut (11°) en cuartos de final y a Stefanos Tsitsipas (6°) en la final.


La definición fue muy igualada. Compañeros de generación (1997-98) y de muchas batallas futuras, se disputaban el debut como campeones en un ATP500 y el que pudo sobrellevar mejor la presión fue Andrey Rublev: “Es una sensación increíble [ganar un título ATP 500]. Me di cuenta solo cuando dijeron 'doble falta'… unos segundos después comencé a darme cuenta de que se acabó y gané. Es un sentimiento impresionante. Yo estoy feliz. Iba a la cancha sin miedo. El partido fue muy emocionante. En el tercer set estuvo dos veces quiebre arriba. Tuve un poco de suerte en el 5-4... y rompí su servicio. Creo que fue un poco mental. Tal vez Stefanos se decepcionó un poco porque no pudo cerrar el partido y luego, al final, todo fue muy rápido y gané".


Desde que Hamburgo dejó de ser Masters1000 y cambió de fecha en el calendario, el torneo alemán fue el ATP500 más propenso a ganadores sorpresivos o de bajo ranking. Andrey Golubev (2010), Leonardo Mayer (2014 y 2017), Martin Klizan (2016) o Nikoloz Basilashvili (2018-19) fueron los campeones que no estaban en la consideración del público ni organizadores para levantar el trofeo y que luego no lograron grandes resultados en otros certámenes del circuito. Andrey no quería que la final del año anterior fuera solo una cuestión del azar y en un cuadro super competitivo destacó por encima de todos gracias a su potencia desde el fondo de la cancha y a su desparpajo a la hora de golpear la pelota como si no hubiese un mañana.
Segundo jugador con más victorias ATP del curso (25) gracias a los títulos en Doha, Adelaida y Hamburgo y a los cuartos de final en el US Open, el nacido en Moscú no esconde sus intenciones de alcanzar el Top10 e intentará clasificar al ATP Finals en su última edición en la 'Arena O2' de Londres. Entrenado desde 2016 por el español Fernando Vicente, principal culpable de la mejora táctica de Rublev y de los gritos de aliento en un claro español "vamos", el nacido en Moscú va cosechando triunfos en la superficie que menos beneficia a su juego, a base de un mayor orden táctico y mental, sin renunciar al poder de fuego con su derecha.
Atrás parecen haber quedado los días de enojos sin sentido y festejos inapropiados, actitudes que repetía tanto dentro como fuera de una pista de tenis, producto de la rebeldía de un joven que fue el mejor del mundo en Junior, que prometía mucho pero que no terminaba de dar el salto de calidad que todos esperaban. Su desmesurada potencia genera indefectiblemente irregularidad en sus tiros y en eso están trabajando de un tiempo a esta parte junto a Vicente y su cuerpo técnico: “Es un chico nervioso, tiene sus objetivos y la gente apunta muy arriba. Hay que ser realista y ayudarle a dejar a un lado el estrés y acompañarlo en lo mental, que vea que si pierde vamos a estar ahí. Sabe de sus debilidades, aunque a veces es muy impulsivo. Pero es el carácter que tiene y estamos trabajando en ello”.

Daniel Vitale Pizarro

29 julio 2019

Sonreír pasó de moda







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El torneo de Hamburgo (Alemania) cumplió su primeros diez años como ATP500 luego de ser el quinto Masters1000 de la temporada durante treinta años (1978-2008). A excepción de los títulos de Gilles Simon (2011) y Rafael Nadal (2015), los campeones de las ocho ediciones restantes de la década se caracterizaron por ser infalibles en Hamburgo pero irregulares durante gran parte de la temporada. Andrey Golubev, Juan Mónaco, Fabio Fognini, Leonardo Mayer, Martin Klizan y Nikoloz Basilashvili son jugadores que en más de una ocasión en sus carreras acumularon prolongadas rachas negativas de resultados, matizadas en el ranking por algunas grandes actuaciones. Solo el italiano logró ser campeón de M1000 recién esta temporada, los demás semifinalistas o peor.
Esta temporada la tendencia no iba a cambiar. Dominic Thiem (4°), Alexander Zverev (5°) y Fabio Fognini (10°) eran los tres primeros preclasificados del torneo, elevando la jerarquía del certamen a diferencia de años anteriores: primera vez desde que es ATP500 que asiste al torneo más de un miembro del Top10. A pesar del competitivo cuadro que presentó el torneo alemán, el campeón volvió a ser el mismo del 2018, el georgiano Nikoloz Basilashvili (16°), que esta temporada sí tuvo que lidiar con rivales más exigentes, sobre todo en la semifinal. "Sascha" Zverev lo exigió al máximo, incluso lo obligó a levantar dos match points para derrotarlo en su país luego de tres horas y ocho minutos de partido.


La final fue diferente pero no menos exigente. El joven Andrey Rublev (21 años) le quitó un set pero hasta ahí llegó. Muy concentrado y convencido de lo que debía que hacer, Basilashvili aplicó su patrón de juego ofensivo, similar al de su rival pero más ordenado, y el título quedó nuevamente en sus manos. Alegre por dentro porque por fuera es difícil verlo sonreír, se mostró contento en conferencia de prensa: "Cuando tienes éxitos, la gente quiere y espera más de ti. Ahora todos me escriben, todos están felices. Me apoyan mucho desde casa. Tengo que decir que estoy contento por como me mantuve mentalmente durante mis dos últimos partidos, nunca me rendí".
Nikoloz hace hincapié en su mentalidad a partir de semifinales porque sabe, él y su equipo, que su punto débil es ese. No por "tirar" partidos o enojarse de más, sino por tomar malas decisiones en determinados momentos del partido o por encadenar errores absurdos por exceso de potencia que terminan mermando su confianza y perdiendo partidos que en los papeles no debería: "Antes solo pensaba en tener el suficiente dinero como para poder ir a los torneos. Pensaba en reservar pistas de entrenamiento, pelotas y poder tener a un compañero disponible. Era pura supervivencia. Cuando me clasifiqué para Wimbledon 2015 y conseguí dos victorias en el cuadro final fue cuando mi mentalidad cambió. Estaba jugando un buen tenis, pero no pasaba del Top50. Sabía que necesitaba a un mentor que me ayudase con ello".

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El georgiano de 27 años marca como punto de inflexión en su carrera la incorporación del coach Jan de Witt a su grupo de trabajo, su actual entrenador: "Hasta mis 22/23 años, era un salvaje. No era profesional. Sabía que quería jugar bien, pero era incapaz de hacerlo a este nivel. No tenía un patrón de juego. Estuve entre los 50 y los 100 mejores del mundo durante dos o tres años, pero necesitaba a alguien en quien poder confiar al 100%, sabía que me faltaba algo. Hablé con Jan (de Witt) porque me gustaba y conocía sus tácticasAhora estoy entendiendo cómo funciona este deporte. No solo consiste en golpear la pelota o una buena preparación física, consiste en trabajar también el aspecto mental. Es muy importante saber cómo manejar tus nervios en los momentos importantes del partido y yo todavía estoy consiguiendo toda esa experiencia".
Convencido de su estilo de juego y del cambio mental que le permitió establecerse como Top20, "Basil" tiene claro qué le diría a su "yo" de 21 años: "Si pudiese hablar con mi yo de 21 años, no le diría que cambiase su estilo de juego, sino más bien su mentalidad. No busco resultados, sino dar mi 100% dentro y fuera de la pista. Quiero maximizar todo lo que haga para que cuando me retire no deje ningún lugar a la duda sobre mi trabajo". Campeón de diez Futures, cinco Challengers y tres ATP500, acumula cuatro victorias ante jugadores del Top10, una por temporada desde 2016, tres de ellas en ATP500, categoría de torneos en la que su nivel de tenis se eleva.





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El nacido en Tbilisi (Georgia) tampoco se olvida de los sacrificios realizados por su familia para que hoy esté disfrutando de ser el 16° ATP, su mejor posición de siempre, en un país sin cultura tenística y por aquellos años fracturado socialmente debido a la reciente disolución de la URSS: "Hubo momentos en los que mi padre y yo dormíamos en un coche durante un par de semanas. Entrenaba en muy malas condiciones y no podía encontrar un sponsor, así que me hice con la nacionalidad rusa. Hubo un momento en el que dormimos durante un mes para un torneo junior en un coche, también dormíamos en tiendas de campaña. Todo esto hace que me de cuenta que los malos momentos existieron por algo, me hace más fuerte y me da más motivación para jugar al máximo nivel".

Daniel Vitale Pizarro

03 agosto 2015

Nadal venció a Nadal


Hamburgo no es un torneo de tenis más en el circuito. Allí, en la cancha central, apuñalaron a Mónica Seles en 1993. Allí, diez años después, Coria Gaudio se pelearon a las trompadas en los pasillos del vestuario. Allí, Rafael Nadal perdió por primera vez en arcilla ante Federer en 2007, aunque al año siguiente lo derrotó ¿Alguien se hubiera extrañado si pasaba algo en 2015? A la "taquicardia" manifestada por Nadal en semifinales ante Seppi, que por suerte fue un susto, se le sumó la fuerte discusión que tuvo con Fognini en la final, en la que el italiano esbozó un "no me rompas las huevos" en un perfecto español que quedará en la memoria de todos.

"Rafa" decidió a último momento disputar el ATP500 de Hamburgo porque según sus palabras perdió más partidos en estos seis meses que en los últimos diez años. El wildcard de la organización le permitió alargar su temporada en arcilla. Llegó a Alemania con solo un título sobre polvo de ladrillo, algo que no le sucedía en esta época del año desde 2003. El cuadro no presentaba grandes dificultades pero sí jugadores peligrosos. Sin Top20, era sin dudas el gran favorito por historia y ranking. Con más dudas que certezas llegó a semifinales donde lo esperaba Andreas Seppi. 6/1 2-0, todo controlado para el mallorquín, hasta que un dolor en la zona de las costillas lo obligó a parar.
Hamburgo 2007 y 2008

Partido interrumpido, masajes, elongaciones y una pastilla lo devolvieron al partido para que concluyera su faena 6/1 6/2. En conferencia de prensa, el español aclaró el susto que se llevaron él y sus fans: "Finalmente no fue una taquicardia como creí durante el partido. No fue ningún gran problema. Me dio un tirón en un músculo en la zona de las costillas que me impedía respirar normalmente y así no podía seguir. Afortunadamente el medicamento (Spasmoctyl) respondió de inmediato". Su rival en la final era Fabio Fognini, el mismo que lo había derrotado en dos ocasiones esta temporada. Y los inconvenientes para Rafael no cesaron.

La victoria no iba a ser sencilla. El italiano iba a vender cara su derrota. Cansado de las indicaciones del Tío Toni para su pupilo desde las gradas durante todo el partido, se cruzó con Nadal al final del segundo set en una mini discusión en la que culpó a Toni por hacer "siempre lo mismo" y al Juez de Silla por no hacer nada al respecto. Incluso lanzó un "no me rompas las bolas" en perfecto castellano, más argentino que español. Pasado el inconveniente entre ambos, el actual diez del mundo quebró el servicio de "Fogna" y se llevó el trofeo de campeón a España, tercero del año, segundo en Hamburgo, 47° en arcilla de 67 totales. Cifras descomunales.
Más clarito que el agua

Pero eso no fue todo. Micrófono en mano para decir unas palabras antes de recibir el trofeo, comienza a hablar y de repente aparece un calambre, otro obstáculo más que no le impidió jugar con normalidad pero si hablar con el público. Nadal elonga su cuádriceps derecho y sigue su discurso poscampeonato. La tensión liberada luego de un partido duro en lo físico y mental provocó un calambre tardío, un síntoma que lo aquejó en varias oportunidades ya sea durante la entrega de premios del Australian Open 2012 o varios minutos después sentado en plena conferencia de prensa en el US Open 2011. Está más que claro que la mente de "Rafa" domina por escándalo a su físico.

Los calambres pospartido ya son un clásico del español

Sin calambres ni encontronazos verbales, Nadal reflexionó sobre su presente en conferencia de prensa: "Venía de ciertos altibajos y durante todo el torneo fui a más. He tenido una regularidad y una estabilidad que me han faltado durante varios meses esta temporada. Después de un año complicado, un título así es emocionante, me ayuda a estar mucho más tranquilo. Ahora hay que intentar que esta victoria me dé confianza y tranquilidad para hacer una buena gira en Estados Unidos. Esta victoria me da 500 puntos que me permiten tener una ventaja de 1500 puntos muy importante con el actual noveno en la 'Race'. Espero poder mantenerla y estar en Londres, el objetivo de la temporada".

A pesar de no tener una temporada como nos tiene acostumbrados, el manacorí sigue asombrando al público y derribando marcas que parecían inalcanzables hace algunos años. Este título significó el 65° al aire libre, récord compartido con Roger Federer. Además igualó a Federer en otro ítem. Ambos ganaron al menos tres títulos durante once años consecutivos, solo superados por los doce años de Lendl y los trece de Connors, con el aliciente de que Jimmy ganó al menos cuatro por temporada. De otro planeta. Volviendo a Nadal, quedó a solo dos cetros sobre arcilla de alcanzar a Guillermo Vilas que acumuló 49 en su vasta trayectoria, por ahora récord.

Daniel Vitale Pizarro
@DanielViPiTenis

21 julio 2014

Corrientes-Hamburgo-Tel Aviv


La novia de Leo, la más contenta

Leonardo Mayer ahuyentó sus propios miedos, revirtió una final ante el número siete del mundo, la ganó en el tie-break del tercer set y se tomó revancha de la definición perdida en Viña del Mar ante Fabio Fognini en febrero de este año. A los 27 años, el correntino sorprendió al mundo. Derrotó a David Ferrer en la final del ATP500 de Hamburgo para lograr su primer torneo ATP y también su primera victoria ante un Top10, justo en la final y ante uno de los mejores de los últimos años en esta superficie. Un broche de oro para su mejor semana como profesional.

Su mejor triunfo del año había sido precisamente en su mejor torneo, Viña del Mar (Chile), cuando venció al 16° del mundo, Robredo (salvó cuatro match points), para luego perder la final del certamen. En Alemania, su rival por el trofeo era David Ferrer, difícil por donde se lo mire. Sin necesidad de agregar datos de la carrera de "Ferru" para dimensionar su estupenda carrera, "Leo" se enfrentaba no solo ante un jugador que disputó 43 finales ATP, sino ante él mismo. Con una final sobre el lomo, al menos ya sabía lo que era llegar a esa instancia.

Selfie del campeón

Las lesiones, la confianza, los miedos, el juego, todo eso le jugaba en contra antes de la salir a la cancha a conquistar su primer cetro ATP. Pero como si nada de eso pesara y aun tras perder el primer set en tie-break, no se achicó y gracias a su juego basado en un gran saque y una derecha explosiva e incisiva, se llevó los sets siguientes, el trofeo y la ovación del público que lo vio emocionarse cuando asimiló que el campeón era él. Al menos un argentino pudo festejar en Alemania, una semana después de la final del mundo perdida en Brasil...

"No lo puedo creer. Se me dio y más con Ferrer que es uno de los mejores en esta superficie. Estoy contento y aún no caí de que gané", fueron las primeras palabras de Mayer tras coronarse en Hamburgo. Y Leonardo agregaba: "Empecé tenso, luego me relajé un poco y empecé a jugar mejor. Él además erró algunas pelotas que me permitieron meterme en el partido. Jugué tranquilo, para disfrutar y por eso creo que lo pude ganar".
Genial caricatura del humorista gráfico Daniel Galantz

Hamburgo le dio a Mayer por primera vez un lugar en el Top30 (27°), su mejor ranking desde que se volvió profesional en 2003. Pero el camino al Top100 fue más complejo de lo que se esperaba. Nerviosismo dentro de la cancha, irregularidad y varias lesiones, impidieron la consolidación dentro del lote de los 100 mejores. En 2009 ingresó a ese grupo para terminar el año como el 75°. Desde esa temporada que "el yacaré", con vaivenes durante los doce meses, en diciembre terminó en el Top100. 

Inició 2014 en el puesto 94° del escalafón mundial y temprano en la temporada, en Chile, empezaron los buenos resultados gracias a la final perdida ante Fognini. Tras una sequía de triunfos (solo una victoria en los siguientes seis torneos tras Viña del Mar), desembocó en Oeiras y alcanzó los cuartos de final. Misma instancia en Niza antes de los Grand Slams, torneos que significaron la inyección de confianza que necesitaba para estar donde está hoy. Tercera ronda en Roland Garros y octavos de final en Wimbledon (primera segunda semana en un Grand Slam en su carrera), auguraron una buena gira sobre arcilla post "Majors".
El finalista David Ferrer (7°) sumó valiosos 300 puntos que le permitieron superar a Milos Raonic en el ranking y ocupar el sexto lugar. Agregó a su historial una final ATP más, la número 44 (21-23) a los 32 años, más en forma que muchos jóvenes, siempre dispuesto a luchar por una pelota más. A pesar de alcanzar 25 finales en polvo de ladrillo, nunca había llegado a la definición en Hamburgo ni en los tiempos en el que era Masters Series (hoy reemplazado por Madrid). Esta fue su segunda final del año tras ser campeón en Buenos Aires a principios de temporada.

Y el impacto no se hizo esperar. Dos semanas después de la hazaña en el césped londinense llegó su primer título ATP, ante Ferrer, en un ATP500. Impecable y merecido por todo lo que luchó y sufrió para llegar a este momento, incluido el asesinato de un entrenador que lo marcó, Ruben Ré, a principios de la temporada pasada. Con la serie de Copa Davis en el horizonte, se perfila para representar a Argentina ante Israel tanto en los singles como en el dobles, pero eso ya es tarea de Martín Jaite y compañía.

Daniel Vitale Pizarro

22 julio 2013

Un italiano suelto en Alemania


Las dos caras de la moneda

Que a sus 26 años, Fabio Fognini esté viviendo su mejor momento en el circuito, está más que claro. Pero... ¿que cambios tuvo que hacer en su juego para lograr ubicarse por primera vez en su carrera Top20 (más precisamente 19°) y levantar sus primeros dos trofeos ATP en semanas consecutivas? Jugador talentoso, simple, inestable y problemático, ordenó su patrón de juego y alcanzó en estas semanas no solo su mejor nivel tenístico, sino también mental, algo que durante sus años de profesional le había costado... y mucho.

Fognini decidió contratar a Perlas en 2012, con la intención de dar ese salto de calidad que le permitiese subir en el ranking, ganar títulos y pelear en los torneos importantes. Fabio siempre fue consciente de la manera en que golpeaba la pelota y sus entrenadores también, por lo que al no conseguir los resultados que esperaba, la frustración era doble. Limpieza en sus golpes, ataques desde cualquier punto de la cancha y adaptación tanto al cemento como al ladrillo, el italiano tenía con qué pero no podía plasmarlo dentro de una cancha de tenis. Se desconectaba demasiado durante los partidos y los resultados no llegaban.

José Perlas, el artífice del cambio de Fabio, atento desde la grada.

José Perlas, uno de los más destacados entrenadores del circuito, decía sobre Fognini cuando aceptó trabajar con él: "Lee el juego como si fuera un libro. Su anticipo de dónde irá la próxima pelota es algo especial. Él no tiene que estar siempre corriendo. Y cuando debe hacerlo, es muy explosivo", por lo que el español tuvo que cambiarle principalmente la mentalidad en los momentos importantes de los partidos, además de una preparación física de calidad para que golpeara la bola como sabe, en cualquier lugar de la cancha y durante lo que dure el encuentro.

Su padre Fulvio, al cual Fabio considera muy importante por todo lo que hizo por él en la etapa previa al circuito ATP, contaba sus sensaciones al ver a su hijo en una cancha: "Hay momentos en los que no puedo mirar a mi hijo cuando está en la cancha de tenis. Un segundo está arriba, al siguiente, abajo. Nadie se puede imaginar hacia dónde va Fabio cuando juega tenis". En Roland Garros 2011, antes de contratar a Perlas, accedió por primera vez a los cuartos de final de un Grand Slam luego de un partido maratónico ante Albert Montañes (4h 22m). Tan extenuante fue que no se presentó en CF ante Novak Djokovic.

En ese 2011, Fabio disputó dos Challengers en los cuales cayó en su partido de presentación. Pero todo cambió después de París. Ya con Josep Perlas como entrenador, el despegue del italiano nacido en San Remo se concretó en 2012. Llegó a sus primeras dos finales ATP (Bucarest y San Petersburgo); en Copa Davis junto a Andreas Seppi lograron ingresar al Grupo Mundial tras la victoria ante Chile en el repechaje; y terminó el año como Top45. Los cambios en su juego gracias a Perlas comenzaban a dar sus frutos. Pero en 2013 ya no solo se notó el cambio, sino que fue protagonista en varios certámenes ATP, a falta de medio año tenístico.

Los berrinches de Fabio. Roland Garros, Wimbledon o donde juegue...

Una floja gira asiática de principio de año no impidió que en la gira latinoamericana de polvo hiciera cuartos de final y semifinal en Buenos Aires y Acapulco respectivamente, perdiendo en ambas ocasiones ante David Ferrer, campeón y finalista en esos países. En Montecarlo disputó un gran torneo, para ceder ante Novak Djokovic recién en semifinales. En tercera ronda de Roland Garros estuvo muy cerca de llevarse el primer set ante Rafael Nadal, pero aparecieron los fantasmas del pasado y caería en sets corridos, aunque "Rafa" admitió la dificultad de jugar ante él y de haber tenido que luchar y mucho para poder llevarse el match.

Tanto se hizo esperar el primer trofeo que se dio el lujo de ganar dos títulos en semanas consecutivas. Primero en Stuttgart, al vencer a Haas (11°) en cuartos de final y a Kohlschreiber en la final. Una semana después, en Hamburgo, sería nuevamente el verdugo de Haas en cuartos, de Almagro (15°) en semifinales y del vencedor de Federer, el argentino Federico Delbonis en la final. En el partido por el título, tuvo que levantar tres match points en el segundo set. Acumula diez partidos en fila, todos en Alemania y sobre arcilla.

Stuttgart 2013, smash ante Haas en cuartos de final.

Su actual entrenador, excoach de Agassi, Almagro y Copa Davis español entre otros, declaraba sobre su pupilo: "Tienes que combinar talento no sólo con trabajo duro, sino también con alta calidad de trabajo. El nivel top del tenis es muy alto. Necesitas mucha automotivación del jugador dentro y fuera de la pista. Fabio desea ser un gran jugador. Puede que la gente no piense lo mismo, pero lo leí en él. Y es claro como el cristal".

Fognini: "Soy afortunado de estar con José. Estoy tratando de dar lo mejor para comprender todo lo que él pueda enseñarme. Perlas me entrega mucha experiencia con grandes jugadores. Él es el mejor que puede ayudarme a alcanzar mi nivel. Si él me da un plan de juego, siento que tengo el juego para ejecutar su táctica. Confío en él". Y vaya si la dupla Fognini-Perlas dio resultado. Sin lugar a dudas, el español lo ordenó táctica y mentalmente, optimizó su juego y los resultados no tardaron en llegar. Mérito de Fabio por querer cambiar y mejorar, y de Perlas por pulir al italiano y sacar hasta ahora, lo mejor de sí.

Daniel Vitale Pizarro