Mostrando entradas con la etiqueta Brisbane. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Brisbane. Mostrar todas las entradas

08 enero 2024

Un nuevo Dimitrov


Grigor Dimitrov empezó 2024 como terminó 2023, disputando finales ATP (París y Brisbane).  Al igual que en 2017, inició la temporada 2024 siendo campeón del ATP250 Brisbane. Tan bueno técnicamente como irregular, Dimitrov cortó una sequía de títulos que databa de noviembre 2017 cuando logró su trofeo más importante, el Masters de Londres. Finalista ATP en tres ocasiones en los últimos seis años aunque sin salir del Top30 en cada diciembre, parecía que el fuego interior de un Grigor de treinta y dos años se había apagado. Unido a Daniel Vallverdú (y Jamie Delgado) hace trece meses en una segunda etapa tras los buenos 2016-2019 juntos, el de Haskovo intentará seguir por esta senda de triunfos para volver a los primeros planos de un circuito que se va quedando sin referentes.


Uno de los jugadores más completos del circuito, sino el más, tras la retirada de Roger Federer, vuelve a ser noticia en el circuito ATP y no por cosas extratenísticas. Exnovio de Serena Williams y Maria Sharapova, al exnúmero tres del mundo no le queda mucho hilo en el carretel si no quiere pasar a la historia solo por sus golpes bonitos y sus escasas victorias resonantes. Sin Federer que tanto daño le hizo la prensa comparándolo hasta el hartazgo, Nadal dando sus últimos pasos y un Djokovic que selecciona sus apariciones en el calendario, Dimitrov se encuentra en una situación ideal para meterse en la pelea de los torneos importantes este 2024.

Embed from Getty Images 

Físicamente fuerte y veloz, técnicamente puro y mentalmente más tranquilo, Grigor Dimitrov se dará la oportunidad de hacer algo en el deporte que tanto le dio pero al que tanto le da desde que empuñó una raqueta cuando era un niño: "En los últimos cuatro o cinco meses, las cosas que he estado haciendo dentro y fuera de la cancha han dado sus frutos de una manera tremenda. Me hace sentir humilde al mismo tiempo porque siento que he estado jugando buen tenis y también siento que todavía puedo mejorar en algunas cosas más. Quién sabe, si esas cosas van bien, qué más podría venir en mi camino. Falta una semana para Melbourne y todo lo que necesito es seguir haciendo lo que he estado haciendo".
Parte de esta evolución mental y de enfoque es gracias a su segunda etapa con Daniel Vallverdú. El venezolano es quién sacó lo mejor del búlgaro en 2017 y es el encargado de ordenarlo para que vuelva a tener resultados de ese calibre. En abril de 2023 le contaba a Fernando Murciego el plan de trabajo que empezó a cumplirse a finales de la temporada: "El objetivo es encontrar la consistencia en los resultados y tratar de ganar torneos otra vez. En el plano táctico, Grigor cuenta con mucha variedad de golpes pero también puede pegarle a la bola con mucha fuerza y aceleración sin fallar, eso es increíble. Tiene que buscar esos fallos de los otros con su variedad, además de seguir evolucionando su tenis".
La madurez de Dimitrov en cuanto a las decisiones en pista también se palpa en las entrevistas: “Siento que tengo nuevas energías tanto en el tenis como en mi vida. Lo único que sé es que puedo controlar mi actitud de la mejor manera posible y disfrutar. Sólo porque estés jugando bien no significa que vayas a ganar. Hay veces que juegas increíble y, de repente, pierdes. Estoy muy concentrado en mi lado de la red. Me estoy centrando en lo que hago a diario, cómo practico, cómo duermo, cómo como, qué hago o qué tipo de trabajo hago en el gimnasio. Hay tantas cosas que hago a diario que no pienso (sé que suena raro) en que estoy jugando muy bien, no".


La emoción del búlgaro en medio del estadio con micrófono y trofeo en mano ratifica el trabajo duro de los últimos años y la excesiva presión que siente la mayoría de los jugadores cuando no logran los resultados que la prensa, los fanáticos y los sponsors pretenden. A pesar de llevar más de quince años como profesional, la voz entrecortada y los ojos brillosos al conseguir un objetivo son inevitables. En un deporte completamente mediatizado, controlar las emociones y canalizarlas para que no te hagan daño es uno de los desafíos más complicados del deporte profesional popular y Grigor está pudiendo con todo en los últimos meses, queda saber cuanto tiempo más podrá mantener este nivel de enfoque mental.

Daniel Vitale Pizarro

09 enero 2017

Evolución mental



Grigor Dimitrov fue tricampeón ATP en 2014. Ese mismo año fue semifinalista de Wimbledon y el octavo mejor tenista del ranking ATP. La calidad y la proyección del búlgaro invitaba a pensar que ese había sido el punto de partida para establecerse en el Top10, lugar natural por las condiciones del jugador y por el rendimiento en alza durante esa temporada. Pero nada de eso sucedió. Su caída fue abrupta. Más aun su nivel que su ranking. En el escalafón mundial nunca llegó a tocar fondo pero fue notorio su bajo nivel en relación a la temporada anterior y mayor aun su merma mental, su desconcentración y falta de convicción durante los partidos.

Sin grandes resultados, pasó desapercibido en 2015 y 2016, algo que nunca había vivido desde que se hizo profesional. La promesa del tenis mundial, la nueva estrella del deporte blanco, dejaba de estar en boca de todos. Sin la presión sobre sus espaldas y tras un breve lapso con Franco Davin, empezó 2017 junto a un nuevo entrenador, Daniel Vallderdú. Top20 ATP (17°), aterrizó en Brisbane con el objetivo de prepararse de la mejor manera posible para el Australian Open. Finalista en Sidney 2016, un flojo resultado en la gira previa al Gran Slam oceánico lo quitaba del Top20, por lo que estaba obligado a pisar fuerte en Australia si quería empezar el año con el pie derecho.

Todos los golpes todos

Steve Johnson y Nicholas Mahut pasaron sin sobresaltos y en sets corridos. El primer duelo comprometido del certamen fue en cuartos de final. Dominic Thiem (8°) lo esperaba en esa instancia, rival al que sorteó en tres sets. Dimitrov no era el de temporadas pasadas. Y la confirmación de su gran nivel se dio en semifinales. Milos Raonic (3°), campeón defensor, fue el contrincante al que derrotó en dos sets para acceder a la final en Brisbane. Triunfazo. El nivel del búlgaro se asemejaba más a la versión 2014 que a la 2015-2016. Pero los fantasmas de las últimas finales perdidas estaban allí. Cuatro finales perdidas al hilo acumulaba Grigor desde que fue campeón en Queens 2014...

Afincado en la definición del torneo australiano por primera vez en su carrera, "Dimi" aun debía superar la prueba más difícil. La final era ante Kei Nishikori (5°), rival al que nunca había podido vencer en las tres ocasiones que le tocó enfrentarlo. Contra todos los pronósticos, el de Haskovo salió airoso del partido y pudo consagrarse campeón del ATP250 de Brisbane. El resultado fue 6/2 2/6 6/3, cambiante el dominio del juego de cada set en el que prevaleció al final el de Dimitrov. Tres Top10 derrotados en un mismo torneo, algo que no había hecho nunca. Fantástico y curioso a la vez, más aun por tratarse de un ATP250. El circuito ATP tiene estas cosas.

Consciente de su trabajo realizado pero sorprendido por la velocidad con que se dieron los resultados, Dimitrov analizó su presente: "Ser campeón no era algo que no me esperara. He realizado un serio trabajo tanto dentro como fuera de la pista. Mi objetivo era ganar un título en los primeros seis meses de 2017 y lo he conseguido en la primera semana. Esto me hace ver las cosas mucho más positivas. Estoy muy feliz, pero intentaré mantener los pies en el suelo. Lo más importante es el aspecto mental. No recuerdo la última vez que me sentí tan bien tanto dentro como fuera de la pista. Una de las cosas que más feliz me hace es mi mentalidad y mi positividad en cancha. Aunque pase por momentos complicados, sigo creyendo. Si crees, ya tienes medio camino recorrido".

El búlgaro reflexiona sobre la vida (anormal) del tenista, lo difícil que es mantenerse en la elite, más aun para un jugador como él, del que se esperan títulos y victorias resonantes en cada torneo al que asiste. Más maduro y tranquilo, habló con la prensa: "Viajamos 23 semanas al año. Si lo piensas, es algo tremendo. A veces, necesitas sentirte normal, por decirlo así. Si no jugamos al tenis, nos quedamos en casa pensando en encontrar una solución, en lo que te hace feliz, en el tipo de vida que quieres llevar. No es fácil cuando no puedes estar con los tuyos, con tu familia. Yo no puedo pasarme 24 horas encerrado en una habitación pensando en tenis".

Daniel Vitale Pizarro

12 enero 2015

Milenario

Cuatro cifras, historia pura.

Mil. "1000 es un número enorme. Solo el hecho de contar hasta 1000 ya lleva un rato. Mis hijas todavía no saben contar hasta 1000 en ningún idioma". Mil. Solo tres jugadores ganaron 1000 partidos desde la Era Open (1968): Connors 1253, Lendl 1071 y FEDERER 1000. Mil. A excepción de Guillermo Vilas, ningún argentino disputó ni siquiera 600 partidos como profesionales. Mil. Como si hubiera estado planeado, el partido 1000 fue la final de Brisbane, torneo que se le escapó el año pasado en la definición. Mil. Un récord más alcanzado por Roger Federer y van...

El obstáculo final en Brisbane era Milos Raonic (8°). El "expresso suizo" había sorteado con comodidad a Grigor Dimitrov (11°) en semifinales 6/2 6/2 y para ser "milenario" tenía que derrotar al canadiense. Partido apretado, sin grandes diferencias, terminó con una derecha de Milos a la red para que su rival consiguiera el título 83 en 125 finales y los 1000 partidos ganados. El trofeo le permitió ser el único jugador que conquistó al menos un título por año en 15 temporadas consecutivas, una más que Ivan Lendl.

A fines de septiembre de 1998, el juvenil N°1 del mundo, un tal Roger Federer (17 años), lograba su primera victoria a nivel ATP en Toulouse, Francia. Su rival era Guillaume Raoux, francés, por aquel entonces 45° del mundo. Roger luego perdió en aquel certamen en cuartos de final. Tres años después, en Basilea 2001 (campeón en Milán en enero de ese año, su debut ATP), consiguió su triunfo número 100 como profesional ante Julien Boutter (64°) en semifinales. A pesar del envión del centenario, no pudo ser campeón en su ciudad natal, torneo que lo vería en el futuro once veces en la pelea por el trofeo (6-5), récord en un mismo certamen.

La victoria número 200 llegó en la semifinal de Halle 2003 ante Mikhail Youzhny (29°), torneo que si se llevó en esa ocasión. Ese fue su debut como campeón en el césped, un romance que dura hasta estos días con catorce títulos en esa superficie, otro récord histórico. La final del US Open 2004 ante Lleyton Hewitt (5°) significó para "RF" su cuarto Grand Slam y el partido ganado número 300 en su registro personal, ya como N°1 del mundo. Los octavos de final del Australian Open 2006 marcaron las 400 victorias de "Su Majestad". Derrotó a Tommy Haas (41°) en cinco sets para luego coronarse por segunda vez en Australia, su séptimo "Major". El suizo ya se metía en la historia grande del tenis.
Homenaje de la ATP

En 2007 llegaron las 500 victorias cuando derrotó en los cuartos de final de Monte Carlo a David Ferrer (16°), torneo que nunca pudo ganar y en el que acumula cuatro finales. Justamente en esa edición cayó en la definición ante Nadal. Los 600 triunfos los transitó en el camino a su decimotercera corona de Grand Slam, en el US Open 2008. Ese año venció a Thiago Alves (137°) en la segunda ronda del Abierto norteamericano. Menos de dos años después, Julian Reister (165°) vivió y sufrió los 700 partidos ganados del helvético en la tercera ronda de Roland Garros 2010. No solo no pudo defender el torneo sino que Robin Soderling le quebró en cuartos de final la racha de 23 semifinales consecutivas de Grand Slam, un récord inédito.

Juan Mónaco (34°) fue testigo en primera persona del triunfo número 800 de Roger Federer en el circuito. Fue en los cuartos de final del Masters 1000 de París 2011, certamen que ganó por primera vez en su carrera esa temporada. Las 900 victorias las consiguió en la cuarta ronda de Roland Garros 2013 y el derrotado fue Gilles Simon (18°) en cinco sets. El por entonces número tres del mundo cayó en cuartos de final ante Jo-Wilfried Tsonga. Una semana después consiguió su único título del 2013 en Halle, en una temporada pobre en resultados, la peor desde 2002.
Resumen de la final de Brisbane

Daniel Vitale Pizarro

06 enero 2014

Jóvenes 32 años



Para un cuadrito

Corría el año 1999. En Lyon, torneo francés hoy extinto disputado sobre una veloz carpeta cubierta, se disputaban los octavos de final entre dos jóvenes promesas del tenis. Uno, Lleyton Hewitt, más realidad que promesa, y otro, Roger Federer, un derroche de talento que le costó unos años confirmar esa opinión generalizada sobre su juego. Ese día, el vencedor fue el australiano y marcó el comienzo de una rivalidad que marcó una época y que aún hoy, quince años después, perdura y deleita a los aficionados del deporte blanco.

La primera semana de competencia oficial de la temporada 2014 dictó que los hoy veteranos de 32 años, tenían que medirse en la final de BrisbaneFederer, actual 6° del mundo, con nuevo entrenador, nueva raqueta y un hijo en camino, frente a Hewitt, 60° del mundo, con varias operaciones complejas en su cuerpo, en su país. El partido fue un vaivén de momentos. Nefasto arranque del ganador de 17 grandes colocaron un 6/1 en su contra en la pizarra. Lleyton jugaba a gusto. El suizo levantó algo su nivel e igualó las cosas, pero en el tercer set, un quiebre tempranero del local puso las cosas en favor del australiano y fue cuestión de batallar y mantener su servicio para levantar su 29° título en 45 finales disputadas. El resultado final fue 6/1 4/6 6/3. Un gladiador que toma confianza para la gran cita que se viene, SU cita: el Australian Open.

Tenaz como pocos en la historia

Nacido en Sydney un 24 de febrero de 1981, Lleyton Glynn Hewitt fue criado en una familia que respiraba deporte. Su padre Glynn, exjugador profesional de fútbol con reglas australianas y su madre Cherilyn, profesora de Educación Física. Hasta los trece años jugó también al fútbol con reglas australianas hasta que se dedicó de lleno al tenis, apenas entrado en la adolescencia. Irrumpió en el profesionalismo muy joven (quince años en el Australian Open) y su maduración fue aún más rápida, convirtiéndose en el número uno del mundo más joven de la historia con veinte años y manteniendo ese puesto por algo más de una temporada completa. 

En esos años (2001 y 2002) logró mucho. Un US Open, en la final a Pete Sampras en 2001, un Wimbledon en 2002 en aquella recordada final ante un joven Nalbandian y dos Masters de fin de año (2000-01). Un total de once títulos en dos años y el número uno del mundo en ambos diciembres. Incluso, un año antes junto a Max Mirnyi fue campeón del US Open en dobles. Fueron tres Grand Slams en tres años, un lujo. Dominó ese par de temporadas con un juego aguerrido, tenaz e inteligente. Se adaptaba al juego de cualquier rival y sacaba provecho encontrándo la grieta en el juego de su contrincante.

Sus dos logros más importantes a nivel individual

Roger Federer, quizás el tenista más grande de todos los tiempos, nombró a Hewitt como uno de los cinco rivales más difíciles que tuvo a lo largo de su carrera, algo que destaca la labor del australiano. Especialista en hierba, puso en problemas al suizo más de una vez. Sin ir más lejos, es uno de cuatro jugadores que le pudo ganar nueve veces a “Su Majestad” junto a NadalDjokovic Murray. Un grupo estrecho y selecto. Frente al de Basilea acortó el historial 9-19, con un saldo de dos victorias y tres derrotas en finales, triunfal en las dos últimas (Halle 2010 y Brisbane 2014).

Además de sus dos coronas de Grand Slam, Lleyton ostenta dos finales más. Una en el Us Open 2004 perdida ante Roger Federer y otra en el Australian Open contra el ruso Marat Safin en 2005. Tomando singles y dobles, Hewitt estuvo presente en una final de Grand Slam por año entre 2000 y 20005, a excepción del 2003. Sus triunfos en los Masters1000 (Ex Masters Series) también serán recordados por todos (bicampeón en Indian Wells 2003-04) y cinco veces finalista en esa categoría. 

Dominó el césped londinense previo a Wimbledon con el tricampeonato en Queen´s entre 2000 y 2002 para luego conseguirlo una vez más, en 2006. En pasto, su superficie predilecta, acumula hasta hoy siete campeonatos ATPWimbledon 2002, Queen´s 2000-02 y 2006, Hertogenbosch 2001 y Halle 2010. También alcanzó dos finales sobre la superficie verde en Newport 2012-2013. Solo es superado en cantidad de títulos en la historia del césped por jugadores emblema como FedererSamprasConnors McEnroe

Las dos Copa Davis que ganó con Australia, su competencia predilecta

La Copa Davis, su otra gran pasión junto a los Grand Slams, también fue un punto importante en la carrera del “aussie”. Campeón en 1999 y 2003, hasta el día de hoy sigue representando a su país sea para no descender o para intentar avanzar en el grupo mundial. Es el australiano con más victorias en singles en la competición, con un récord de 29-8. Un jugador que nunca le dijo que no a su nación cuando tuvo que representarla en la máxima competición por equipos del circuito. También llegó a la final en 2003 de la Copa Hopman, torneo exhibición mixto que no da puntos ATP y que sirve de preparación para el Abierto de Australia.

El perdedor, Roger Federer, alcanzó al menos una final ATP de manera consecutiva en los últimos quince años (2000-2014). Acumula trece años seguidos levantando al menos un certamen, solo superado por los catorce de Jimmy Connors, un número que alcanzará si consigue al menos un trofeo en este 2014. Roger, que confirmó a Stefan Edberg en su equipo de trabajo al menos por las próximas diez semanas, busca un cambio en su juego que le permita volver a ser competitivo contra los mejores del ranking e incluso dar el batacazo, aunque suene raro hablar de batacazo si se trata de Roger Federer, y conseguir su Grand Slam número 18.


Daniel Vitale Pizarro